MEDITACIÓN BUDISTA ZEN
VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.
Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.
Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.
Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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jueves, 27 de febrero de 2020
domingo, 23 de febrero de 2020
EL MANIFIESTO MONÁSTICO (Texto) Voto 1 Comprometerse al Silencio Charla Dharma 23/FEB/2020
EL MANIFIESTO MONÁSTICO
Voto 1
Comprometerse al Silencio
Charla Dharma 23/FEB/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
1. Me comprometo a descubrir momentos en cada
día para el silencio y la quietud, para dejar espacio para la ecuanimidad, y aprender
a no ser obstaculizado por nuestra cultura de ruido y estimulación constante.
Es importante encontrar un
lugar silencioso tanto exterior como interior cada día para descansar y
reconectar con nuestro corazón y equilibrio mental, lejos de nuestros distractores
de teléfonos, computadores, televisores, y estímulos mentales. No es nada fácil
soltar todo por unos minutos. Estamos corriendo de un lado a otro, apresurados
para la próxima cita o trabajo esperándonos. Si consideramos la meditación como
una tarea más, se vuelve muy pesado, como una cosa más a la lista de quehaceres
del día. Pero el Buda en sus discursos a los monjes nos aconseja la actitud
hacia la meditación cada día comparándola con la frescura del agua:
"Rahula, desarrolle la meditación que es
como el agua; porque cuando se
desarrolla la meditación que
es como el agua, surgidos contactos agradables
y desagradables no invaden su
mente y se quedan. Así como las personas se lavan las cosas limpias y
cosas sucias, excrementos, orina, saliva, pus y sangre en
el agua, y el agua no es
repelida, humillada y disgustada
por eso, también Rahula, desarrolle la meditación que es
como el agua; porque cuando se
desarrolla la meditación que
es como el agua, surgidos contactos agradables y desagradables no invaden su mente y
se quedan." (MDL, 62:14)
Así
que la meditación nos da la oportunidad de limpiar la mente de los residuos del
día, cosas que invaden nuestros pensamientos y nos dejan agobiados, estresados
y molestos con el mundo. Al sentarnos cada día sobre nuestro cojín en el
silencio y la quietud, nos abrimos una y otra vez a la ecuanimidad, el punto
primero donde nos sentimos en paz con el mundo y nos despertamos a este momento
tal como es, con un sentido de agradecimiento y bienestar. Es un reto superar
los distractores, como se muestra en la historia siguiente:
Un
grupo de ranas saltaba contento por el bosque, realizando sus asuntos de ranas,
cuando dos de ellos cayeron en un pozo profundo. Todas las otras ranas se reunieron
alrededor del pozo para ver qué se podía hacer para ayudar a sus compañeros.
Cuando vieron cuán profundo era el pozo, el resto del grupo consternado acordó
que fue inútil y les dijo a las dos ranas en el pozo que deberían prepararse
para su destino, porque eran tan buenos como muertos. No dispuestos a aceptar
este terrible destino, las dos ranas comenzaron a saltar con todas sus fuerzas.
Algunas de las ranas gritaron al pozo que no había esperanza, y que las dos
ranas no estarían en esa situación si hubieran sido más cuidadosos, más
obedientes a las reglas de ranas y más responsable. Las otras ranas continuaron
gritando tristemente que deberían ahorrar energía y darse por vencidas, puesto
que ya estaban tan buenos como muertos. Las dos ranas continuaron saltando tan
fuerte como pudieron, y después de varias horas de esfuerzo desesperado fueron
bastante cansados. Finalmente, una de las ranas escuchó las llamadas de sus
compañeros. Gastado y desanimado, se resolvió en silencio a su destino, se
tumbó en el fondo del pozo y murió mientras los demás miraban con impotente
dolor. La otra rana continuó saltando con cada onza de energía que tenía,
aunque su cuerpo estaba sacudido por el dolor y estaba completamente exhausto.
Sus compañeros comenzaron de nuevo, gritándole que acepte su destino, que pare
el dolor y simplemente muera. ¡La rana cansada saltó más fuerte y más duro y maravilla de maravillas! Finalmente saltó tan alto que saltó del pozo.
