PRÁCTICA
DESPUÉS DE LA ILUMINACIÓN
Charla Dharma 28/JUL/2019
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Hanam Chungwon (1876-1951) uno de los maestros zen coreano
más destacado en el siglo 20. Se conoce sus enseñanzas mediante una serie de 24
cartas de correspondencia que envió a otros avanzados practicantes budistas
enfocado principalmente en la práctica después de la iluminación. Lo más
importante para la práctica después de la iluminación es el continuo esfuerzo
diligente, donde uno sigue adelante desde la perspectiva de comprensión de su
verdadera naturaleza inherente. El practicante debería tener cuidado para
evitar que se desvíe por los hábitos y karma no resueltos.
En 1928, Kyongbong Sunim envió una carta a Hanam Sunim
preguntando cómo se debe practicar después de una experiencia de iluminación.
La respuesta de Hanm Sunim fue sencillo: Mientras antes se practicaba con la fe
que su naturaleza inherente era igual a todos los Buddhas, ahora se practica
mientras sabe que su naturaleza inherente es igual a todos los Buddhas. Ahora
uno podría proceder basado en la experiencia directa de la naturaleza
fundamental. Ya no se está engañado por el mundo de samsara y sus ilusiones
erróneas y pensamientos condicionados de la mente chica. Sin embargo, a pesar
de ver con claridad, aún hay peligros a superar.
El peligro fundamental es la posibilidad de caer en los
viejos hábitos, apegos, y karma que se quedaban. Habiéndose acumulados durante
ilimitadas vidas, no es tan fácil eliminar estos hábitos. Hasta que se
disolvieran, siempre hay un peligro que se desvíe del camino, perdiéndose la
conciencia de la naturaleza inherente. Así que, Hanam Sunim advierte sus
alumnos avanzados sobre los varios peligros posibles después de la iluminación.
Primero, Hanam Sunim advierte sobre la pérdida de la meta:
Tienes que ser más cuidadoso
después de la iluminación que antes. Esto se debe a que antes de la iluminación
sabías lo que tenías que hacer (había un objetivo), pero después de la
iluminación, si tu práctica no es tan exhaustiva, o si eres flojo, entonces
serás atrapado nuevamente por la vida y la muerte, y nunca podrá escapar.
Al lograr la
meta, el practicante no sabe qué hacer para seguir. Esto implica que todavía
hay atender a algo siguiente. En parte, lo que requiere es atender a los
hábitos y apegos que se han acumulado durante ilimitadas vidas, pero que
todavía no se han disueltos.
Segundo,
Hanam Sunim les advierte a los practicantes sobre estar demasiado confiados en
sus habilidades, pensando que lo que se quedaba hacer fue demasiado fácil, y
así relajando su esfuerzo o posponiendo a otro tiempo lo que se debe hacer.
Dahui dijo, ‘Muchas veces la gente
con mucha habilidad no hace mucho esfuerzo, porque cree que es fácil. Así que
dejan de practicar. Después de no practicar por mucho tiempo, está atrapada
para siempre por las ilusiones y la maldad.
Es decir que aunque se ha despertado,
todavía es posible perder ese despertar. Hay un gran peligro en seguir los
impulsos, instintos, y ansias de uno:
…la gente que se satisface con una
experiencia sola de iluminación y así dejan de practica…diciendo que todo es
vacío mientras ignora causa y efecto, y comportándose mal está invitando al
desastre.
No sigan el ejemplo de aquella
gente superficial que no entiende el significado, que es demasiado obstinada,
que ignora el principio de causa y efecto, y que no entiende que lo que recibe
es resultado de sus propias acciones.
El
comportamiento sin límites, como cuando se dice ‘todo es vacío y se comparta
mal’ es una etapa peligrosa. A pesar de que se ha despertado súbitamente a la
naturaleza de la mente, los obstáculos kármicos todavía se quedan, y se puede
equivocar los deseos dualistas y los apegos por la verdad fundamental.
Los
resultados de esta actitud pueden ser catastróficos. Las leyes de causa y
efecto siempre siguen funcionando. Sus acciones todavía tienen consecuencias.
El alcohol todavía puede destruir el hígado y relaciones sexuales inapropiadas
todavía pueden traer consecuencias dolorosas. Después de la iluminación, uno no
es inmune de los resultados de karma.
