MEDITACIÓN BUDISTA ZEN
VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.
Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.
Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.
Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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lunes, 26 de junio de 2017
miércoles, 14 de junio de 2017
viernes, 9 de junio de 2017
martes, 6 de junio de 2017
LA MONTAÑA ALTA
por
Go Sahn
~ Sutra del Diamante, Cap. 21
Desde siempre las grandes montañas me fascinan. Me gusta obsérvalas sabiendo que se originaron miles de años antes de la comparsa del primer hombre, que vieron toda la historia universal y conocieron el corazón de las personas que vivieron a través de los siglos. Esta montaña se llama “Civetta”, en español significa lechosa por su forma. Es una montaña que contiene mucho coral porque durante eras geológicas antiguas la zona entera era un fondo marino. La particularidad de las trazas de coral en la roca permite, durante el atardecer, que la montaña se pinte de color naranja y rosa y ofreciendo al observador una imagen de grande belleza. Yo iba a admirar este espectáculo durante las vacaciones escolares puesto que mi abuela tenia una casa en un pueblo muy cerca. La experiencia más intensa la tuve en un noviembre. El pueblo era desierto y el silencio total. Aquel silencio resulta difícil de describir; parece increíble que, en otoño, de los bosques no sale ni siquiera un sonido, ni el canto de las aves. Era un silencio tan intenso que podía oír mi propio respiro.
Vino el atardecer y la montaña se pintó de rosa y de amarillo y empecé a sentir frío. - Solo este grande silencio – Realicé poco convencido de su utilidad en mi vida y me marché desmoralizado rumbo a la casa de la abuela.
Sin embargo después de 20 años entiendo que aquel día la montaña realmente escuchó mis preguntas y sutilmente me contestó. Yo era como un pez pidiendo al océano donde conseguir un poco de agua para poder vivir. Ahora me río de mi ingenuidad juvenil, al mismo tiempo me siento más ligero, contento y agradecido con la montaña.
Go Sahn, Junio 2017
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