INVOCACIÓN, VOTO Y PRÁCTICA
Rev. Hyonjin Sunim
(Ozmo Piedmont,
Ph.D.)
¿Por qué tomar
los preceptos laicos del Budhismo? Si se hace un voto público, es más
consciente. Ser consciente de los votos es necesario para praticar los
preceptos. En esta forma, los hacemos nuestros propios, no como alguna
restricción exigido desde afuera, sino un portal a la libertad. Los preceptos
nos liberan de las cadenas de los tres kleshas: codicia, ira, e ignorancia,
transformándolas por la práctica en generosidad, compasión, e sabiduría.
¿Qué significa practicar los
preceptos? Practicar los preceptos es estar en armonía con la vida y el
universo. Es ser consciente de lo que
estás al punto de hacer en cada momento. Cuando se rompe un precepto, hay que
ser honesto contigo mismo, reconociendo el hecho y asumiendo responsibilidad
por ello. Es como cuando trabajamos con la respiración en zazen: cuando la
mente se desvía, se da cuenta del hecho, reconociéndolo, asumiendo
responsabilidad por ello, y volviendo de nuevo a la respiración. Nadie más está involuncrado en el proceso.
Nadie más está vigilándote, asegurando que estés practicando bien. Sólo tú
sabes cuando hayas roto el precepto, y asumes responsabilidad por el hecho.
Asumir responsabilidad por tus
acciones es ser amo de tu vida, apoderándose hacer lo correcto en cuanto a lo
que está obstaculizándote, sin culpar a otros o a las circunstancias exteriores
surgiendo. Somos los creadores de nuestro mundo. Reconociendo este hecho,
tomamos posesión de los preceptos, haciéndolos nuestros, y así, se da vida a
Buda.
Según el maestro Zen Dogen, del
siglo 12 de nuestra era, la meditación, la practica para lograr la Iluminación,
y la Iluminación en sí son todas la misma cosa. Cuando te sientas en
meditación, estás manifestando la sabiduría, la compasión, y la Iluminación de
los Budas. Los preceptos son lo que define la vida de un Buda. Practicar los preceptos es expresar la
sabiduría y la compasión de un Buda como tu propia vida. La ética, la moralidad,
y la Iluminación son uno. La práctica de los preceptos toma lugar en el mundo
basado en la ética y las enseñanzas morales pasados de maestro a alumno por
varias generaciones desde el Buda hasta ahora. La ética y la moralidad son
indispensables para praticar el Buda-Dharma.
La práctica de los preceptos crea
cierta realidad, un estado de consciencia. Es un estado en el que estamos en
armonía con las enseñanzas éticas y morales del Buda, un compromiso firme para
vivir con integridad, vitalidad, consciencia, y congruencia. Los preceptos se
basan en la ley de interdependencia, co-originación, y la interpenetración de
todas las cosas del universo. Los problemas que surgieran en nuestras vidas
llegan a ser nuestros koans, acertijos espirituales para resolver, los que se
traen a las consultas con el maestro para recibir orientación y aclarar
dudas. Los preceptos sirven como guías
en el camino de los budas, dándote la orientación de como vivir en equilibrio,
armonia, y paz con el mundo. Se puede usar y explorar los preceptos aunque no
los tomen formalemente en Jukai.
Durante Jukai, invocamos los Tres
Tesoros de Buda, Dharma, y Sangha, con los bodhisattvas y el linaje de
maestros, arrodillándonos y poniendo las manos juntos frente al pecho en gassho
para expresar la unidad de toda dualidad, y recitamos “Se uno con el Buda el
las diez direcciones, sé uno con el Dharma en las diez direcciones, sé uno con
la Sangha en las diez direcciones,” identificándonos con la esencia de todo el
universo. El lenguaje del cuerpo tiene su impacto en nuestra consciencia. Hacer
gasshos, reverencias, y sentándonos en medio loto en el piso, con las manos en
la mudra cósmica, estamos poniéndonos en una actitud de ser Buda. Lo que hacen
nuestros cuerpos, nuestras voces, nuestras mentes, es lo que crea nuestro
karma.
