MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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lunes, 15 de julio de 2019

MONTAÑAS Y AGUA: Iuminación y Función Suprema Charla Dharma 14/JUL/2019



MONTAÑAS Y AGUA:
Iluminación y Función Suprema
Charla Dharma 14/JUL/2019
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna

Lograr la iluminación es perder la iluminación. Perder la iluminación es lograr la iluminación. (Perderlo 1, p. 1)
¿Cuál es la iluminación? Dentro del contexto de tiempo y espacio, o sea, el yo de samsara, tratamos lograr la iluminación. El término “iluminación” es sólo una palabra, una idea. En sí, no existe como una cosa o un estado de la mente. La iluminación es lo que eres, esta cosa redonda, pura, brillante, y clara. ¿Cuál es esta cosa? Eres tú esta cosa. Sin embargo no es una cosa. Es algo antes del nombre o la forma o la idea. Si intentamos lograrlo, como algo fuera de nosotros ubicado en un futuro ilusorio, lo perdemos. Al mismo tiempo, abandonarnos a los sentidos, nuestros deseos, nuestra ira, nuestros miedos e ilusiones, no es una vida completa. Es una vida sin sentido o función. Hay que lograr la iluminación para liberarnos de la insatisfacción. Entonces, ¿cómo lograrla?

(Levanta el bastón Zen sobre su cabeza, luego golpea el podio).
¿Cuál es el sentido de este golpe?
Esto significa ninguna iluminación que lograr, ninguna iluminación que perder. Hace mucho tiempo un Patriarca eminente dijo: “mantengan una mente que sea clara como el espacio”. Si vemos más profundamente en nuestra verdadera naturaleza e intentamos encontrarla, entonces vemos que es completamente vacía – vacía y clara como el espacio. “Completa vacuidad sin nada que lograr” es nuestra mente original – nuestra sustancia original. Esto es de donde venimos y es a donde vamos. Por esta razón no hay nada que lograr; nada que perder. Todos los opuestos son cortados: bueno, malo, correcto, incorrecto, sagrado o profano. Si todos los opuestos son cortados, le llamamos a eso completa vacuidad. Ese es nuestro rostro original, el punto primario.  (Perderlo 1, p. 2)
Seung Sahn nos está dando una pista. Para lograr la iluminación, hay que perder la iluminación. Soltar toda idea de lo que es la iluminación. Olvídense del concepto de iluminación. No hay nada lograr. Tampoco hay algo perder. Estos dos conceptos son dos lados de la misma moneda. Son conceptos dualistas dentro de la mente condicionada, la mente del yo, la mente de la insatisfacción. Desde el punto de vista de nuestra práctica, desde el principio tu y yo y todos somos iluminados, puesto que todos somos esta cosa pura y clara y completa, nuestra sustancia original. Ni puedes lograrla ni puedes perderla. Es siempre aquí, presente, completo. Estamos simplemente distraídos con ideas incompletas buscando satisfacción en cosas insustanciales, cosas impermanentes, en cosas ilusorias que no pueden completarnos ya que son vacíos. Sin embargo, al darnos cuenta de esto, de la impermanencia, podemos invertir la atención hacia adentro y buscar dentro de nosotros el origen de todo. Por medio de la atención invertida y la introspección contemplando “¿Quién soy?”, podemos recordar lo que siempre éramos. Y eso es la iluminación.

Sin embargo, la iluminación implica tres etapas de desarrollo espiritual. Seung Sahn nos describe tres etapas de comprensión usando las metáforas de la montaña y el agua. Él dice…

La montaña es el agua, el agua es la montaña.
No hay montaña, no hay agua.
La montaña es la montaña. El agua es el agua.

En estas líneas, se entiende la montaña y el agua como el mundo fenomenal de nuestras experiencias de samsara, el mundo de insatisfacción, de dukka. 

Primero, hablamos sobre el mundo de la impermanencia. Lograr la iluminación es perder la iluminación. Perder la iluminación es lograr la iluminación. La montaña se vuelve agua, el agua se vuelve montaña. (Perderlo 1, p. 3)
Como hemos mencionado antes, ganar o perder la iluminación es el mundo de opuestos, de samsara y sufrimiento. Si intentamos lograr la iluminación, la perdimos puesto que es una idea insustancial. Si soltamos nuestro deseo lograr algo en el futuro, nos despertamos a lo que ya es presente aquí. Comenzamos soltando todas nuestras ideas a partir del hecho de que tanto montaña como agua son impermanentes, simplemente ideas transformándose de un momento a otro sin quedarse nada fijo. La montaña eventualmente se transformará en agua, y viceversa. Todo el mundo fenomenal es así. Esta comprensión de la impermanencia de todas las cosas nos prepara para considerar la próxima etapa de vacuidad.