Sorprendidas, las otras ranas celebraron su milagrosa libertad y luego se
reunieron alrededor de él y le preguntaron: "¿Por qué continuaste saltando
cuando te dijimos que era imposible?” Leyendo sus labios, la rana asombrada les
explicó que estaba sordo, y que cuando vio sus gestos y gritos, pensó que lo
estaban animando. Lo que había percibido como estímulo lo inspiró a esforzarse
más y tener éxito contra viento y marea.
Esta
historia demuestra la importancia de perseverancia frente a la adversidad.
Cuando otros tratan de desanimarte en cuanto a tu práctica, tienes que seguir
adelante como si estuvieras sordo a sus comentarios. Pero hay otra forma de
entender esta historia. Todas estas ranas son aspectos de nuestra propia mente
condicionada diciéndonos cosas negativas durante todo el día, la autocrítica
que nos desanima y nos distrae de nuestra disciplina y práctica. La meditación requiere
mucho esfuerzo no conceptual y acción clara. Es decir, tenemos que operar desde
lo que es la verdadera mente antes de las ideas y conceptos dualistas, desde el
no saber de nuestra esencia. Así que, con Gran Determinación para saltar del
pozo de nuestra insatisfacción, Gran Fe en nosotros mismos, y Gran Duda o
introspección con el huatou, lograremos la liberación.
Bibliografía
The
Middle Length Discourses (MLD) of the Buddha. (2009). Cuarta edición. Traducido
por Majjhima Nikaya, Wisdom
Publications: Boston, Mass.
lunes, 17 de febrero de 2020
domingo, 16 de febrero de 2020
Los Diez Mundos Mentales del Budismo (TEXTO) Charla Dharma 16/FEB/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Charla Dharma 16/FEB/2020
“Qué
significa que todos los seres de los diez niveles entran al Nirvana el mismo
día?”
¿Qué quiere decir Seung
Sahn al pronunciar este huatou? ¿Quiénes son estos seres de los diez niveles?
¿Cómo pueden todos entrar al Nirvana el mismo día? Para solucionar esta
pregunta enigmática, hay que hacer referencia al Sutra del Loto. El Sutra del
Loto es uno de los sutras mahayana más influyente y populares en el este de
Asia. Fue probablemente
escrito varios cientos de años después de la muerte de Buda Gautama. En su
contenido, se pueden hallar parábolas, poemas y versos de todo tipo, de lo
cual, cada uno de ellos, transmite un significado que debe ser interpretado
mediante un amplio estudio. Muchas de las historias que cuenta nunca sucedieron
realmente, sino que son medios hábiles para expresar un
significado y conforme a un fin. Allí se encuentra la enseñanza de los
diez mundos que incluyen seis mundos inferiores y cuatro mundos nobles. De
hecho, son diez aspectos de nuestra propia mente.
Seis mundos inferiores
1. Infierno: Extremo
sufrimiento y desesperación. Incluso el impulso destruirse y otros.
2. Hambre: El deseo predomina
por riqueza y poder junto con una búsqueda para la notoriedad y la celebridad.
3. Animalidad: Predomina
el instinto sobre la lógica y la ética.
4. Ira: Predomina el
egocentrismo basado en una autoconciencia comenzando a formarse, pero está
dirigida sólo a dominar a otros puesto que se considera superior a todos.
5. Humanidad: Predomina
la razón sobre los deseos e impulsos instintivos. Se surge cierto sentido ético
en que se puede tener interacciones tranquilas y pacíficas con otros basadas en
respeto recíproco y aceptación mutua.
6. Cielo: Plenitud
económica y material con vidas llenas de felicidad y placer y cierto éxito
espiritual, pero con apego a los resultados de sus actos buenos junto con
orgullo espiritual.
Vivir en los seis mundos
inferiores significa depender en otros y en el entorno que lo rodea.
Cuatro mundos nobles
7. Aprendizaje: Se busca
la verdad y se dedica a la indagación de las enseñanzas de sabiduría de otros.
8. Realización: Al
percibir directamente la naturaleza esencial, se ilumina parcialmente, lo que
lleva a la autorrealización.
El Aprendizaje y la realización
se conocen como los dos vehículos que revelan la impermanencia de todo
fenómeno, y aunque un practicante se anima a buscar las verdades universales,
se lo hace independiente de otros, incluso sin tomar en cuenta el sufrimiento
de otros.
