LOS CUATRO RASTROS
DEL EGO
Charla Dharma
24/ABR/2016
Rev. Dr. Hyonjin
Prajna
"Buenos hijos, desde el tiempo sin comienzo todos los seres sensibles
engañosamente conciben y apegan a la existencia de 'yo,' 'persona,' 'ser
sentiente,' y 'largo de vida' - tomando estas cuatro distorsiones como
evidencia de un verdadero sí-mismo…
"Buenos hijos, si estos aspirantes no eliminan el rastro del yo, no
podrán entrar en la iluminación pura…Es lo mismo con 'ser sentiente’ y ‘el
largo de vida.’ "
(Capítulo 9: Sutra de la
Perfecta Iluminación)
En los Diez Dibujos
Zen del Pastoreo del Buey, se ve un joven rastreando un buey como metáfora para
la práctica zen en la cual se busca el buey de la mente egóica, o sea el ego,
para luego domar y purificarla y así lograr la Iluminación. Sin embargo, en el
Sutra de la Perfecta Iluminación, el Buda revela una enseñanza más avanzada,
afirmando que el esfuerzo para encontrar un ego es un problema, puesto que el
ego ni existe, y si tratamos a purificar algo que no existe, estamos creando un
obstáculo innecesario.
Buenos
hijos, si se entiende el vacío del yo, no puede haber ningún 'eliminador del
yo'
Luego, nos demuestra
cómo deconstruir el ego mostrando cuatro rastros o evidencias erróneas comunes
de la gente y su forma de pensar.
El primer rastro erróneo es nuestra
identificación con el cuerpo, particularmente en tiempos de enfermedad:
"Buenos hijos, ¿qué es el ‘rastro del yo’? Es lo que se observa con la
mente de los seres sentientes. Buenos hijos, cuando se encuentra en un buen
estado de salud, naturalmente se olvida del cuerpo. Pero cuando el cuerpo se
enferma, y se hace un esfuerzo corregir la enfermedad, con la menor dosis de
medicina y tratamientos, de inmediato se vuelve consciente de su propia
existencia como un yo. Así que, es sólo en referencia a esta acción de
"observar" que se percibe y apega a una aparente esencia propia…"
Así que, no somos este
cuerpo. Es sólo la idea y observación de este cuerpo que crea la ilusión errónea
de que el cuerpo es lo que somos, y luego, tendemos a reforzar esta
identificación una y otra vez con nuestros pensamientos que siguen observando
el cuerpo y luego diferenciándolo de otros cuerpos. Este proceso es lo que crea
la creencia luego en “personas” distintas de uno mismo, manifestando el segundo
rastro erróneo:
"Buenos hijos, ¿cuál es el ‘rastro de la persona?’ Es la percepción
por los seres sentientes basada en la previa "observar". Buenos
hijos, una vez que el yo se ha percibido a sí mismo, entonces no vuelve a verse
de otra forma más. Lo mismo sucede en el caso en lo que se percibe el otro como
no-yo. Esta 'percepción' que ha ido más allá de toda clase de 'observación,' es
el ‘rastro de la persona.’ "
Ya, comenzando con la
observación del cuerpo, se identifica con el cuerpo, luego diferenciándose de
otros cuerpos, y la idea del ego se refuerza más y más sólida, tomándolo por
dado como una realidad. Por eso, lo que la gente conceptualiza como un “ser
sentiente” de hecho se vuelve el tercer rastro erróneo basado en sus conceptos
anteriores:
"Buenos hijos, ¿qué es el ‘rastro del ser sentiente?' Es aquello que
está más allá de la auto-observación y la percepción de las mentes de todos los
seres sentientes. Buenos hijos, tomemos por ejemplo la persona que dice:
"Soy un ser sentiente." Lo que esta persona ha llamado ‘ser
sentiente,’ no es ni yo ni otro. ¿Por qué no es el yo? Puesto que el yo es un
'ser sentiente,' no es un yo. ¿Por qué no es otro? Dado que el yo es un ser
sentiente, por lo tanto, no es otro. Buenos hijos, lo que los seres sintientes
percatan en observación y percatan en percepción no es más que los rastros del
yo y de la persona. Lo que no llega a los rastros del yo y ser sentiente, pero
que sigue siendo manifestado, es el rastro del ser sentiente."
Aquí el Buda está
precisando que un ser sentiente por definición no se limite a un concepto de un
yo relacionado con otras cosas. Sin embargo, puesto que el término “ser
sentiente” es conceptual, sigue siendo una ilusión relacionándose a lo que se
define como yo/otro/persona. Por esto, todavía es un rastro erróneo, una idea
filtrada por la mente egóica, y no la verdad en sí. Lo mismo se ve con el
cuarto rastro del “largo de vida”:
"Buenos hijos, ¿qué es el ‘rastro del
largo de vida?’ Esto se refiere a aquello que los seres sentientes se dan
cuenta a través de la conciencia pura radiante de la mente. Buenos hijos, lo
que no es perceptible por la totalidad de la sabiduría kármica es igual a la
fuerza vital (esencia). Es como agua caliente derritiendo hielo: no hay
discriminación (pensamientos) de la existencia de hielo o el conocimiento del
derretir del hielo. La no existencia de un yo y la percepción de un yo son como
esto. Buenos hijos, cuando se ve con la iluminación de la mente, todas estas
percepciones no son sino impurezas. Puesto que eso del cual las percepciones
perciben no está separado de la impureza, se le llama el ‘rastro del largo de vida.'
"
La clave aquí es
entender que todo lo que se conceptualiza como yo, otro, persona, seres
sentientes, y el largo de vida impersonal o esencia, todo concepto iluminación,
Nirvana, samsara, e ignorancia, todavía son conceptos erróneos, obstáculos a la
liberación completa. Hay que soltar todos estos conceptos limitantes para
realizar la Verdad, el no-saber, o como lo dice en este sutra, la pura
iluminación perfecta, sinónimo de esencia. Buda nos señala que, si se entiende
el vacío del yo, no puede haber ningún “eliminador del yo.” Así que, no hay nada eliminar, nada lograr. Además,
sería arrogancia presumir que la percepción limitada de la mente racional y
conceptual pudiera expresar y comprender el Infinito. Por eso, Buda dice que
los que predican Iluminación como un estado mental a conseguir, están
equivocados, puesto que la percepción infinitesimal del yo siempre sería
limitada en su percepción y comprensión de la Verdad de lo Absoluto.
Simplemente hay
que entender que el único obstáculo es la tendencia dualista y conceptual de
amar y odiar. Por eso amar Nirvana y odiar samsara es también un reflejo del
apego a la idea de un yo, y, por lo tanto, extensiones de la misma ignorancia:
Porque el que ama el yo también ama el nirvana, y toma la supresión del yo
como la característica del nirvana. El que odia el yo también odia samsara. Sin
saber que el amor apegado en sí es en realidad samsara, él odia samsara,
denominándolo como "no liberación".
Buda dice que el
que no elimina los cuatro rastros del ego, no puede lograr bodhi, o sea, la
mente búdica. Entonces, ¿cómo eliminarlos? Buda recomienda simplemente dejar ir
todo deseo, odio, e ignorancia. Básicamente tenemos que soltar nuestras ideas
basadas en la creencia de un yo, la basa de todo sufrimiento, y así se puede
soltar también el amor egoísta y el odio, realizando así la Perfecta
Iluminación.
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