¿CERDOS O
SERES HUMANOS?
Charla Dharma 06/JUL/2019
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
[Las citas siguientes son extractos de una charla
ofrecida por el Ven. Gran Maestro Zen Seung Sahn a los miembros del templo Hwa
Gye Sa, en Seúl, Corea, la noche anterior al Día de la Conmemoración de
Iluminación del Buda. Tradicionalmente los Budistas permanecen toda la noche
practicando meditación, imitando al Buda antes de su Gran Iluminación.][i]
Seung Sahn abrió su
charla Dharma con esta declaración:
Si sólo están apegados a alguna clase de cosa material,
si están sólo conmovidos emocionalmente por alguna clase de cosa material,
entonces, ¿en qué se diferencian de una vaca o de un cerdo? ¿En qué nos
diferenciamos de cualquier animal? “Esto es una persona” nos decimos. “Esto no
es un animal”. Pero debemos comprender nuestra función humana antes de poder
llamarnos a nosotros mismos un ser humano. Debemos entender nuestro modo
correcto de ser humanos antes de poder decir que no somos apenas un animal. El
Buda vio la estrella de la mañana y se iluminó. Cuando vio la estrella de la
mañana, logró su verdadera naturaleza humana – el modo de un ser humano. Si
logras tu naturaleza humana, entonces puedes ser llamado un ser humano…(Seung
Sahn, Perderlo 1, p. 4)
Considerarse un ser humano no es algo dado del momento del
nacimiento en este cuerpo. Hay que ganarse el derecho ser llamado un ser humano.
La mayoría de la gente se comportan como animales, como cerdos y vacas,
intentando satisfacer sus deseos y estimular sus sentidos, motivados por la
ilusión que estas acciones les hiciera contentos. Pero no es así. Comer,
procrear, y defecar no nos hacen humanos. Simplemente estamos funcionando como
un animal. Para un animal esta es su función. Y es perfecto. Pero nosotros,
tenemos que lograr el derecho de ser llamado seres humanos descubriendo nuestra
verdadera función en este mundo mediante la práctica espiritual.
En este mundo, ¿cuánta gente quiere practicar realmente?
Mucha gente no practica en absoluto. Todo el día y toda la noche pelean y sólo
ejercitan su deseo, su ira y su ignorancia. Cuando pierdan este cuerpo, no
tendrán nada para llevarse. Cuando este cuerpo desaparece, ¿qué se llevarán con
ustedes? ¿Qué harán? Si este no saber es claro,
entonces el lugar adonde vayan es claro. Entonces ustedes comprenden su
trabajo, comprenden por qué nacieron en este mundo. Entonces comprenden qué
hacer en este mundo. Cuando hacen esto, entonces pueden volverse un ser humano.
(Perderlo 2, p. 7)
Como dice Seung Sahn, hay que practicar con fe,
determinación, y disciplina para darnos cuenta de nuestro verdadero trabajo y
nuestra verdadera función en este mundo. No es nada fácil. Hay que vaciar
nuestras mentes de todas las ideas que nos agitan, la codicia, el deseo, la
gula, y la búsqueda de nombre, poder, y riquezas. Si seguimos perdidos en estos
esfuerzos superficiales, nos convertimos en bichos metidos en la inmundicia.
Seung Sahn nos explica cómo el maestro Sosan Dae Sa, del siglo 16, abrió
su mente y comenzó a practicar en serio, logrando la iluminación.
Un día Sosan fue enviado a la ciudad para comprar
pinceles y tinta. Al regresar al templo tuvo que responder a un llamado de la
naturaleza. El templo tenía un edificio de letrina en estilo antiguo, muy
elevado sobre el suelo. Se decía que la letrina estaba tan alta que si caía
excremento cuando un viajero se iba de Taejon, ¡no terminaría de caer hasta que
el viajero llegara a Seúl! ¡Así de alto era el edificio de letrina! Entonces,
mientras Sosan Daesa estaba defecando sobre el agujero, sucedió que miró hacia
abajo, muy abajo! – y vio varios animalitos. Tan pronto como su excremento
fresco golpeó el fondo, gusanos, ratas, varias clases de animales corrieron y
se sumergieron en ella, comiendo vorazmente. Después de contemplar esta escena
durante un momento, tuvo la impresión de que la gente en el mercado no era
diferente. Ellos siempre están buscando algo, siempre persiguiendo algo,
siempre yendo por algo nuevo, siempre intentando sacar provecho de algo. Ahh…
su mente se abrió. Él comprendió algo. Hasta ahora, pensó, he sido exactamente
como uno de esos gusanos, buceando en el excremento fresco; siempre buscando
otra pila de excremento. Ahora es momento para mí de practicar
realmente. (Perderlo 2, p. 5)
Basado en su gran esfuerzo, determinación, y fe, Sosan
practicó hasta lograr la iluminación en un momento inesperado.
