MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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lunes, 10 de marzo de 2014

EL PASTEL
Charla Dharma 09/MAR/2014
Rev. Hyonjin Sunim


Un monje preguntó a Un Mun, “Qué plática va más allá de Budas y Patriarcas?”
“Pastel,” replicó Un Mun.

          1. ¿Qué es plática que va más allá de Budas y Patriarcas?
          2. ¿Qué significa “pastel”?
          3. Sí fueras el monje, ¿qué podrías decir a Un Mun?

COMENTARIO: Un Mun dijo, “Pastel.” Pero ¿por qué sólo pastel? Si tienes galletas, fideos, o Coca-Cola, entrégalos a Un Mun. Entonces te dará el visto bueno.     (Seung Sahn, 1992: 348)

La semana pasada celebré mi cumpleaños con amigos, quien me regalaron después de nuestra reunión de meditación un pastel de zanahorias con mucho meregue. Lo había compartido con todos, ofreciendo cada uno una rebanada del delicioso postre. Estaba tan bueno, que deseaba que mi pareja lo probara, por lo que dejé una rebanada en la mesa de la cocina. Luego la sangha y yo salimos para cenar juntos en celebración. Lo pasamos muy bien todos, y a la vuelta a casa, un miembro de la sangha me pidió otro pedazo del pastel por su mamá. Al llegar a casa, observé que el pastel se había guardado en el refrigerador, pensando que mi pareja ya se había probado el pastel. Por eso, regalé el resto del pastel a la mamá del miembro de la sangha. La próxima mañana, pregunté a mi paraja si le gustó el pastel, quien me respondió que no lo había probado, puesto que no se lo había ofrecido nada. Mi primera reacción fue frustración, puesto que deseaba que lo probara, dejando una rebanada a propósito a un lado, pero luego regalándola a otra persona pensando que ya se la hubiera probado.