9. Bodhisattva: Estado
compasivo en que el propósito de la vida se revela como aliviar el sufrimiento
de otros y del cual la iluminación personal no está separada de la iluminación
de otros.
Los nueve mundos
anteriores refieren a la condición fundamental de oscuridad, o sea, la
condición humana.
10. Budeidad: unicidad
con la ley fundamental de vida, con verdad, que se caracteriza por libertad
absoluta, misericordia infinita y sabiduría ilimitada.
Según esta enseñanza, se puede mover de un mundo al otro,
pero de hecho, cada uno de estos mundos contiene dentro de sí mismo los otros
nueve mundos, así que cualquier persona, incluso una aún en la más baja del
infierno, tiene dentro de sí la condición de budeidad. Por el contrario, el que
está en el mundo de budeidad no está separado del resto de la humanidad puesto
que contiene dentro de si mismo los otros mundos. (Immacolata, 2002: 66-67)
Según Seung Sahn, estos diez mundos son diez aspectos de
nuestro propio pensamiento. Él afirma que no es necesario mover de un mundo
gradualmente al otro mundo, lo cual sería un camino largo y lento desde el
infierno de sufrimiento y desesperación hasta el mundo de la unicidad con la
verdad suprema. En un mero instante, si un nivel se libera del pensamiento,
todo se libera a la vez. (Golpe) No hay tiempo o espacio. En este golpe
todo se vuelve uno. Este momento exacto en el que ves aquello que siempre
estuvo allí es lo que se llama satori. Pero si no incluyes el resto del mundo
con tu despertar, se queda incompleto. Al despertarnos al no-saber antes del
pensar, nos identificamos con la sustancia del punto primario, nuestro
verdadero ser uno con el universo. Es nuestra esencia fundamental que
simplemente actúa con correcta situación, relación, y función en un mundo que a
la vez es perfecto tal como es y sin embargo necesita nuestra benevolencia, compasión,
paciencia, y sabiduría para liberarse de la insatisfacción. Cuando actuamos desde
nuestra naturaleza, estamos viviendo en el mundo con la mejor versión de nosotros:
budas compasivos y sabios que, de hecho, somos. Hagamos este mundo el mundo de la
budeidad. Desde este momento resolvamos cuidar a otros, cuidar al planeta,
cuidar a lo que es honesto, respetuoso, ético, y bondadoso en nosotros. Así que
vivimos en nirvana.
Bibliografía
Immacolata
Macioti, Maria. (2002). The Buddha Within Ourselves. University Press of America,
Inc., Lanham, Maryland.
lunes, 10 de febrero de 2020
Brújula Parte 8 El Círculo Zen (Texto) Charla Dharma 09/FEB/2020
BRÚJULA DEL ZEN
Parte 8
“El Círculo Zen”
Charla Dharma 09/FEB/2020
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
“Tengo un círculo.
Si entras en este círculo, te pego.
Si no entras en este círculo, también te pego.
¿Qué puedes hacer?”
El círculo zen es un símbolo revelando la verdad más allá de palabras o conceptos. Es como una puerta por la que tienes que pasar para practicar zen. Pero además es un enigma, porque si entras o no entras por esta puerta, te pierdes. Para pasar por esta puerta, tienes que dejar ir la idea de “puerta”, “entrar” e incluso, “círculo”. Hay que pasar por la puerta de “no-puerta,” o sea, la mente antes del pensar. Requiere que no hagas nada, que no fabriques nada. Si abres tu boca, ya has cometido un error. Entonces, ¿qué puedes hacer?
Una vez el maestro Alan Watts dijo: “El zen no confunde la espiritualidad con el pensar en Dios mientras que estás pelando papas. Espiritualidad zen es simplemente pelar papas.” Está diciendo que cuando estamos plenamente presente en cualquier acción libre de los pensamientos discriminativos, estamos ubicados más en la experiencia directa de la mente original, o sea, la sustancia de nuestra naturaleza búdica. Por eso, practicamos cada día: meditamos en silencio, consultamos con un maestro calificado, asistimos a clases de estudio y pasamos días en retiros zen. Así, cultivamos nuestra habilidad para volver a la mente que no saber y darnos cuenta directamente de cómo pasar por la puerta de no puerta.
