BAGAJE EMOCIONAL
Charla
Dharma 10/NOV/2019
Ven. Dr.
Hyoenjin Prajna
“En la verdadera quietud, en la verdadera naturaleza,
en el verdadero vacío, no hay aparecer o desaparecer, no hay impermanencia o
permanencia, no hay forma ni vacío…Llega la primavera y la nieve se derrite:
aparecer y desaparecer es simplemente esto. El viento del Este sopla las nubes
de lluvia hacia el Oeste: la impermanencia y la permanencia son simplemente
esto. Cuando enciende la lámpara, toda la habitación se ilumina: toda la verdad
es simplemente esto. La forma es forma, el vacío es vacío… ¿Puedes ver colores,
puedes escuchar sonidos, puedes tocar cosas? ¿Es esta forma o es el vacío?
¡Dime, dime! Si dices incluso una palabra, estás equivocado. Y si no dices
nada, estás equivocado. ¿Qué puedes hacer? KATZ!!! Aparecer, desaparecer,
¡déjalo! Impermanencia, permanencia, ¡déjalo! Forma, vacío, ¡déjalo!” (Seung Sahn, 150), Dropping Ashes on
the Buddha[i]
La otra noche soñé que había llegado
a casa después de un largo viaje, y de repente me acordé de que había dejado
todo mi equipaje en el aeropuerto. Este hecho me causaba mucha ansiedad en el
sueño, puesto que no había nada para sentarse en la reunión de meditación que
estaba al punto de realizarse, estando los cojines entre las cosas abandonadas en
el aeropuerto. En la mañana, me desperté de este sueño con la sensación de que
había perdido algo, o sea, mi bagaje. Pero después de considerarlo un momento,
me di cuenta: “¡He perdido mi bagaje!” es decir, mi bagaje emocional ya no
estaba. Mis historias, dramas, y expectativas ya no me atormentaban como antes,
las había dejado en el aeropuerto del pasado, el punto donde la gente viene y
va, aparece y desaparece, la mente discriminativa. Sin embargo, no hay bueno ni
malo, no hay mañana ni ayer. No hay nada lograr o defender. Como dice Seung
Sahn, “Llega la primavera y la nieve se derrite; el viento del Este sopla las
nubes de lluvia hacia el Oeste; cuando enciende la lámpara, toda la habitación
se ilumina.” Todo es simplemente esto
antes del pensar, antes del juzgar, criticar, comparar, afirmar, defender,
tener o no tener la razón. ¿Cuál es tu verdadera cara? Si dices una palabra,
estás equivocado. Si no dices nada, estás equivocado. Los pájaros cantan. Hace
fresco hoy. Los peces nadan en la pecera. ¡Déjalo ir todo!
Es como si estuvieras viajando por
avión de Guadalajara a Nueva York sujetando una maleta pesada. La maleta
representa todo tu karma: tus preocupaciones, responsabilidades, y problemas
financieros; tus niños enfermos, tu estrés, y tus frustraciones con tu pareja,
tu jefe, y tu familia. ¿Por qué sigues sujetando esta maleta? ¿Crees que si la
sueltas no llegarás a tu destinación? ¿Crees que esta maleta es tan importante
que si lo sueltas el avión se caerá? ¡Claro que no! El avión es confiable con
pilotos y azafatas profesionales. Puedes confiar en ellos. Puedes simplemente
bajar tu maleta y permitir que el avión, los pilotos y las azafatas te lleven.
Incluso puedes sentarte en primera clase, mirar por la ventana, y disfrutar la
vista de nubes y paisajes abajo. El avión es el Dao, la Vía espiritual. No
puedes lograr el Dao, es lo que es. Si te rindes, si sueltas tu bagaje, si te
sientas y te relajas, el Dao te lleva. No necesitas controlarlo. Es mucho más
sabio que tú. Es infinito en su sabiduría. Simplemente fluye con él.
