PÉTALOS DE PRIMAVERA
Charla Dharma 22/MAR/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Una flor cae, aunque la amemos.
Una mala hierba crece, aunque la detestemos.
(Dōgen
Zenji)
Puesto que la primavera acaba de llegar, pensé sería apropiado
enfocarnos en las flores como un símbolo de la impermanencia relacionada al
renacimiento de vida y el despertar de la naturaleza de la temporada. En el siglo
13, el maestro japonés Dogen Zenji expresó bien con este poema lo transitorio
que es la flor, y las tendencias de la mente chica que quiere apegarse a su
belleza en la esperanza que perdure. La mente chica genera las ideas de bueno y
malo, me gusta y no me gusta, quiero y no quiero. Es natural que las cosas
vienen y van, nada es permanente. Admiramos las flores abriéndose en la
primavera. Queremos que duren para siempre. Pero no es así. Queriéndolas
continuar simplemente nos causa frustración y sufrimiento, porque la vida no
funciona así. Si intentamos ir en contra de esta verdad, vivimos en delirio
apegados a una idea errónea. Las flores van a marchitarse y caer, nada dura
para siempre. Pero si se puede aceptar la flor como efímera e impermanente, se
puede apreciar su belleza, su delicadeza, y dejarla caer sin sentir ningún
resentimiento. Esto es ver sin ver, la mente no-mente, libre de apego y
descontento, o como decimos en zen, forma y vacío los dos son vacíos.
Al mismo tiempo, intentamos rechazar
lo que no nos gusta, aversión a lo que es desagradable, irritante, molesto, o
feo. Pero por todo nuestro esfuerzo que invertimos en evitar las cosas
desagradables, siempre vuelven una y otra vez. La muerte y lo feo también son
partes de la vida. Negando esta verdad no nos ayuda. Sin embargo, este hecho no
nos obstaculiza en limpiar las flores ya muertas. Tenemos que atender a nuestro
jardín, limpiándolo de las hojas muertes y arrancando las malas hierbas
creciendo. De la misma forma limpiamos nuestro jardín interior, practicando la
meditación diaria para calmar la mente y ser conscientes de los pensamientos
negativos y egoístas, y con atención vigilante, seguimos limpiando la mente chica
de lo que obstaculiza su perfección y aprendiendo aceptar de lo que no se puede
cambiar, y atentos a lo que se debe trabajar, o sea, cultivar nuestra práctica
de que forma es forma y vacío es vacío. Atender a lo que se presenta según la
situación, la relación, y la función del momento. Así, podemos fluir con la
vida, en armonía y paz.
Pétalos de flor se dejan llevar libremente por el camino, siguiendo el
viento.
No obstante una casa se ve sombría cuando encubierta por lluvia.
(So
Sahn)
El maestro zen coreano So Sahn del siglo 16, está demostrando en su
poema cómo llevar una vida armoniosa basada en nuestra fe y confianza en lo
Absoluto. Cuando soltamos nuestros problemas a la Esencia, nos permite funcionar
libremente a todos lados sin obstáculo ni barrera. El viento representa las
causas y condiciones kármicas de nuestra vida que siempre surgen a nuestro
alrededor. Pero nuestra práctica nos enseña cómo ser felices en medio de
samsara y el mundo como es. La mente
libre es la no-mente, la mente no discriminativa. Aunque los pensamientos surjan,
no nos apegamos a ellos, dejándolos fluir a nuestro alrededor. Simplemente
atendemos a lo que se nos presenta momento a momento, con atención presente,
fluyendo con todo en nuestro camino de la vida. La vía verdadera es la práctica
del zen, el cultivo de nuestra comprensión de que todo es naturaleza búdica, y
estamos aplicando esta comprensión en cada aspecto de nuestro vida.
En cambio, la casa en el poema es
nuestra propia casa de cuerpo, ego o personalidad. Esta casa se vuele oscura,
deprimente, y pesada cuando la envolvemos nuestra naturaleza con egoísmo,
negatividad, e ilusión. Pero al ofrecer nuestras preocupaciones y miedos a la
Esencia, es como despejarnos de las nubes negras de la tormenta de las
emociones, dejando la luz del sol brillar en nuestras caras con sonrisas y
alegría. La vida es más ligera, y otros se acercan para sentir nuestra calidez
y apoyo.
Diminutas motas de polvo descienden
Atravesando resplandecientes rayos de sol en una ventana.
La cristalina superficie de pura agua calmada
Refleja el mundo, justo como es.
