BAÑO DEL BUDA BEBÉ
Charla Dharma 03/ABR/2016
Rev. Dr. Hyonjin Prajna
Despertar Súbita a la Esencia Latente
Era en este mismo día, hace 2539
años.
En la sombra de un
árbol, sujetando su rama, y estando de pie, La Reina Maya de Kapilavastu dio a
luz en Lumbini, India. Se nombró el nuevo bebé Siddhartha...
A su
concepción, su madre había soñado que estaba viajando por las grandes montañas
de las Himalayas, donde un ser espiritual con el aspecto de un elefante blanco
le entró a su lado derecho, un símbolo muy auspicioso. Basado en este sueño, se
había predicho que un bebé nacería, el cual sería o un rey del mundo, o un
ascético errante llegando a ser un gran maestro religioso, un Buda. Aunque su papá intentaba con todas sus
fuerzas influenciar al joven Siddhartha seguir su ejemplo como un rey,
Siddhartha luego eligió la vida solitaria y espiritual. Todos estamos
enfrentados con esta misma decisión, elegir entre la riqueza exterior de poder,
fama y la ilusoria satisfacción de deseos, o en cambio, la riqueza interior de
una vida solitaria basada en paz y compasión. Es solitaria porque tenemos que enfrentar el
mundo cotidiano que dice lo contrario.
A su nacimiento había señales extraordinarias y auspiciosas. Se describe el cielo claro y radiante con luz magnífica, con flores brotando y pájaros cantando en todos lados - cuatro devas, o seres espirituales, aparecieron en el cielo vertiendo chorros de agua puro, uno fresco y otro cálido, sobre él y su madre, bañándoles suavemente.
En este momento, se puso de pie, tomó siete pasos, representando las siete direcciones - norte, sur, este, oeste, arriba, abajo, y aquí, y en cada paso aparecieron flores de loto debajo de sus pies. Señaló el dedo índice de una mano al cielo y con la otra mano señaló a la tierra, mostrando que él uniría el cielo con la tierra. Luego declaró, "Yo solo soy el Honrado del Mundo." En la tradición de budismo Mahayana se interpreta lo que dijo como el "Sí Mismo" verdadero de todos los seres en todo el espació y el tiempo - o sea, la naturaleza búdica de cada uno de nosotros.
Cultivo Gradual de nuestra
Esencia
Nuestra
práctica de meditación, sentándonos en el silencio para abrirnos a la Verdad
antes del pensar y del entender, se basa en un acontecimiento espiritual muy
clave en la vida temprana del Buda como niño, lo que guió el Buda luego en su
vida a la Iluminación. Fue durante un
festival de la aradura para promover la agricultura por parte de su papá el
rey. Fue un acontecimiento muy celebrado
por los nobles y los granjeros. Todos
llevaban sus mejores ropas puestas para participar en la ceremonia. En el día indicado, el rey, acompañado por su
séquito, fue al campo, acompañado por su hijo Siddhartha y las niñeras del
niño. Le pusieron al niño sobre un tapete al lado de un campo de cultivo en la sombra
de un solitario árbol manzanita de rosa. Mientras que las niñeras cuidaban al
niño Siddhartha, el rey se fue para participar en el festival. Cuando las festividades estaban en su apogeo,
las niñeras se ausentaron para participar en las celebraciones, dejando a
Siddhartha solo.
Debajo
del árbol, todo era tranquilo y quieto, condiciones óptimas para aquietar la
mente. Miraba en la distancia un granjero trabajando en el campo, pasando de un
lado al otro frente a él arando la tierra. El niño seguía contemplando los
movimientos del grajero, viendo como la tierra se abrió, revelando nidos de
hormigas y a veces un gusano partido, sirviendo como comida para los pájaros
vigilando la escena. Advirtió el
sufrimiento de estos seres pequeños, perdiendo sus hogares y sus vidas,
preguntándose por qué la vida era tan frágil e transitoria. Mientras que concentraba fijamente así a la
escena frente a él, atento a la respiración entrando y saliendo, su mente entró
en un estado de paz profunda, lo que se llama samadhi.