Cuando invocamos ser uno con el
Buda, Dharma, Sangha en las diez direcciones, estamos creando una acción que
crea karma. Karma significa actividad, acción, y el proceso de causa y efecto. Lo que haces es lo que te pasa. El karma
se perpetua a si mismo, sea bueno o malo. El karma mantiene la cadena de causa
y efecto. Si hacemos algo malo basado en codicia, ira, o delirio,
experimentamos consecuencias negativas.
En la misma manera, si hacemos algo bueno basado en benevolencia,
altruismo, y compasión, experimentamos consecuencias positivas. Cuando estamos invocando al Buda, estamos
invitando el universo ilimitado en sí, junto con el Buda histórico, y todos los
practicantes espirituales de todos los seres sensibles del universo, ser
presentes. En efecto, estamos identificando nuestro propio cuerpo y mente con
el universo entero con todos sus seres.
¿Cómo funciona la mente? La realidad
y la experiencia humana son resultados de los órganos de percepción
interactuando con objetos y eventos en el mundo, con la consciencia jugando su
papel en el proceso. Por tanto, la mente, el pensamiento, y la consciencia
crean la realidad. El mundo de dualidad y fenomenos es el mundo creado por esta
interacción del cuerpo y la mente por medio de los sentidos. Todo es una construcción mental. Entonces,
nuestra experiencia en el mundo es el resultado de lo que percibimos, nuestras
intenciones, y las acciones causando karma y sus consecuencias. Invocar
significa recordar. Cuando invocamos a Buda, estamos recordando a Buda en
nuestras mentes. Bodhidharma dijo que el
Buda es la consciencia en nuestro cuerpo y mente, lo que previene el mal de
surgir. Entonces, invocar al Buda es recordar continuamente lo bueno, puro, y
correcto en nosotros, en nuestros cuerpos y mentes. Cuando hacemos esta acción mental, estamos
creando karma, en este caso, buen karma. Los 3 kleshas bloquean nuestra
experiencia directa del Buda. Invocar al Buda es abrir la consciencia de la
mente, recordando nuestra esencia cósmica, lo puro, ético, y virtuoso en nosotros.
Hay que enfocar nuestra consciencia, la luz interior, la Iluminación en sí,
recordando constantamente el Buda interior, nuestra naturaleza Búdica, para
eliminar las kleshas bloqueando nuestro ser.
Entonces, hacemos una promesa a
nosotros mismo, y a la comunidad de practicantes espirituales, que vamos a
recordar lo que es Buda en nosotros, los preceptos en acción. Es una declaración de nuestro intento basado
en consciencia iluminada. Por tanto, si hemos hecho una acción basada en la
consciencia iluminada, la consecuencia, el karma, será basada en la iluminación
también.
Hacemos un compromiso, una promesa,
seguir los preceptos, con la intención de salvar a todos los seres sensibles
del universo. Es un voto sagrado. En el
momento de hacer estos votos, estamos eligiendo convertir todo lo negativo y
dañino, en algo positivo y libre. La práctica diaria que surge de estas
intenciones son acciones de un Buda practicante. Dogen dice que un Buda es el que mantiene
comportamiento digno. El desarrollo de un Buda ocurre por medio de la práctica
de un Buda, sin expectativas de Iluminación o beneficio personal. La práctica
manifiesta dignidad, en la forma de Buda y Nirvana, y la dignidad transforma a
uno por manifestar el Camino del Buda, la práctica. La práctica es la
verificación y la manifestación de la Iluminación de todos los Budas. La
práctica y la Iluminación son uno. Cuando practicas estás realizando lo que
todos los Budas had realizado, que son Iluminados y uno con la esencia, y uno
con el universo, y con la esencia pura, compasiva, y sabia, manifestándose como
la acción ética y moral de la Iluminación.
Si esta enseñanza te ha sido útil, ¿podrías considerar una aportación a la Sangha MBZ?
Si esta enseñanza te ha sido útil, ¿podrías considerar una aportación a la Sangha MBZ?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.