LAS ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA
Clase 16
Los Seis Transbordadores
Charla Dharma 18/ABR/2021
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Pregunta:
Pero los sutras dicen que los seis Paramitas son caridad, moralidad, paciencia,
devoción, meditación y sabiduría. Ahora dices que los paramitas se refieren a
la purificación de los sentidos. ¿Qué quiere decir con esto? Además, ¿por qué
se llaman transbordadores?
Bodhidharma:
Cultivar los paramitas significa purificar los seis sentidos al vencer a los
seis ladrones. Expulsar al ladrón de ojos abandonando el mundo visual es
caridad. Mantener alejado al ladrón de oídos sin escuchar el sonido es
moralidad. Humillar al ladrón de la nariz equiparando los olores como neutros
es paciencia. Controlar al ladrón de la boca conquistando los deseos de
saborear, alabar y explicar es devoción. Reprimir al ladrón del cuerpo
permaneciendo impasible ante las sensaciones del tacto es meditación. Además,
domar al ladrón de la mente sin ceder a los engaños sino practicando la vigilia
es sabiduría. Estas seis paramitas son transportes. Como botes o balsas,
transportan seres a la otra orilla. De ahí que se llamen transbordadores.
Los seis sentidos son los
vehículos que conectan un supuesto mundo interior con un mundo exterior. Puesto
que nos identificamos con el cuerpo, creamos esta discriminación dualista entre
lo subjetivo y lo objetivo, lo que llamamos “yo” y lo que identificamos como
otro. Naturalmente, queremos cuidar y proteger este cuerpo personal contra
cualquier amenaza exterior. No obstante, esta división entre un yo personal y
el otro exterior crea todo tipo de insatisfacción y descontento. Las exigencias
del cuerpo son interminables para mantenerse basadas en las tres kleshas de
codicia, aversión y engaño y expresadas a través de los seis sentidos. Por eso,
Bodhidharma refiere a los seis sentidos distorsionados por las kleshas como
ladrones de nuestra paz y bienestar. Los seis paramitas o perfecciones
normalmente están asociados con cualidades y conductas que se realizan para
perfeccionarnos como bodhisattvas. Sin embargo, según Bodhidharma, los
paramitas se refieren a nuestro cultivo continuo con la mente.
Expulsar al ladrón de
ojos abandonando el mundo visual es caridad.
Todas las religiones del
mundo valoran la caridad como un acto noble, aportando nuestro tiempo, bienes y
dinero a causas benevolentes. Pero Bodhidharma dice que la verdadera caridad es
abandonar el mundo visual al expulsar al ladrón de ojos. No quiere decir que
tenemos que escondernos en una cueva para eliminar todo contacto con el mundo.
Más bien, tenemos que soltar nuestras preferencias, opiniones y apegos a los
estímulos visuales. Cuando no ves caras guapas o feas, sino caras de budas a
todos lados, así has superado la tendencia a discriminar entre bueno y malo y
puedes vivir en paz.
Mantener alejado al
ladrón de oídos sin escuchar el sonido es moralidad.
De igual forma, “no
escuchar el sonido” no significa tapar los oídos en un intento desesperado a
eliminar sonidos indeseados. Más bien, es no diferenciar entre un sonido bueno
y un sonido malo. Hay un perro que vive en la casa trasera a mi departamento.
La vecina pone su perro en su jardín cuando está ocupada con la limpieza o con
otros asuntos importantes. Resulta que el perro ladra todo el tiempo que está
afuera en el jardín. El jardín de la vecina está al otro lado del muro de mí
jardín. Cuando me mudé a este departamento, el ladrido del perro me molestaba
mucho. Intentaba gritar, asustar, sobornar, razonar y callarlo, pero nada
funcionaba. Tuve que aceptar que no iba a cambiar el perro y simplemente tenía
que ignorar el sonido de su ladrido.
Tenía que soltar mi opinión de que no me gustaba su ladrido constante.
Lo que descubrí después de varias semanas es que eventualmente no oí el sonido
de su ladrido. Claro, el sonido continuaba, pero ya no me importaba y no oí el
sonido aunque todavía seguía ladrando. Había logrado no escuchar el sonido y
alejar al ladrón de oídos que me robaba mi paz y bienestar. El mundo exterior
seguía igual, pero mi mundo mental había cambiado. Para Bodhidharma, esto es la
verdadera moralidad porque no estás tratando de practicar para hacer lo bueno
para otros, sino más bien vives en paz con el mundo. La generosidad fluye
naturalmente desde nuestro corazón cuando estamos en paz.
Humillar al ladrón de la
nariz equiparando los olores como neutros es paciencia.
Una vez me fui con mi
pareja a un jardín botánico lleno con rosas de todo tipo, color y perfume.
Comenzamos a acercarnos a cada rosa para disfrutar su aroma. Pero pronto
descubrimos que había ciertas rosas que yo pude oler pero mi pareja no y
viceversa. Es decir, eran las mismas rosas, pero nuestra percepción de ellas
fue distinta. El mundo es así. Creemos que todos estamos percibiendo el mismo
mundo, pero de hecho, nuestro mundo está filtrado por nuestros sentidos,
percepciones e ideas que generamos sobre él. Si no nos gusta algo, asumimos que
es malo. Pero no hay bueno o malo. La rosa simplemente es una rosa. La rosa ni
dice que es rosa. Su nombre es un constructo mental que imponemos sobre tal
planta con tal flor y forma. Por supuesto, siempre vamos a tener percepciones
basadas en nuestros sentidos. Pero si podemos soltar la idea de que nuestras
ideas subjetivas son la verdad de las cosas, entonces podemos humillar al
ladrón de la nariz y entender que todos los olores son como son, olores, nada
más, ni buenos ni malos en sí.
