HOJAS CAYENDO
Servicio
Memorial por Juan José Cortés Rangel
09/SEP/2018
Ven. Dr.
Hyoenjin Prajna
Un monje vagaba por un camino y se
encontró con el Maestro, quien hurgaba la tierra con un palo.
El joven monje habló primero.
"Maestro, no sé si debo quedarme más en el templo. Simplemente no puedo
convencerme de que el renacimiento es verdad”.
El Maestro continuó hurgando en el
suelo.
"Si no hay un yo, ¿qué regresa?
¿Cómo podría alguien volver como un ser infernal si no hay un infierno en el
que estar? ¿Cómo podría mi madre volver como un gusano? Simplemente no lo creo.
Lo siento."
El Maestro hurgó un poco más en el
suelo, luego miró al monje.
"Joven monje, haces algunas
preguntas muy interesantes. Déjame preguntarte uno: ¿qué he enseñado sobre el
nacimiento y la muerte?
"Que no hay nacimiento ni
muerte".
"Tienes la mitad de la razón.
También enseño que hay nacimiento y muerte, y debemos pasar nuestro tiempo
sabiamente entre ellos. ¿Cuál es correcta? ¿Nacimiento o no nacimiento?”
El joven monje lo miró con
curiosidad.
"El Buda dijo que todos los
seres son no-seres, y que cualquiera que se refiera a sí mismo como un
Bodhisattva no es un Bodhisattva. ¿Pero qué recitamos todos los días?”
"¿Er, los votos del
Bodhisattva?"
"Sí. Entonces, ¿somos todos
nosotros tontos y mostrando nuestra ignorancia prometiendo salvar a todos los
seres sintientes? Y si no hay seres, ¿cómo pueden ser innumerables?”
"No lo sé."
"Buena respuesta."
"¡Pero Maestro, eso todavía no
me convence de que el renacimiento sea cierto!"
El Maestro miró al joven monje con
una ceja levantada.
"Joven monje, ¿ves esta hoja de
arce?"
"Sí."
"Bueno. Ahora ¿ves esta pila al
lado?"
"Sí."
"¿Qué crees que es?"
"Bueno, parece que son pedazos
de hojas secas y desmenuzadas".
"¿Eran esas cosas desmenuzadas
hojas antes? ¿Son hojas ahora?"
"Eran, pero ya no lo son."
"¿Cuándo las hojas dejaron de
ser hojas?"
El joven monje pensó por un minuto,
pero no pudo responder.
"Ahora las partes desmenuzadas
de hojas anteriores, ¿permanecen como hojas desmoronadas para siempre?"
"No, se convierten en mantillo y
compost y forman parte del suelo, supongo".
"Muy bien, joven monje. Ahora,
considera este árbol de arce. ¿Está vivo?
"Sí, tanto como un árbol está
vivo".
"¿Crece el aire con las ramas
flotando y sin raíces? ¿Las hojas del árbol están vivas, y cuando se caen,
están muertas? ¿En qué punto la hoja caída pasa de viva a muerta? ¿Qué línea
separa la hoja de la hoja desmenuzada y la convierte en abono orgánico para la raíz
del árbol? "
El Maestro sacó una raíz suelta del
suelo.
"Joven monje, ¿ves estos
pequeños pelos en esta raíz? ¿Ves los pedazos de tierra colgando de los pelos?
¿Supones que una hoja viva se convierte en una hoja muerta, luego en compost,
luego en tierra y luego solo se convierte en árbol?
"Puedo ver hacia dónde se
dirige, Maestro, nada de esto sigue convenciéndome de que voy a renacer como un
Deva o un Fantasma Hambriento, o una mujer o un gusano".
"Joven monje, tengo una última
cosa que decirte".
El Maestro se puso de pie y se
inclinó hacia el joven monje, luego gritó directamente a la cara del monje:
"¿QUÉ TE HACE CREER QUE ERES MÁS
ESPECIAL QUE LA HOJA?"
