EL CABALLO BLANCO
Charla Dharma 07/JUN/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Érase una
vez en Corea un viejito granjero con un caballo blanco muy especial, un
semental fuerte, hermoso e impresionante. Los caballos blancos son muy
apreciados en Corea. Montar a caballo blanco da una gran imagen de estima, realeza
y autoridad. Por esto, un día el príncipe de la región, oyendo de este caballo
especial, llegó a la granja del viejito preguntándole por cuánto lo vendería el
caballo. El viejito contestó, “El caballo no es mío. Por tanto, no lo puedo
vender.” Entonces el príncipe se fue muy desanimado. Y el viejito simplemente
volvió a cultivar a su jardín...
El próximo
día, el viejito se levantó a descubrir que su caballo se había escapado de su
corral en la noche. Los aldeanos, oyendo
lo que pasó, llegaron a la granja del viejito diciéndole, “Qué desafortunado
eres. El príncipe te iba a ofrecer mucho dinero por el caballo. Si lo hubieras aceptado su oferta, te habrías
convertido en un hombre rico sin ninguna preocupación más en el mundo. Ya no
tienes ni dinero ni caballo. ¿Cómo vas a manejar? Qué mala suerte.” El viejito
simplemente dijo, “Sólo sé que el caballo blanco ya no está en el corral.” Y simplemente
volvió a cultivar a su jardín.
Pasó algunos
días cuando el viejito se levantó para descubrir que su caballo ya había
regresado al corral, acompañado por diez otros caballos blancos. Los aldeanos
oyeron lo que pasó, y llegaron a la granja del viejito diciéndole, “Qué
afortunado eres. Tu caballo ha regresado con diez caballos blancos salvajes. ¡Qué
buena suerte!” El viejito simplemente dijo, “Sólo sé que el caballo blanco ya
está en su corral.” Y simplemente volvió a cultivar a su jardín.
Pasaron unos
días, y el hijo del viejito decidió que debería domar a los caballos salvajes
para que los vendiera luego en el pueblo. Pero en su intento, uno de los
caballos le tiró a la tierra, rompiéndole las piernas. Los aldeanos, oyendo lo
que pasó, llagaron a la granja del viejito diciéndole, “Qué desafortunado eres.
Ya se rompieron las piernas de tu hijo. ¿Quién va a ayudarte en los campos? No
vas a tener cosecha y vas a morir de hambre. Que mala suerte.” El viejito
simplemente dijo, “Sólo sé que mi hijo ya tiene las piernas rotas.” Y simplemente
volvió a cultivar a su jardín.
Pasaron
algunos días, y llegó al pueblo un ejército del rey buscando conscripciones. En
estos días, el reclutamiento no era voluntario. Simplemente el ejército entró a
un pueblo obligando a todos los jóvenes salir con ellos para servir en la
guerra. Pero, puesto que las piernas del hijo estaban rotas, no le llevaron.
Los aldeanos del pueblo, oyendo lo que pasó, llegaron a la granja del viejito
diciendo, “Qué desafortunados somos. El ejército del rey se los llevó a todos
nuestros hijos. Todos van a morir en la guerra. Pero por tener las piernas rotas,
tu hijo evitó que le llevaran. Por tanto, lo tendrás siempre a tu lado acompañándote
por el resto de tu vida.”
¿Qué nos
dice esta historia? El viejito es nuestra naturaleza verdadera, lo que ve las
cosas como son, sin añadir nada, sin molestarse, sin crítica, sin apego. Buena
suerte llega, sigue cultivando. Mala suerte llega, sigue cultivando. Siempre
hay ganancias y pérdidas. Lo que es ganancia un día, el próximo día se vuelve
pérdida. Esto es como funciona karma. Todo cambia, nada es permanente. Los
aldeanos representan la mente chica, la parte de nuestra mente condicionada a
criticar, comparar, con opiniones y juicios causando descontento y agitación continua.
En nuestro cultivo de práctica espiritual, estamos aprendiendo a ser más como
el viejito, lo que es en armonía con el mundo, libre del apego, la aversión y el
auto-engaño, simplemente viendo las cosas como son, y fluyendo con el karma que
llegara en cualquier momento.
