LA FE DE BUDDHA
Charla Dharma 24/AGO/2014
Rev. Hyonjin Sunim
En la travesía de la vida
La fe es alimento,
Buenas acciones son un refugio,
La sabiduría es la luz por día y
Correcta atención la protección por noche.
Si un hombre vive una vida pura nada le puede destruir;
Si ha conquistado la codicia nada puede restringir su libertad.
(Buddha)
Fe es generosa…
Fe es la semilla pura de la virtud,
Cuando nos sentamos en zazen, es un acto de fe confiando que somos Buddhas, confiando en las enseñanzas del Buddha para abrirnos a esta verdad, y confiando que es algo aquí y ahora a experimentar directamente, lo cual se percibe como la mente calma y lúcida del “no sé” de zen. Abriéndonos a la mente original, nos sentamos sin mover, percatando las kleshas y nuestro apego a los hábitos mentales que causan el sufrimiento, soltándolos y así purificándonos de sus influencias. Fe es tanto la voz de nuestra naturaleza búdica llamándonos a practicar como la el resultado final de Iluminación. Sin fe, nunca llegaremos a practicar, y así, nunca entenderemos nada. Por tanto, la fe precede la práctica y es inseparable del entendimiento, los dos llevándonos sobre el río de ignorancia para reunirnos con la seguridad, la paz y la salvación más allá de la vida y la muerte, el mar de la mente de Buddha.
Aunque Budismo pone menos énfasis que otras religiones en la fe,
la fe es de suma importancia en la práctica del zen. El Buddha mismo declaró
poco después de comenzar su carrera como maestro:
Abiertos son las puertas a la
inmortalidad, Uds. que tengan oídos para oír, liberen su fe. (Buddha)
Sin embargo, no estamos hablando de una fe ciega en algo o
alguien. El Buddha advirtió a sus seguidores:
No crean nada simplemente porque te lo han dicho. No crean lo
que tu maestro te dice simplemente por respeto al maestro. Pero cualquier
doctrina, después de examinación y análisis, si la encuentras benevolente, contribuyendo
a lo bueno, el beneficio, y el bienestar de todos los seres – créela, mantenla,
y tómala como tu guía. (Buddha)
Una
fe ciega no puede hacer frente a las
dificultades que surgieran en la vida, y por consiguiente, no perdura a lo
largo. Es una fe emocional, inestable, y poco confiable. En cambio, una fe
basada en estudio, análisis, experiencia directa y compresión forma la base de
una buena práctica.
La fe del zen es una función natural de la mente original, o
sea, nuestra naturaleza búdica. Se considera la fe como indispensable para la
iluminación, basada en la creencia de que ya somos todos Buddhas. Esta creencia nos sostiene a lo largo de
nuestra práctica, el Buddha comparando la fe a lo que nos anima a cruzar el río
de samsara:
Un rebaño de vacas llega a la orilla de un río ancho. Las más
maduras ven el río y simplemente lo vadean. El Buddha las comparó a los seres plenamente
iluminados los que han cruzados ya el río de ignorancia y sufrimiento. Las
vacas más jóvenes, menos maduras en su sabiduría, tropiezan por la ribera con
temor, pero con el tiempo entran y atraviesan el río. Por fin vienen las
becerras, temblando con miedo, algunas acabando de aprender cómo levantarse. Pero
estas vulnerables becerras tiernas también llegan al otro lado, dijo el Buddha.
Atraviesan el río simplemente por seguir los mugidos de las voces de sus
madres. Las becerras confían en sus madres, y anticipando la seguridad de su
reencuentro, siguen sus voces y atraviesan el río. Eso, dijo el Buddha, es el
poder de la fe. (Buddha)
Somos nosotros aquellas becerras buscando el camino a la salvación.
Aquí, temblando a causa de nuestra inmadurez y falta de experiencia, tenemos
que confiar en lo desconocido, la voz interior de nuestra naturaleza búdica
animándonos a seguir adelante a pesar de que nos sentimos inseguros de cómo
proceder. Pero confiando en los que han atravesado antes, los miembros de la
sangha más maduros, nuestros maestros y amigos espirituales, encontramos la
valentía enfrentar el reto, anticipando la seguridad del reencuentro con
nuestra verdadera madre, la mente original.
Tener fe no requiere rigidez e
inflexibilidad basada en inseguridades. Si nuestra fe es forzada, rígida,
insegura, insistiendo en obediencia, entonces, no sirve para nada, y nos
hundimos en creencias falsas no probadas y sin apoyo verdadero a la práctica. Como
dijo el filósofo budista Alan Watts:
Tener fe es confiarte al agua. Cuando nadas no agarras al agua,
puesto que si lo haces, hundes y te ahogas. Mejor te relajas y flotas.
Todos tenemos una sabiduría innata, la que nos guía en la vida cotidiana.
Podemos confiar en esta sabiduría, y así soltar nuestras preocupaciones,
abriéndonos a la calma lucidez de la mente búdica.
Sin embargo, la fe debería
equilibrarse con el entendimiento y la sabiduría de prajña, o sea, la percepción
espiritual que penetra las tinieblas de la ignorancia con entendimiento profundo,
llevándonos a la iluminación. El Buddha
explicó porque necesitamos este equilibrio en la práctica con estas palabras:
Si una persona no
posee fe y entendimiento (prajña), entonces tal persona aumenta su ignorancia.
