TRES MARCAS DE LA EXISTENCIA
Charla Dharma 05/ENE/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Seung Sahn, en su libro Brújula del Zen, nos pregunta: ¿De dónde viene la
ignorancia y por qué? De hecho la ignorancia es primordial. No tiene comienzo.
Es lo que manifiesta un yo ilusorio. Donde hay un yo ilusorio, ahí hay
pensamientos, habla y acciones. Donde hay pensamientos, habla y acciones, ahí
hay karma. Donde hay karma, hay insatisfacción y sufrimiento. Así que, por
ignorancia, todo el mundo ilusorio de samsara surge, incluyendo nuestros
cuerpos. Nuestro karma anterior forma nuestros cuerpos en esta vida, a través
del cual nos identificamos formando un yo. Y este yo se expresa por medio de un
cuerpo que genera más karma obstaculizando nuestra percepción del mundo como
es. Cuando no percibimos el mundo como es, experimentamos insatisfacción, o
sea, dukka. Todo esto se resume en tres marcas del budismo: 1. impermanencia
(anicca), 2. no yo (anatman), 3.
insatisfacción (dukka), y otra que algunos consideran muy importante 4. realidad
(nirvana).
Todas las escuelas del budismo, Theravada, Mahayana, Tibetana, Tierra Pura,
Chan, Soen, Rinzai, Soto, Thien, todos comparten estas cuatro marcas. Todos basan
sus enseñanzas en el hecho de que todo fenómeno en el mundo es impermanente.
Todo lo que nace va a morir. Todo lo que tiene un comienzo va a terminar. Todo
está fluyendo, cambiándose, transformándose, y convirtiéndose en algo
diferente. Un árbol nace de una semilla, crece, perdura unos años, produce
fruta y semillas, y luego muere, transformándose en tierra, y desde la tierra
las semillas crean otros árboles. Es el ciclo de la vida. En sí, no hay ningún
problema. Todo simplemente es como es, antes del pensarlo. El árbol nunca dice
“soy árbol”. Simplemente vive su vida echando raíces, formando ramas y hojas, y
da sombra a todos, sin preguntarlos si son buenos o malos. Tiene ilimitado
paciencia, puesto que no está comparándose con otros árboles. No está quejándose
por las condiciones malas o buenas a su alrededor. Recibe de la tierra, lo
transforma, y luego regala la tierra con sus frutos, semillas e incluso su
propio cuerpo. Si pudiéramos vivir nuestras vidas observando la perfección de
la naturaleza, estaríamos en armonía con todo, nirvana. Pero no estamos en
armonía por nuestras ideas y acciones basadas en un yo inexistente, anatman. Es
sólo una ilusión basada en las sensaciones y deseos de un cuerpo físico
generando preferencias, comparaciones, gustos y disgustos, y nos aferramos a
estas ideas y nos sentimos descontentos, insatisfechos, dukka.
En su primera enseñanza después de su despertar, el Buda declara lo mismo,
que todos experimentamos insatisfacción en la vida debido al deseo creado por
un yo que no existe. Por tanto, si se puede cortar este deseo, entender cómo es
la vida en sí, podríamos liberarnos de la insatisfacción y vivir en la armonía
y la paz de nirvana. Entienden que Nirvana no es un lugar o un
estado de la mente. Es incorrecto pensar que nirvana sea el resultado de la
extinción del deseo. Nirvana no es el resultado de nada. Si fuera un resultado,
entonces sería un efecto producido por una causa, algo condicionado, y por
tanto, impermanente, limitado, y fuera de este momento. Nirvana no es un
producto de causa y efecto. No es producido como un estado místico, mental o espiritual.
Meditación no causa nirvana, sino más bien, dejas de distraerte con tus propios
pensamientos, opiniones, y puntos de vista, dejándote ver lo que siempre ha
estado justo frente a ti, pero estabas demasiado distraído para verlo. La
Verdad simplemente es. Nirvana es este momento libre de distracciones, ideas u
opiniones. Es lo que ves antes del pensamiento distorsionándolo, lo que
llamamos “No sé.” Lo único que puedes
hacer es verlo, realizarlo, darte cuenta de que este momento es completo. Aunque
hay un camino que nos lleva a la realización del Nirvana, el Nirvana no es el
resultado de dicho camino. Puedes llegar a la cima de una montaña por medio de
un camino, pero la montaña no es el resultado ni el efecto del camino. O sea, puedes
ver una luz, pero la luz no es el resultado de tu vista. Estamos
esforzándonos por medio de nuestra práctica para ver la luz de nuestra propia
esencia, la misma esencia en todos, el origen fundamental de todo, lo que ya
está, a pesar de que no lo percibieras claramente todavía. Sin embargo, nuestra
mente calma lúcida es esta esencia. No tenemos que lograrlo, simplemente dejar
de distraernos con ideas y opiniones, y percatar este momento tal como es.
No obstante, tenemos que ejercer nuestra voluntad, determinación, y fuerza
física para practicar y seguir el mapa que Buda nos dejó, el Sendero Óctuple,
el último de los Cuatro Verdades. Cuando despejamos la ignorancia con clara comprensión
de lo que es real y lo que no es real, lo que es antes del pensar, cuando se lo
combina con sanos propósitos libres de juicios y críticas, esto es prajna, o
sea sabiduría. Cuando hacemos el esfuerzo diario sentarnos, calmando la mente,
aprendiendo cómo ser presentes en cada momento, entonces esto es samadhi, o
sea, la meditación profunda. Cuando funcionamos desde nuestra verdadera esencia
en nuestros hogares y trabajos, extendiéndonos al mundo, ayudando a otros con
acciones y palabras basadas en la compasión, el amor y la no violencia,
entonces esto es sila, o sea, la ética de los preceptos. Estos tres
entrenamientos, prajna, samadhi, y sila, son fundamentales para una práctica
completa del zen. Nos dan la habilidad cortar los cinco deseos excesivos de los
seres humanos, los que nos causan dukka, la insatisfacción continua en la vida.
Primero tenemos que enfrentar nuestro excesivo consumismo material. El material no es en sí malo, sino nuestro
apego a él, el cual nos causa ansiedad, preocupación, frustración, y agitación
mental. Igualmente, si nos basamos nuestras vidas en codicia sexual o nos
obsesionamos por la fama, la comida o el dormir excesivo, entonces nuestras
vidas pierden su armonía y equilibrio naturales. No tenemos que lograr esta
armonía, sino más bien darnos la oportunidad de disfrutar este momento sin
distracciones. Aunque sea difícil cortar estos viejos hábitos que agitan
nuestras mentes, nuestra práctica de meditación, silencio, y no sé, nos
revelarán el maravilloso mundo a nuestro alrededor. Simplemente apaga tu
celular por un rato, pasea por los campos con tu familia, tu pareja, o tus
amigos, y percata la bella naturaleza de esta Tierra, nuestro verdadero hogar, nuestro
verdadero maestro y ejemplo a seguir.
Su apoyo es muy apreciado. Pueden enviar una aportación voluntaria al maestro en
paypal.me/MeditacionBudistaZen
Gracias
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