LIBERARSE DEL NACER Y
MORIR
Mini-Retiro
Charla Dharma 30/MAYO/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Un hombre estaba besando a su mujer
en la sala cuando su hijo entró exclamando, “¡Papí!” El hombre soltó a su mujer
y abrazó a su hijo, levantándole y diciendo, “Tu papi está aquí. ¿Dónde andabas
tú? Mientras lo estaba sujetando, la mamá del hombre le llamó de otro cuarto.
El hombre bajó a su hijo, soltándolo, y se fue a su mamá. Así que este hombre
saludó a tres personas distintas. ¿Era el hombre la misma persona cada vez? No,
puesto que era el esposo con su mujer, el papi con su hijo, e hijo a su mamá.
No obstante, ninguna de estas identidades es quien es de verdad. Lo que la
gente cree como “yo” o “mío” siempre está cambiando y nunca se queda lo mismo
ni un instante. Por tanto, se dice que el “yo” es vacío. Todo en la vida es
vacío, cambiándose en cada momento. Lo que tú eres está conectado a todo en el
universo, y todo en el universo funciona como uno. Estamos aprendiendo a soltar
este yo de la mente chica que sigue diciendo “yo hice esto” o “tú hiciste
aquello.” Esta tendencia es limitante, causándonos malentendido, frustración, y
sufrimiento. Simplemente practica tranquilamente soltando a todo, dejando ir las
ideas del “yo”, incluso las ideas de que “estoy soltando” o “no estoy soltando
todavía.” Vive plenamente dejando ir tales ideas.
En el Oriente, usan el
término samsara para indicar “nacer y morir.” A veces refiere a la vida mundana
en general, en especial respeto a los patrones habituales repitiéndose. Así que
“nacer y morir” refiere al corriente de pensamientos pasando por la mente
ocupando y afectando nuestra consciencia cotidiana. A pesar de que se dice que
la gente que vea su naturaleza esencial puede escapar del nacer y morir, sin
embargo, todos los maestros y sabios que practicaban la Vía del Zen nacieron y
murieron. ¿Cómo puede ser?
La respuesta es que el
nacer y morir no existen fundamentalmente; son falsas construcciones mentales.
Es como un hombre con ojos enfermos viendo flores en el cielo. Aunque alguien
dijera que no hay flores en el cielo, el hombre enfermo no lo creería. Sólo
cuando la enfermedad ya se había curado, así que las flores en el cielo
desaparecen por sí mismas, y el hombre se da cuenta por fin que no hay flores
en el cielo.
En este ejemplo, a
pesar de que las flores no desaparecen, aún son vacías. Es simplemente que
estamos enfermos viendo lo que no existe. Igualmente, la persona viendo nacer y
morir como algo real, a pesar de que alguien libre del nacer y el morir dice
que fundamentalmente no hay nacer y morir, la persona enferma de engaño,
todavía cree en lo que percibe. Pero si la persona deja ir su engaño por sólo
un día, sólo entonces se dará cuenta que nacer y morir son fundamentalmente
inexistentes. Incluso cuando el nacer y el morir no han desaparecidos, todavía no existen, son sólo espejismos por
engaño mental. Cuando desaparecen, ni se puede decir que se hayan desaparecido
de algún lugar, puesto que jamás habían ocupado ningún lugar del principio.
Por eso, cuando nos
despertamos a la realidad de la mente verdadera, nos damos cuenta de que no hay
nacer ni morir. Si entiendes que no hay nacer y morir, pero no puedes escapar
nacer y morir, es porque tu trabajo interior no se ha terminado. Sigues
inmaduro en tu práctica. Es como cuando un alumno le preguntó a su maestro por
qué sigue percibiendo nacer y morir. El maestro respondió, “Brotes de bambú se
convertirán en tallos largos de bambú eventualmente, pero ¿se los puede fabricar
en cordel todavía?”
Podríamos decir
entonces que el oír que no hay nacer ni morir no es tan bueno como considerar
que no hay nacer ni morir. Y considerar que no hay nacer y morir no es tan
bueno como realizar que no hay nacer y morir. Y realizar que no hay nacer y
morir no es tan bueno como vivir libre de nacer y morir. La gente de hoy en día
ni ha oído, considerado, realizado, ni vive libre del nacer y morir. No es sorprendente entonces que siguiera
viendo y creyendo en nacer y morir, y por lo tanto, sufre.
Nuestra práctica
principal es mushin, o no mente, mientras todos los otros medios hábiles son
prácticas auxiliares, como por ejemplo, los preceptos, dana y benevolencia.
Mushin es como el acto de limpiar un espejo de su polvo, mientras que los preceptos,
dana, y benevolencia funcionan como el spray Windex ayudando en el proceso de
limpieza quitando el polvo. Es mucho más fácil. El polvo representa el apego a
las kleshas de codicia, frustración, y engaño. La acción de la mano limpiando
el espejo es nuestra práctica de atención intencionada mientras que nos
sentamos, estamos de pie, caminando, o acostados. El Windex representa las
virtudes de la ética aplicada, con el voto del bodhisattva, en apoyo de los
demás. Y el brillo del espejo representa la mente verdadera.
Cuando se limpia la
mente así, tres clases de mentalidad se manifiestan: primero, mentalidad clara
por la atención intencionada dirigida a la talidad verdadera. Segundo, mentalidad
profunda, puesto que se juntan todos los comportamientos buenos. Tercero, es
una mentalidad compasiva, esperando liberar a todos los seres de su tristeza.
Puesto que la mente
verdadera es una con talidad y la naturaleza búdica, ¿por qué cultivar con actos
de benevolencia y ética? A pesar de que una joya es esencialmente pura, sigue
manchada por la mena. Si sólo pensamos en la pureza de la joya sin pulirla,
nunca se la limpiará. Aunque la realidad de la mente es esencialmente pura y
abierta, todavía hay innumerables padecimientos psicológicos a superar. Incluso
cuando la gente es atenta a la mente calma y lúcida, si no cultiva la ética y
benevolencia, nunca se purificará hasta estar en completo acuerdo con la
talidad verdadera sin mancha ni barrera.
Entonces, entendemos
que el cese de la mente de engaño es la práctica principal, abriéndonos a la
mente de no mente, la mente pura de naturaleza búdica, lo que requiere cultivo
auxiliar para seguir puliendo la mente de sus impurezas obstaculizando la clara
percepción de esta mente pura. Cuando cultivamos bondad, si estamos en armonía
con la mente de no mente, mushin, no nos aferramos a los engaños de causa y
efecto en samsara. En acuerdo con no
mente, somos conscientes de nuestra verdadera naturaleza, la talidad libre de
nacer y morir. A su vez, esta práctica nos trae grandes bendiciones. En el
Sutra del Diamante dice que cuando seres
iluminándose dan sin buscar nada en recompensa, reciben inconcebibles
bendiciones. En cambio, la gente que
estudia sólo un poco del Zen, al enterarse de una naturaleza búdica esencial,
si por pereza no cultivan las virtudes de ética, benevolencia, y bondad, jamás
llegarán a la mente verdadera, la que les liberaría del sufrimiento de nacer y
morir. Es un conjunto, mis amigas y amigos. Tenemos que practicar atención
intencionada presente mientras cultivamos la compasión, la ética, y la
benevolencia en el mundo cotidiano para liberarnos por completo del samsara y
el sufrir.
Bibliografía
Cleary, Thomas. (1997). Kensho: The Heart of Zen. Shambhala:
London and Boston.
Daehaeng. (2014). Wake Up and Laugh. Wisdom Publications:
Boston.
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