EL
SUTRA DEL ESTRADO
Clase
10:
MÉRITO
Ven. Dr. Hyoenjin
Prajna
25/OCT/2020
34.
El prefecto Wei se inclinó profundamente y dijo: “Su exposición del Dharma fue
ciertamente asombrosa. Ahora mismo tengo algunas pequeñas dudas sobre las que
me gustaría preguntarle, y espero que por su gran compasión las resuelva por mí”.
El Maestro dijo: “Si tiene dudas, pregunte. No
hay necesidad de repetirse ".
El prefecto preguntó:" ¿No es el Dharma
del Maestro la esencia de la enseñanza del Primer Patriarca, el Bodhidharma de
la India?"
El Maestro dijo: "Sí".
[El prefecto dijo:] “Escuché que, cuando
Bodhidharma estaba convirtiendo al emperador Wu de Liang, el emperador le
preguntó a Bodhidharma: “He pasado toda mi vida hasta ahora construyendo
templos, dando limosna y haciendo ofrendas. ¿He ganado mérito o no?", y
ese Bodhidharma respondió diciendo: "Ninguno". Entonces el emperador
se sintió muy decepcionado y desterró a Bodhidharma al otro lado de la
frontera. No entiendo esta historia y le ruego que me la explique".
El Sexto Patriarca dijo: “De hecho, no ganó
ningún mérito. No dude de las palabras de Bodhidharma. El emperador estaba
apegado a una manera heterodoxa y no conocía el verdadero Dharma”.
El prefecto preguntó: “¿Por qué no tenía
mérito?”.
El Maestro dijo: “Construir templos, dar
limosna y hacer ofrendas son simplemente la práctica de buscar la bendición (propia).
La bendición (propia) no representa mérito. Mérito está en el Dharmakāya
(el cuerpo espiritual del Dharma), no en el campo de la bendición propia.
El mérito reside en la propia naturaleza que subyace el Dharma (kung-te).
[Ver dentro de tu propia naturaleza es kung]; la mente calma y sencilla,
sin complicaciones, es te. Interiormente, ver la naturaleza de Buda;
exteriormente, cultivar respeto. Si se burla de todos los hombres y no se corta
el ego, entonces tú mismo carecerás de mérito. Si tu propia naturaleza es
falsa, el cuerpo del Dharma no tiene mérito. La verdadera práctica es aquella
que se practica con cada pensamiento con una mente calma y sencilla, con
corazón sincero y siempre con respeto. Tu propia práctica con el cuerpo es kung;
tu propia práctica con la mente es te. El mérito se crea a partir de la
mente; bendiciones y el mérito son diferentes. El emperador Wu no entendió el
verdadero principio; por eso el Patriarca no estaba equivocado”.
En este verso, Huineng hace referencia al primer gran patriarca zen, Bodhidharma, quien a finales del siglo V d.C. vino a China desde la India. Aunque el budismo se había establecido ya desde algunos siglos en China, se había degenerado a la adoración de textos, ceremonias y formalidades. Bodhidharma era un reformador que volvió el budismo a sus raíces originales, representado por la primera enseñanza zen hecha por Buda cuando levantó una flor ante una gran asamblea de monjes, y sólo un monje Mahakashapa sonrió. Buda declaró en este momento que solo Mahakashyapa comprendió su verdadera enseñanza y luego le concedió su transmisión de autoridad, simbolizado por la entrega de su cuenco y túnica. Esta historia demostró la enseñanza directa fuera de los textos y las palabras. Bodhidharma dijo:
La verdad última está más allá de las palabras. Las doctrinas son palabras. No son la Vía. La Vía no tiene palabras. (Pine, 1987, loc. 293)
Así
que la verdadera enseñanza de Buda, Bodhidharma y Huineng es la experiencia
directa de nuestra naturaleza esencial, una realidad que subyace todo
fenómeno. Por eso, cuando buscamos
beneficios personales, reconocimiento y admiración por nuestros actos de
caridad, generosidad o beneficencia, no estamos funcionando desde nuestro
verdadero ser, nuestra naturaleza búdica, y por eso, no lleva ningún mérito
espiritual para otros o nosotros mismos, aunque sí puede crear buen karma.