El maestro coreano Seung Sahn nos ha dado un esquema muy eficaz para pasar por esta no puerta del círculo zen. Describe cinco puntos a su alrededor: 0°, 90°, 180°, 270°y 360°. El comienzo de nuestro viaje comienza al punto 0°, nuestra experiencia ignorante como mente chica limitada a este cuerpo. Una vez, Seung Sahn dijo:
Si alcanzas el punto cero, ya lo has atravesado y eres libre.
Si te apegas al punto cero, eres como un mono que mete la mano en un frasco para sacar una pieza de fruta, pero descubre que su mano, al sujetar la fruta, es demasiado grande para salir del frasco; de modo que se vuelve atascado.
Si pasas más allá de "libre" y "pegado" entonces ¿qué se queda claro?
Si te apegas al punto cero, eres como un mono que mete la mano en un frasco para sacar una pieza de fruta, pero descubre que su mano, al sujetar la fruta, es demasiado grande para salir del frasco; de modo que se vuelve atascado.
Si pasas más allá de "libre" y "pegado" entonces ¿qué se queda claro?
Para Seung Sahn, el punto cero aquí es un símbolo de nuestra verdadera naturaleza búdica. Sin embargo, en su enseñanza del círculo zen, punto cero es tanto el comienzo como el punto final. Comenzamos estudiando la mente con la mente. No es nada fácil. Como dice el Venerable Wonji Dharma:
Buscar el verdadero sentido de la vida es muy parecido a conducir tu coche mientras que buscas tu coche.
Es decir, que estamos utilizando nuestra mente para encontrar la mente, pero no hay dos mentes, sólo una. Así que, al comienzo del círculo zen, estamos utilizando la mente ignorante para buscar la mente verdadera. La única diferencia entre las dos es la mente con obstáculos e ilusiones y la misma mente libre de obstáculos e ilusiones. El problema es que tendemos a aferrarnos a nuestras ideas erróneas sobre la realidad, o como se dice, el polvo común de la persona no despierta que cree que cosas tienen sus propias realidades fijas y separadas entre sí y diferentes de nosotros. Además, creemos que somos este cuerpo limitado e impermanente. Este complejo de cuerpo-mente genera ideas y deseos que nos llevan al karma y la insatisfacción.
Con la práctica, comenzamos a intuir que esta mente es todo lo que hay. Ya hemos llegado al punto de 90° en el círculo zen. Como dice en el Sutra del Corazón, todo forma (fenómeno) es vacío (mente), y a la vez, todo el vacío es forma. Nos damos cuenta de que todo es vacío. Por lo tanto, no hay necesidad sufrir. No somos esclavos a nuestro karma. Hay posibilidad de liberarnos de la vida samsárica. Las ideas y pensamientos no son realidades en sí. Al entender esto, nos anima mucho. Pero hay un problema: seguimos experimentando insatisfacción puesto que la idea que todo es vacío es también una idea. Tenemos que soltar todos nuestros conceptos de nombre y forma, soltar nuestra idea del vacío, dejar de aferrarnos a nuestros deseos y anhelos, para experimentar el verdadero vacío.
Cuando se da cuenta de que forma es vacía y vacío es vacío, ya has llegado a 180° en el círculo zen. No es una idea, sino una experiencia directa de la mente original antes del pensar, lo que Seung Sahn llama el yo-nada. Esto sería lo que se refiere a “kensho”, un vislumbre de la realidad en sí libre de karma, ideas, prejuicios y opiniones. Cuando el maestro golpea el piso con su palo zen, está dando expresión a la realidad de este momento puro presente antes de que las ideas lo dividan entre el sujeto y el objeto. Sin embargo, todavía hay riesgo de desviarse y abandonar la práctica. Hay una enfermedad zen que se llama “quietismo”. Esto ocurre porque se aferra al vacío, creyendo que puesto que todo es vacío, no es necesario hacer nada en el mundo. Se siente bien cómodo con sí mismo y se encierre dentro de una burbuja de calma y bienestar. Puede ser muy hermoso vivir así, pero se convierte en una pratyekabuda, un buda solitario aislado del resto del mundo, satisfecho en sí. Está contento sentarse todo el día en su cueva cómoda sobre su flor de loto, pero no sirve para nada. No es más que un hermoso adorno que se puede colocar sobre una repisa y admirar. Ya se a aferrado al vacío, lo cual es egoísmo espiritual.