Una mañana despertó muy temprano... Desde lejos escuchó
un gallo cantando (¡ki ki ri ki!), y logró su verdadero ser. Escuchando el
sonido de un gallo cantando dijo: “He terminado el gran trabajo de vida y
muerte. Todos ustedes que no han logrado la iluminación, mañana por la mañana
intenten escuchar el sonido de un gallo cantando. Escúchenlo y terminen el
trabajo de un gran hombre”. (Perderlo 2, p. 5)
Pues, incluso aquí hay pájaros cantando, peces nadando,
perros ladrando y gatos cazando. Los animales pueden inspirarnos en nuestra
práctica espiritual. Nos recuerdan de lo hermoso del mundo natural. Hay pájaros
demuestran la infinita paciencia y dedicación cuidando sus huevos al punto de
eclosionar. Los perros nos informan y nos cuidan con sus ladrados con cada
paseante frente a nuestra casa. Los peces juegan en sus peceras con libre
abandono y serenidad. La gata caza su presa con concentración absoluta. Sin
embargo, aunque los animales hacen lo que animales hacen, perfectos en su actos
y hazañas, los seres humanos tenemos que descubrir nuestra función para
diferenciarnos de los animales. Comenzamos con la contemplación del hwadu.
Momento a momento, ¿qué haces? ¿Cuál es tu dirección
correcta? Momento a momento, ¿cuál es tu vida correcta? ¿Cómo encuentras tu
camino correcto? ¿Cómo liberan a todos los seres del sufrimiento? Llegamos a
este mundo con las manos vacías. ¿Qué hacemos en este mundo? ¿Por qué llegamos
a este mundo? Nuestro cuerpo es una cosa vacía. ¿Cuál es la única cosa que
acarrea a este cuerpo? ¿De dónde viene? Deben comprenderlo… deben encontrarlo.
Si quieren encontrarlo, deben preguntarse: “¿Qué soy yo?” Mantener siempre esta
gran pregunta. El pensamiento debe desaparecer. Deben llevarse todo su
pensamiento; cortar todo su pensamiento. Entonces su verdadero ser aparece;
entonces su verdadera mente aparece. Todos reunidos aquí esta noche,
pregúntense sinceramente “¿Qué soy yo?”, y
mantengan este gran no saber. (Perderlo 2, p. 6)
Sin embargo, el mero despertar al no saber no es suficiente
para considerarse un ser humano de verdad. Requiere un gran voto de acción.
Si vemos de cerca podemos ver mucha gente en este mundo
que está gobernada por los cinco deseos de comida, sueño, sexo, dinero y fama.
Mucha gente vive sólo por estas cosas. Si abandonan esos deseos, pueden
encontrar el camino correcto…Deberíamos preguntar: “¿Cómo puedo lograr el
verdadero camino? ¿Cómo puedo liberar a todos los seres?” ¡Esa es la pregunta
importante! Necesitamos un gran voto. Necesitamos un gran voto y una voluntad
fuerte para liberar a todos los seres. Aunque yo muera, si hago este gran voto,
este voto me traerá de nuevo como ser humano. Nuevamente buscaré el camino del
bodhisattva; nuevamente vendré a Hwa Gye Sa; nuevamente lograré mi verdadero
ser; nuevamente liberaré a todos los seres. Debemos hacer un gran voto para
liberar a todos los seres. (Perderlo 1, p. 4-5)
Antes de que naciera el antiguo Buda.
Había esta única cosa – lúcida, redonda y clara.
Na Mu Ah Mi Ta Bul
Originalmente nada, pero hoy
La nieve blanca cubre el mundo.
Na Mu Ah Mi
Ta Bul (El mantra del Buda Amitaba)
Al despertar a esta
cosa única en ti y comprometido a la salvación de todos los seres del universo,
ya te puedes considerar un verdadero ser humano.
[i]
“Perderlo Es Tenerlo – Partes 1 y 2” Maestro Zen Seung Sahn. Texto en español
revisado por la Rev. Yin Zhi Shakya, OHY – 7 de junio de 2004. Texto enviado
por el Upasaka Gonzalo Barreiro (Kumgang), Maestro de Dharma, desde el Centro
Zen Budista Argentino, www.czba.org - 6 de Junio de 2004.
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