Al mismo tiempo, date cuenta de que
no estás viajando solo. Hay muchos otros viajeros acompañándote en el mismo
avión. Todos quieren llegar al mismo lugar. Todos vamos juntos. Puede ser que
hay uno en el asiento a tu lado que sufre por ansiedad extrema. Tiene miedo al
volar. Se ve que está sudando, tomando mucho alcohol, y hablando sin parar. Al
despegar el avión, esta persona está al punto de tener un ataque de nervios.
Entonces, ¿qué haces? Si lo ignoras, todos van a sufrir si se pierde en pánico.
Así que, se conviene a todos ayudarle. Lo saludas, entablándole en
conversación, invitándole a una copa para tranquilizarlo sus nervios. Haces
todo lo posible para que se sienta bien. Y todos en el avión están agradecidos
por tu valiente esfuerzo.
De esta forma, cumplimos nuestros
votos como bodhisattvas: estamos salvando a todos los seres sensibles, porque
al ayudar a uno, todos están salvados. Usamos todos nuestros medios hábiles,
todos nuestros preceptos espirituales, para ayudar a otros. Los preceptos son
muy importantes. Son como un letrero señalándonos la vía correcta. Sin embargo,
no deberíamos estar apegados a los preceptos. Ninguna acción es buena o mala en
sí. Sólo importa la intención. Así que, para ser bodhisattvas, a veces hay que
romper los preceptos para ayudar a otros.
La siguiente historia demuestra esto:
“Una vez, el Maestro Zen Kyong Ho estaba viajando con
su estudiante, el Maestro Zen Mang Gong. La pierna de Mang Gong comenzó a doler,
tanto que cuando finalmente se sentó debajo de un árbol, no pudo volver a
levantarse. Esto era un gran problema, ya que tenían que estar en cierto templo
antes del anochecer, y todavía quedaban muchos kilómetros por recorrer.
“Entonces Kyong Ho dejó a Mang Gong debajo del árbol y se alejó. Cruzó varios
campos hasta que llegó a algunos campesinos trabajando. Una de ellas era una
niña de dieciséis o diecisiete años. Se acercó a ella, la tomó en sus brazos y
le dio un beso apasionado. El padre de la niña y los otros campesinos lo
miraron asombrados, lo que aumentó aún más cuando notaron que Kyong Ho era un
monje. Por supuesto, estaban indignados y comenzaron a perseguir a Kyong Ho por
los campos. Kyong Ho se dirigió hacia el árbol y gritó: ‘¡Levántate! ¡Corre por
tu vida! "Cuando Mang Gong lo vio acercarse con una banda de campesinos
enojados detrás de él, saltó y salió corriendo a toda velocidad. Llegaron al
templo antes del anochecer.” (Seung Sahn, 148-149)
Como se ve en esta historia, a veces
estamos tan dolidos con nuestro karma que casi no podemos seguir adelante en
nuestro camino. Estamos muy cargados con nuestro bagaje. No obstante el maestro
decide, por el bien de su alumno, romper su voto como monje y besa a la hija de
un papá cultivando su campo con sus compadres, lo cual causa tanto escándalo,
que al ver todos los campesinos persiguiendo su maestro, el alumno olvida sus
dolencias y va corriendo al refugio del monasterio. Como bodhisattvas, tenemos
que estar dispuestos hacer lo que sea para salvar a los demás, incluso a veces
hacer lo que aparenta romper los preceptos. La intención es salvar a otros, no
simplemente beneficiarnos a nosotros mismos. Y así, forma es forma, vacío es
vacío. Te despiertas y cumples tu Gran Función salvando a otros para que todos
lleguen a casa sano y salvo, y si son muy afortunados, se deja el bagaje en el
aeropuerto.
[i] Mitchell, Stephen. Dropping
Ashes on the Buddha: The Teachings of Zen Master Seung Sahn. Grove/Atlantic,
Inc.. Edición de Kindle.
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