MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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domingo, 25 de octubre de 2020

EL SUTRA DEL ESTRADO Clase 10: MÉRITO Charla Dharma 25/OCT/2020

 

 

EL SUTRA DEL ESTRADO

Clase 10:

MÉRITO

Ven. Dr. Hyoenjin Prajna

25/OCT/2020



 

34. El prefecto Wei se inclinó profundamente y dijo: “Su exposición del Dharma fue ciertamente asombrosa. Ahora mismo tengo algunas pequeñas dudas sobre las que me gustaría preguntarle, y espero que por su gran compasión las resuelva por mí”.

     El Maestro dijo: “Si tiene dudas, pregunte. No hay necesidad de repetirse ".

   El prefecto preguntó:" ¿No es el Dharma del Maestro la esencia de la enseñanza del Primer Patriarca, el Bodhidharma de la India?"

    El Maestro dijo: "Sí".

   [El prefecto dijo:] “Escuché que, cuando Bodhidharma estaba convirtiendo al emperador Wu de Liang, el emperador le preguntó a Bodhidharma: “He pasado toda mi vida hasta ahora construyendo templos, dando limosna y haciendo ofrendas. ¿He ganado mérito o no?", y ese Bodhidharma respondió diciendo: "Ninguno". Entonces el emperador se sintió muy decepcionado y desterró a Bodhidharma al otro lado de la frontera. No entiendo esta historia y le ruego que me la explique".

   El Sexto Patriarca dijo: “De hecho, no ganó ningún mérito. No dude de las palabras de Bodhidharma. El emperador estaba apegado a una manera heterodoxa y no conocía el verdadero Dharma”. 

    El prefecto preguntó: “¿Por qué no tenía mérito?”.

   El Maestro dijo: “Construir templos, dar limosna y hacer ofrendas son simplemente la práctica de buscar la bendición (propia). La bendición (propia) no representa mérito. Mérito está en el Dharmakāya (el cuerpo espiritual del Dharma), no en el campo de la bendición propia. El mérito reside en la propia naturaleza que subyace el Dharma (kung-te). [Ver dentro de tu propia naturaleza es kung]; la mente calma y sencilla, sin complicaciones, es te. Interiormente, ver la naturaleza de Buda; exteriormente, cultivar respeto. Si se burla de todos los hombres y no se corta el ego, entonces tú mismo carecerás de mérito. Si tu propia naturaleza es falsa, el cuerpo del Dharma no tiene mérito. La verdadera práctica es aquella que se practica con cada pensamiento con una mente calma y sencilla, con corazón sincero y siempre con respeto. Tu propia práctica con el cuerpo es kung; tu propia práctica con la mente es te. El mérito se crea a partir de la mente; bendiciones y el mérito son diferentes. El emperador Wu no entendió el verdadero principio; por eso el Patriarca no estaba equivocado”.

 


En este verso, Huineng hace referencia al primer gran patriarca zen, Bodhidharma, quien a finales del siglo V d.C. vino a China desde la India. Aunque el budismo se había establecido ya desde algunos siglos en China, se había degenerado a la adoración de textos, ceremonias y formalidades. Bodhidharma era un reformador que volvió el budismo a sus raíces originales, representado por la primera enseñanza zen hecha por Buda cuando levantó una flor ante una gran asamblea de monjes, y sólo un monje Mahakashapa sonrió. Buda declaró en este momento que solo Mahakashyapa comprendió su verdadera enseñanza y luego le concedió su transmisión de autoridad, simbolizado por la entrega de su cuenco y túnica.  Esta historia demostró la enseñanza directa fuera de los textos y las palabras. Bodhidharma dijo:

La verdad última está más allá de las palabras. Las doctrinas son palabras. No son la Vía. La Vía no tiene palabras. (Pine, 1987, loc. 293)

