BULLYING:
UN CÁNCER QUE EXIGE
INTERVENCIÓN
Charla Dharma 26/ABR/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Bullying es
un cáncer en la sociedad que requiere nuestra atención para solucionar. Hace
unos días un sobrino mío, Joey Hammon, un joven de 14 años, murió a causa de
bullying. Cinco años sufrió violencia afectándole tanto que decidió que no
podía aguantar más el dolor, y decidió terminar su vida ahorcándose. Más
doloroso todavía es el hecho de que el sistema le falló: su madre había hablado
con los directores de su escuela y su hijo había asistido a sesiones constantes
de psicólogos y terapeutas para apoyarle. Pero nada funcionó para aliviar su
sufrimiento que resultó en su muerte. La violencia exterior de la sociedad,
representado por el bully, se había vuelto la violencia interna, el sufrimiento
emocional que terminó en su suicidio. ¿Quién tiene la culpa de su muerte? ¿El
sistema que le falló? ¿La escuela que no pudo protegerle? ¿La familia, médicos,
profesionales que no pudieron intervenir? ¿El bully quien atacaba durante 5
años a un muchacho haciendo su vida un infierno? No, ninguno de estos tiene la
culpa. La culpa reside en cada uno de nosotros.
Nuestra
indiferencia mató a Joey. Hasta hace poco, violencia en la forma de castigo
corporal era aceptable: fue aceptable pegar a los niños y niñas por sus papás y
mamás, fue aceptable pegar a las parejas por sus esposos y esposas, fue
aceptable pegar a los alumnos y las alumnas por los maestros y maestras, fue
aceptable que los hermanos y hermanas se pegan, fue aceptable que los
estudiantes se atacan. Pero ya sabemos que no, no es aceptable. Violencia es
endémica a nuestra sociedad. Se justifica la violencia contra otros en la forma
de pornografía, guerra, corrupción, mentiras, y engaños. ¿Pero quién permite
esta violencia? ¿Quién participa en las guerras? ¿Quién elige sus líderes?
¿Quién enseña a sus hijos e hijas que la trampa, la mentira, la decepción, es
aceptable mientras que nadie se entere? ¿Quién demuestra que la única forma de
resolver un problema es con golpes, humillaciones, burlas, chismes, críticas, y
difamaciones? Nosotros, todos nosotros, puesto que participamos una y otra vez
en nuestras vidas cotidianas de una forma violenta, mentirosa, agresiva,
tramposa. Mientras que seguimos proyectando el bully afuera, culpando a los
demás por este cáncer, seguimos perpetuándolo. Incluso, si lograras eliminar
todos los bullies del mundo, todavía existirían, porque el bully no está
afuera, está dentro de nuestra propia mente.
Desde la perspectiva
budista, bullying es la manifestación de una de las 3 kleshas, la de aversión,
o sea, la frustración que surge cuando no tenemos lo que deseamos, o tener lo
que no deseamos. Si alguien tiene lo que yo deseo, y no tengo, mi frustración
puede manifestarse como violencia contra el otro. Por eso, envidia, celos,
crítica, y mentiras son tan venenosos. El otro tiene algo que yo percibo como
faltando en mí mismo, entonces, si no encuentro otra forma de lograrlo, lo tomo
por fuerza o lo elimino. Países cometen
este error continuamente con sus guerras, disfrazándolas en el nombre de
libertad, honor, o protección, pero en el fondo es codicia. Esta es la lección
que pasamos a nuestros hijos, si estás frustrado por lo que quieres, tómalo por
fuerza o elimínalo. El país, la comunidad, la familia son el bully y todos
sufrimos.
Igualmente
todos somos víctimas del bully. Nos enseñan que mi valor como ser humano se
basa en una imagen falsa del éxito, la ropa de marca, el estatus, el poder, el
dinero, la acumulación, la adquisición, las compras. Nos distorsionan nuestro
auto-imagen, tanto hombres como mujeres, basada en ideales de belleza
imposibles a lograr, empujándonos a cortar, eliminar, reconstruir, y fabricar
un cuerpo y cara nuevos para sentirnos aceptados, sanos, y hermosos. Pero, nada
de esto funciona. Puedes cambiar todo tu cuerpo con miles de cirugías
plásticas, y no resuelve el problema, porque todavía el problema reside en
nuestra propia mente. Joey era víctima
de esta cultura, nuestra cultura, que dice que no eres suficiente como eres.
