FILOSOFÍA ZEN, PRÁCTICA ZEN
Capítulo 4.1. Los Tres Esenciales de la Práctica Zen
Charla Dharma 24/OCT/2021
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Capítulo 4.1. Los Tres Esenciales de la Práctica Zen
Charla Dharma 24/OCT/2021
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Los últimos tres capítulos se han ocupado de la historia del Budismo Zen, las enseñanzas de Buda, Bodhidharma y Hui-Neng y cómo el Zen se esparció y desarrolló de India a China, Japón y otros países asiáticos. Desde esta perspectiva histórica nos vamos a ir a una perspectiva más actual, cómo manejar los aspectos de Zen que afectan nuestra vida diaria. Porque es aquí, más que en cualquier otra parte, donde encontramos el verdadero significado y valor del budismo Zen.
El interés en el Budismo Zen está incrementando rápidamente en Los Estados Unidos y otros países occidentales, especialmente con los jóvenes. Pero mientras muchos son atraídos hacia el Zen al principio, no todos siguen su camino hasta el final. ¿Por qué es esto? Porque su interés no se construyó sobre una base segura. Sin una base sólida, muchos se rinden en su búsqueda hacia el Zen a mitad de camino. Su interés se vuelve solamente inquisitivos; viene y va; fácil de poner, fácil de sacar, como cambiarse de ropa. Para persistir en el camino del Zen es necesario desde el principio saber y cultivar tres principios esenciales de la práctica Zen.
El primero es gran fe (Jap.: dai-shin-kon). Cuando emprendemos la práctica del Zen, tenemos que despertar gran fe en la capacidad de nuestra mente al principio; y tenemos que mantener esta gran fe en el transcurso de toda nuestra práctica del Zen. Pero la clase de fe que se necesita en el budismo Zen difiere bastante a la clase de fe que se requiere en otras religiones. Otras religiones exigen que pongamos nuestra fe en un ser supremo y que simplemente aceptemos varias proposiciones sobre su naturaleza, atributos y acciones; a este tipo de fe le llamamos "fe en el otro". Por el contrario, fe en el budismo Zen significa fe en nosotros. Según las enseñanzas del Buda, todos los seres vivientes tienen una naturaleza búdica, el potencial de volverse un Buda. Todavía no somos Budas porque no hemos descubierto esa naturaleza búdica.
La gran fe de la que se habla en el budismo Zen se refiere a fe en que la naturaleza búdica está en todos nosotros y que al cultivarla de la forma que nos enseñó Buda podemos llegar a una comprensión de esa naturaleza búdica. Darnos cuenta de nuestra naturaleza de Buda no es fácil. Requiere trabajar sin descanso, una larga y difícil batalla con nosotros mismos. Debido a su dificultad muchas personas que comienzan luego abandonan el camino; por lo tanto, no hay muchos Budas en el mundo. Por eso la fe es tan necesaria. Lo primero y lo más importante es que creamos en nuestra capacidad latente, que creamos en la semilla de iluminación dentro de nosotros y que no abandonemos esta fe sin importar cuantos obstáculos, internos o externos, se puedan atravesar en nuestro camino.
¿Podemos creer que tenemos el potencial para convertirnos en Buda? ¿Por qué no? El Buda era simplemente una persona como tú o yo. Él tenía sangre roja y lágrimas saladas; su cuerpo y su mente no eran tan diferentes a los nuestros. Antes de su iluminación tenía pasiones, preocupaciones, conflictos y dudas. Pero a través de la meditación se cultivó a sí mismo y descubrió su naturaleza búdica, por lo que se convirtió en Buda o el Iluminado. Nosotros también, con todos nuestros problemas, con todas nuestras debilidades, con todas nuestras barreras, tenemos el potencial de volvernos Budas. Si desarrollamos esta fe y la seguimos hasta el final, no hay barrera tan grande que no podamos sobrepasar.
Mucha gente dice que el hombre es creado por el entorno. En el budismo Zen respondemos que es el hombre quien crea su entorno y, por lo tanto, es el hombre quien se crea a sí mismo. Cualquier cosa en la que nos podamos convertir depende de nuestra propia mente. Cualquier cosa en la que el mundo se convierta depende de las mentes colectivas de todas nuestras mentes. A través de la dirección de nuestra voluntad, la facultad formativa de nuestra mente, podemos transformar el mundo en un mundo mejor y nosotros mismos en mejores personas. Hay un dicho en el budismo Zen que "Samsara es Nirvana y Nirvana es Samsara." Que el mundo sea Samsara o Nirvana depende completamente del estado de nuestras mentes.
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