Luego fuimos al mundo de la vacuidad. Lograr es vacuidad; también, no lograr es vacuidad. La montaña es vacuidad y el agua es vacuidad. Completa y verdadera vacuidad. (Perderlo 1, p. 3)
Lograr o no lograr son simplemente ideas. Todo es vacuidad, cambiando, cambiando, fluyendo, fluyendo. No hay nada en que podemos sujetarnos. No hay nada confiable del mundo basado en cosas que vienen y van. No obstante, esta insustancialidad es nuestro propio ser. Somos la vacuidad, shunyata, la esencia fundamental del universo entero. Al darnos cuenta de esto, podemos volver al mundo cotidiano informado y apreciar las cosas por lo que son, expresiones de la misma esencia fundamental.  

Luego, dando un gran paso más desde el mundo de la vacuidad llegamos al mundo de la verdad. Aquí todo es así como es. La montaña es la montaña; el agua es el agua. Lograr la iluminación es sólo lograr la iluminación; perder la iluminación es sólo perder la iluminación. Llamamos a eso verdad. (Perderlo 1, p. 3)
Todo es simplemente lo que se presenta ser. Soltar nuestras ideas y filtros sobre las cosas, podemos apreciar y disfrutarlas completamente. La montaña es simplemente la montaña. No es demasiado grande o chico, bueno o malo. Es lo que es. El agua es simplemente el agua. Todo el universo está dentro de la experiencia de este momento, justo como es. Considerando estos tres aspectos de la realidad, se lo considera uno superior al otro? Seung Sahn nos desafía considerar los tres mundos o aspectos de la realidad como todo un conjunto.

Ahora han aparecido tres mundos diferentes. De estos tres mundos, ¿cuál es el correcto? Una vez más: la montaña es el agua, el agua es la montaña. Ese es el mundo de la impermanencia. Luego, no-montaña, no agua. Ese es el mundo de la vacuidad. Y finalmente la montaña es la montaña, el agua es el agua – mundo de verdad o de momento. Si tenemos tiempo y espacio, entonces todas las cosas existen. Si trascendemos tiempo y espacio, entonces llegamos al mundo de la vacuidad. Dando un paso más, llegamos al mundo de la verdad. En el mundo de la verdad todo lo que vemos, oímos, olemos, gustamos y tocamos está siempre enseñándonos. Cada momento es verdad. El cielo es azul, el perro está ladrando: guau, guau, el azúcar es dulce. Este es el mundo de la verdad. (Perderlo 1, p. 3)
Debido a la impermanencia, ni podemos aferrarnos a ninguno de estos mundos de percepción para siempre. Por momentos funcionamos en el mundo de opuestos, el mundo de nuestras ilusiones. Luego nos damos cuenta del problema esto nos causa, y recordamos que todo es vacío. Luengo, nos sentimos tranquilos con el mundo que antes nos causaba tanta insatisfacción. Pero al momento de lograr este tercer mundo de percepción, regresamos de inmediato al primero, igual como en el círculo del zen pasamos de 0º a 360º, para luego comenzar a 0º de nuevo. Somos todo el círculo en todo momento, a pesar de que estamos enfocándonos en un punto u otro en cualquier momento. Si se da cuenta de este hecho, nos libera de la ilusión de samsara. Somos libres para aprovechar cualquier estado si nos sirve para el beneficio de otros, y así creamos el mundo de la función suprema. Como dice Seung Sahn: 

Entonces, primero lograr la verdad, luego lograr el camino de bodhisattva. Mundo tras mundo, vida tras vida, hago el voto de seguir el camino del bodhisattva, hasta que todos los seres se vuelvan Buda. Hago el voto de seguir el Gran Camino del Bodhisattva hasta que todos los seres sean liberados del sufrimiento. ¡Ese es el gran voto de Ji Jang Posal (Kshtigarbha), el Gran Voto del Bodhisattva…Llevando este voto, vivimos nuestra vida. Ese es nuestro propósito en nuestra vida. Y no sólo en esta vida, sino vida tras vida, hasta que todos los seres sean liberados. Así es como deberíamos vivir. Entonces mi propósito en la vida es muy claro.
Si descubres quién eres de verdad y lo juntas con tu función suprema de servicio y ética, tu vida será una bendición para ti y un refugio para otros para siempre. Y esto es la iluminación.


Bibliografía
Sahn, Maestro Zen Seung. “Perderlo Es Tenerlo – Partes 1 y 2.” Texto en español revisado por la
Rev. Yin Zhi Shakya, OHY – 7 de junio de 2004. Texto enviado por el Upasaka Gonzalo Barreiro (Kumgang), Maestro de Dharma, desde el Centro Zen Budista Argentino, www.czba.org - 6 de Junio de 2004. 

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