EL CÍRCULO ZEN
Charla
Dharma 30/AGO/2015
Rev. Dr.
Hyonjin Prajna
“Tengo un círculo.
Si entras en este círculo, te pego.
Si no entras en este círculo, también
te pego.
¿Qué puedes hacer?”
(Kong-an
231)
He aquí el círculo zen, un símbolo revelando
la verdad más allá de palabras o conceptos. Es como una puerta por la que
tienes que pasar para practicar zen. Pero además es una enigma, porque si
entras o sales por esta puerta, te pierdes. Para pasar por esta puerta, tenemos
que dejar ir la idea de entrar y salir. No hagas nada. No fabriques nada. Si
abres tu boca, ya has cometido un error. Entonces, ¿qué puedes hacer?
En Chogye Zen, la tradición coreana, se
le enseña que la única manera de resolver este enigma es mediante la mente no
sabe. Cuando percibes el no saber, ya estás despertando a tu verdadera
naturaleza, la que no tiene nombre ni forma. El momento que pones un nombre o
una descripción de su forma, se pierde contacto directo con ello, y pasas al
plano de conceptos e ideas discriminatorias. Cualquier habla sobre lo que
significa es un obstáculo a la plena realización de esta naturaleza, nuestra
esencia. Una vez Alan Watts dijo: “Zen no confunde espiritualidad con pensar en
Dios mientras se pelan papas. Espiritualidad Zen es simplemente pelar papas.”
Está diciendo que cuando estamos plenamente presente, en cualquier acción, es
más directamente la experiencia de nuestra Esencia que cualquier plática sobre
lo que significa. Por esto, ofrecemos los retiros de meditación, como ayer
durante el retiro para principiantes. Todos tuvimos la oportunidad a volver a
nuestra mente de principiante, es decir, la mente no mente, o sea, la mente que
no sabe nada, y en este no saber, simplemente nos sentamos, comemos, caminamos,
y así, nos damos cuenta directamente de cómo pasar por la puerta de no puerta,
como este círculo zen, dándonos cuenta de lo que ya está lleno, vacío, y
completo tal como es, en este momento preciso, sin añadir nada.
Cuando se presenta la pregunta “¿Qué
es esto?” es la manera de generar este actitud de investigación y pregunta para
llegar a la experiencia de “No sé.” Hay que percibir el no saber directamente,
pasando más allá de la barrera de pensamiento discriminativo para darse cuenta
de la plenitud de lo que siempre es presente, que no tiene comienzo ni fin, y
en lo que podemos confiar para que nos guiara nuestros pasos en la vida
cotidiana. También, durante los retiros, hay muchas oportunidades de cultivar
el no saber, la experiencia de probar algo por primera vez, sintiendo un poco
incómodo por nunca haber intentado algo así antes en tu vida, y luego
descubriendo un poco más de lo que es tu verdadera Esencia. Puede ser una nueva
forma de meditación, o aprender la ceremonia de comer, o simplemente cortar
verduras con plena atención. Cuando te abres a cada experiencia sin levantar
paredes, cada experiencia se revela por lo que es: Esencia eterna funcionando
por medio de esta forma para el bien de todos. Aprendemos el no saber para
fluir con el no hacer y luego sentir agradecimiento al darnos cuenta que
acabamos de pasar por la puerta de no puerta, despertándonos al círculo
zen.
Sin embargo, el simple pasar por esta
puerta no es suficiente. Hay que cultivar esta realización con acción en la
vida cotidiana. Y en esto los retiros sirven como un medio para los más
experimentados seguir puliendo y perfeccionando nuestra intimidad con Esencia,
desarrollando más claridad, respeto, benevolencia, y conectividad en nuestra
práctica con el mundo. El centro zen, este templo, y nuestros retiros funcionan
así como nuestro refugio, nuestro laboratorio, y nuestro gimnasio para conectar
con toda la vida con acción compasiva, informada e iluminada por nuestro
verdadero Yo, la Esencia Eterna. Nuestro maestro Seung Sahn nos ha dado un
esquema muy eficaz de lo que es pasar por este círculo zen, describiendo cinco
puntos a su alrededor: 0°, 90°, 180°, 270°y 360°. El comienzo de nuestro viaje
comienza al punto 0°, nuestra experiencia ignorante como mente chica limitada a
este cuerpo. Pero, por casualidad, oímos la frase “forma es vacío, vació es
forma” y algo comienza a despertarse en nuestro corazón. Este es el punto de
90°, el que significa que aunque intuimos que somos más que sólo este cuerpo y
nombre, todavía estamos controlados por nuestro karma, puesto que vacío y forma
son sólo conceptos en la mente chica, lo que requiere y salto al punto de 180°.
Aquí se descubre el verdadero Yo, la mente de no mente, la mente no sabe. Todo
es vacío, incluso el vacío y la forma. Tal descubrimiento nos da un sentido de
absoluta libertad, porque no hay limitaciones, no hay obstáculo. Todo es una
proyección de la mente, y somos libres de nuestro karma. Dándonos cuenta de
esta libertad es el punto de 270°. Pero es justo allí, descubriendo que no hay
límites, que elegimos volver al mundo de convenciones y reglas, protocolos y
leyes. Este es el punto de 360°, el regreso al mundo cotidiano con su trabajo,
sus desafíos, su sufrimiento. Pero ya somos conscientes de la ilusión frente a
nosotros. Antes, montañas no eran nubes, y nubes no eran montañas (dualidad,
samsara), luego montañas eran nubes, y nubes eran montañas (todo vació), ya
montañas son montañas y nubes son nubes (bodhisattvas funcionando en el mundo).
Ya por fin nos damos cuenta que tenemos mucho trabajo en el mundo, puesto que
hay muchos sufriendo por su ignorancia. Y así comenzamos ayudando a todos a
despertarse a su verdadero Yo, esta Esencia. Esta es nuestra verdadera función,
despertarnos a la verdad, y luego ayudar a todos despertar a la verdad,
liberados de su ignorancia que crea su sufrimiento. Podemos vivir en el mundo cotidiano tal como
es con la mente calma, lúcida, y comprometida a ayudar a todos. Ya el círculo
es completo, esto es el círculo zen.
Bibliografía
Sahn,
Seung. (1992). The Whole World is a
Single Flower. Charles E. Tuttle Company: Boston.
Shrobe,
Richard. (2004). Don’t Know Mind.
Shambhala: Boston and London.
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