¿QUÉ QUIERES, SENTIRTE BIEN O SER
LIBRE?
Charla Dharma 15/NOV/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Un día, al final de un retiro de tres meses que se llama
Kyol Che, el maestro zen Man Gong subió el estrado y se sentó frente a su
sangha para dar su charla Dharma. “Todos ustedes se sentaron en este salón de
meditación durante tres meses. Eso es maravillosísimo. Pero en cuanto a mí,
simplemente me quedé en mi cuarto haciendo una red. Esta red está hecha de un
hilo muy especial. Es muy fuerte y puede atrapar hasta un Buddha, el Dharma,
los Bodhisattvas, los seres humanos – todo. ¿Cómo pueden escapar de esta red?”


Muchas respuestas se dieron, pero a cada una el maestro
simplemente respondió, “¡Aha! ¡He atrapado un pez grande!”

Pero mientras tanto, yo me quedo en mi casa haciendo una
gran red. Es la misma red como el maestro Man Gong. ¿Cómo van a escapar esta
red?
Man Gong creó este kongan para probar a sus alumnos y
alumnas el final de su retiro de tres meses. Cuando él dice que simplemente se
quedó en su cuarto haciendo una red de hilo muy especial, lo que implica es que
es posible – igual a palabras, habla o ideas – apegarse al entrenamiento y
práctica difíciles. Si llegas a apegarte a las formalidades del Zen, pueden
volverse un obstáculo en sí. Esencialmente, el maestro está diciendo a sus
alumnas y alumnos, “Hicieron una práctica muy dura, pero ¿entienden claramente
el asunto? ¿O se han vuelto apegados a lo que acaban de hacer? Han desarrollado
algún tipo de egoísmo sutil, incluso al hecho de que acaban de sentarse en
meditación un largo rato, con el sentido de qué especiales son?”
Es un peligro para todos nosotros, volvernos enredados por
nuestra propia práctica. Hay gente en el mundo practicando meditación por años
con plena atención, y todavía no saben cómo perdonar, no aplican tolerancia a
sus vecinos, o se consideran superiores de alguna manera a los demás,
criticándoles en su mente. Pregúntense dónde están atrapados en la red de
orgullo, formalidades, logros, auto-importancia, o simplemente egoísmo
espiritual. Zen no es simplemente el acto de sentarse sobre un cojín. Zen no es
simplemente el acto de ser presente. Qué bueno que lo hacen, pero luego ¿qué?
¿Están aplicando estas habilidades en el mundo cotidiano? ¿Están aplicando la
ética de los preceptos a toda tu familia, vecinos, compañeros de trabajo? Si se
sientan cada día, pero ni saben o recuerdan la sila, la ética de budismo, la
esencia en sí actuando por medio de sus vidas en el mundo actual, entonces,
simplemente están enredándose más y más en su propio auto-engaño, haciendo
meditación nada más que un objeto para fabricar y vender, haciéndola una cosa.
Así, puede volverse una adicción como cualquiera, lo que hacemos en el momento
de crisis para apaciguar nuestros demonios interiores y sentirnos bien.
Sentirse bien es lo que un drogadicto hace cuando fuma marihuana o inyecta
heroína. ¿Es meditación tu adicción para
sentirte bien?, ¿o es el punto de partida para vivir como un Buda en el mundo
real, enfrentando las cosas que te hacen incómodos, y así liberándote de la red
de Mara, la red de ilusión, y la red de auto-engaño? Como han oído muchas veces
ya, zen no es ni una clase, ni un taller, ni un libro, ni una sesión de
meditación. Zen es la vida en sí. Cómo decides vivir tu vida, o basada en
compasión y sabiduría o, en cambio, basada en ilusión, codicia, juicio, y
engaño, es tu responsabilidad. La invitación es despertarte a este momento
justo como es, y desde allí actuar en el mundo desde este centro basado en la
ética y la compasión, dedicándote al bienestar a otros, y así liberándote del
mundo de Samsara, el mundo de dualidad, y libre de tus propias opiniones e
ideas.
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