Entonces, ¿cuál es la diferencia? Si estamos actuando en busca de beneficio
personal, estamos reforzando ego y los beneficios adquiridos no son duraderos;
son actos socialmente admirables, pero no nos llevan a la liberación de dukka,
la insatisfacción y el sufrimiento. Karma, buena o mala, es impermanente,
egoico e ilusorio. En cambio, mérito no busca nada personalmente. Es la libre
expresión de nuestra naturaleza búdica en el mundo en beneficio de otros para
que se liberen del dukka. No necesitamos reconocimiento personal porque el acto
en sí de caridad y ayuda es su propia recompensa. Cuando damos sin interés personal, estamos
actuando como bodhisattvas salvando a todos los seres sintientes. No
necesitamos recibir nada, ni buen karma, porque estamos viviendo desde nuestro
corazón y estamos viviendo en Nirvana.
Como Huineng indica, el mérito
reside en el Dharmakaya, nuestro cuerpo de Dharma, el cuerpo verdadero, o sea,
la sustancia fundamental subyacente de todo fenómeno. Huineng luego da
instrucción muy específica de cómo practicar correctamente utilizando dos términos:
kung y te. Kung es literalmente invertir la atención hacia
adentro y experimentar la atención en sí. Es decir, date cuenta de que tu
propia mente, la luz de la consciencia, es la mente búdica. No tienes que
estudiar textos para ser consciente de la consciencia en sí. Te es esta
mente libre de ideas y pensamientos. Es la mente sencilla, calma y lúcida, sin
las complicaciones de hábitos mentales basados en tu condicionamiento social y
egoico que quiere algo. Cuando quieres algo, estás generando codicia, aversión
e ilusión y experimentas continuamente irritación, insatisfacción y
estrés. Cuando no quieres nada, estás
libre para vivir este momento justo como es, y la vida es completa, natural,
hermosa.
Todo este mundo es Buda. La mente libre de los conceptos es paz y bienestar. No es complicado. Simplemente invertir la atención adentro, ver tu naturaleza búdica, y vivir en el mundo tratando a todos con profundo respeto y reverencia. Cuando el indigente se acerca a tu carro para lavar el parabrisa con su trapo, ¿lo tratas con respeto como un ser humano digno de un trabajo para alimentar a su familia o simplemente lo tratas como una inconveniencia, algo sucio y despreciable que prefieres ignorar? ¿Puedes sonreír, saludar, conversar un momento, desearle un buen día, o simplemente te enojas o le das una mirada sucia, irritado porque no tienes tiempo? Es en estos gestos chiquitos que cultivamos nuestra práctica. Al respetar a los demás, los extraños, los que son diferentes, los que no nos caen bien, al respetar a los animales, al medio ambiente, a los océanos, el aire, el agua, la tierra, estamos funcionando desde nuestra esencia, nuestra mente búdica, la mente natural, sencilla, quieta, sin complicaciones. Este es el punto de mérito. No es personal. Es para el beneficio de todos. Cuando operamos desde nuestra esencia, desde la mente quieta y sencilla antes de las ideas, generamos una fuerza tremenda, una energía innatamente compasiva y sabia, una fuerza que puede salvar vidas y mover montañas. En vez de buscar ganancias personales, podemos preguntar “¿Cómo te puedo ayudar?” y así somos budas que funcionan en el mundo como bodhisattvas salvando a todos los seres sintientes y mostrándoles cómo vivir libres y en paz, es decir, en Nirvana.
Bibliografía
Pine, Red. (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma.
North Point Press: New York.
Ramírez,
Laureano, traductor. (1999). Sutra
del Estrado. Edición Kairós: Barcelona, España.
los clásicos asiáticos). Prensa de la Universidad de Columbia: N.Y. Edición de Kindle.
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