Para superar esta trampa espiritual, hay que soltar el vacío y volver al mundo cotidiano la gente común con sus deseos, anhelos, críticas, materialismo, prejuicios, y falta de ética. Lo sorprendente es que puedes mover dentro de este mundo dualista e insatisfactoria y no te desanima. Puedes volver al mercado y ayudar al abuelito levantar su costal, echar una mano a la limpieza, y jugar con los niños al pasar. Tal descubrimiento nos da un sentido de libertad absoluta. Este es el punto de 270°. Se puede vivir en el mundo del cual “los conejos tienen cuernos y hay tortugas con pelos.” Ya todo es posible.
Pero igual como antes, se puede desviarse apegándose a la libertad. Hay que pasar a 360° en el círculo zen. Hay que madurar en la práctica asumiendo tu función verdadera en este mundo, despertándote momento a momento y salvando a todos los seres sintientes del universo. Como dice Wonji Dharma: “Cuándo te das cuenta de que no hay elección, ya puedes elegir.” La verdadera libertad es reconocer que no hay elección. Todos estamos juntos e interconectados en este mundo. Indiferencia también genera sufrimiento y karma. Cuando otros sufren, yo sufro. Lo que haces a otros es lo que haces a ti mismo. Sin embargo, si ayudas a otros, todos beneficiamos. El yo chico ya se ha convertido en el yo colectivo de nosotros. ¿Qué se puede hacer? No hay otra opción. Hay que ayudar a todos, porque todos son nosotros y cada uno. Donde hay sufrimiento e insatisfacción, allí es la práctica donde aplicamos los preceptos de la ética. Así que eliges libremente salvar a todos los seres del universo. Comprometerse a la ética para ayudar a otros y seguir el camino del bodhisattva es la verdadera libertad. Ya se ha llegado a 360° en el círculo zen, el punto en que “forma es forma y vacío es vacío”. O como Seung Sahn lo describe:
La montaña es el agua, el agua es la montaña.
No hay montaña, no hay agua.
La montaña es la montaña. El agua es el agua.
Ahora han aparecido tres mundos diferentes. De estos tres mundos, ¿cuál es el correcto? Una vez más: la montaña es el agua, el agua es la montaña. Ese es el mundo de la impermanencia. Luego, no-montaña, no agua. Ese es el mundo de la vacuidad. Y finalmente la montaña es la montaña, el agua es el agua – mundo de verdad o de momento. Si tenemos tiempo y espacio, entonces todas las cosas existen. Si trascendemos tiempo y espacio, entonces llegamos al mundo de la vacuidad. Dando un paso más, llegamos al mundo de la verdad. En el mundo de la verdad todo lo que vemos, oímos, olemos, gustamos y tocamos está siempre enseñándonos. Cada momento es verdad. El cielo es azul, el perro está ladrando: guau, guau, el azúcar es dulce. Este es el mundo de la verdad. (Sahn, 1:3)
Como dice Seung Sahn, a 360° hemos vuelto al mundo de momento, o sea, el punto cero de nuestra verdadera mente búdica. 360° se ha convertido en 0°, el origen, el punto primario. Antes, la montaña no es el agua, y el agua no es la montaña creando el mundo de la dualidad, samsara, e insatisfacción. Luego la montaña es el agua, y el agua es la montaña donde comenzamos a practicar con el huatou: “¿Quién soy?”. Progresando en el círculo se da cuenta de que no hay ni montaña ni agua, donde todo es vacío verdadero de la mente original. No es hasta que la montaña es la montaña y el agua es el agua que nos damos cuenta de que no hay elección. Hay que elegir el camino del bodhisattva y rendirnos a nuestra verdadera función. Podemos vivir en el mundo cotidiano tal como es con la mente calma, lúcida, y comprometidos a ayudar a todos despertar a su verdadera naturaleza. Ya el círculo zen es completo, revelando moksha, la liberación suprema, la iluminación final. Pero no se termina ahí. Es sólo el comienzo.
