LA LÁMPARA
Charla Dharma 27/ABR/2014
Rev. Hyonjin Sunim
“Si hay una lámpara, hay luz; y si no hay lámpara, no hay luz.
La lámpara es la sustancia de la luz; la luz es la función de la lámpara. Así,
aunque tienen dos nombres, en sustancia no son dos.”
En el Sutra
del Estrado (siglo 8), el Sexto Patriarca Zen Hui-neng (606
D.C. -
706 D.C.)
enseña la doctrina de no-dualidad en la práctica:
“Buenos
amigos, el bodhi (Iluminación) y la prajña (sabiduría intuitiva) son del
principio poseídos por la gente de este mundo. Es sólo por la mente de delirio
que la gente no logra a despertarse a si mismos. Deben buscar un buen maestro que
puede mostrarles cómo encontrar su propia naturaleza…
Tenemos la tendencia de pensar que la iluminación y
el despertar son cosas fuera de nosotros. Pero justo en este momento, el Dharma
se está manifestando, mostrando que eres ya uno con esta mente iluminada, y por
el hecho de que estás meditando es prueba de que la prajña está surgiendo por
medio de este mismo cuerpo como un ser humano.
“Buenos
amigos, mi enseñanza del Dharma tiene la meditación y la sabiduría como su base.
Nunca, en ninguna circunstancia, digan erróneamente que la meditación y la
sabiduría son diferentes; son una unidad, no dos cosas. Meditación en sí es la
sustancia de sabiduría. Sabiduría en sí es la función de meditación. Justo el
momento hay sabiduría, entonces meditación existe en la sabiduría. Justo el
momento hay meditación, entonces sabiduría existe en la meditación. Buenos amigos,
esto significa que meditación y sabiduría son iguales…
Meditación y sabiduría no son dos, son idénticos, en
lo cual meditación es la sustancia de sabiduría y sabiduría es la función de meditación.
No es que uno causa el otro. Son dos aspectos de lo mismo. Es el samadhi
(consciencia) de unicidad, sin las kleshas ni críticas de la mente chica, sólo
la mente de no-mente todo el tiempo: la naturaleza búdica es ya presente e inherentemente
libre y sabio, la base de la vida en sí manifestándose como la función de esta
esencia en cada momento como consciencia y acción.
“Alumnos y alumnas, tengan cuidado de no decir que la meditación
causa la sabiduría, ni que la sabiduría causa la meditación, o que la
meditación y la sabiduría son diferentes el uno del otro. Mantener esta opinión
implica que las cosas tienen dualidad…Si arguyen cual viene primero, meditación
o sabiduría, se caerán en delirio…
No es una cuestión
de una cosa causando la otra cosa, puesto que son idénticas, dos aspectos de lo
mismo, sustancia en sí y la función de la misma sustancia en acción y
experiencia.
“El samadhi de unicidad es la mente siempre sencilla, caminando,
descansando, sentado y acostado…Mente sencilla es el lugar de la práctica,
mente sencilla es la Tierra Pura…Sólo practicando la mente sencilla, y en cualquier
momento sin apegos ningunos, se llama así el samadhi de la unicidad (ser uno)…
He aquí la
descripción de la mente búdica, o sea, la directa percepción de la realidad tal
como es, el simplemente así de Seung Sahn en La Brújula del Zen, la no-mente de Uchiyama en el libro Abriendo la Mano del Pensamiento, sin
pensamiento discriminativo, sin prejuicios ni comparaciones ni críticas, o sea,
sin las kleshas. Sin embargo, esto no significa la mente pasiva, sin ningún
pensamiento cualquiera:
“La persona en deliro aferra a las características de las cosas,
apegándose al samadhi de la unicidad, (pensando) que la mente sencilla es como
sentarse sin mover, eliminando los delirios sin dejar las cosas surgir en la
mente, considerándolo como el samadhi de unicidad. Esta forma de práctica es lo
mismo como lo insensible (como una roca o un árbol), obstruyendo el Tao (el
libre fluir de la vida o la esencia). El Tao es algo que debe fluir libremente;
¿por qué obstruirlo? Si la mente no se apega a las cosas, el Tao puede fluir
libremente; si la mente apega a las cosas, el Tao se vuelve enredado…
El Tao es otra
palabra por la fuente eterna, la esencia, y además el camino de la práctica en
sí, puesto que la práctica y la aplicación de los preceptos es la Iluminación
en sí.
