GRATITUD
Ozmo Piedmont, PhD
Una de los cinco leyes del universo es “El deseo a la Iluminación, el conocimiento intuitivo de la Naturaleza Búdica, viene a toda la gente.” Esto significa que todos tarde o temprano van a lograr un punto en su desarrollo personal cuando comienzan a intuir que lo que están buscando durante esta y otras vidas es unirse con el Infinito. La apariencia de esta aspiración más sagrada, es la consecuencia de experimentar lo desagradable viviendo una vida basada en las ansias, la aversión, y el delirio. Cuando por fin se da cuenta de que la alegría verdadera es un resultado de la actividad de buscar lo Divino, investigando su Verdad en nuestras vidas, y practicando espiritualmente para fortalecer esta conexión, entonces lo que se manifiesta es un profundo sentido de gratitud. De hecho, la gratitud es una de las señales de un Bodhisattva, uno que pone la salvación de los demás antes su propia salvación. En la escritura “Despertando la Mente del Bodhisattva” se lee lo siguiente:
Cuando se despierta a la Sabiduría Verdadera, significa que uno está dispuesto a salvar a todos los seres viviente antes de que uno se salva a sí mismo…Aunque nuestro propio mérito para la Budeidad es totalmente listo, tenemos un deber obligado a usar este mérito para iluminar todo ser viviente.[1]
Para salvar a todos los seres vivientes significa ayudar a todos para despertarse a su verdadera naturaleza adentro, su Naturaleza Búdica, y ayudar cada uno encontrar el camino que les traerá a la liberación del sufrimiento. Todos somos Budas, aunque la experiencia directa de esto se haya obscurecido debido a nuestro propio delirio, ansias y frustración. Por nuestra práctica espiritual acumulamos el karma bueno suficiente, o sea el mérito, para transformar nuestra vida y la vida de los demás a nuestro alrededor. Para el laico, nuestro método más eficaz de enseñar a los demás por poner el ejemplo. Al poner en práctica las enseñanzas del Noble Sendero Óctuple y siguiendo los Preceptos, otros comienzan a percibir que hay una nueva y distinta manera de vivir en el mundo, una manera basada en la compasión, la caridad, la ternura, la benevolencia, y la simpatía, las que son todas características en sí de un Bodhisattva. Se puede reducirlo todo a tres principios: 1. Absténte de actos malsanos; 2. Practica el bien; y 3. Realiza el bien para los demás. La sencillez y la perfección de estos principios básicos nos trae una alegría, la que puede transformar nuestras vidas, lo que otros pueden percibir claramente en nosotros. Luego, ellos también comienzan a seguir nuestro ejemplo, despertándose a la misma aspiración de volver al Infinito. Por lo tanto, descubren una profundidad de alegría en el vivir, lo que naturalmente resulta en la gratitud. En la escritura “Poniendo en Práctica La Enseñanza y Mostrando Gratitud” se lee:
La Naturaleza Búdica debería despertarse en todos los seres viviente en todo el mundo…deberíamos pensar profundamente en esto: ¡qué afortunados somos por haber nacido justo ahora cuando es posible ver la Verdad!…No hay alternativa sino sentir agradecimiento absoluto por la gran compasión mostrada en esta, la más suprema de todas las enseñanzas, la que es eje y el tesoro de la Verdad.[2]
Sentimos suprema gratitud sabiendo que hay una manera de liberarnos del sufrimiento, que hay Budas en todos los tiempos y en todos los lugares mostrándonos el camino al Despertar, que hemos ganado el mérito suficiente durante vidas innumerables dándonos la oportunidad de oír del Dharma, el que nos informa que podemos ser libres y felices, que de hecho ya somos uno con el Infinito, y que solo nos requiere abrirnos el corazón a este hecho para experimentarlo directamente. Comenzamos a valuar esta vida aquí y ahora por lo que nos ha traído, y comenzamos a ver la oportunidad a practicar la aplicación de los Preceptos todavía más, liberándonos del sufrimiento. La escritura sigue así:
…La vida de este día, hoy mismo, es efectivamente vida vital: tu cuerpo es profundamente significativo. Tanto tu vida como tu cuerpo merecen amor y respecto, porque através de ellos se puede practicar La Verdad y el poder del Buda se manifiesta…Esta Naturaleza Búdica es en sí el Buda, y despertándote a esta experiencia completa, tu gratitud a los Budas no tendrá fin.[3]
Llegamos a comprender la maravilla y la perfección de este cuerpo y mente, porque nos reflejan nuestros apegos y nuestra ignorancia, mostrándonos por medio del sufrimiento que hay otra solución. Así, comenzamos a apreciar todos los herramientas que poseemos justo aquí para superar el sufrimiento. Nos damos cuenta de que todo lo que ha pasado antes nos ha servido para traernos a esta realización en el tiempo y el espacio de Ello que transciende el tiempo y espacio, nuestro Sí Mismo verdadero, lo que es la Naturaleza Búdica. Ya se puede soltar por complete el resentimiento y el dolor, comprendiendo ya que todo nos ha servido para revelarnos la Verdad de quienes somos. Efectivamente, el perdón verdadero a los que nos han herido en el pasado es un aspecto de esta gratitud, puesto que por su contraste, nos han sensibilizado lo que es el amor, la compasión, y la benevolencia. Nos damos cuenta de que no somos tan diferentes de los demás, porque los hemos herido también en nuestra búsqueda por la felicidad. Todos estamos lo mejor posible, basado en lo que sepamos en aquel momento. Por tanto, todo nos sirve para progresar, todo es para lo mejor, lo que es nuestra realización de la Verdad. Por fin, podemos darles una reverencia de gassho, y a Ello que nos a traído a este momento dentro de la Eternidad, para decir, “¡Gracias por las enseñanzas! Soy libre para elegir mi vida en paz. Ya he despertado. Y en agradecimiento, trabajaré continuamente para la salvación de todos, para que ellos puedan experimentar esta alegría como la experimento yo.” Y es cuando el Bodhisattva comienza a moverse, jugando, en este mundo de apariencias. Este mismo patio de recreo es La Nirvana.
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