EL PERDÓN DE BUDA
Capítulo 1.2. El Perdón de Buda
Charla Dharma 24/AGO/2023
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Capítulo 1.2. El Perdón de Buda
Charla Dharma 24/AGO/2023
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Por ejemplo, si hay un bache en el camino, la sensación de preocupación, irritación, enojo, o miedo nos indica que hay peligro inminente. Hay que evitar el bache. Pero ¿cómo rodearlo? Si estamos apegados a nuestra emoción de aversión, podríamos maldecir y soltar palabrotas al bache, lo que no sirve de nada. Sin embargo, al notar la sensación surgiendo, la dejamos pasar, y en vez de dejar la emoción dictar nuestro comportamiento, buscamos la forma más eficaz para evitar el bache.
Es el momento en nuestra práctica espiritual que preguntamos al Infinito “¿Qué es bueno hacer ahora?”, dándonos la oportunidad de considerar todas las opciones, mientras que ponemos fe en una sabiduría más profunda, con una perspectiva más amplia, para que nos aconseje lo que pertenece a nuestra Naturaleza Búdica. Al recibir su directiva, actuamos con pleno corazón. De esta manera, evitamos el bache en el camino, así como evitamos los choques interpersonales con el mundo de nuestras familias, el trabajo o la sociedad.
Es reconfortante recordar que no estamos solos en este camino de la vida, puesto que el consejo y la ayuda del Infinito son como tener estos sistemas de posicionamiento global en los automóviles. Al apretar un botón, una voz computarizada nos recomienda la ruta más directa para que lleguemos a la meta de nuestro viaje, diciéndonos: “De vuelta a la derecha en la próxima esquina.” Siempre se puede ignorar la voz, pero confiamos que está guiándonos para nuestro bien.
De igual forma, confiamos en El Infinito para guiarnos en la dirección más directa. Por medio de la meditación, la práctica y la atención vigilante, estamos encendiendo el aparato de nuestra intuición espiritual, abriéndonos al consejo disponible en ese momento. Al preguntarle al Infinito, “¿Qué es bueno hacer ahora?” estamos apretando el botón que da lo Eterno la oportunidad de guiarnos en la vida cotidiana, ayudándonos a purificar nuestro karma y aliviar el sufrimiento, llegando así por la ruta más directa en nuestras vidas a la meta divina: la paz. Pero eso requiere nuestra capacidad para desapegarnos de los sentimientos negativos.
Desde la perspectiva del budismo, el perdón significa la habilidad de renunciar a la ira y al resentimiento, sin guardar rencor ni heridas, viviendo en el presente sin distracciones basadas en memorias del pasado ni proyecciones al futuro. Si uno guarda ira, primero se hiere a sí mismo, y luego se crea sufrimiento hacia los demás por la violencia.
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