“Buenos amigos, hay personas que enseñan que la gente debería
sentarse observando la mente en su pureza, sin moverse ni activando ningún pensamiento
en la mente, dedicando todos sus esfuerzos a este fin. La gente en delirio no
se da cuenta que está equivocada, aferrándose a esta doctrina y volviéndose
confundida. Hay mucha gente así. Los que enseñan en esta forma están muy equivocados
desde el comienzo…
La práctica no es
una cosa basada en quietismo, ni el intento de parar el pensamiento, intentando
de poner la mente en blanco. Al contrario, viendo la mente con todos sus
pensamientos entrando, incluso las kleshas, pasando por la consciencia, luego
saliendo, cambiando a otro, pero sin aferrarse a ninguno, es la práctica. La
meditación y la sabiduría son dos aspectos de lo mismo, como una lámpara y su
luz.
“Buenos amigos, ¿cómo son la meditación (atención) y la
sabiduría (comprensión) parecidas? Son como la lámpara y la luz que se la desprende;
si hay una lámpara, hay luz; y si no hay lámpara, no hay luz. La lámpara es la
sustancia de la luz; la luz es la función de la lámpara. Así, aunque tienen dos
nombres, en sustancia no son dos. La meditación y la sabiduría así son
parecidas.”
(Sutra del
Estrado, V. 12-17: Sec. 4017-4088 Kindle)
El Sexto Patriarca
Hui-neng en esta Sutra del Estrado nos enseña que si podemos soltar nuestros
delirios y apegos, seremos iguales a los ancestros y maestros zen del pasado. Somos
del comienzo iluminados y con sabiduría intuitiva surgiendo directamente de la
esencia del universo. Hay que conseguir un buen maestro para liberarse del
delirio, viendo nuestra propia naturaleza y compartiendo la sabiduría con
todos. Al identificarnos con la mente sencilla, la mente búdica, sin
complicaciones ni discriminaciones, somos uno de nuevo, uno con nuestra propia
esencia, y uno con todos los demás, no dos, no dual. En cualquier momento,
practicamos esta mente sencilla, el Tao del sendero de la práctica de los
Budas, de nosotros aquí y ahora. Es la mente sin apego, fluyendo en todo
momento, logrado no por intento de eliminar los pensamientos discriminatorios,
sino por no apegarnos a ninguno, siendo libres de ver y vivir y fluir en
armonía con la vida. Así, somos más que sólo una roca o un árbol. Somos participantes
en el Tao, en la esencia expresándose en una infinidad de formas. Entonces, la
enseñanza es entender que ya somos la lámpara, la esencia, y sabiendo esto, la
luz de la sabiduría naturalmente brilla en toda dirección, iluminando todo, la
sabiduría (prajña) que todo es la fuente de luz (bodhi) y la libre expresión de
esta luz en este momento preciso, manifestándose como la meditación y la vida
en sí. Por esto siempre digo: “Voltea tu
luz adentro y rastréala a la fuente.” Cuando estamos subiendo el hwadu de “¡Qué
es esto?”, estamos percatando la luz de consciencia sin apegos, naturalmente manifestándose
como es en este momento preciso. Siguiendo la actitud de duda e investigación,
estamos rastreando la luz a su origen, la fuente de todo, la esencia inherente
de la consciencia. Allí seguimos abriéndonos a esta unicidad, donde no hay dos,
simplemente este momento perfecto como es, hasta que lleguemos al despertar
final, la Gran Iluminación.
Por tanto, no hay
escuela súbita ni gradual; los dos son lo mismo. Entender la mente original, es
ver nuestra propia naturaleza, y ver nuestra naturaleza es sabiduría inherente,
la sustancia expresándose como la función de la vida. No es necesario practicar
para lograr la Iluminación, puesto que somos ya la Iluminación en sí. Se puede
descansar en esta realización, sin distracciones, sin comparaciones, sin
pensamientos discriminativos. Es lo fundamental del Zen, el no-pensar como la
doctrina, la no-forma como la sustancia, y el no-apego como la base de la
práctica. La clave es no apegar a nada, ni apegar al no apego tampoco,
simplemente ver la esencia surgiendo como la talidad de este momento preciso,
todo la función de lo no-creado, lo no-muerto, y lo no-cambiando manifestándose
en forma, impermanencia, y cambio constante. En esta Verdad, no hay nada
purificar, nada lograr, nada soltar, ya que todo es la esencia pura tal como
es. De esta forma, somos siempre libres, puros, y uno con el resto del universo.
Bibliografía
Yampolski.
Philip B. (trans). (2012) The Platform Sutra of the Sixth Patriarch (Sutra
del Estrado).
Columbia University Press: N.Y. (KINDLE
EDITION).
Sahn, Seung. (2002) La Brújula del Zen. La Liebre de Marzo:
Barcelona, España.
Uchiyama. (2010 edición digital,
Kindle). Abrir la Mano del Pensamiento. Kairos:
Barcelona, España.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.