            En la vida cotidiana, estas cosas pasan siempre por falta de consciencia, desconsideración, error, o malentendido, en fin, condiciones más allá de nuestro control que surgen de la nada, a pesar de nuestras mejores intenciones. En este caso, me sentí frustrado, estando al punto de criticar a mi pareja por no haber probado el pastel. Pero, gracias a nuestra práctica del Dharma, me di cuenta lo que iba a decir justo antes de cometer un error más grave, lo de expresar mi frustración por un deseo no cumplido mediante palabras negativas dirigidas a la otra persona. Por suerte, me detuve un momento para considerar lo que estaba pasando. Me di cuenta que, por estar frustrado, cualquier cosa que dijera en este momento sería un problema, distorsionando el propósito original de compartir algo delicioso con mi pareja, y posiblemente comenzando un agumento resultando en sentimientos heridos. Pero en vez de esto, tuve la suficiente fuerza interior para detenerme un momento, aplicando el primer paso del Triple AAA de práctica: 1. Abstener, 2. Atender, 3. Aprender.
            Entonces, en vez de decir algo negativo, decidí de guardar silencio hasta que pudiera aclarar mis sentimientos y decidir lo que sería la acción o palabras más apropiadas. Tuve que esperar un rato largo, puesto que fue la hora de irme a mi clase de yoga. Salí de la casa y camino a la clase seguía prestando atención a mis sensaciones de frustración interior, aplicando el segundo paso de la práctica, atendiendo a las sensaciones y emociones con plena consciencia vigilante, dándome tiempo y espacio para soltar la negatividad que estaba experimentando. Durante la clase de yoga, seguía checándome adentro, notando el nudo en mi estómago lentamente soltarse. Por fin, en medio de la clase, algo se abrió en mi mente. Me di cuenta que estaba frustrado primero por un deseo incumplido, queriendo que mi pareja probara el pastel, y luego la aversión a la crítica que haya cometido un error al no dejar un recado indicando que lo probara. Mi ego estaba protegiéndose de sentir la culpa con emociones de enfado y molestia. Pero algo interesante entonces pasó. Al percatar claramente estas ideas y sensaciones, se desvanecieron. No había ninguna razón de negar, culpar, o defenderme, fue sólo un mal entendido surgido por condiciones más allá de nuestro control, el karma del momento, un resultado de karma anterior surgiendo en el presente para darnos la oportunidad de purificar nuestro corriente de consciencia, los hábitos mentales, o sea, las kleshas de deseo, frustración, e ilusión generados por propósitos e elecciones del pasado. Si yo hubiera reaccionado de la forma habitual, habría causado más karma negativo, con peleas o sentimientos heridos. En vez de esto, al abstenerme de decir o actuar por un rato, podía atender a las emociones e ideas vinculadas a la situación, viéndolas por lo que son, vacías de cualquier realidad permanente, y por experimentar la unicidad con estas ideas, podrían revelar su verdad más profunda, que fue simplemente un malentendido, otra idea vacía de la mente chica. Cuando estas ideas se abrieron así, primero experimenté un alivio muy marcado adentro, como el soltar del nudo interior de mi estómago. Luego, esto me dio un espacio para considerar otras opciones además de lo habitual, lo que es la liberación del karma, o sea, de los hábitos mentales que crean sufrimiento o descontento basado en un ego irreal. Así, en el tercer paso en la Triple AAA de práctica, aprendí la causa de mi frustración, basada en una idea errónea de un ego ilusorio que tiene que defenderse de una idea de crítica, también ilusoria.  No necesitaba criticar o defenderme de nada, solo ver la situación por lo que fue. Y esto me dio la posibilidad de considerar otras opciones.
            En este instante, me ocurrió la idea de que justo al lado de la clase de yoga habia una pastelería, donde pudiera comprar otra rebanada de pastel de zanahoria. Fue como una luz interior se había prendido, despertándome de un sueño, el trance de frustración y descontento, las que causan el sufrimiento mental. Ya no necesitaba guardar rencor, ni apegarme a ideas negativas. Simplemente podría comprar otra rebanada de pastel, rectificando el problema y aliviando los sentimientos negativos creados. La confirmación interior fue una sesación de alivio, espacio, y una sonrisa interior.  Entonces, me fuí a la pastelería, compré el pastel, llegué a casa, y lo regalé a mi pareja. En este momento, nos reímos mientras desayunamos juntos, disfrutando otra rebanada deliciosa de pastel.   
            En nuestra Sutra del Corazón que recitamos al principio de nuestras reuniones de meditación, se lee: “En la mente del Bosatsu, Uno con gran sabiduría, los obstáculos se disuelven. Y, pasándose más allá de la mente chica, Él es Nirvana.”  Se puede ver como el Buda-Dharma nos libera de nuestro sufrimiento. Todos tenemos naturaleza búdica, la innata sabiduría interior asociada con la mente del bodhisattva, conocido como un “bosatsu” en japonés, trabajando en el mundo, dedicados al alivio del sufrimiento de todos, nosotros incluidos. En vez de reaccionar en la forma habitual de la mente chica, siempre tenemos la oportunidad de despertarnos a otro camino, el camino de los Budas. Cuando prestamos la plena atención a lo que está surgiendo en el momento presente, nos volvimos uno con ello, no divididos por ideas de enojo, deseo, o ilusión. Dentro de esta unicidad, somos Uno con la Verdad, la esencia del universo. Entonces, lo que es aparentamente una condición de sufrimiento, puede abrirse, revelando la impermanencia y vacuidad de la idea que haya causado el sufrimiento, y así, liberarnos del obstáculo, lo que simplemente se disuelve puesto que no es nada permanente ni real, sólo una idea de la que estamos apegados. Al soltar esta idea, pasamos más allá de la mente chica, la mente habitual, la mente egóica. En este momento, somos libres, despiertos a la realidad del momento, el no-pensar, la realidad del momento simplemente tal como es, o sea, Nirvana. Nirvana significa “apagado.” En esta historia, Nirvana es cuando se apagaron las emociones que causan el sufrimiento, por ejemplo, el deseo, la frustración, e la ilusión. Cuando por fin se vuelve a la calma lucidez de la mente, se experimenta paz de la mente verdadera, la mente búdica, y el bodhisattva interior que, por compasión, aspira a hacer lo correcto para aliviar el sufrimiento aparente.
            Efectivamente, para realizar el Triple AAA de la práctica, se requiere cinco cualidades espirituales: 1. Paciencia Infinita; 2. Valentía Heróica; 3. Humildad Profunda; 4. Fe Incondicional; y 5. Compasión Ilimitada. Se puede ver en la historia del pastel, como la paciencia infinita nos ayudaría, puesto que al tomar por lo menos unos segundos de abstenernos, sin reaccionar, nos salvamos de mucho karma y consecuencias negativos. Sin embargo, tenemos que tolerar el no saber lo que va a pasar, lo desconocido de lo habitual, que para el ego es casi intolerable. De hecho, es la muerte del ego en este contexto, abriéndonos a la humildad profunda, el no-yo, con la capacidad de considerar que quizás me haya equivocado, quizás no debería reaccionar basado en lo que estoy experimentando en este momento. Esto requiere mucha valentía de enfrentar lo desconocido, aguantar la tensión interior, y la fe para confiar en el proceso de que haya otras opciones que van a aparecer una vez que me haya vuelto a la calma lucidez de nuestra naturaleza búdica, la Mente de nuestra esencia.  Al lograr tal equilibrio interior, ya se puede dejar el libre fluir de la compasión manifestarse en acción para el bien de otros, y nosotros mismo, puesto que todo está conectado en una red infinita de consciencia. En nuestra historia aquí, la rebanada de pastel era un vehículo revelando el Dharma de sabiduría y compasión en acción, cualidades de la mente búdica y el bodhisattva interior, a fin de cuentas el verdadero pastel. 

Bibliografía
Sahn, Seung. (1992). The Whole World Is A Single Flower: 365 Kong-ans for Everyday Life. Charles E. Tuttle Company, Inc.: Boston.


"Dana" es la práctica Budista de generosidad, 
uno de los seis Paramitas de perfeccionamiento en el camino a la Budeidad. 
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