MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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lunes, 27 de abril de 2015

BULLYING: UN CÁNCER QUE EXIGE INTERVENCIÓN Charla Dharma 26/ABR/2015


BULLYING:
UN CÁNCER QUE EXIGE INTERVENCIÓN
Charla Dharma 26/ABR/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna


Bullying es un cáncer en la sociedad que requiere nuestra atención para solucionar. Hace unos días un sobrino mío, Joey Hammon, un joven de 14 años, murió a causa de bullying. Cinco años sufrió violencia afectándole tanto que decidió que no podía aguantar más el dolor, y decidió terminar su vida ahorcándose. Más doloroso todavía es el hecho de que el sistema le falló: su madre había hablado con los directores de su escuela y su hijo había asistido a sesiones constantes de psicólogos y terapeutas para apoyarle. Pero nada funcionó para aliviar su sufrimiento que resultó en su muerte. La violencia exterior de la sociedad, representado por el bully, se había vuelto la violencia interna, el sufrimiento emocional que terminó en su suicidio. ¿Quién tiene la culpa de su muerte? ¿El sistema que le falló? ¿La escuela que no pudo protegerle? ¿La familia, médicos, profesionales que no pudieron intervenir? ¿El bully quien atacaba durante 5 años a un muchacho haciendo su vida un infierno? No, ninguno de estos tiene la culpa. La culpa reside en cada uno de nosotros.

Nuestra indiferencia mató a Joey. Hasta hace poco, violencia en la forma de castigo corporal era aceptable: fue aceptable pegar a los niños y niñas por sus papás y mamás, fue aceptable pegar a las parejas por sus esposos y esposas, fue aceptable pegar a los alumnos y las alumnas por los maestros y maestras, fue aceptable que los hermanos y hermanas se pegan, fue aceptable que los estudiantes se atacan. Pero ya sabemos que no, no es aceptable. Violencia es endémica a nuestra sociedad. Se justifica la violencia contra otros en la forma de pornografía, guerra, corrupción, mentiras, y engaños. ¿Pero quién permite esta violencia? ¿Quién participa en las guerras? ¿Quién elige sus líderes? ¿Quién enseña a sus hijos e hijas que la trampa, la mentira, la decepción, es aceptable mientras que nadie se entere? ¿Quién demuestra que la única forma de resolver un problema es con golpes, humillaciones, burlas, chismes, críticas, y difamaciones? Nosotros, todos nosotros, puesto que participamos una y otra vez en nuestras vidas cotidianas de una forma violenta, mentirosa, agresiva, tramposa. Mientras que seguimos proyectando el bully afuera, culpando a los demás por este cáncer, seguimos perpetuándolo. Incluso, si lograras eliminar todos los bullies del mundo, todavía existirían, porque el bully no está afuera, está dentro de nuestra propia mente.

Desde la perspectiva budista, bullying es la manifestación de una de las 3 kleshas, la de aversión, o sea, la frustración que surge cuando no tenemos lo que deseamos, o tener lo que no deseamos. Si alguien tiene lo que yo deseo, y no tengo, mi frustración puede manifestarse como violencia contra el otro. Por eso, envidia, celos, crítica, y mentiras son tan venenosos. El otro tiene algo que yo percibo como faltando en mí mismo, entonces, si no encuentro otra forma de lograrlo, lo tomo por fuerza o lo elimino.  Países cometen este error continuamente con sus guerras, disfrazándolas en el nombre de libertad, honor, o protección, pero en el fondo es codicia. Esta es la lección que pasamos a nuestros hijos, si estás frustrado por lo que quieres, tómalo por fuerza o elimínalo. El país, la comunidad, la familia son el bully y todos sufrimos.

