PSEUDO-ZEN:
PRÁCTICA ARTIFICIAL
Charla Dharma 24/ENE/2016
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Un rey de las
Indias Orientales invitó al vigésimo-séptimo patriarca Prajnatara a una comida
vegetariana. El rey preguntó, “¿Por qué usted no lee las escrituras?”
El patriarca
dijo, “Cuando inhalo no me quedo en los agregados[1]
y elementos del cuerpo y la mente; cuando exhalo no me involucro en ningún
objeto. Continuamente recito esta escritura – cientos, miles, millones de
rollos.”[2]
Hay
muchísimas formas de ejercicios en el mercado espiritual/psicológico hoy en día
para concentrarse y coordinar la respiración con la plena atención. Muchos
grupos practican pseudo-zen enseñando a la gente contar su respiración y llamándolo
zazen o meditación, pero cualquier método de concentración sin comprensión es
peligroso y de hecho puede endurecer el cascarón del ego e intensificar los
contaminantes psicológicos en vez de quitarlos.
Se supone que el patriarca budista
Prajnatara, el maestro de Bodhidharma, quien es el fundador del Zen en China,
estaba intentando en la cita de arriba explicar un método de plena atención
utilizando la respiración. Pero presta atención a donde se enfoca su atención
cuando dice que, al respirar, no enfoca su atención ni en el cuerpo, ni
en la mente, ni en ningún objeto. Así, ¿se puede afirmar que está practicando
plena atención a la respiración? Entonces, ¿en qué se enfoca su atención? Si la
cita no es una descripción o una técnica enseñando como fijar la plena atención
sobre algún objeto, incluso la respiración, pues ¿qué está describiendo? La
respuesta es mucho más sutil de lo que parece.
Otro maestro zen nos advierte sobre el
engaño de sustituir la experiencia directa con conceptos, técnicas, palabras o
prácticas artificiales. Él dice:
“El potencial
no manifiesto antes del tiempo – una tortuga negra vuelve hacia el fuego. Una declaración extraordinaria transmitida
fuera del dogma – el borde de un mortero brota con flores. Dime, ¿hay algo de
aceptar y defender, leer o recitar?”[3]
En esta cita,
hay muchos símbolos. Primero, la tortuga negra representa el Absoluto, el cual
se llama en el Zen como el corazón de nirvana. Luego dice que esta tortuga
vuelve hacia el fuego, es decir que hay cierta etapa en zen conocida como venir
de dentro el Absoluto y llegar dentro de lo relativo, o sea, manifestar el
vacío del Absoluto en medio de lo cotidiano.
Luego dice que hay una declaración
extraordinaria transmitida fuera del dogma, lo que refiere a la experiencia de
percepción directa, lo que no se puede describir con palabras o definido con
conceptos. El borde de un mortero, dice, brota con flores representa la
actividad inconcebible del potencial de la vida espontáneamente apareciendo y funcionando
milagrosamente dentro del corazón de nirvana, o sea, la Esencia funcionando en
el mundo cotidiano en perfecta paz y equilibrio. Por lo tanto, ¿cómo pueden
capturar este estado con prácticas artificiales? Es todo el punto, no pueden.
Palabras, técnicas, y métodos para relajarse simplemente para reducir el estrés
fallan en sustituir la plena liberación del sufrimiento y la experiencia
directa del verdadero Absoluto por estados de relajación. Esto no es Zen.
Practicar Zen no es sentirse bien.
Practicar Zen es enfrentar todo lo que te hace incómodo, tus miedos, tus
aversiones, tus adicciones, tus auto-engaños, entrando directamente en ellos.
Cuando ya eres cien por ciento uno con estas sensaciones, puedes descubrir que
son inherentemente vacíos, es decir, no son reales como pensabas, sino son simplemente
ideas creadas en la mente. Allí es descubrir la no-mente, libre de ideas y
apegos. Es por medio de no aferrarse a nada, ni técnicas, ni palabras o
conceptos, a ningún estado emocional o físico, sin expectativa de ningún
resultado, es donde descubres la Verdad, que eres libre, una expresión del
Infinito en el aquí y ahora, funcionando en el mundo cotidiano, con todos sus
desafíos, en medio del sufrimiento, las pérdidas, y el dolor, donde descubres
tu libertad y tu verdadero trabajo, tu verdadera función en las actividades
mundanas del mercado, junto a tus familias, apoyando a los compañeros, ayudando
a todos en descubrir la Verdad directa. Zen es vivir, plenamente en el mundo
justo como es, su talidad de este momento, sin depender en nadie ni nada por tu
alegría. Para practicar el Zen verdadero, hay que dar todo, sacrificar todo,
morir a tu pasado para descubrir la perfección de presente, sin necesidad de un
futuro inexistente. ¿Estás preparado liberarte por completo, o estarás
satisfecho con simplemente sentirte bien?
Bibliografía
Thomas Cleary. Kensho: The Heart of Zen. Shambhala:
Boston and London. 1997.
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