Unirse con el Vacío
Charla Dharma 16/SEP/2015
Rev. Hyonjin Prajna
Hueco pero atento, vacío pero desempeño prodigioso
Sin “saber”, iluminación es completa.
Aunque en medio de la miríada de fenómenos,
no ponerse en oposición con respecto a ellos
Respondiendo a sus potenciales
manifestando un océano
de estados meditativos
más allá de toda medida
Cuando leemos en el poema la primera
línea que dice, “Hueco pero atento”, es
como cuando nos preguntamos “¿Qué es esto?” o “¿Qué soy?”. Si investigamos el
hwadu honestamente, llegamos al punto donde no hay ni palabras ni habla. Cuando
buscamos un yo, no encontramos nada, es vacío. Sin embargo, en medio de este
vacío hay algo brillante y despierto, lúcido, atento y despierto. Nada
más. No hay una entidad o una cosa real
allí. Al mismo tiempo, aunque sea vacío, se surgen desde allí todo tipo cosas
prodigiosas, funcionando en el mundo cotidiano, todo realizándose con un
desempeño asombroso. Todo ver, oír, tocar, olfatear, sentir, y mover vienen de
allí. Todo viene de allí. Pero irónicamente, no se da cuenta de esto mientras
que estamos desarrollando nuestros pensamientos, ideas, y conceptos. Sólo se
puede entenderlo por medio del no-saber, o sea, la mente de no saber, la cual
es la mente alerta, presente, abierta, aquí y ahora, pero no aferrada ni
distraída con ningún pensamiento. Por eso, el poema dice, “sin saber”, en el
sentido de “no-saber”, cuando sueltas toda idea, cuando se deja ir todo
concepto, allí es donde descubres lo que siempre estaba presente, radiante, y
brillante, pero a la vez tan cerca, que no lo percatabas jamás. Por al prestar
atención a esto, la iluminación ya es completa, no falta nada, no necesitas
conseguir nada, porque siempre estaba aquí mismo. Si intentes sustituir un
nombre, forma, o idea para esto, al instante, se bloquea. No lo llames nada,
simplemente suéltalo todo, y cuando no hay nada más soltar, cuando no hay
ningún objeto de tu consciencia distrayéndote, justo allí es, ya presente, ya
pura. La Iluminación completa es darse cuenta de esto.
La tercera línea del poema dice, “Aunque en medio de la miríada de fenómenos,” lo cual quiere decir, en medio del
mundo cotidiano con sus infinitas formas y fenómenos moviéndose,
manifestándose, y funcionando en todos lados, si no te pones en oposición a
ellos, no los rechazas, no los empujas a un lado, no tratas de apartarlos, ni
aferrarlos, ni acercarlos, si no creas ninguna batalla interior con ellos, si
puedes simplemente estar con ellos, fluyendo con ellos, en paz con ellos, con
todas las cosas del universo tal como son, entonces, descubrirás que puedes
responder a todo el universo sin problema, que todo fluye de una forma natural,
como el fluir de wu-wei, el no-hacer que realiza todo. Es como dice la cuarta
línea del poema, “Respondiendo a sus
potenciales manifestando un océano de estados meditativos más allá de toda medida”,
expresa el hecho de que ya estás meditando con todo el mundo, ya eres uno
sólo con todas las cosas del universo. Meditación no se limita a sentarse sobre
un cojín. Meditación incluye acción. Cuando puedes responder a todo de una
forma natural, correcta, en equilibrio, cuando puedes tomar en cuenta la
situación, la relación, y la función que está surgiendo en este momento frente
a ti, cuando te das cuenta que tu acción en este momento es una manifestación
de lo que ES, la talidad, el vacío, Esencia
funcionando en este momento preciso, entonces, eres capaz de responder
apropiadamente a lo que se hace falta en este momento, es decir, puedes
responder como el bodhisattva que eres, dando exactamente lo que es necesario
para aliviar el sufrimiento del mundo. Tu capacidad de responder correctamente
a la situación, relación, y función aquí y ahora, es la verdadera meditación,
es la acción de una mente meditativa, es la mente de no-saber, la mente de
no-mente, haciendo el no-hacer de un bodhisattva en armonía, atenta, despierta
al mundo a su alrededor, atendiendo a lo que se le presenta en cada momento.
Nos convertimos entonces en un océano de medios hábiles, respondiendo con los
infinitos brazos de Kanzeón, dispuestos a recibir, abrazar, y ayudar a todos con
abertura, compasión, y sensibilidad.
Bibliografía
Shrobe, Richard. (2004). Don’t Know Mind: The Spirit of Korean Zen.
Shambhala: Boston and London.
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