Al mismo tiempo, no poder
diferenciar olores podría ser peligroso. Hace un par de días, estaba sentado a
mi escritorio escribiendo en la computadora cuando percibí el olor fuerte de
algo quemado. De repente, me di cuenta de que la casa trasera, la misma con el
perro, estaba en fuego. Ni el perro ni los dueños estaban en casa. Humo negro
estaba saliendo de la casa y subiendo al cielo. Llamé a 911 y corría por mi
casa recogiendo mis perros, pájaros y gato para salir de mi casa si fuera
necesario. Afortunadamente los bomberos llegaron pronto y extinguieron el
fuego. Como digo, tenemos que distinguir entre perfume de rosas y olor de humo
para actuar. Aunque todos los olores son vacíos de una realidad propia, son
todos simplemente olores sin bueno o malo, pero para funcionar como
bodhisattvas en este mundo, tenemos que entender que cada olor tiene su lugar.
Humo en una fogata durante un retiro es apropiado según el contexto. Humo
entrando por tu ventana desde la casa vecina no es. Una forma no requiere más
acción, la otro forma requiere actuar con prisa, llamar a los bomberos y salvar
la casa vecina con su perro que ladra. Así es actuar como un bodhisattva en el
mundo según correcta situación, correcta relación y correcta función. Esto es
la verdadera paciencia.
Controlar al ladrón de la
boca conquistando los deseos de saborear, alabar y explicar es devoción.
Es notable aquí que el
problema con la boca no es sólo que se opina sobre lo que entra en la boca con
sabores, sino también lo que sale de la boca como palabras. Si estamos hablando
para elogiar a lo que opinamos es bueno, o explicamos sobre cosas según nuestro
propio criterio de bueno y malo, entonces estamos sujetos a un ladrón que roba
la paz y bienestar de nosotros y otros con opiniones. Esto incluye todo el
chisme y opiniones políticas que pintan al mundo dividido entre nosotros (los
buenos siempre) y los otros (los malos). No hay buenos y malos. Hay simplemente
intereses para proteger lo suyo y conseguir lo que uno desea mientras que se
proyecta en los demás todo lo peor que reside en nosotros mismos. Así el mundo
calumnia al oponente y elogia a su propio candidato. Pero la verdadera devoción
es el buen esfuerzo y determinación para mantener la mente presente y atento
antes de lo conceptual antes de que el ladrón de la boca roba tu paz y
bienestar.
Reprimir al ladrón del cuerpo
permaneciendo impasible ante las sensaciones del tacto es meditación.
Es interesante que
Bodhidharma está diciendo aquí que la verdadera meditación es nuestra habilidad
de mantener la mente inmovible frente a las sensaciones del tacto. Esto
comienza con nuestra práctica sobre el cojín. Nuestros primeros intentos para
meditar están obstaculizados con sensaciones desagradables como dolor en la
espalda, cuello y pompis o los ojos arden por mantenerse abiertos o tenemos
hambre o sueño, calor o frío. Sin embargo, con experiencia y determinación, la
mente suelta su opinión sobre estas sensaciones y aprendemos a simplemente
sentarnos, estar presentes y atentos a este momento y abrirnos a la dulzura
quieta de la mente no sé antes de lo conceptual, el punto primario de aquí y
ahora. Al aprender a sentarnos con ecuanimidad sobre el cojín, luego podemos
mantener la mente ecuánime en todo momento durante el día. Así se reprime al
ladrón del cuerpo y se practica la verdadera meditación.
Domar al ladrón de la
mente sin ceder a los engaños sino practicando la vigilia es sabiduría.
Es decir, la mente
controlada por nuestras opiniones, preferencias y disgustos es un mundo
ilusorio de engaño e insatisfacción, un ladrón de nuestra paz. Hay que
practicar la vigilia, lo que significa estar conscientes y atentos a este
momento preciso sin desviarnos en nostalgia del pasado ni ilusiones del futuro.
Simplemente esto es suficiente sin añadir ni descartar nada. Vivir en el
mundo tal y como es, sin opuestos, sin opiniones, sin prejuicios, con
aceptación total, es vivir libre, ecuánime y uno con todo. Esto es la verdadera
sabiduría.
Estos seis paramitas: caridad,
moralidad, paciencia, devoción, meditación y sabiduría, de hecho, son
transbordadores que purifican los seis sentidos de ojos, oídos, nariz, lengua,
tacto y mente conceptual. En esta orilla somos seres humanos insatisfechos.
Nuestra práctica nos lleva a la otra orilla en la que todos somos bodhisattvas
dedicados a la liberación de todos los seres sensibles. El viaje comienza
ahora. Abróchense sus cinturones de
seguridad. ¡Buen viaje!
Bibliografía
Dharma, Wonji (Traductor). (2010). The Bodhidharma Lectures. Buddha Dharma University Press: Oneida, N.Y.
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