El joven monje se alejó, colgando la
cabeza.
Preguntas
1. ¿Eres más especial que una hoja?
2. ¿Qué es el renacimiento?[1]
Buda dijo que todos los seres son “no-seres.”
¿Qué quiere decir esto? Es una referencia a shunyata, que todos los seres somos
vacíos de una realidad particular, separada y permanente en sí. No somos cosas
aisladas y solas. Somos todos parte de una gran fuente de vida que existe un
instante y luego desvanece, y aparece de nuevo, momento tras momento, una
momentaneidad que no perdura en el tiempo y el espacio, pero, es a la vez, constante
y real. Somos como una burbuja sin contenido. Otra forma de decirlo, somos cada
uno el universo experimentándose por medio de cada uno de nosotros. Somos como
un árbol compuesto de incontables células todas funcionando en su
particularidad manteniendo todo el sistema del árbol intacto como una entidad.
El árbol existe como un proceso de estos factores, el agua, el sol, las formas
de las[i]
células, la tierra, el aire, y todo consciente de estar vivo aquí y ahora. El maestro contemporáneo de meditación Jack
Kornfield lo describe así:
Cuando la mente se
vuelve muy silenciosa, se puede ver muy claramente que todo lo que existe en el
mundo son momentos breves de conciencia surgiendo juntos con los seis objetos
sensoriales. Hay sólo vista y el percatar de vista, sonido y el percatar de
sonido, oler, gustar, y el percatar de ellos, pensamientos y el percatar de
pensamientos. Si puedes hacer le mente muy enfocada, como se hace en la
meditación, se puede ver que el todo se descompone en estos acontecimientos
chiquitos de vista y el percatar, sonido y el percatar y pensamiento y el percatar.
Ya no hay casas, carros, cuerpos, o incluso un sí mismo. Todo lo que se ven son
partículas de conciencia como experiencia. Sin embargo, se puede ir muy
profundo en la meditación de otra manera y la mente se vuelve muy calma. Se
puede ver ya que la conciencia es como las olas, como un mar, un océano. Ya no
es como partículas, pero en lugar de esto cada vista y sonido está contenido
dentro de este océano de conciencia. Desde esta perspectiva, no hay un sentido
de partículas en absoluto.[2]
Entonces, como los físicos afirman, todo es como partículas
de luz y a la vez una onda u ola de luz. Tú, yo, el árbol, todos somos este
momento ocurriendo en el espacio y el tiempo, un compuesto de muchos factores,
pero nunca separado del todo. Como la hoja del árbol que cae de la rama a la
tierra. ¿En qué momento la hoja deja de ser hoja? Se transforma en compost,
transformándose en tierra que se absorbe en la raíz del árbol para luego transformarse
en parte del árbol, una nueva hoja.
Nuestro amigo Juan José hace unos
días cayó del árbol de esta vida. Pero fue sólo un momento de transformación. Todavía
es parte de este universo entero. Todavía está con nosotros, en nuestras
memorias y nuestros corazones. Podríamos decir que a pesar de que no se lo ve
su forma, se ha vuelto a la totalidad de este universo, shunyata, no
simplemente una hoja transitoria, sino la esencia misma aquí y ahora en este
momento, lo que nunca nace y nunca muere. Por un breve instante esta hoja
brillaba, abriéndose a la luz del sol, la luz de conciencia. Ya se transforma,
parte de la tierra, la lluvia, el aire y el agua. Siempre está con nosotros,
porque jamás se puede ir. Somos uno con Juan José, todas hojas de este árbol de
la vida. Honramos su vida y lo que reflejaba del amor, compasión, y la
sabiduría de nuestra naturaleza verdadera de Shunyata.
[1]Eunsahn Citta. “Case 14: Falling
Leaves”. Friday July 27, 2018.
[2] Jack Kornfield, “The Smile of
the Buddha,” in Ancient Wisdom and Modern Science, ed. Stanislav Grof (Albanay:
State University of New York Press, 1984), p. 101.
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