Todos estamos cayendo en esta ilusión falsa que cree que somos defectuosos,
feos, rotos. Todos guardamos el miedo de que alguien va a descubrir la verdad,
que somos farsantes, incongruentes, débiles, hipócritas, feos. Y esto es la
mentira más grande del mundo, la mentira del ego que dice que lo que deseo, la
felicidad, el éxito, la satisfacción, la belleza, se encuentra fuera de mi
mismo. Y esta mentira es la base de toda la violencia en el mundo.
Todos
queremos ser felices. Pero estamos condicionados a creer que la felicidad se
basa en cosas impermanentes. Cualquier cosa exterior, cada forma que surgiera,
es impermanente, es decir, no trae la felicidad. Si estamos enseñados desde
nuestra infancia basar nuestro valor en cosas superficiales, en objetos de
deseo, entonces sufrimos continuamente. Todos somos víctimas de estos valores
falsos. Todos somos bullies actuando en la forma aprendida de nuestra cultura,
sociedad, escuela, familia. Se llama esto samsara.
¿Cómo
liberarnos de samsara? Primero, tenemos que despertarnos de la resistencia que
no quiere admitir la verdad, de que todo lo que nos enseñaron es una
mentira. Esta resistencia se manifiesta
como indiferencia, nuestra capacidad de ignorar el problema obvia frente a
nosotros, como el elefante gigante en medio de la sala. Todos seguimos andando alrededor de elefante,
pero nadie quiere admitir que el elefante está allí. Porque si lo admitimos,
tendríamos que hacer algo al respeto.
Allí
comienza la práctica. Zen dice que el remedio del problema no se encuentra
afuera en cosas, objetos, imágenes superficiales. Hay que mirar adentro.
“Voltéa la luz adentro, y rastréala hasta la fuente.” Tú no estás roto. Tú no
faltas nada. Eres un buda. Eres completo y perfecto justo como eres en este
momento preciso. Es sólo que lo has olvidado, confundido por las condiciones y
causas infinitas que te rodean condicionándote a creer una mentira. Pero, no lo
creas. No necesitas comprar algo más para sentirte bien. No tienes que competir
con otros para tener valor. No tienes que esconderte por vergüenza y miedo de
lo que otros van a pensar. Salta de la rueda de samsara, el ciclo continuo de
karma y condicionamiento. Estás libre a elegir. Encuentra tu verdadero ser, el
que siempre es presente, completo, hermoso, tranquilo. Cuando te das cuenta de
esta verdad, te liberas de la mentira, la amenaza, el bully interior, el bully
exterior. Nadie puede quitártelo porque no es algo limitado, transitorio, o impermanente.
Tú eres un buda. Desde siempre has sido un buda, eres esta naturaleza
inherente.
Darnos cuenta de esta verdad, experimentarla
directamente, es la única forma de extirpar este cáncer de nuestra sociedad. Si
Joey hubiera aprendido esta lección desde su infancia, quizás estaría vivo hoy.
Fue su karma nacer y crecer en un mundo sufriendo por ignorancia. Joey merecía
mejor. Su agresor, el bully, merecía mejor. ¿Cuándo vamos a tomar
responsabilidad por este cáncer en medio de nuestro hogar? ¿Cuándo vamos a
decir “no más” a este bullying que vive dentro y entre nosotros? Tú y yo
tenemos que comprometernos a liberar el mundo de esta enfermedad, primero
despertándonos a la verdad, y luego funcionando como expresión de la verdad en
el mundo como bodhisattvas liberando a todos de este mal. Mira a tu propia
mente, mira a tu propia familia, mira a tu propia comunidad, escuela, país.
¿Dónde está el bully? ¿Dónde está la víctima? ¿Quién está pidiendo ayuda? ¿Cómo
puedes hacer la diferencia?
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