BRÚJULA DEL ZEN
Parte 4
MAHAYANA: LA GRAN VISIÓN DE BUDISMO
Charla Dharma 12/ENE/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Este
es el cuarto la clase del libro BRÚJULA DEL ZEN por Seung Sahn. Hay dos grandes
escuelas del budismo: Hinayana y Mahayana. Hinayana pertenecía a las escuelas
tempranas del budismo que buscaban la liberación del individuo por medio de la
meditación, la introspección, y una vida equilibrada y ética. Aquellas escuelas
tempranas tendían a enfatizar la vida monástica como la única forma de llegar a
la liberación y basaban sus enseñanzas completamente en las palabras del
Shakyamuni Buda, quien vivió en el 6º siglo a.C. Pero alrededor del 1 siglo
d.C. surgió una nueva forma de budismo con una visión más amplia, una visión
que buscaba la liberación de todos los seres del universo con una práctica más
allá de los monasterios, una práctica que incluía los laicos y las laicas en
sus casas y sus trabajos, en el mercado y los campos. Esta gran visión se
nombró Mahayana, lo que significa el Gran Vehículo. El seguidor del Mahayana
busca alcanzar la iluminación por el bien de todos los seres, para que todos se
liberen del sufrimiento e la insatisfacción de la vida. Esta actitud se realiza
en Mahayana por medio del ideal supremo del bodhisattva. Los bodhisattvas
dedican todos sus esfuerzos a la liberación de otros seres sin buscar nada en
recompensa. ¿Cuáles son las otras cualidades que se asocian con esta escuela de
gran visión, la Mahayana?
Vacío es el punto de partida de toda
la Mahayana. Este vacío significa que
nada tiene su propia naturaleza permanente o aislada del resto del universo. De
hecho, todo en el universo es vacío, toda forma es vacío y vacío es forma. La
verdad absoluta es que tú y yo y todo fenómeno es vacío, y por lo tanto, todo
es uno en esta vacuidad. El mundo presente en este momento es lo único real.
Sin embargo, todo lo que existe no tiene sustancia personal, no es permanente,
ni separado. Todo es este momento, tal como es, sin futuro ni pasado. Sólo la
mente crea futuro y pasado. La mente crea un mundo ilusorio, un mundo que
aparenta tener solidez y permanencia, pero es una ilusión. La mente crea esta
ilusión de separación de cada cosa y de nosotros de los demás. Sufrimos por
creer esta ilusión. Pero Mahayana enseña que no estamos condenados al
sufrimiento continuo. Aunque todo es vacío, Mahayana enseña que este vacío es
nuestra salvación, es nuestra liberación, es lo que se libera del nacimiento y
la muerte.
Mahayana enseña seis puntos básicos
de la Gran Visión. Primero, todos los dharmas (fenómenos) no existen en sí; son
vacíos de realidad permanente. Este vacío es la realidad suprema, la sustancia
original de todo. Cuando no hacemos nada, como por ejemplo en la meditación,
cuando no hay bueno o malo, cuando no hay pensamientos discriminatorios, cuando
no hay opiniones o nombres o comparaciones, allí no estamos haciendo nada,
estamos ubicándonos en nada, y esta nada es lo que somos, lo que no tiene
nombre, no se limita con ideas o opiniones, es la mente antes de los
pensamientos, antes de saber, es el no saber de nuestra esencia, el origen de
todo. Formas e ideas son funciones de esta sustancia, esta nada. Es como el
océano y la ola. La ola tiene forma, pero no es permanente. Surge del océano,
existe por un rato, y luego desaparece en el océano. De hecho, no hay ningún
momento que no es océano. Es una ilusión que se percibe como separado. Pero en
todo momento es agua, y el agua es lo que compone el océano. Sin océano no hay
ola, sin ola no hay océano. Vacío es forma, forma es vacío.
El segundo punto básico del Mahayana
es que no hay características externas. Las cosas no son como aparentan. Un
libro parece ser real, con portada y hojas con letras escritas sobre las
páginas. Pero es una ilusión. No existe como algo permanente. Dentro de algunos
años, se descompones y cambia a otras cosas, quizás un árbol de nuevo. Pero es
impermanente. Lo que crea la apariencia de algo real y permanente es la mente.
La mente crea una ilusión de cosas separadas de nosotros y permanentes en sí. Y
sufrimos por creer esta ilusión. Sufrimos porque queremos creer que este libro
o este carro o esta casa o este dinero me va a traer felicidad. Aunque se
disfruta de estas cosas por un momento, las cosas son inherentemente
impermanentes y vacías. Así que nombre y forma no son reales. Son ideas que
ponemos sobre las cosas. Son funciones momentáneas del océano de vacío.