(So Sahn)
So Sahn nos está mostrando aquí que cuando la mente se sumerge
plenamente en meditación (samadhi), entonces se puede ver claramente el
aparecer y desaparecer de todas las cosas del mundo. La luz de la mente ilumina
todo lo que aparece, cada partícula de materia y experiencia es perfecta justo
como es. Cuando la mente está calma y lúcida, cuando podemos mantener la mente
clara como agua cristalina, entonces todo es perfecto en su resplandor. Simplemente
mira a tu alrededor, y ve lo que es el milagro de este mundo justo aquí y
ahora. La mente refleja todo cuando no está cubierta por el polvo de
pensamientos. Pero de hecho, las motas de pensamientos ni pueden manchar la luz
de la mente, la que siempre es pura y cristalina en sí. Simplemente las motas
aparecen en la luz por un momento, un breve destello, y luego desaparecen, sin ningún
daño a la luz. La luz es lo que somos, la pura consciencia de la Mente Eterna,
nuestra Esencia Universal.
Si no cruzas la pradera densamente cubierta con hierbas,
Nunca llegarás a la aldea empolvada por flores cayendo.
(So
Sahn)
Hay que estar dispuesto a vivir en el mundo, en medio del mercado de la
vida cotidiana. Aunque esté llena de basura, gente ruda y descortés, es justo
allí que se cultiva nuestra práctica. Mediante el paseo por las hierbas, enfrentando
los problemas diarios, que se llega a la meta de no meta, al Nirvana de la
mente calma-lúcida, llena de bendiciones, amor, y bienestar. Hay que estar
dispuesto a pasar por la pradera, sin apegarnos a las malas hierbas de
emociones fuertes e intenciones egoístas, por la cual se despierta a la
perfección de este momento.
Néctar recogido de mil flores
Produce miel tan dorada y deliciosa.
Pero ¿quién es éste que no se ha levantado ni un dedo
Y empero suena sus labios con el sabor?
(So
Sahn)
Este poema nos habla de la codicia cuando actuamos como una abeja
volando de flor en flor, en busca de riquezas y sensaciones deliciosas. Nunca
estamos satisfechos, siempre queriendo más y más, sin descanso. No obstante, hay
otra forma de vivir, realizando todo sin levantar ni un dedo, moviendo sin
mover, sin el deseo de conseguir algo fuera de nuestro alcance, soltando la
búsqueda incesante para alguna meta distante por venir. Cuando aprendemos a
mover sin mover, pensar sin pensar, y no apegarnos a nada, entonces la vida
siempre es dulce y sabrosa. Ya la vida en sí es miel, y la disfrutamos a cada
paso al caminar nuestro camino.
Cuando las olas se ponen muy picadas, se dificulta la luna aparecer.
Aunque el salón sea amplio, la lámpara lo llena con luz.
Les suplico que se despejen el envase de su mente,
No derramen la miel del dulce rocío.
(Chinul)
Chinul, un maestro coreano del siglo 12, utiliza aquí la imagen de la
luna como una metáfora de la mente despierta, mostrando lo difícil es revelarse
cuando está batallando con las olas de emociones fuertes. Cuando el mar está
agitado, no se puede ver el reflejo claramente de la luna, o sea, no se ve nuestra
naturaleza con claridad. Estamos distraídos con culpa y crítica a los demás. Cuando
nos agitamos con las emociones como codicia, ira, frustración y miedo, no
podemos ver nuestra esencia, la mente calma-lúcida de nuestro sí-mismo
verdadero.
Luego hace referencia al salón como
muy amplio, muy grande. El mundo puede ser muy grande, las responsabilidades se
ponen muy pesadas y complicadas. Sin embargo, no importa lo que esté pasando,
la luz de la Esencia puede penetrar lo más profundo de las tinieblas de nuestra
ignorancia. Siempre podemos iluminar la oscuridad con la luz de nuestra
atención vigilante, viendo dónde estamos aferrados a nuestros patrones mentales
de negatividad y crítica, y justo allí, despertarnos del trance en que nos
hemos atrapado, y así liberarnos del sufrimiento. Podemos siempre llenarnos con
la luz de la Verdad.
Entonces, Chinul está rogándonos de
soltar todo obstáculo mental, para que podamos ser un vehículo abierto,
transparente, y claro funcionando en el mundo como una expresión de sabiduría y
compasión del Absoluto. Cuando la mente está tranquila y atenta, una alegría
naturalmente surge, como dulce miel rocío que surge de las flores de la vida. Cuando
funcionamos como expresiones de la Esencia, nuestra vida está llena de bendiciones
y milagros. No tenemos que conseguirla, puesto que ya es presente en cada uno
de nosotros. Simplemente atender a este momento, sin añadir nada, sin correr de
un lado a otro con las locuras de estrés, hiperactividad, y obsesiones. El mal
hábito de vivir la vida loca derrama la miel dulce de nuestra naturaleza como
una fuga de energía, y perdimos lo más precioso, nuestro inherente equilibrio,
paz y armonía. Pero si nos damos cuenta de nuestra locura, siempre podemos
renacer a la luz interior, como cuando la flor vuelve cada año en la primavera.
Siempre el Infinito nos espera, siempre está aquí. ¿Cuánto tardarás en abrirte
por completo a su luz?
GRACIAS POR TU APOYO
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