TEOPATÍA: Sentir Buda
Charla Dharma 1/12/2013
Rev. Hyonjin Sunim
(Ozmo Piedmont, PhD)
Teopatía tiene que ver con la mística experiencia directa con lo Divino. La palabra “teopatía” viene del griego “theos”, lo que significa Dios, y “patía”, lo que significa sentir o sufrir. En un sentido general es una experiencia religiosa de lo Divino por medio de la adoración espiritual. Además, se puede entenderla como una experiencia de absorción profunda e iluminación divina, la que ocurre durante la contemplación o la meditación. Conlleva un sentido de afecto religioso inspirado por la contemplación de Dios, lo que puede llegar a ser tan extremo que se siente hasta sufrimiento. Por tanto, teopatía es una reacción intuitiva y emocional que ocurre por medio de la contemplación de Dios, una especie de identificación y participación con Dios.
En Budismo, en vez de decir Dios, se refiere a una esencia universal conocida como Shunyata, la Mente, o en Mahayana“dharmadatu” o “dharmakaya”. El dharmadatu refiere al reino de los dharmas, un concepto de la naturaleza verdadera la que penetra y abarca todo fenomeno; es el reino de los dharmas como una totalidad sin causa y sin cambio, del cual todo fenómeno surge, permanece, y luego desaparece (Kohn, 54). De igual manera, dharmakya significa el cuerpo de la Verdad, o sea, la naturaleza verdadera de Buda, la que es idéntica a la realidad transcendental, la esencia del universo. El dharmakaya es la unidad del Buda con todo lo que existe (Kohn, 229).
Zen utiliza la teopatía para reorganizar la estructura mental por medio de paradoja y fórmulas intencionalmente absurdas, lo que desestabiliza el ego a causa del “no saber”, produciendo una realización liberador en la mente del meditador, rompiendo los patrones conceptuales de la mente para que se experimentara la Esencia Universal. Los koans zen utilizan teopatía en sus cuentos cortos, llenos con enigmas para resolver por medio de la meditación y la contemplación. Además, muchos textos Mahayana emplean teopatía en sus declaraciones paradójicas, desafiando la mente racional, como la siguiente que se encuentra en el Sutra del Diamante:
“¿Qué opinas, Subhuti? ¿Puede el Tathagata (Buda) ser visto por medio de su perfectamente formado cuerpo?” Subhuti respondió, “No, Honrado-del-Mundo. Como lo entiendo yo, el Tathagata no puede ser visto por medio de su perfectamente formado cuerpo. ¿Por qué? Porque el Tathagata ha enseñando que el que se llama el perfectamente formado cuerpo no es un perfectamente formado cuerpo. Tal es sólo un nombre. Por lo tanto se llama un perfectamente formado cuerpo.” (Soeng, 128)
No se puede ver el Buda como una persona, imagen o cosa, puesto que las cosas son impermanentes y vacias, por tanto, el Buda verdadero es la Mente en sí, vacía de cualquier ego, alma, o sí mismo. En otro párrafo, el Buda refiere a sus enseñanas de Dharma en la misma manera:
“El Tathagata ha enseñado que en la enseñanza del Dharma no hay Dharma que se puede señalar como Dharma. Tal es sólo un nombre. Por eso se llama la enseñanza del Dharma.”
(Soeng, 129).
Lo que se enseña como la Verdad de la realidad, el Dharma, es en sí vacio de cualquier existencia como una cosa, por lo tanto, no son las palabras, ni habladas ni escritas, las que son el Dharma verdadero, sino más bien, el Dharma es mas allá de nombre y forma, es la talidad de lo que se experimenta aquí en este momento preciso.
Lo que se expresa arriba es que el Buda no es Buda mientras se refiere a la idea de Buda, y puesto que el Buda real no se puede experimentar plenamente como una idea, entonces el Buda real es efectivamente Buda por el hecho de que no se puede conceptualizarlo como una palabra intelectual o racional o como una imagen limitada. El Buda real ni existe ni no existe; es Shunyata, vacío, lo que no se puede conocer por pensamientos ni por la razón, sino más bien por sentirlo en una experiencia directa, empática, en lo que se experiementa en este momento antes que el pensamiento conceptual surgiera.
Puesto que cado uno de nosotros ya es perfecto y puro en esta esencia de Buda (Dios, Verdad, Shunyata, Vacío), estas afirmaciones efectivamente no nos dan nada. Más bien, nos ayudan ver lo que nos obstaculiza nuestra percepción, experiencia, y realización directa de la Verdad, quitando la vela de ignorancia que bloquea nuestra clara comprensión. El primer capítulo del Sutra del Diamante nos revela como vivir plenamente en Nirvana, uno con la esencia:
“Así he oído. Una vez el Buda moraba en el jardín de Anathapindika en el bosquecillo de Jeta en la ciudad de Shravasti. Con él había una concurrencia de 1,250 monjes y bodhisattva-mahasattvas. En la temprana mañana, cuando la hora del desayuno llegó, el Buda se puso su hábito y, sujetando su cuenco, entró en la gran ciudad de Shravasti donde mendigaba por comida. Al teminar su mendigar de puerta en puerta, regresó a su propio sitio dentro del jardín y comenzó a comer. Cuando se terminó, guardó su hábito y cuenco, lavó sus pies, preparó su asiento, y se sentó, atento, fijando su atención frente a él.” (Soeng, 1:72).
Este recuento claro y sencillo de un día ordinaria en la vida del Buda es la esencia del Sutra del Diamante justo por ser tan simple y directo. El Buda está en unidad y armonía completa con todo lo que realiza. No se apega a deseos ni enfados, sino vive cada momento simplemente como es. Es en paz con el mundo exterior y con su mundo interior. Si pudiéramos aprender como vivir en esta manera, meditando y practicando atención vigilante en todo lo que hacemos, podríamos experimentar la misma paz y tranquilidad como consecuencia de vivir una vida sencilla y libre de conflictos. Los conflictos surgen por apegarnos a nuestras opiniones y puntos de vista, las ideas formadas por un ego ilusorio. La enseñanza suprema según el Buda es renunciar toda opinión fuera lo que fuera, todo punto de vista basado en apego, deseo, o aversión, o sea, todo pensamiento discriminativo. Se lo hace viviendo con sencillez, atendiendo a lo que surge en el momento, sin apego a la idea de un sí mismo separado e individual.
Por medio de la teopatía y la experiencia directa del Buda, lo que es el cimiento del Zen, se corrige lo que se había distorsionado por nuestros conceptos intelectuales, dejándonos sentir lo Divino en nuestras vidas. Sin embargo, nada se ha dado ni se ha quitado en el proceso, ya que todo es vacío, shunyata, la talidad de este momento preciso simplemente como es. Cuando alcanzes lo inalcanzable, sintiendo el Buda verdadero en tu corazón, así te conviertes en Buda.
Bibligrafía
Kohn, Michael (translator). (2010). A Concise Dictionary of Buddhism and Zen. Shambhala: Boston.
Merriam Webster’s Dictionary.
http://www.merriam-webster.com/dictionary/theopathy
Soeng, Mu. (2011). The Diamond Sutra: Transforming the Way We Perceive the World. Wisdom Publications. Kindle Edition.
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