Aunque se ha
despertado, todavía hay mucho trabajo realizar y peligros superar. Si se deja
practicar por mucho tiempo, si el comportamiento no está en sintonía con la
realización de la verdad, poco a poco se pierde la conciencia de la naturaleza
original. Hanam Sunim nos da dos ejemplos de cómo mantener la diligencia para
no distraerse de la conciencia de su naturaleza verdadera:
Un monje preguntó… “¿Cuál es
Buddha?”
“Tú mismo eres Buddha.”
“Cómo se debe practicar después de
la iluminación?”
“Si hay hasta una mota de polvo en
tu ojo, te retuerces en el suelo sin control.”
Se puede
darse cuenta de la verdad como lo que ya somos todos buddhas, sin embargo, las
motas de polvo en el ojo nos hacen retorcer en el suelo. Estas motas de polvo
son las ideas y los hábitos dualitas basadas en las tres kleshas de codicia,
aversión e ilusión. Hay que vigilarse la mente constantemente para no caer en
los viejos hábitos mentales. En el segundo ejemplo, Hanam Sunim nos sugiere
cómo practicar mediante una conversación entre un alumno y su maestro. Un día,
el alumno está sentado en la cocina totalmente ausente. El maestro le pregunta:
“¿Qué estás haciendo?”
“Estoy llevando una vaca.”
“¿Cómo llevas una vaca?”
"Si toma un paso fuera del
camino, tomo su anillo de la nariz, lo retiro, volviéndolo al camino".
“Tú sabes cómo llevar una vaca.”
Hay que
entender que las palabras “tomar” y “retirar” significan lo que tenemos que
hacer en nuestra práctica diaria. Cuando se da cuenta que la mente está
desviándose del camino en ideas dualistas y habituales, se las retiran,
jalándolas y volviéndose al camino de la práctica presente libre de estos
conceptos erróneos.
Hanam Sunim
enfatiza mucho la necesidad de practicar después de la iluminación, comparando
la práctica al cuidado de un embrión sagrado:
A menudo, después de la
iluminación, los maestros de la antigüedad ocultaban todos los rastros de sí
mismos. Ocultaban sus nombres y se iban muy lejos, y pasaban mucho tiempo cuidando
el embrión sagrado. ... pasarían 30 o 40 años así, y por el resto de sus
vidas no dejarían las montañas.
Hanam Sunim
está haciendo eco del maestro zen coreano Chinul del siglo 11 quien dice:
Aunque ha despertado al hecho de
que su naturaleza original no es diferente de la de los Budas, las energías de
hábito sin principio son extremadamente difíciles de eliminar repentinamente,
por lo que debe continuar cultivándose mientras confía en este despertar. A
través de esta penetración gradual, sus esfuerzos llegan a su fin. Él alimenta
constantemente al embrión sagrado, y después de mucho tiempo se
convierte en un santo.
Por eso se llama cultivo gradual.
Este proceso se puede comparar con la maduración de un niño. Desde el
día de su nacimiento, un bebé está dotado de todos los órganos sensoriales como
todos los demás, pero su fuerza aún no está completamente desarrollada. Es solo
después de muchos meses y años que finalmente se convertirá en un adulto.
Aquí, Chinul
está comparando el cultivo al cuidado de un niño. De cierta forma, la cultivo
del zen actúa como una partera en el proceso de dar a luz a nuestro verdadero
ser. Primero, hay que acercarse, meditando y contemplando, para encontrar el
embrión sagrado. Aunque se ha encontrado la esencia viva en esta vida, todavía
se debe cuidar al embrión, atendiéndole mientras que nace en nuestras vidas
cotidianas. Luego se cuida mientras que madura poco a poco. Aunque está
potencialmente completo del principio, el bebé necesita atención hasta su
madurez. Igual, aunque somos buddhas del principio, tenemos que cuidarnos en
nuestra práctica, cultivando nuestra potencia como buddhas bebés, hasta que por
fin podemos caminar por nuestros propios pies, fuertes y firmes en nuestras
habilidades. Sólo así se puede convertirse en un santo completamente realizado,
ayudando a los demás, y poniendo el ejemplo de cómo vivir una vida de plenitud,
paz y bienestar en servicio al mundo.
Bibliografía
Go,
Ven. Chong. (2008). “The Letters of Hanam Sunim.” International Journal of
Buddhist Thought & Culture. February
2008, Vol.10, pp.123-145. ⓒ
2008 International Association for Buddhist Thought and Culture.