REALIZAR EL SÍ MISMO Y OTRO
COMO UNO
CHARLA DHARMA
Rev. Hyonjin Sunim
(Ozmo Piedmont, Ph.D)
18 AGOSTO 2013
El maestro zen de Japón, Dogen, escribió: “Estudiar el Camino del Buda es estudiar el sí mismo. Estudiar el sí
mismo es olvidar el sí mismo. Olvidar el sí mismo es ser iluminado por las diez
mil cosas.” Otra forma decir lo mismo es: cuando estudiamos el
Buddha-Dharma, estamos estudiando el sí mismo, y estudiar el sí mismo es
olvidar el sí mismo, y olvidamos el sí mismo por medio del zazen. Cuando ya
hemos llegado a soltar la idea de un sí mismo, entramos en las diez mil cosas,
lo que significa que nos despertamos a nuestra esencia una con todo el universo
fenomenológico. Al soltar y olvidar del sí mismo, estamos soltando una idea,
nada más. El ego, el sí mismo, ya no existe, entonces es sólo nuestro apego a
la idea que crea todos los problemas. Aferrado a un sí mismo separado e
independiente, creemos que tenemos que proteger nosotros de los demás, por
tanto, todo lo que pasa gira alrededor esta precupación de conservarnos vivos,
causando sufrimiento, descontento, y preocupación. Al soltar el sí mismo, lo que se queda es la totalidad, auque
decimos vacuidad, de hecho no hay división, tu eres todo este universo. El proceso de zazén es el proceso de
engullir todo el universo.
El séptimo Gran Precepto
dice: Dense cuenta que el yo y el otro es uno solo; No se envanezcan ni
desprecien a los demás. ¿Como practicar con este precepto? Hay tres niveles
considerar: la perspectiva literal, la perspectiva compasiva con reverencia por
la vida, y la perspectiva de mente-una de la Naturaleza Búdica. La perspectiva
literal sería: no critiquen ni hacer comparasiones con los demás. La compasiva:
Un maestro da una calificación mala comparando el alumno con los demás, con la
esperanza de motivar al alumno de estudiar más y aprender. La Mente-Una: Todo
es Buddha, no hay nadie, todo es vacuidad. Todo depende de la motivación en
cuanto a prácticar o romper el precepto, o basándose en la compasión por los
demás, o basándose en la protección del sí mismo.
Es inútil culpar a los demás
por lo que sentimos emocionalmente, hay que tomar responsabilidad por tu propia
vida. Desde la pespectiva de la Mente-Una,
la causa y el efecto son la mismo cosa. “Lo
que hacemos es lo que nos pasa,” es la misma cosa. Somos responsables no
sólo para nosotros mismos, sino para todo el universo entero fenomenalógico. Es así, porque todo es el mismo karma. Lo que
pasa a uno pasa a todos. No se puede culpar a otros, puesto que ninguno puede
causarme las kleshas de enojo, deseo ni delirio. Sólo yo lo hago a mi mismo,
decidiendo y justificándome por estar molesto, deseando algo o rechazando algo,
creyendo que todo esto es automático y necesario para sobrevivir. Pero no es
así. Tengo que tomar responsabilidad por cómo me siento, sea lo que sea, deseo,
ira o ilusión. Todo el universo es nuestro cuerpo; lo que hacemos a los demás
es lo que estamos haciendo a nosotros mismos, lo que se percibe como karma. Pero
de hecho, en el momento que surge la idea de un sí mismo, estamos separándonos
de los demás, yo contra ellos.
¿Qué es el sí mismo? Cuando
se quita todos los agregados de la personalidad de forma, sensación,
percepción, impulso mental, y consciencia, no se queda nada, es simplemente anatman, no-yo, o vacuidad. Sin embargo,
esta vacuidad incluye y abarca todo el universo. Es sólo la idea de un sí mismo
la que causa el problema del sufrir porque se deja fuera a todos los demás,
dejándonos aislados y separados y vulnerables. Dogen
también escribió: “Tontos se miren a sí
mismos como si estuvieran mirando a otro. Personas realizadas miran al otro y
se ven a sí mismos. La unicidad del sí mismo y el otro es la realidad realizada
por los Buddhas. La ausencia del sí mismo y el otro es la realidad realizada
por los Buddhas.” Podemos darnos al universo entero, o podemos hacer todo
el universo nosotros mismos, es lo mismo.
Se puede identificar con el universo entero. Somos como el cielo, no hay nada adentro ni afuera. Llegamos a ser uno con los Buddhas,
incluyendo los tres cuerpos del Buddha: Dharmakaya, Sambhogakaya y Nirmanakaya:
el cuerpo absoluto del Buddha como esencia, el cuerpo de dicha del Buddha
manifestándose en forma espiritual, y finalmente la forma material del Buddha
como Shakyamuni. Aprendemos entonces
a ver el universo entero como nuestro propio sí mismo, por tanto, la otra
persona no puede causarnos ningún problema; me causa mi propio problema a mi
mismo. Tomo responsabilidad de eso, y
hago algo al respeto, primero con zazén, luego por la prática de los preceptos usando
el AAA en el mundo: Abstener, Atender, y Aprender.
Para practicar el Triple
AAA, aplicamos la atención vigilante en nuestras vidas cotidianas por medio del
abstener, atender, y aprender. Con esto, las reacciones habituales
basadas en los venenos o kleshas de deseo, aversión, y delirio desaparecen por
la plena consciencia, un aspecto de la Esencia universal.
Cuando surgen las kleshas,
percibidas como intranquilidad, descontento, irritación o frustración, la
primera cosa que hacemos es “Abstener”
de actuar, hablar o reaccionar motivados por estas sensaciones negativas,
puesto que probablemente se hayan distorsionado por el condicionamiento
anterior. Esto nos da un momento para respirar,
ver con más claridad, y considerar otras opciones, en vez de sólo reaccionar de
una forma rígida o agresiva.
Segundo, “Atendemos” a la sensación predominante usando atención
vigilante, sin hacer nada más que observar. Hay que experimentar 100% la
sensación sin apego, justificación, ni represión, dejando a un lado recuerdos
del pasado y proyecciones al futuro. Seguimos observando hasta que la sensación
desaparezca, volviéndonos a la calma lúcida interior, o sea, nuestra Naturaleza
Búdica. Desde allí, nos abrimos a la
Esencia Universal, preguntándola “¿Qúe es
bueno hacer?”, un koan dejándonos soltar la mente chica, asumiendo la
actitud de “No sé” y con la intención de
causar el menos sufrimiento posible para otros y a uno mismo. Confiamos por completo en la Esencia, listos
para recibir su consejo, sea como sea, como una intuición, una voz interior, o
un imagen mental. Luego actuamos con determinación.
Por último, Aprendemos, preguntándonos “¿Qué hemos aprendido en cuanto al Buda-Dharma?” Tratamos de ver lo
que funcionó bien y lo que podemos mejorar la próxima vez esta situación o
patrón surgiera de nuevo en el futuro.
Al considerar todos los aspectos, luego soltamos todo, ofreciéndolo al
Infinito.
Si esta enseñanza te ha sido útil, ¿podrías considerar una aportación a la Sangha MBZ?
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