¿Por qué estudiar La Meditación Budista Zen?

¿Por qué estudiar La Meditación Budista Zen?

Ozmo Piedmont, Ph.D.

Nosotros los verdaderos buscadores de la alegría en nuestras vidas diarias encontraremos La Meditación Budista Zen como la respuesta a lo que buscábamos.  Todos queremos ser libres, encontrar el amor, y comprender el significado de nuestras vidas.  La Meditación Budista Zen nos ofrece los métodos para el estudio de nosotros mismos para lograr estas metas.   Se han practicado estos métodos por miles de años por gente de todo el mundo, primero en La India, y luego en La China y El Oriente Lejano, y ahora en Europa y Las Américas, refinándose y adaptándose estos métodos a la gente y las culturas que se han encontrado en el camino.  Los cimientos de La Meditación Budista Zen se han construido sobre las experiencias y perspicacia conseguidas por medio del acto de sentarse en el silencio por unos minutos diarios, y la transformación esto se lo ha traído a la personalidad de cada uno, a las percepciones, y las interacciones con los demás.  Literalmente se cambian los patrones de cómo se piensa y se experimenta la vida, y en esta forma, se cambia como se ve el mundo.  Desde la primera sesión de La Meditación Budista Zen se comienza a experimentar un profundo sentido de tranquilidad y paz, lo que se siente como todo natural e innato.  La Meditación Budista es sencilla y fácil de aprender, si se puede sentarse en silencio por sólo 30 minutos diarios.  ¿Cuánto vale la paz mental?  ¿Quién no quisiera dedicarse a 30 minutos diarios en silencio para lograr la terminación del sufrimiento, el miedo, la duda, y la desilusión?

La Meditación Budista Zen es un modo de vida con métodos y aplicaciones prácticas que traen la harmonía, el equilibrio, y la salud a nuestras vidas.  Además, es una religión mostrándonos como conectarnos a una fuente infinita de amor, sabiduría, y compasión, lo que es una Presencia sin nombre, sin comienzo, y sin fin, es tanto impersonal como íntimo, inalterable, pero a la vez adaptable a todas las necesidades y circunstancias.  La Meditación Budista Zen es una psicología de auto-descubrimiento, y una investigación científica del espacio interior de la consciencia, contestando todas la preguntas pertenecientes a ¿quieres somos?, ¿por qué actuamos en formas destructivas?, y ¿cómo se puede eliminarse modos de pensar no saludables para que se pueda ser más sano y feliz?  Meditación Budista Zen es igualmente un camino místico, abriéndonos una vía directa con el Misterio de La Vida, un saber fuera del rango de nuestras mentes racionalistas, basado en formas dualistas occidentales en formas de pensar y percibir.  Aprendemos como transcender nuestro ego del yo chico para re-descubrir nuestro verdadero Yo, el que es Uno con el Universo. 

La Meditación Budista Zen no es sólo el sentarse quieto, armonizándose el cuerpo y la mente, aunque esto es indispensable para redescubrir el No-Nacido, sino que requiere incluso un involucramiento activo con la vida cotidiana.  Cuando se conecta la conciencia con el No-nacido en nuestras vidas, aprendemos como funcionar en el mundo basado en principios de respecto, ecología, compasión, ética, moralidad, perspicacia, y belleza.    El estudio de la meditación Zen requiere tanto el sentarse en silencio, como la acción en el mundo por medio de la práctica activa. Es como tener dos alas del pájaro.  Para volar hasta el cielo de la Iluminación, se requiere el silencio y la investigación por la práctica.  De tal forma, se aprende como ser libre, llegando a ser uno con Lo Infinito. 

La Meditación Budista Zen es para los que siguen viviendo en el mundo real.  Tenemos que enfrentar los desafíos de ganar la vida, trabajar, cuidar la familia, cocinar, limpiar, amarse, transportar, negocia responsabilidades con nuestros seres queridos, nuestras parejas, esposos, jefes, empleados, y el público en general.  El Buda indicó cuatro vías para realizar la práctica llegando a la Iluminación: 1. hombres monásticos, 2. mujeres monásticas, 3. hombres  laicos, y 4. mujeres laicas.  Nosotros los que somos practicantes laicos podemos tomar como ejemplo ideal la vida de Vimalikirti, un hombre de negocios quien vivió en el 5º - 6º a.c.  (Carré 2000; Ramirez 2002).  Él era el laico más destacado de todo el tiempo conocido por su sabiduría en cuanto al Dharma y enseñanzas del Buda, lo que enseñaba a muchos santos y eruditos de todo el mundo, los que llegaba a su puerta para mejor entender el camino del bodhisattva.  ¿Qué es un bodhisattva?  Es un ser que ha renunciado su propia salvación, rechazando la Liberación final al Nirvana, hasta que todos los seres del mundo puedan acompañarle allí al mismo tiempo.  Es un símbolo del ideal budista mahayana, basado en la compasión, en lo cual un individuo quita todos los deseos personales, incluyendo el deseo a la Liberación, hasta que todos sean libres en la misma forma.   Eso nos sirve para eliminar la conceptualización intelectual del Nirvana como una construcción mental, volviéndolo al nivel de trabajo cotidiano para el bien de todo el mundo.  Nos revela el ideal de altruismo y compasión para los demás como algo más importante que el deseo personal.  Vimalikirti es un imagen de como cada uno de nosotros puede llevar un compromiso igual a un monje, igual a llevar el monasterio y el cojín de meditación, justo en medio de nuestros corazones en cada día.  Cuando hacemos esto, somos el Nirvana en sí.  Ya no es algo en el futuro distante, sino una experiencia y actitud vivientes en el presente aquí y ahora.  Si vivimos nuestras creencias y religión en cada momento del día, si no buscamos Lo Infinito en cada experiencia, entonces estamos compartimentalizando Lo Infinito para llegar a ser una escultura de piedra, algo bonito, pero que solo sirve como un adorno que sacamos del armario cada de vez en cuando, pero que no tiene relevancia en nuestras vidas cotidianas.