Para dejar
de ser como los aldeanos, tenemos que purificar la mente de sus patrones
habituales de crítica, comparación y apego. Entonces, la mente purificada es la
mente verdadera de mushin, o no-mente. Esta no-mente no significa un estado de
mente sin ninguna sensación o de indiferencia o la mente literalmente borrada
de todo pensamiento. La no mente de mushin es la mente purificada de las
kleshas, dejando las virtudes inherentes de la naturaleza búdica expresarse
espontáneamente. Estas virtudes de bondad, paciencia, compasión, y ecuanimidad,
se revelan cuando no hay obstáculos mentales. Por eso, mushin es no-mente,
vacía de alguien creando o logrando algo, puesto que no hay nadie como un ego
intentando de hacer o lograr algo “bueno.” En cambio, cuando las virtudes están
fabricadas como logros y metas de la mente chica, porque “a mi” me considero
bueno y respetado por tenerlas, puede crear soberbia y egocentrismo. Practicamos eliminando el engaño mental, lo
que permite que las virtudes aparecieran por si mismas como funciones de la
verdadera naturaleza esencial.
Es decir,
prestando atención presente con el propósito de fomentar buenos actos no es tan
eficaz como dejar ir las kleshas, las opiniones, y las ideas de la mente. El
primero, intentando de ser “bueno,” es una construcción mental, por ende,
dualista y engañosa. Mientras el segundo, dejar ir, fluye naturalmente sin
nadie intentando de ser bueno, es decir, la no-mente de mushin. Las cualidades
de budeidad no vienen de afuera, sino son inherentes dentro de uno. Por eso, cuando
Shui-liao preguntó al ancestro Ma, “¿Qué es el sentido preciso del venir del
Zen vivo?, como respuesta, el maestro le pateó, por lo cual, Shui-liao se
iluminó al instante. Luego, se levantó, aplaudiendo al maestro diciendo con una
risa, “¡Qué maravilloso! ¡Qué maravilloso! Cien mil meditaciones e infinitas
sublimes principios se entienden al instante, justo en su fuente, en el punto
de un pelo.” Luego le hizo un hapchang y se fue. (Cleary, 1997:26-29)
¿Qué se
entiende por este episodio? La pregunta de Shui-liao reveló su falta de comprensión
de lo que es la Esencia, asumiendo que la causa de iluminación viene desde
afuera, como el “Zen vivo” llegando de algún lugar ajeno. Este concepto crea
dualidad, como algo exterior. De hecho, hay que soltar la búsqueda de
Iluminación por algo afuera de uno mismo. La patada del maestro le dio a
entender que ya es Buda, no hay algo a lograr en otro lugar.
Sin embargo,
aunque vislumbró por un momento la mente verdadera, lo que se llama kensho, aún
hay que estabilizar y fortalecer esta iluminación inicial con pruebas de experiencia
y acciones en la vida cotidiana, es decir, con cultivo en la vida normal junto
a otra gente. No debemos aislarnos en una cueva, montaña, o bosque. Por eso, el
segundo patriarca Zen de China paso 30 años trabajando como jornalero después
de su Iluminación, probando, cultivando, y purificando su mente.
El maestro
Chinul da instrucciones de cómo probar y estabilizar la mente verdadera. Da dos
consejos. Primero, recomienda que se imagine cosas que antes te gustaban: si
todavía sientes atracción o asco, entonces la mente iluminada es inmadura; en
cambio, si no experimentas ni asco ni atracción, la mente iluminada es madura.
Segundo, dice que tenemos que llegar al punto en que cualquier cosa que encontremos
naturalmente no nos produce ni atracción ni aversión, ni un impulso de aferrarla
ni rechazarla. Dice que justo entonces habremos logrado la mente efectivamente
madura en la que no se agita con nada. Por lo tanto, no hay obstáculo. Es como
domar el buey de la mente. Aunque te obedece, todavía lo sujetas firme con la
soga y el látigo. Sólo cuando su corazón es manso y cada paso tranquilo, tal
que incluso cuando camina por los campos sin pisar ningún brote de sembrado,
que entonces puedes soltar por completo la soga y el látigo; naturalmente no
hay ningún daño a las plantitas. No es necesario controlarlo. Eso quiere decir,
cuando nuestra mente es tan tranquila, atenta a este momento, sin aferrarse a
nada, sin rechazar nada, cuando nada nos molesta en absoluto, ya es Iluminación
Final, la verdadera mente estabilizada y madura de no-mente.
Bibliografía
Cleary,
Thomas. (1997). Kensho: The Heart of Zen.
Shambhala: Boston and London.
Dharma,
Ven. Wonji. (30 June 2014). “Wonjis Dharma Talk”, Video
YouTube. Five Mountain
Zen Order, Mt. Baldy
3 day retreat
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