LA CLAVE SECRETA
A LA ILUMINACIÓN DEL ZEN
Charla Dharma 19/OCT/2014
Rev. Hyonjin Sunim
Así el Maestro está disponible a toda la
gente
Y no le rechaza a nadie.
Está dispuesto usar todas las situaciones
Y no desperdicia nada.
Esto se llama encarnar la luz.
¿Qué es un buen hombre, si nada más un
maestro a un mal hombre?
¿Qué es un mal hombre, si nada más el
trabajo de un buen hombre?
Si no entiendes esto, te perderás,
Sin importar lo inteligente que seas.
Es el gran secreto.
1. “Está dispuesto usar todas las
situaciones…” ¿Cómo se usan todas las situaciones?
2. ¿Qué significa encarnar la
luz?
3. ¿Son bueno y malo lo mismo o
diferentes?
4. ¿Qué es el gran secreto?
COMENTARIO: La Vía realiza todo, y la Vía quita todo. Si logras la Vía,
logras todo, y la liberación de vida y muerte.
(Koan #261, Sahn: 1992)
¿Cuál es el secreto más valioso del Zen? Este secreto es la llave que
abre la puerta a la Iluminación en esta misma vida, en este mismo instante. ¿Cuál
es la clave secreta tan importante? De hecho, siempre la hemos poseído. Es la
práctica. Sin embargo, la práctica requiera algo imprescindible acompañándola
para que se abriera la puerta de la Iluminación...
Gracias por tu apoyo.
En nuestra
tradición, comenzamos poniendo fe en la afirmación de que todos somos Buddhas.
Pero no nos quedamos allí. Comenzamos practicando meditación, calmando nuestra
mente chica día tras día. Nos dicen que la mente calma lúcida es la Esencia en
sí. Pero de veras, ¿Qué es esto? Comenzamos investigando la pregunta como un
hwadu, como una medio hábil para enfocar la concentración mientras que la mente
chica suelta su control al percatar que no sabe la respuesta definitiva. Qué
bien. El no-sé nos trae justo a la puerta de la Iluminación. Pero no es suficiente
quedarnos afuera. Queremos pasar por la puerta que nos revela nuestra
naturaleza búdica. Pero aquí se enfrenta un obstáculo muy sutil a superar,
antes de que nos despertáramos a la plena consciencia de nuestra naturaleza
esencial. Este obstáculo mantiene la puerta cerrada a pesar de que seguimos
buscando la llave para abrirla. El problema es que seguimos practicando para
lograr la Iluminación. Mientras que mantenemos esta intención, la Iluminación
nunca llega.
Es como el monje
que se sentaba meditando todo el día. El maestro le preguntó, ¿Qué haces allí
sentado todo el día? El monje respondió que estaba meditando para convertirse
en Buddha. Luego, el maestro se sentó al lado del monje sujetando una teja.
Comenzó frotándola con una roca. El monje le preguntó por qué estaba frotando
la teja con una roca. El maestro respondió, “Para convertirla en espejo.” El
monje exclamó, “¡Aunque se esfuerce mucho, maestro, nunca va a convertir la
teja en espejo!” a lo cual el maestro respondió, “y de igual forma, aunque te
esfuerces mucho, nunca vas a convertirte en Buddha.”
En esta historia,
el monje se esfuerza con mucha determinación meditando todo el día para lograr
algo que nunca va a llegar. ¿Por qué? Bueno, mientras que sigue diciéndose que
medita para algún día lograr la iluminación, está aferrado a la idea de que
“Voy a llegar a ser Buddha” o sea, voy a lograr la iluminación en algún punto
del futuro. Y esta actitud es exactamente la razón de que nunca va a lograrla.
Primero, la iluminación no es resultado de nada. La iluminación ya es. Ya somos
Buddhas, pero si seguimos aferrado a la idea de que no somos Buddhas todavía,
seguimos ubicando nuestra iluminación a un futuro que nunca llega. Es una
actitud errónea obstaculizando lo que estamos intentando lograr.
Entonces, ¿Por qué
estamos meditando? Primero, no meditamos para lograr algo. Es un pensamiento
dualista, el que nos mantiene siempre esperando con el mal entendido que no
somos todavía lo que queremos ser. Es este concepto lo que queremos soltar. En
nuestro linaje, entendemos que ya somos Buddhas. Pero todavía manteniendo esto
como una idea no es suficiente. Además, queremos darnos cuenta de lo que el
maestro Dogen en el siglo 12, en su libro famoso El Shobogenzo) de Japón
dijo:
La idea de que
práctica e iluminación no son uno es herético. En el Buddha-Dharma son uno. En
vista de que la práctica se basa en la iluminación, la práctica de hasta un
novicio es toda de la iluminación original. Así, al dar instrucciones para la
práctica, un maestro Zen aconseja sus discípulos no buscar la iluminación más
allá de la práctica, puesto que la práctica misma es la iluminación original.
(Park: 56)
Así que, la práctica es la iluminación.
Cada vez que nos sentamos en meditación, estamos manifestando iluminación. O
mejor dicho, la iluminación súbita se logra el momento que se comienza la
práctica, la meditación en sí. La práctica es una función de Esencia, y la
Esencia es Iluminación, la Mente Búdica manifestándose en acción. Es sólo la
mente discriminativa la que hace una distinción entre Buddhas y gente
ordinaria. Esto crea una brecha falsa. La única manera de eliminar esta brecha
es simplemente darnos cuenta de que realmente no existe.
La iluminación
súbita es el entender que la práctica es la expresión natural de la
Iluminación. La Iluminación es nuestra propia naturaleza Búdica original. De
igual forma, tener fe en Budismo es practicar, y practicar es iluminación. Todos
los maestros Zen han enseñado esto, desde los ancestros a partir de Shakyamuni
Buddha, hasta los patriarcas como Hui-neng, quien hace la misma declaración
mediante la sabiduría, diciendo que la meditación y la sabiduría son lo mismo:
Nunca bajo ninguna
circunstancia digan erróneamente que la meditación y la sabiduría son
diferentes; son una unidad, no dos cosas. La meditación es la esencia de la
sabiduría, la sabiduría misma es la función de la meditación. Justo al momento
cuando hay sabiduría, entonces meditación existe en la sabiduría; justo al
momento cuando hay meditación, entonces sabiduría existe en meditación. Buenos
amigos, esto significa que la meditación y la sabiduría son iguales. (Hui-neng: Sutra de la Plataforma)
La sabiduría suprema es que somos Buddha, la Mente Universal, la
Esencia. Esencia es la Fuente de todo, la que funciona como forma. Por tanto, se
entiende que la fe budista es la práctica, la práctica es la meditación, la
meditación es la sabiduría, y la sabiduría es la iluminación. El punto clave es que la práctica y la
iluminación son simultáneos, una no viene antes de la otra. Sin embargo, aunque
muchos budistas practican, no todos están iluminados aún. ¿Por qué? La práctica
y la iluminación son efectivamente inseparables, siempre y cuando estén
acompañados con la fe de que “Soy Buddha.” Nunca vamos a llegar a ser Buddhas,
puesto que ya lo somos. Esto es la clave secreta, la llave que abre la puerta a
la Iluminación: Somos Buddha, por tanto la práctica (meditación y los preceptos
en la vida cotidiana) es la Iluminación cuando se la entiende como la función
de Esencia Fundamental.
Bibliografía
Park, Sung Bae. (1983).
Buddhist Faith and Sudden Enlightenment.
State University of New York Press: Albany, N.Y.
Sahn, Seung. (1992). The Whole World Is A Single Flower.
Charles E. Tuttle Company, Inc..
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