Si una persona posee entendimiento, pero sin fe, tal persona aumentará sus
ideas erróneas. Una persona quien no
tiene fe dirá, a causa de una mente enfadada: “¡No hay ningún Buddha, Dharma, y
Sangha!”
(Buddha)
Sin fe, no comenzamos a practicar.
Y si nunca practicamos, no encontraremos la iluminación. Por tanto, la fe e iluminación
son intrínsecamente relacionadas, dos aspectos de lo mismo.
El Buddha nos anima
a practicar, comparando la fe y la sabiduría de prajña a una lámpara iluminando
la oscuridad:
La fe es como una
lámpara y la sabiduría hace la flama brillar. Lleva esta lámpara siempre y en
su tiempo la oscuridad cederá y podrás permanecer en la luz. (Buddha: Dhammavadaka)
Con una práctica basada en fe y entendimiento, Nagarjuna (150-250 D.C.), el pensador budista más influyente
de todo el Budismo tras el propio Buddha, describe la primacía de fe permitiéndonos
no sólo cruzar el río, sino además entrar al gran mar en sí:
En el gran mar de las enseñanzas del
Buddha, mediante la Fe se puede entrar; mediante la Sabiduría se puede salvar…Si
uno tiene fe pura, se puede entrar las enseñanzas del Buddha. Si uno no tiene
fe, no se puede entrar las enseñanzas del Buddha. Los que no tienen fe en el
Buddha dicen “de este modo no.” Este es la consecuencia de no creer. Los que
creen dicen “de este modo.” (Park, 1983:11)
Nagarjuna está intentando a
explicarnos cómo la fe es la condición fundamental para entrar en las
enseñanzas del Buddha a así aplicarlas a nuestras vidas en la práctica
cotidiana, como una gran nave llevándonos sobre el mar a nuestra salvación, a la
Iluminación.
Este mar de Dharma revela la mente
original, recibiéndonos como ríos desembocándose en el mar del vacío, como
madres esperando nuestro regreso desde siempre con brazos abiertos. El maestro zen
coreano Seung Sahn una vez dijo:
Esta mente es como
el gran mar, al que todas las aguas fluyen – el río Hudson, el río Charles, el Rio
Amarillo, agua china, agua americana, agua limpia, agua sucia, agua salada,
agua dulce. El mar no dice, “Tu agua es sucia, no puedes fluir a mí.” Acepta
todas las aguas y las mezcla y todas se convierten en mar. Por tanto, si
mantienes la mente de Buddha, tu mente será como el gran mar. Este es el gran mar
de Iluminación. (Seung Sahn 1976:122)
La fe llevándonos a la Iluminación se ve reflejada en el Sutra Avatamsaka, donde
se encuentra el bodhisattva Samantrabhada entregando el más entusiasta himno de
elogio de todo el budismo alabando la fe de bodhisattvas:
Fe profunda, creencia,
y resolución siempre pura,
Ellos
(bodhisattvas) honran y respetan todos los Buddhas…
Profundamente
creyendo en el Buddha y las enseñanzas del Buddha,
También creen en
el Camino atravesado por buddhas futuros,
Y creen en la
suprema gran iluminación:
De este modo los
seres iluminados (bodhisattvas) comienzan a despertar su voluntad.
La fe es la base
del Camino, la madre de virtudes,
Alimentando y
creciendo todas maneras buenas,
Cortando la red de
duda, liberando del torrente de pasión,
Revelando el sendero
sin igual de la máxima paz.
Cuando la fe es inmaculada,
la mente es pura;
Obliterando
orgullo, es la raíz de reverencia,
Y la riqueza más
destacado en el tesoro de la religión…
Fe es generosa…
Fe felizmente puede
entrar las enseñanzas del Buddha;
Fe puede aumentar
el conocimiento y la virtud;
Fe puede asegurar
llegada a la iluminación…
Fe puede ir más
allá de los senderos de demonios,
Y revela la vía sin
par de liberación.
Fe es la semilla pura de la virtud,
Fe puede crecer la
semilla de la iluminación.
Fe puede incrementar
el entendimiento supremo,
Fe puede revelar
los Buddhas…
Fe es la más
poderosa, muy difícil poseer;
Es como tener en
todos los mundos
La maravillosa
perla cumple-deseos.
Cuando nos sentamos en zazen, es un acto de fe confiando que somos Buddhas, confiando en las enseñanzas del Buddha para abrirnos a esta verdad, y confiando que es algo aquí y ahora a experimentar directamente, lo cual se percibe como la mente calma y lúcida del “no sé” de zen. Abriéndonos a la mente original, nos sentamos sin mover, percatando las kleshas y nuestro apego a los hábitos mentales que causan el sufrimiento, soltándolos y así purificándonos de sus influencias. Fe es tanto la voz de nuestra naturaleza búdica llamándonos a practicar como la el resultado final de Iluminación. Sin fe, nunca llegaremos a practicar, y así, nunca entenderemos nada. Por tanto, la fe precede la práctica y es inseparable del entendimiento, los dos llevándonos sobre el río de ignorancia para reunirnos con la seguridad, la paz y la salvación más allá de la vida y la muerte, el mar de la mente de Buddha.
Bibliografía
Sahn,
Seung. (1976). Dropping Ashes on the
Buddha. Grove Press: New York.
Park,
Sung Bae. (1983). Buddhist Faith and
Sudden Enlightenment. State University Press of New York: Albany, N.Y.
Park,
Sung Bae. (2009). One Korean’s Approach
to Buddhism. State University Press of New York: Albany, N.Y.
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