EL PERDÓN DE BUDA
Capítulo 29.3. Estudiar el Sí Mismo
Charla Dharma 04/DIC/2025
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Capítulo 29.3. Estudiar el Sí Mismo
Charla Dharma 04/DIC/2025
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Hace poco, tuve una experiencia que demuestra este proceso, cuando el dentista me informó que me tenía que extraer un diente antes de que me causara problemas más graves en el futuro. Mi primer pensamiento fue, “¡No puede ser! No quiero pasar por eso. Me va a doler mucho. ¡Es injusto!”
Como se puede ver, mi actitud fue que todo esto me estaba pasando a mí, acompañado con aversión, miedo, resentimiento, y resistencia. Por supuesto, las kleshas de deseo, aversión e ilusión en la mente me causaron mucho sufrimiento. Tuve que sentarme un par de días, y observar estas sensaciones incómodas, para experimentar directamente mediante la atención vigilante el sufrimiento que me estaban causando.
En medio de la meditación, me di cuenta de que sentía sufrimiento, no por la extracción del diente en sí, sino debido a mi miedo anticipado del dolor que me iba a causar, asimismo a la aversión al proceso de envejecimiento que implicaba.
Fue un momento de claridad en el que percibí mi sufrimiento, la causa de mi sufrimiento basada en el apego al miedo y la aversión. Mas ahora ya tenía la oportunidad de liberarme del sufrimiento por medio de la aceptación de lo que es la vida, y soltar la causa del sufrimiento, mi propia resistencia y el miedo a lo inevitable. Consciente de esta tendencia, pude soltar esta creencia errónea.
Envejecer es inevitable, es parte de la vida. La extracción de dientes también es parte de la vida, todo es impermanente. No ayuda en nada fingir que puedo escapar de una parte integral de la vida, es decir, envejecer y eventualmente morir. En ese momento, me relajé, volví a la tranquilidad interior, y pude observar que me había aferrado a una idea.
Por supuesto, nadie quiere que le extraigan un diente, pero por lo menos, no tenemos que hacerlo peor sintiendo miedo, aversión, resentimiento, y molestia. Podía pasar por la experiencia y verla como es, la vida en sí. Como resultado, pude relajarme mejor durante el proceso y me recuperé más rápidamente después.
Finalmente, regresé a mi rutina de conferencias y reuniones sin drama. Me liberé en este momento de un patrón enfocado en el yo como el centro del universo, y me abrí a la perspectiva de que soy parte de algo natural en el ciclo de la vida, el envejecimiento, la impermanencia, y la muerte eventual del cuerpo. Son hechos. Todo es impermanente, nada dura para siempre. La paz en aceptarlo es un vislumbre de Nirvana.
Puesto que no somos este yo de la mente chica, se descubre que somos parte de algo más profundo, una esencia percibida como la mente calma y lúcida. Siempre está aquí, si nos abrimos a ella.
Es un proceso de Iluminación continua que se cultiva en el presente mediante la meditación y el estudio del Dharma. Un efecto natural de este proceso es que estamos más disponibles a atender al sufrimiento de otros en la forma de compasión.
Otro aspecto de lo que el Buda descubrió en sus investigaciones de la mente, es que todo en el universo está conectado profundamente, cada cosa crea y a su vez está creada por otra cosa en el universo. No tenemos una existencia aislada ni separada.
Sufrimos porque no entendemos esta interconexión que depende de otras cosas y condiciones previas, que manifiestan al nacer, perdurar, y morir, o sea, el ciclo continuo de la vida. Pero, de hecho, este fluir sigue puesto que todo está interconectado y ya que no somos separados, somos parte de algo más grande.
La Iluminación se basa en la realidad de que, aunque no hay un yo real, sino un universo del que yo soy una parte. En vez de tratar de controlar y manipular al mundo para ser feliz, podemos dejar que el universo nos utilice para realizarse a sí mismo.
¡Qué sorpresa! No somos el centro del universo, sino una parte integral igual a todas las otras partes. Por tanto, ¡el universo está despertando e iluminándose por medio de nosotros!
Al ver conscientemente este proceso, participamos con el libre fluir del mundo, sin intentar controlarlo, más bien percibimos el sufrimiento mientras que somos libres de él. No es algo personal.
Es simplemente como el mundo funciona en cada momento con causas y condiciones que interactúan entre sí y dan como resultado que a su vez se vuelven las causas y condiciones que forman otras consecuencias.
Sólo por la lente restringida de un ego, lo evaluamos con juicios de deseo, aversión e ilusiones. Pero el mundo simplemente es como es, con o sin nuestras evaluaciones, rechazos, descontentos, y miedos.
Mas al soltar estas molestias mentales, nos volvemos parte del fluir inmaculado del vacío, nuestra esencia inherente compartida con todo y todos a nuestro alrededor.
Momento a momento practicamos para participar con este fluir, en vez de tratar de controlar, bloquear, o evitarlo. La consecuencia es una paz constante en medio de un mundo de cambios.
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El Dharma se da sin costo a todos los seres que busquen alivio del sufrimiento y aspiren despertarse a su verdadera naturaleza búdica.
Se aceptan aportaciones voluntarias, las cuales son el único sustento del maestro.
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