El tercer punto básico del Mahayana
es que no hay bueno o malo. Las cosas simplemente son como son. Aunque no hay
bueno y malo, si hay bueno y malo. En términos budistas, cuando decimos que
ciertas acciones son malas, significan que son acciones que causan sufrimiento
e insatisfacción. Nada en sí es mala, pero nuestras intenciones egoicas basadas
en la idea de un yo como centro del universo es lo que causa distorsión, ilusión,
y descontento. Lo que es bueno es lo que alivia el sufrimiento. Nada en sí es
bueno o malo. Tenemos que considerar correcta situación, correcta relación, y
correcta función para decidir como actuar en la vida. Es el camino medio entre
los extremos. Karma se produce por nuestras intenciones basadas en nuestras
opiniones y gustas, o sea, según mi idea de lo que es bueno o malo. Sin
embargo, si se puede cortar las ideas y volver a lo que es antes del pensar,
allí puedes funcionar sin hacer y no causar sufrimiento y sin violencia y sin
complicaciones. La mente condicionada es muy complicada. La mente libre de
ideas en muy sencilla. El piso es blanco, la planta es verde. Sencillo. No
requiere gustos o disgustos. Es lo que es, antes del pensar, antes de la
comparación, antes de me gusta o no me gusta.
El cuarto punto básico del Mahayana
es que el Vacío es el Absoluto. Opuestos solo existen como pensamientos. Todo
es completo es sí y no falta nada. Todo es la verdad tal cual. Vacío es todo lo
que hay. Este vacío es sinónimo con Buda, Dios, Amor, Verdad, Belleza. Cuando
se ve un puesto del sol, se llena con alegría. Por un momento el sol anaranjado
es todo. No falta nada. Por un momento, nuestras ideas paran, hay solo sol. Es
bello y completo. No es complicado. Es lo que es, siempre perfecto, hermoso, es
siempre como si fuera la primera vez viendo este sol. Y luego, desparece bajo
el horizonte. Y ya no se ve. Es la vida como es, tal cual.
El quinto punto básico del Mahayana
es que todo está interconectado, lo que se llama mutua interpenetración u
origen dependiente. Esto significa que todo coexiste juntos, mutuamente
cocreándose. Se simboliza con la red de Indra. Es como si todos los seres del
universo estuvieran conectados con una gran red de pescar. En cada cruz de la
red hay un diamante. Cada diamante refleja todos los otros diamantes. Si se
toca en cualquier punto de la red, sutilmente todos lo sienten. Todo va y
viene, sin obstáculo en el vacío. Todo el universo esta creado por la
interdependencia de todas las otras cosas del universo. Si se elimina sólo un
átomo del universo, todo se colapsaría. De esta forma, puesto que todo es
vacío, todo interdependiente por su existencia, se puede usar lo bueno y lo
malo conscientemente para ayudar a otros. En un retiro, el dolor de la espalda
puede surgir, pero debido a este dolor, se puede diferenciar entre lo que es la
mente condicionada, con sus pensamientos discriminatorios, y lo que es la mente
verdadera, la que es paz y armonía sin faltar nada. Así se da cuenta de nuestra
verdadera naturaleza búdica, nuestra esencia completa, pura y completa.
El sexto punto básico del Mahayana
es que se puede transformar todo en amor y compasión. El bodhisattva es la que
vive en el mundo cotidiano, el mundo que aparenta como samsara de descontento e
insatisfacción, y lo transforma en el nirvana de paz y armonía. Cuando no hay
ideas discriminatorias, no hay obstáculo. Todo lo que hay es simplemente el
Absoluto, tal como es. El Absoluto es amor y compasión. Cuando podemos soltar
nuestros prejuicios y opiniones, entonces todo se aclara. Nos ubicamos en el
silencio de nada, del vacío, y decidimos conscientemente elegir amor y paz,
elegimos la no violencia. Todos a nuestro alrededor son budas. Todo es perfecto
tal como es. Simplemente soltar nuestras ideas, volver al no saber, y actuar
desde nuestro corazón por el bien de todos. Cuando actuamos así, somos
auténticos, somos bodhisattvas.
Nuestra mente puede crear samsara o
nirvana. La mente es como un espejo. Refleja todo como es, siempre sin mancha.
Cuando surge una flor rosa, la mente refleja solo flor rosa. Esta mente refleja
la verdad en todo momento cuando no está nublado con ideas discriminatorias.
Mientras que el espejo de la mente refleja la verdad tal como es, siempre se
queda vacía: no hay nada allí. Ver la flor rosa simplemente como flor rosa, es
ver a Buda. Ver a Buda es ver perfección, ver sin mancha, ver sin distorsión,
prejuicio, o crítica. Cuando surge frío, hay sólo frío. Cuando surge calor, hay
sólo calor. Cuando surge enfermedad, hay solo enfermedad. Cuando surge muerte,
hay solo muerte. Pero a la vez, todo es vacío, perfecto como es. Vivir libre de
insatisfacción, es vivir la plenitud del vacío, nuestra naturaleza esencial.
Vivir desde la naturaleza esencial, es vivir sin falta nada. Con tanta
plenitud, hay de sobre para otros. Así que se puede dar y dar y dar, y llenarse
todavía más, porque todo es vacío, no tiene límite. Actuando así, somos bodhisattvas,
expresiones puras de lo Infinito del vacío, ayudando a todos porque no hay nada
separado, nada ganar, nada perder, nada lograr. Todo simplemente es tal como
es.
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