 

Vimalikirti 5th-6th BCE

Muchos libros de Zen y Budismo son escritos por monjes y monásticos de la religión Budista. Tenemos la tendencia de pensar que los verdaderos expertos son los que han dejado el mundo para entrar en un monasterio.  Aunque esto es de gran valor para nuestro beneficio y ayuda, además de ser algo admirable en sí, nosotros los laicos del hogar, del negocio, la familia, de sexo y amor, los que entran en restaurantes, tiendas, conduciendo las carreteras, mirando la tele, el cine, tenemos un camino muy desafiante, un camino lleno de elecciones que requieren una buena conexión a la tierra en cada momento con consideraciones de la práctica que va muy lejos de la vida del monasterio.  Quizás lo más grande de nuestros desafíos es la cantidad de elecciones en que debemos decidir.  El mundo del ser humano está lleno de decisiones múltiples y a veces contradictorias.  ¿Cómo utilizar el tiempo con sabiduría, eligiendo una dirección sobre otra?  Es bastante difícil.  Las exigencia del trabajo, familia, hijo, y amigos pueden parecer que no nos dejan ni un momento libre para sentarnos en silencio, sin considerar hasta el estudio de las enseñanzas budistas.  Sin embargo, la vida es un espejo, mostrándonos exactamente lo que necesitamos enfrentar en cada momento.  Si no podemos tomar un minuto de reflexión quieta, entonces puede ser que el mundo con su  estrés y obstáculos, nos está controlándonos con sus exigencias, en vez de hacer nuestras decisiones conscientemente de cómo queremos ser en el mundo. 

El Buda dijo que la vida es sufrimiento.  Quizás no nos demos cuenta de cuanto sufrimos.  El sufrimiento incluye el descontento, las irritaciones, la impaciencia, y el “angst” o angustia general de nuestro dilema existencial, el sentimiento que algo nos está faltando en nuestras vidas.  Nos preguntamos si todo este esfuerzo vale la pena, si nos hace sentido.  Nos sufrimos básicamente porque nos hemos identificado equivocadamente con este cuerpo, con sus preocupaciones del ego.  El Buda aclaró que de hecho no tenemos almas permanentes y separados del resto de la existencia.  Si fuera así, no tendríamos ninguna esperanza de transformación verdadera que pudiera resultar en nuestra liberación del sufrimiento.  Estaríamos atrapados en nuestros cuerpos y mentes alejados y desconectados de otros y Lo Divino.  En vez de esto, el Buda dijo que somos como las olas del océano de la consciencia.  Tendemos a tomar la ola individual como nuestra identidad.  Sin embargo, faltando la capacidad para ver debajo de la superficie, no vemos que en realidad, somos todos uno con el océano.  Nuestra verdadera identidad es el océano de Lo Infinito de Consciencia.  El Buda usaba tales términos como Lo Infinito, el No-nacido, Lo que no Cambia, Lo No-muerto, para romper toda concepto limitante de un Dios que puede llegar a ser un imagen antropomórfico de nosotros mismo, en vez de Aquello que es más allá de toda conceptualización, lo que es nuestra verdadera identidad, nuestra Naturaleza Búdica.  Tenemos la oportunidad de descubrir esta conexión a Lo Infinito en cada momento de nuestras vidas.  La Meditación Budista Zen es nuestra herramienta más eficaz para la realización de este verdadero Yo ubicado justo dentro del corazón de Lo Infinito.         

BIBLIOGRAPHY

Carré, Patrick (Trans).  Soûtra de la Liberté inconcevable.  Librairie Arthème Fayard : France, 2000

Ramírez Bellerín, Laurean  (Trans).  Sútra de Vimalakírti.  Editorial Kairós: Barcelona, Spain.  2002.