Igualmente todos somos víctimas del bully. Nos enseñan que mi valor como ser humano se basa en una imagen falsa del éxito, la ropa de marca, el estatus, el poder, el dinero, la acumulación, la adquisición, las compras. Nos distorsionan nuestro auto-imagen, tanto hombres como mujeres, basada en ideales de belleza imposibles a lograr, empujándonos a cortar, eliminar, reconstruir, y fabricar un cuerpo y cara nuevos para sentirnos aceptados, sanos, y hermosos. Pero, nada de esto funciona. Puedes cambiar todo tu cuerpo con miles de cirugías plásticas, y no resuelve el problema, porque todavía el problema reside en nuestra propia mente.  Joey era víctima de esta cultura, nuestra cultura, que dice que no eres suficiente como eres. Todos estamos cayendo en esta ilusión falsa que cree que somos defectuosos, feos, rotos. Todos guardamos el miedo de que alguien va a descubrir la verdad, que somos farsantes, incongruentes, débiles, hipócritas, feos. Y esto es la mentira más grande del mundo, la mentira del ego que dice que lo que deseo, la felicidad, el éxito, la satisfacción, la belleza, se encuentra fuera de mi mismo. Y esta mentira es la base de toda la violencia en el mundo.

Todos queremos ser felices. Pero estamos condicionados a creer que la felicidad se basa en cosas impermanentes. Cualquier cosa exterior, cada forma que surgiera, es impermanente, es decir, no trae la felicidad. Si estamos enseñados desde nuestra infancia basar nuestro valor en cosas superficiales, en objetos de deseo, entonces sufrimos continuamente. Todos somos víctimas de estos valores falsos. Todos somos bullies actuando en la forma aprendida de nuestra cultura, sociedad, escuela, familia. Se llama esto samsara.

¿Cómo liberarnos de samsara? Primero, tenemos que despertarnos de la resistencia que no quiere admitir la verdad, de que todo lo que nos enseñaron es una mentira.   Esta resistencia se manifiesta como indiferencia, nuestra capacidad de ignorar el problema obvia frente a nosotros, como el elefante gigante en medio de la sala.  Todos seguimos andando alrededor de elefante, pero nadie quiere admitir que el elefante está allí. Porque si lo admitimos, tendríamos que hacer algo al respeto.

Allí comienza la práctica. Zen dice que el remedio del problema no se encuentra afuera en cosas, objetos, imágenes superficiales. Hay que mirar adentro. “Voltéa la luz adentro, y rastréala hasta la fuente.” Tú no estás roto. Tú no faltas nada. Eres un buda. Eres completo y perfecto justo como eres en este momento preciso. Es sólo que lo has olvidado, confundido por las condiciones y causas infinitas que te rodean condicionándote a creer una mentira. Pero, no lo creas. No necesitas comprar algo más para sentirte bien. No tienes que competir con otros para tener valor. No tienes que esconderte por vergüenza y miedo de lo que otros van a pensar. Salta de la rueda de samsara, el ciclo continuo de karma y condicionamiento. Estás libre a elegir. Encuentra tu verdadero ser, el que siempre es presente, completo, hermoso, tranquilo. Cuando te das cuenta de esta verdad, te liberas de la mentira, la amenaza, el bully interior, el bully exterior. Nadie puede quitártelo porque no es algo limitado, transitorio, o impermanente. Tú eres un buda. Desde siempre has sido un buda, eres esta naturaleza inherente.  
Darnos cuenta de esta verdad, experimentarla directamente, es la única forma de extirpar este cáncer de nuestra sociedad. Si Joey hubiera aprendido esta lección desde su infancia, quizás estaría vivo hoy. Fue su karma nacer y crecer en un mundo sufriendo por ignorancia. Joey merecía mejor. Su agresor, el bully, merecía mejor. ¿Cuándo vamos a tomar responsabilidad por este cáncer en medio de nuestro hogar? ¿Cuándo vamos a decir “no más” a este bullying que vive dentro y entre nosotros? Tú y yo tenemos que comprometernos a liberar el mundo de esta enfermedad, primero despertándonos a la verdad, y luego funcionando como expresión de la verdad en el mundo como bodhisattvas liberando a todos de este mal. Mira a tu propia mente, mira a tu propia familia, mira a tu propia comunidad, escuela, país. ¿Dónde está el bully? ¿Dónde está la víctima? ¿Quién está pidiendo ayuda? ¿Cómo puedes hacer la diferencia?
   

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