¿QUÉ ES ELLO?
Charla Dharma 09/FEB/2014
Rev. Hyonjin Sunim
Si te pregunto, ¿Qué crees es la cosa más preciosa del
mundo?, es probable que cada uno de nosotros tenga una respuesta diferente;
incluyendo paz mundial, amistad internacional, estatus, arte, riqueza, libertad,
la mente tranquila, o la vida en sí. Aunque nuestras respuestas varien, sigan
considerando la pregunta: ¿Qué es lo que
decidió que la paz mundial, o cualquier otra respuesta, sea la cosa más preciosa?
Preguntándonos así, tendríamos que admitir eventualmente que nuestra propia
mente es lo que decide lo que es y lo que no es la cosa más preciosa. Por
tanto, la mente de hecho es la cosa más preciosa de todas. Ahora, ¿qué es esta mente preciosa, la que ha
decidido lo que es lo más supremo? Puesto que la mente inicia toda acción,
es el amo del cuerpo. Pero, incluso, la mente incluye todo de la existencia,
desde el cuerpo hasta la tierra, la humanidad, y todos los animals, puesto que
todo se percibe mediante la mente. Efectivamente, el universo entero no es
diferente de nuestra propia mente. Por lo tanto, no hay nada fuera de esta
mente. No hay ninguna cosa como un sí mismo individual separado o independiente
de esta mente: es omnipresente. Todo existe como una inter-relación de causas y
condiciones produciendo consecuencias que siguen cambiándose produciendo otras
causas y condiciones, sin fin. Asi, todo el mundo, toda la humanidad, y todos
los animales, no son diferentes de este sí mismo universal. Es el Gran Sí
Mismo.
Sin embargo, estas palabras como
Gran Sí Mismo, mente, o incluso Buda, no son más que etiquetas. Entonces, ¿qué
es la realidad de esta cosa en sí? No es algo que se puede tocar ni ver, ni
siquiera es espacio ni vacuidad. ¿Puede espacio distinguir entre correcto e
incorrecto, bueno y malo, en la manera que los seres humanos suelen hacer? Hay
que admitir cierta duda en cuanto a lo que esta cosa es en definitiva. Si no es
ni mente, ni buda, ni una cosa material, ni el espacio vacío, ¿Qué es ello?
Esta pregunta, “Qué es ello” es un
hwadu, una frase entregada a alumnos/as con el propósito de generar investigación,
sirviendo así como la base para la meditación en la tradición del zen Coreano. Esta
pregunta puede considerarse el fundamento de cualquier pregunta existencial,
desde “¿Qué sentido tiene mi vida?” hasta “¿Qué sentido tiene la vida en
sí?” Es la fuente de todos los otros
hwadus que se puede considerar.
Para que diera fruto esta
contemplación de la pregunta “¿Qué es ello?” hay que mantener tres actitudes
mentales: gran determinación, gran valentía, y gran duda. La primera actitud, gran
determinación, significa tener la capacidad de continuar practicando pase lo
que pase, sin importar el tiempo ni las condiciones que vengan, hasta que
logremos nuestra verdadera naturaleza, como una gota de agua cayendo sobre una
roca: eventualmente la gota penentra la roca por completo, creando un agujero,
aunque tardó muchísimos años en lograrlo. Con tanta determinación incansable,
un día se dará cuenta, “¡Ahhhh! ¡Ésta
es mi verdera naturaleza!”
La segunda actitud trata la gran
valentía requerida, la capacidad de enfrentar las muchas distracciones,
placeres, y deseos que obstaculizen nuestro camino. Hay que renunciar nuestro
apego a ganancias, fama, sexo, gula, gloria, estatus y poder para llegar a la
completa realización de la budeidad.