Cuando las
niñeras volvieron del festival, se asombraron viendo al niño sentado allí, con
sus piernas dobladas naturalmente en la postura del loto y meditando
profundamente. Informaron al rey de este
hecho, quien llegó de inmediato, viendo al niño allí sentado en meditación.
Reconociendo lo fortuito del acontecimiento, hizo una reverencia profunda al
niño.
Este
acontecimiento de samadhi en la paz y la tranquilidad, llegaría a ser la
experiencia clave en la vida de Siddhartha como hombre en su búsqueda espiritual. Agobiado por seis años de prácticas
espirituales sin fruto, Siddhartha recordaría este momento de niño meditando,
sentado en paz perfecta, y comenzaría su meditación más importante, la que le
revelaría la Verdad suprema, la realización de cómo liberarse del sufrimiento,
y la Iluminación completa y final.
Cuando
practicamos la meditación en silencio, estamos utilizando la forma original y
natural del niño Siddhartha, sentándonos sin mover, sin pensar ni de no pensar,
tranquilizando la mente en un enfoque concentrado en la respiración, mirando
frente a nosotros, sin apegarnos a nada, ni rechazar nada. Se observa la respiración rítmica, y se
pregunta a uno mismo como el Buda se preguntaba, “¿Por qué hay sufrimiento?” o
“¿Qué es esto?” o “¿Quién soy?” Desde
allí, se suelta la mente chica, esperando, atento, pero sin expectativa de una
respuesta intelectual, esperando sin meta, la meta de no meta, el portal sin
portal del Zen, el “No sé...” Y con paciencia sentado en el silencio, se abre
por completo el corazón y la mente al Infinito, aquí y ahora, para experimentar
nuestra naturaleza verdadera, la cual es antes los pensamientos y el entender.
La ceremonia de hoy, la de bañar al Buda bebé, destaca el mensaje universal que debemos limpiar nuestros corazones y nuestras mentes de las manchas de codicia, enojo, e ignorancia. Se cree que la luz de las velas en el altar representa la luz de la sabiduría, la oscuridad representa la ignorancia. Se cree que, al prender una vela, nuestras vidas se iluminarán, disminuyendo las fuerzas negativas de nuestras mentes y nuestras acciones.
Cuando bañamos a la estatua del Buda, debemos orar con sinceridad por la purificación de nuestras mentes, eliminando los venenos de codicia, ira, y enojo. Debemos orar por la paz y la armonía por doquier, para que no haya más violencia, engaño, o sufrimiento en el mundo. Debemos desear que el mundo se transforme en una tierra pura y que todas las mentes se guíen por el sendero de los Budas. Este es el sentido verdadero del baño del Buda.
Los beneficios del baño del Buda:
Al bañar al Buda bebé, se promete lo siguiete:
1. Se recibirán la prosperidad, la alegría, la buena salud y la longevidad.
2. Se cumplirán todas sus aspiraciones.
3. Se experimentarán la paz y la armonía por la familia, parientes, y amigos.
4. Se eliminarán todos los obstáculos al aprendizaje del Dharma y no sufrirán.
5. Se logrará la Iluminación en poco tiempo.
¿Qué actitud mental debemos mantener cuando bañamos al Buda?
1. FE: Debemos confiar y sentir alegría por el mérito generado al bañar al Buda. Vertiendo el agua sobre el Buda, estamos limpiando nuestras propias mentes.
2. SINCERIDAD: Cuando bañamos la estatua del Buda, es como si el Buda estuviera presente, ayudándonos en cultivar mérito de bendiciones y apoyo. Ofrecemos este mérito a todos los seres sensibles del universo para que se aumenten su sabiduría y se conecten con su Naturaleza Búdica.
3. MORALIDAD: Deseamos eliminar el karma negativo y purificar nuestras mentes. Oramos por la paz y la alegría por toda la humanidad.
El Ritual y Dana
Se hace una reverencia frente al altar. Se pone una aportación de gratitud en la caja. Se llena con cuidado el cucharón. Vierte el agua sobre la imagen del Buda bebé mientras que se recita lo siguiente:
Baño 1: Que mis pensamientos malo se se eliminen.
Baño 2: Que mis acciones buenas se aumenten.
Baño 3: Que todos los seres sensibles se liberen.
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