Bibliografía
Sahn, Maestro Zen Seung. “Perderlo Es Tenerlo – Partes 1 y 2.” Texto en español revisado por la
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY – 7 de junio de 2004. Texto enviado por el Upasaka Gonzalo Barreiro (Kumgang), Maestro de Dharma, desde el Centro Zen Budista Argentino, www.czba.org - 6 de Junio de 2004.
sábado, 8 de febrero de 2020
lunes, 3 de febrero de 2020
BRÚJULA DEL ZEN Parte 7 NO MATEN AL BUDA Charla Dharma 02 FEB 2020
BRÚJULA DEL ZEN
Parte 7
"NO MATEN AL BUDA"
Charla Dharma 02/FEB/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Hace muchos
años, en China, había un joven monje cuy conocido por mantener siempre una
práctica dura. Se sentaba en postura de meditación, desde la mañana hasta la
noche en el templo de su maestro, el Séptimo Patriarca. Se decía que ni
siquiera se echaba a dormir. Todo el mundo creía que de todos los monjes del
templo, este joven era claramente el más decidido, puesto que sólo se sentaba
en postura de meditación, pasara lo que pasara.
Un
día, el patriarca decidió comprobar la práctica de este joven y ardiente monje.
Cuando visitó su celda, lo encontró absorto en profunda meditación. “¿Qué
haces?” preguntó.
El
joven monje contestó: “Estoy haciendo zen sentado.”
“¿Cuál
es el propósito de sentarse en posición zen?”
“Quiero
convertirme en Buda.”
“Oh,
esto es estupendo,” dijo el Patriarca. Sin decir nada, el Patriarca fue al
jardín y trajo una piedra y un trozo de teja y empezó a rascarla con la piedra.
El
sonido alteró la paz del joven monje. Intentó ignorarlo, pero el patriarca
siguió rascando. ¡El sonido era insoportable! Tras algunos minutos, no pudo
resistirlo más. “Maestro ¿qué estás haciendo?”
El
patriarca respondió: “Intento hacer un espejo.”
“Es
imposible. ¿Cómo se puede hacer un espejo rascando una piedra?”
“Cómo
puedes convertirte en Buda sentándote en postura zen?”
Estas
palabras sorprendieron al joven monje que se inclinó ante su maestro. “¿Cuál es
el error de mi práctica? Por favor, enséñame.”
“Cuando
un caballo no tira de un carro ¿golpeas al carro o al caballo para que se ponga
en marcha?”
“Sería
ridículo golpear al carro.”
“Has
de considerar del mismo modo la práctica de la meditación. El carro es tu
cuerpo y el caballo es tu mente. Si quieres entender tu verdadera naturaleza,
has de esforzarte en descubrir tu mente, y no sólo en empujar el cuerpo.”
Al
oír estas palabras, el joven monje alcanzó una profunda intuición. A partir de
ese momento practicó correctamente la meditación, y más tarde alcanzó la iluminación
y recibió la Transmisión del Dharma del Séptimo Patriarca. Lo conocemos como Ma
Jo, uno de los más grandes maestros zen que nunca hayan existido.
Esta historia demuestra lo fútil es practicar zen para lograr algo.
Sentarse todo el día en meditación para convertirte en Buda es garantía que
nunca te convertirás en Buda. Es ubicar la meta en un futuro imaginario con un
concepto de lo que es Buda, algo que crees que no eres. No obstante, si sigues
rascando la piedra, crees que de alguna forma mágica te vayas a convertir en un
espejo, o sea, Buda. No va a pasar. Es
como pegar el carro una y otra vez para que se mueva en vez de motivar
directamente al caballo, o sea, la mente. El carro del cuerpo no es el
problema, sino más bien el caballo de la mente testaruda que no quiere llevar
el carro en la dirección correcta de la práctica auténtica.