La tercera actitud tiene que ver con
la gran duda, comenzando con el sentido de no entender el porqué que no nos
hemos logrado la Iluminación todavía a pesar de recibir tantas enseñanzas del
zen. ¿Por qué no podemos comprenderlas
para despertar todavía? Añade a esta duda preliminar, la pregunta “Qué es
ello?” Con esta pregunta, se puede generar un nivel de duda adecuada para
purificar la mayoría de las kleshas mentales. Si el practicante continua
bastante tiempo esta forma de práctica, puede graduar a una forma todavía más
concentrada del hwadu, contemplando el “no” (mu o wu) de Chao-chou. Este famoso kong’an (koan) trata la historia
del maestro iluminado quien respondió a su alumno con un “no” en cuanto a si un
perro tiene naturaleza búdica. ¿Qué quería decir Chao-chou diciendo que un perro
no tiene naturaleza búdica? Este “no” de Chao-chou no es el “no” que pertenece
al “sí o no” normal. Es algo más profundo, algo que ver con el verdadero
no-existir. Entonces, para contemplar este “no” de Chao-chou, hay que contemplar
su actitud mental que permitiera responder así. Efectivamente, hay que
investigar qué Chao-chou tenía en mente para decir que un perro no tiene
naturaleza búdica, puesto que el Buda dijo que todos los seres la tienen.
El propósito de esta consideración
es que se genere gran duda en la mente del practicante mientras que indaga una
y otra vez el sentido más profundo de la pregunta. No obstante, no se debe practicar esta
investigación con tensión o frustración física ni mental. Simplemente, se deja
que la pregunta este presente en la mente, siempre al fondo de los
pensamientos. De hecho, a la larga ni es necesario formar la pregunta en
palabras. Se puede simplemente dejar que la mente se infundiera con asombro,
maravilla, y querer saber. Es una actitud parecida a como se siente cuando
estás trantando de recordar una palabra que conoces, pero aún no la puedes
agarrar, o el silencio anticipatorio justo antes de un golpe de inspiración
creativa.
Mientras que el practicante sigue
investigando este “no”, la duda penetra todas sus actividades, convirtiéndose
en una sensación palpable por todo su cuerpo, no sólo una consideración
intelectual o mental. Esta sensación puede llegar a ser tan profunda, que el
practicante no puede comer ni dormir, no puede ir adelante ni volverse atrás,
no puede volver a la derecha ni a la izquierda. Por fin, cuando no hay ningún
lugar para escaparse, se rinde a la absorpción profunda, experimentada como una
caída al vacío, dejando que el practicante se libere por completo del cuerpo y
la mente.
La práctica de investigación del
hwadu no se basa en contestar la pregunta “¿Por qué Chao-chou dijo no?”, sino en
animar al alumno/a explorar la condición de la mente de Chao-chou justo antes
de decir “no”. La pregunta “por qué” es sólo un medio hábil ayudándo al
practicante generar la gran duda; no es para lograr una respuesta específica.
En Corea, el/la alumno/a suele usar sólo un hwadu durante toda su vida,
continuamente generando esta duda más y más profundamente. Según los maestros
Coreanos, no es necesario estudiar cientos de casos de kong’ans (koans), como
en la tradición japonés, puesto que todos sirven la misma función, generar esta
gran duda profunda. Una vez lograda esta gran duda, uno es igual a cualquier
otro, no importa cual kong’an estudias. Lo
importante es eligir uno con que sientes una afinidad. Si sigues practicando
así con tu hwadu, lograrás lo que Chinul describió como concentración y
atención, una estado de la mente basado en la calma y la lucidez. Con gran
duda, apoyada por gran determinación y gran valentía, descubrirás que, después
de continua y constante contemplación, una mañana te despertarás gritándo,
“¡Ha!”, y el cielo y la tierra se volcarán y entrarás un lugar incomprensible a
los demás; y después de una risa a solas, simplemente sonríes, comprendiendo
todas las palabras sinceras de los budas y los patriarcas anteriores. A pesar
de esto, sigues practicando, puliendo tu comprensión, hasta que puedas expresar
tu despertar a otros con exactitud, dejando la compasíon infinita surgir, animándote
a comenzar el trabajo de salvar a todos los seres sentibles en el
Universo.
Bibliografía
Buswell, Robert E. Jr.
(1992). The Zen Monastic Experience. Princeton University Press: Princeton , N.J.
Sahn, Seung. (2002) La Brújula del
Zen. La Liebre de Marzo: Barcelona, España.
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