Así que la verdadera enseñanza de Buda, Bodhidharma y Huineng es la experiencia directa de nuestra naturaleza esencial, una realidad que subyace todo fenómeno.  Por eso, cuando buscamos beneficios personales, reconocimiento y admiración por nuestros actos de caridad, generosidad o beneficencia, no estamos funcionando desde nuestro verdadero ser, nuestra naturaleza búdica, y por eso, no lleva ningún mérito espiritual para otros o nosotros mismos, aunque sí puede crear buen karma. Entonces, ¿cuál es la diferencia? Si estamos actuando en busca de beneficio personal, estamos reforzando ego y los beneficios adquiridos no son duraderos; son actos socialmente admirables, pero no nos llevan a la liberación de dukka, la insatisfacción y el sufrimiento. Karma, buena o mala, es impermanente, egoico e ilusorio. En cambio, mérito no busca nada personalmente. Es la libre expresión de nuestra naturaleza búdica en el mundo en beneficio de otros para que se liberen del dukka. No necesitamos reconocimiento personal porque el acto en sí de caridad y ayuda es su propia recompensa.  Cuando damos sin interés personal, estamos actuando como bodhisattvas salvando a todos los seres sintientes. No necesitamos recibir nada, ni buen karma, porque estamos viviendo desde nuestro corazón y estamos viviendo en Nirvana.

            Como Huineng indica, el mérito reside en el Dharmakaya, nuestro cuerpo de Dharma, el cuerpo verdadero, o sea, la sustancia fundamental subyacente de todo fenómeno. Huineng luego da instrucción muy específica de cómo practicar correctamente utilizando dos términos: kung y te. Kung es literalmente invertir la atención hacia adentro y experimentar la atención en sí. Es decir, date cuenta de que tu propia mente, la luz de la consciencia, es la mente búdica. No tienes que estudiar textos para ser consciente de la consciencia en sí. Te es esta mente libre de ideas y pensamientos. Es la mente sencilla, calma y lúcida, sin las complicaciones de hábitos mentales basados en tu condicionamiento social y egoico que quiere algo. Cuando quieres algo, estás generando codicia, aversión e ilusión y experimentas continuamente irritación, insatisfacción y estrés.  Cuando no quieres nada, estás libre para vivir este momento justo como es, y la vida es completa, natural, hermosa.

  


          Todo este mundo es Buda. La mente libre de los conceptos es paz y bienestar. No es complicado.  Simplemente invertir la atención adentro, ver tu naturaleza búdica, y vivir en el mundo tratando a todos con profundo respeto y reverencia. Cuando el indigente se acerca a tu carro para lavar el parabrisa con su trapo, ¿lo tratas con respeto como un ser humano digno de un trabajo para alimentar a su familia o simplemente lo tratas como una inconveniencia, algo sucio y despreciable que prefieres ignorar? ¿Puedes sonreír, saludar, conversar un momento, desearle un buen día, o simplemente te enojas o le das una mirada sucia, irritado porque no tienes tiempo? Es en estos gestos chiquitos que cultivamos nuestra práctica. Al respetar a los demás, los extraños, los que son diferentes, los que no nos caen bien, al respetar a los animales, al medio ambiente, a los océanos, el aire, el agua, la tierra, estamos funcionando desde nuestra esencia, nuestra mente búdica, la mente natural, sencilla, quieta, sin complicaciones. Este es el punto de mérito. No es personal. Es para el beneficio de todos. Cuando operamos desde nuestra esencia, desde la mente quieta y sencilla antes de las ideas, generamos una fuerza tremenda, una energía innatamente compasiva y sabia, una fuerza que puede salvar vidas y mover montañas. En vez de buscar ganancias personales, podemos preguntar “¿Cómo te puedo ayudar?” y así somos budas que funcionan en el mundo como bodhisattvas salvando a todos los seres sintientes y mostrándoles cómo vivir libres y en paz, es decir, en Nirvana.   

              


Bibliografía

Pine, Red. (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma. North Point Press: New York.

Ramírez, Laureano, traductor. (1999).  Sutra del Estrado. Edición Kairós: Barcelona, España.

Yampolsky, Philip. (2012). El Sutra de la plataforma del Sexto Patriarca (Traducciones de       
    los clásicos asiáticos). Prensa de la Universidad de Columbia: N.Y. Edición de Kindle.

 

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