La práctica
auténtica del zen no se ubica en la postura perfecta del loto, ni en hora y
horas de sentarse para lograr algún objetivo, como en ciertas prácticas hoy en
día que busquen el rendimiento físico, mental, o mundano, creyendo que esto
será el objetivo. La mente condicionada es el caballo testarudo con sus
hábitos, opiniones, y críticas mentales lo que está obstaculizando el progreso
espiritual. El objetivo no es alcanzar un estado mental de felicidad y alegría
o rendimiento físico. Más bien, practicamos para practicar, nos sentamos a
sentarnos. Nada más. En el proceso, puedes percatar lo que ya eres del
principio…Buda. Buda significa esencia, y se experimenta como este momento tal
cual, sin expectativa, sin opinión, sin crítica. Suelta tu opinión, suelta tus
ideas, suelta tu crítica de ti mismo, suelta tu critica de los demás. Así se
experimenta la mente verdadera antes del pensamiento, la mente no-mente, la
mente calma lúcida de la sustancia esencial.
Cuando te
criticas a ti mismo, o criticas a los demás, estás matando al Buda. El primer
precepto para todos los budistas es no matar. Cuando hablas mal de otros, estás
matando al Buda. Estás creando dualidad, y matando la reputación de otros y la
armonía de la comunidad espiritual, la sangha. Mientras que sigues criticando a
otros, estás alejándote de Buda, estás obstaculizándote de la Iluminación, y
estás generando división, desacuerdo, e insatisfacción para ti mismo y para
todos a tu alrededor. Incluso si participas pasivamente en escuchar a otros mientras
critican y chismean sobre otros que no estén presentes, estás matando al Buda aún.
No mates al Buda. No entres en la crítica y chismeo que daña a otros y a ti
mismo. Enfócate en tu propia práctica, los hábitos mentales y el habla negativa
y divisiva que crea veneno en la comunidad y trae agitación mental a tu propia
vida. Estás contribuyendo a toda una cadena de karma negativo. Si sigues
generando crítica, estás viviendo en tu propio infierno de insatisfacción y
delirio, un infierno que proyecta tus propias inseguridades, celos,
frustraciones, y fracasos en los demás, en vez de admitir tus propios errores,
como este monje joven hizo, admitiendo que había cometido un error, y pidió que
el maestro le ayude en corregirlo. Invertir la atención adentro, mírate a tu
propia mente, y si encuentras opiniones negativas o ideas que hieren a otros,
córtalas inmediatamente. Pregúntate, “¿Quién soy?” Suelta las ideas que te
obstaculicen de experimentar la mente calma y lúcida de tu naturaleza búdica.
Salva al Buda, sálvate a ti mismo, conserva la vida de otros con benevolencia,
compasión, y apoyo emocional. Así, puedes entrenar al caballo de la mente para
llevar el carro de este cuerpo con destreza y facilidad. Ya la trayectoria no es una carga pesada,
sino un hermoso paseo junto con otros a través de un campo en flor.
Recuerdo hace
muchos años un viaje que hice a España en mi juventud. Había alquilado un auto para
hacer un recorrido del sur de España en camino a Granada desde Madrid. Me
impresionó los miles de campos plantados con grandes girasoles amarillos y café.
Al pasar el día, cada cara de girasol se giraba para seguir el sol. Imagínate
miles y miles de estas flores arqueando para seguir el brillo del sol,
recibiendo su luz para su crecimiento y bienestar. Es una magnífica imagen de
la práctica espiritual. Cuando estás sentado en meditación, siéntate como una
gran flor de girasol plantada con sus raíces profundas en la tierra. Guarda
silencio en el campo de tu mente y busca la luz del sol, tu propia sustancia
brillante. Ábrete a esta luz que siempre está aquí. Aunque se esconde por ratos
en la noche y la oscuridad, confía que siempre está aquí. Sé como estos
girasoles ya listos para recibir la luz del alba en todo su esplendor. Gírate
adentro y ábrete a esta luz que te da la vida. Descúbrete tu verdadera cara
antes del nacimiento de tus abuelos. Experimenta la calidez de este sol que
nunca se ha apagado, nunca se ha ido, que siempre es justo aquí. Recibe su luz
en tu vida. Deja que te nutre y te alimenta y crece en la práctica de la ética.
Conserva la vida. Es sagrada. Y como estos girasoles, sé el alimento para
otros, regalando las semillas de tu práctica a todo el mundo, para que ellos
también puedan brillar con la luz de Buda.
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