LO QUE BRILLA
Charla Dharma 06/DIC/2015
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Dentro es brillante.
Afuera es brillante.
Dondequiera que sea, es brillante.
¿Qué es esto?
(Maestro Zen Ko-Bong)
Lo que brilla
es lo que se llama “bodhicitta”, la mente despierta, la mente iluminada de
Buddha. Es uno de los conceptos más fundamentales del budismo Mahayana. Tiene
dos niveles: lo relativo y lo absoluto. Lo relativo es la aspiración,
intención, y deseo para despertarse, es decir, la iluminación. Lo absoluto es
la percepción directa de shunyata, o sea, la talidad de todo fenómeno, su
vacuidad. En nuestra tradición de zen dice que la mera intención en sí para
despertarse es la función y expresión de la mente de Buddha para realizarse. Si
no fuera ya presente en nosotros, no tendríamos ningún deseo para encontrarla. Puesto
que esta mente despierta ya es presente en nosotros, ¿por qué no nos damos
cuenta? Es decir, si todos somos originalmente buddhas perfectos, ¿por qué
somos ignorantes de eso? En cambio, si seres sentientes son originalmente
ignorantes, ¿cómo se puede decir que siempre han sido buddhas perfectos?
Estos son precisamente las preguntas que le propusieron los bodhisattvas
al Buddha en el Sutra de Perfecta
Iluminación. ¿Cómo puede ser que somos buddhas perfectos y a la vez seres
ignorantes que sufren continuamente? El
Buddha les respondió utilizando la metáfora del oro:
"Buenos hijos, es como la fundición de la mena de oro. El oro no llega a ser a causa de la
fundición; puesto que ya es oro perfecto,
y después del refinamiento nunca volverá a ser la
mena. A pesar de que pasa a través del tiempo sin fin, la naturaleza del oro nunca se
corrompe. Es un error decir que no es originalmente perfecto. La perfecta
Iluminación del Tathagata es también de esta
manera." (Sutra de la Perfecta Iluminación, 4:14)
El Buddha está explicando aquí que, a pesar
de que nuestra naturaleza búdica esté presente desde el principio, es difícil
percibirlo puesto que está cubierto por muchas impurezas, como la mena del oro.
El oro jamás está corrompido por la mena, es siempre oro puro, pero se necesita
refinarlo para que brille en su forma perfecta. Esta perspectiva de nuestra
naturaleza fundamental para mí es muy compasiva. Nos anima a vernos no en
términos de “buenos” y “malos” sino como gente aspirando a dejar nuestro oro
brillar con más claridad, luminosidad, y pureza, en medio de nuestras impurezas
brutas. La naturaleza en sí nunca se corrompe, es simplemente encubierto por
las impurezas de la mente chica, nuestro ego de ideas, ideologías, filosofías,
y comparaciones discriminativas de bueno y malo. Tenemos que pasar más allá de
lo bueno y malo para encontrar lo esencial en nosotros, el oro puro, por el
beneficio de todos los otros seres sentientes en el universo quienes sufren
sólo por su ignorancia, por su oro atrapado en la mena de la mente.
No obstante, no es
suficiente saber que hay oro en bruto en nosotros, lo cual es lo que significa
iluminación súbita. Hay que trabajarlo también, refinándolo para que se saliera
más brillante, más puro y fino. Por eso, ponemos énfasis en el cultivo gradual,
el proceso lento y tedioso de trabajar con nuestra mena, las kleshas de
codicia, ira, y engaño, en busca del oro que se encuentra justo en medio de las
impurezas. Esto es el proceso de prestar atención a lo que nos obstaculiza, lo
que obscurezca nuestro brillo, es decir, donde estamos sufriendo con
frustración, descontento, impaciencia, miedo, ira y engaño. Pero entonces,
¿cómo hacerlo? ¿Cómo refinar nuestro oro para que brille, libre de la mena? El
maestro Ko Bong nos da orientación también con la metáfora del oro, diciendo:
Cuando el oro está en la tierra,
brilla. Si pones el oro en un horno caliente, brilla. Después de estar en el
horno, el oro brilla. Antes de pasarlo por el horno, no se lo puede formar en
nada. Además, cuando está en el horno no se lo puede usar. Pero después de
salir del horno, se lo puede usar para hacer muchas cosas: aretes, pendientes,
o una horquilla. ¿Qué es el horno [el que
refina el oro]? El horno es las paramitas
(perfecciones) de aportación, moralidad, paciencia, práctica, meditación, y
sabiduría.
Ko Bong está diciendo que nuestra naturaleza siempre
está presente, pero es por medio de la vida ética, la vida basada en la
práctica de valores humanísticos los que pueden liberarnos de las impurezas de
la mena. Son estos valores que sirven
como un horno en nuestra práctica cotidiana, dándonos la oportunidad de traer a
la luz nuestro brillo. Cuando la gente necesita nuestro tiempo y amor, les
aportamos con actos benevolentes, con consideración por su bienestar, con
paciencia infinita y esfuerzo heroico, siempre volviéndonos al silencio
fundamental de nuestra esencia en el acto de meditación formal y meditación en
el mundo. Practicando así, fundimos nuestro oro, que se manifiesta más y más
como sabiduría, como una forma de vivir en paz y armonía con los demás, y
demostrar lo fundamental en todos nosotros, no como algo extraordinario, sino
algo totalmente natural y básico del universo entero. Todos somos
fundamentalmente oro, somos esto aquí y ahora. Cuando consideramos “¿Qué es
esto?” queremos mantener la actitud de “¿Qué estoy haciendo justo en este
momento?” Así, fomentamos nuestra capacidad de ser consciente y presente, lo
cual nos libera de la mena de lo condicionado, las ideas dualistas, y las
sensaciones transitorias. Cuando podemos despertarnos a este momento preciso,
es como oro puro iluminando al mundo. Esto es la práctica verdadera,
incorporando la mente calma de samadhi, nuestra Esencia, con las acciones
compasivas y sabias de la sabiduría, prajna, funcionando como expresión de la
Esencia. Esto es lo que brilla, porque es lo que se ve reflejado se los ojos
agradecidos y las sonrisas contentas en los demás, la ternura y amor que
revelan el brillo eterno, la bodhicitta de la mente despierta de Buddha.
Bibliografía
A Concise Dictionary of Buddhism and Zen. 2010.
Shambhala: Boston.
Shrobe,
Richard. 2004. Don’t Know Mind.
Shambhala: Boston.
The Sutra of Perfect Enlightenment (Yuanjue
jing). 2003. Translated by Charles Muller
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