IGNORANCIA OBSCURECE LA LUZ
Charla Dharma 12/ABR/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
La causa primordial de nuestro sufrimiento es la ignorancia.
Es el punto de partida del cual todo el resto de la rueda de origen
dependiente, causalidad, karma, y nuestra existencia condicionada surgen,
experimentado como samsara y sufrimiento. Debido a la ignorancia, los seres
sentientes continúan naciendo una y otra vida actuando y reaccionando en formas
erróneas, manifestando desequilibrio, frustración, agitación mental, y varios
aspectos de descontento. Pero no hay nadie forzándonos a vivir así, es
consecuencia de nuestro condicionamiento por un mundo que se ha desconectado de
su verdadera Esencia, la raíz de todo. Aunque la raíz siempre está, no podemos
verla por todas las capas de tierra que la cubren. Podríamos decir que la
ignorancia es falta de luz, la oscuridad que no permite ver lo que siempre es
presente.
En nuestras vidas cotidianas, nos
aferramos a las ramas y hojas del árbol, es decir, nuestros sentidos y los objetos
de percepción, y olvidamos el origen del cual todo depende, la raíz, nuestra
propia naturaleza inherente. Pero, en vez de luchar contra algún enemigo
interior, un ego que no existe, date cuenta que no hay nada allí para eliminar.
Simplemente suelta los pensamientos los que obscurecen tu naturaleza, nuestra
raíz Esencial. Aunque no la vean en este momento, confíen que la raíz está
allí. Toda forma es una manifestación y función de esta raíz. Sin la raíz, el
árbol se enferma, se debilita, y muere. Si nos cortamos la raíz de nuestras
vidas, vivimos sin sentido y sin base, viviendo como un somnámbulo, un zombi. En cambio, si nos damos cuenta de dónde viene
nuestra fuerza vital, nuestra energía y alegría verdadera, entonces podemos
reconectar con lo fundamental de nuevo. Todos tenemos esta capacidad aquí y
ahora hacer esta vuelta atrás, volteando nuestra luz de atención presente hacia
nuestro propio centro, iluminando la Fuente, y descubriéndonos nuestra
verdadera raíz. Esto es despertar.
Sin
embargo, la misma tierra que cubre la raíz es necesaria para nuestro desarrollo
espiritual. Es por medio de la tierra que el árbol recibe sus nutrientes a
crecer. Es vez de rechazar el cuerpo, los sentidos, y la mente chica como
distracciones y obstáculos a nuestro despertar, de hecho, el trabajo es
transformarlos en alimento para el árbol de la vida. No se lo hace intentando
limpiarnos de toda tierra, mancha, o suciedad. Necesitamos la tierra para
vivir. En cambio, si nos damos cuenta que la tierra es simplemente tierra, se
puede volver en abono. Y así, vuelve a la raíz, nutriendo a todo el árbol. En la vida cotidiana, siempre tenemos la
oportunidad de ser conscientes de los pensamientos dualistas, los que nos
causan la rabia, la codicia, el miedo, y la frustración, y ofrecerlo todo a la
raíz. Tú no tienes que hacer todo el trabajo. Deja la raíz hacer la
transformación. Simplemente, suelta las kleshas, las ideas y estados mentales,
ofreciéndolos al Absoluto, y así, te liberas. Es un proceso de soltar, no
forzar, lo que no deja libre para experimentar una vida nutrida por la raíz
esencial, nuestra verdadera naturaleza.
Por ejemplo, los pensamientos de
comparación, crítica, inconformidad, y malestar crean el yo falso, una mentira
a nosotros mismos. Esta mentira es como separarnos de la raíz con una bolsa de
plástico, el ego obstaculizando nuestra conexión fundamental. Nos mentimos a
nosotros negando nuestra propia naturaleza de paz y armonía, mientras seguimos
mintiéndonos al culpar a todo el resto del mundo por nuestro sufrimiento y
descontento. Presta atención como la mente condicionada siempre está generando
ideas de deseo de lo que quiere pero no aún tiene, o el deseo de conservar lo
que tiene pero no quiere perder, o el deseo a eliminar lo que no le gusta
porque la hace incómodo. Esto es el reino de samsara. Es ir en contra de la
verdad. Por cuanto que quieras que las cosas se queden para siempre, o que las
cosas desagradables no te toquen, o que no nos afecte la miseria a nuestro
alrededor mantenido por la indiferencia, todo esto es la mentira, tanto
colectiva como individual. Al mismo tiempo, no podemos forzar un cambio en los
demás, lo cual es un aspecto de ignorancia creyendo que “mi” verdad es lo que
todos deben seguir. Hay que aceptar a otros como son. Yo, como esta
personalidad limitada, no tengo la capacidad de cambiar nada. Si creo que soy
yo responsable a cambiar a otros, es inflación del ego. Sólo puedo invitar a
otros a cambiarse. Y ellos sólo se cambian volviendo a su propia raíz, su
propia esencia, la que es mi esencia también. Por eso, practicamos meditación
con atención vigilante, nutriendo la ecuanimidad, la tolerancia, y la paciencia,
el fruto de nuestra práctica. Efectivamente, comenzamos aceptando que “Yo no
sé.” Yo no controlo todo. Yo no puedo decidir para otros lo que ellos deben o
no deben hacer. Simplemente los invitamos a considerar su raíz, descubrir su
verdadero fundamento, su naturaleza interior, porque es allí que se encuentran
la paz y el bienestar.
Y como buen abono, los retiros
fortalecen la raíz, animando e inspirándonos a practicar más fuertes y
constantes con nueva energía y determinación. Los retiros son indispensables
para un árbol fuerte y sano. No estamos forzando el árbol crecer, sino
simplemente creando las condiciones óptimas para que se realicen su plena
potencial, un árbol maduro, un Buda maduro, dando sombra a los pasajeros cansados
al lado del camino de sus vidas, alimentándolos con la fruta de nuestra práctica,
donándoles nuestras ramas y hojas por cobijo y protección. Incluso nuestra forma, este tronco tan
duradero, eventualmente cede frente al inevitable, envejeciendo, muriendo, y
descomponiéndose a los elementos. No pasa nada. Es simplemente el momento de
transformación. Quizás ya es comida para criaturas microscópicas. Quizás su
madera es leña para la fogata, dando calor por el frío e iluminando la noche
oscura con sus rayos de luz. Y cuando la
semilla de nuestra naturaleza despierta a la luz, se abre su hojitas al cielo,
mientras se extiende su raíz a la tierra profunda. Y así, comienza el ciclo de
nuevo, todo uno, todo diferente, todo surgiendo de la misma raíz fundamental, todo
funcionando para el bien del árbol de la vida.
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