EL SUTRA DE LA PERFECTA ILUMINACIÓN
Capítulo
9: Huellas del Ego
Charla Dharma 19/JUL/2020
Venerable Dr. Hyoenjin Prajna
Texto
9. Bodhisattva Purificador de Todos Los
Obstáculos Kármicos
淨 諸 業 障 菩薩
A continuación, el Bodhisattva Purificador
de Todos Los Obstáculos Kármicos se levantó de su asiento en la gran asamblea.
Se inclinó ante los pies del Buda, y lo circumambuló tres veces a la derecha. A
continuación, se arrodilló con las manos unidas y se dirigió al Buda, diciendo:
"El Gran Compasivo Honrado del mundo, ha explicado extensamente para todos
nosotros este asunto inconcebible de los aspectos de la práctica de la etapa causal de todas las
Tathagatas, posibilitando todos en la gran asamblea ganar lo que nunca han
tenido. Después de haber tenido esta oportunidad de ver el Domador, todo su paso por los reinos de sufrimiento de
innumerables kalpas parece como si fuera un solo instante de pensamiento.
Nosotros, los bodhisattvas, nos hemos animado mucho."
Honrado del Mundo, si esta mente iluminada
es originalmente pura, ¿qué
tipo de impurezas causan a los seres sensibles que se sufran en el engaño y no
entren? Mi única petición es que nos revele a fondo
la naturaleza de los fenómenos [dharmas], y les cause a los de esta gran
asamblea y a los seres sintibles de la edad degenerada crear el "ojo
futuro". Después de terminar este discurso, se
postró en el suelo. Esto lo dijo tres veces seguidas.
Entonces, el Honrado del Mundo,
dirigiéndose al Bodhisattva Purificador de Todos Los Obstáculos Kármicos, dijo:
"¡Excelente, excelente! Buen hijo, has pedido bien por los seres sintientes
de la edad degenerada acerca de los métodos hábiles del Tathagata. Escucha
bien, y te lo explicaré." El Bodhisattva Purificador de Todos Los
Obstáculos Kármicos recibió esta enseñanza con reverencia y alegría; los de la
gran multitud guardaron silencio y escucharon.
"Buenos hijos, desde el tiempo sin
comienzo todos los seres sintientes engañosamente conciben y se apegan a la existencia de 'yo,' 'persona,' 'ser sintiente,' y 'duración
de vida' - tomando estas cuatro distorsiones como evidencia de una
verdadera esencia propia."
"A partir de esto directamente dan lugar a los dos estados de
gusto y disgusto. En esta falsa esencia, se
unen de nuevo a esta mentira. Estas dos ideas engañosas interactúan para
producir el sendero de la actividad engañada [karma], y puesto que hay karma
engañoso, engañosamente perciben transmigración.
Los que llegan a disgustar samsara engañosamente perciben nirvana, y debido a
esto no pueden entrar en la iluminación pura. No es que la iluminación rechaza a
aquellos que son capaces de entrar – más bien, es porque aquellos que son
capaces de entrar no despiertan y entran. Por lo tanto, ya sea los pensamientos
están agitados o silenciosos – ambas condiciones finalmente vuelven al engaño.
¿Por qué? Puesto que hay originalmente surgida ignorancia sin comienzo, la que se convierte en ego subjetivo; así que todos los seres sintientes producen el
ojo de ignorancia. Los diversos fenómenos de
cuerpo, mente, etc., no son más que ignorancia. Tomemos, por ejemplo, la
persona que no quiere poner fin a su propia vida. Esta persona disfruta su 'identidad
individual' mientras que las cosas van bien. Pero cuando las cosas no salen
como quiere, entonces el odio y la ira surgen. Como esta mente de
gusto/disgusto alimenta la ignorancia, los que
se esfuerzan cultivar el camino no lo alcanzan."
"Buenos hijos, ¿cuál es la ‘huella de yo’? Es lo que se observa con la mente de los seres sintientes.
Buenos hijos, cuando se encuentra en un buen estado de salud, naturalmente se
olvida del cuerpo. Pero cuando el cuerpo se enferma, y se hace un esfuerzo
corregir la enfermedad, con la menor dosis de medicina y tratamientos, de
inmediato se vuelve consciente de su propia existencia como un yo. Así que, es
sólo en referencia a esta acción de "observar" que se percibe y se apega
a una aparente esencia propia. Buenos hijos, todo tipo de observación del
cuerpo desde este nivel hasta la percepción
perfecta del Tathagata del nirvana puro, es todo la ‘huella de yo.' "
"Buenos hijos, ¿cuál es la ‘huella de persona?’ Es la percepción por los seres sintientes
basada en el anterior "observar". Buenos hijos, una vez que el
yo se ha percibido a sí mismo así, entonces no se vuelve a verse de otra forma más. Lo
mismo sucede en el caso en lo que se percibe el otro como no-yo. Esta 'percepción' que ha ido más allá de toda clase de 'observación,' es
la ‘huella de la persona. " Buenos hijos, si a
partir de este nivel de reconocimiento
básico de yo hasta el reconocimiento perfecto
de nirvana como yo, que incluye por completo el principio de observación, permanece
en la mente incluso el más mínimo resto de percepción, todos se llaman la ‘huella
de persona.’"
"Buenos hijos, ¿cuál es la ‘huella de ser sintiente? Es la que está más allá del observarse y percibir
de las mentes de todos los seres sintientes. Buenos hijos, tomemos por ejemplo
a la persona que dice "Yo soy un ser sintiente ". Lo que esta
persona ha llamado 'ser sintiente' no es ni yo ni otro. ¿Por qué no es yo?
Como yo es 'un ser sintiente', no es yo. ¿Por qué no es otro? Como yo es un ser
sintiente, por lo tanto, no es otro. Buenos hijos, de lo que los seres
sintientes se dan cuenta al observarse y al percibir, no es más que las huellas
de yo y persona. Lo que no alcanza las huellas de yo y ser sintiente, pero que
permanece como realizado, es la huella de ser sintiente".
"Buenos hijos, ¿cuál es la ‘huella de duración de vida?’ Esto se refiere a aquello que los seres sintientes
se dan cuenta a través de la conciencia pura radiante de la mente. Buenos
hijos, lo que no es perceptible a través de la totalidad de la sabiduría
kármica es igual a la facultad
de vida.
Es como agua caliente derritiendo hielo: no hay discriminación de la existencia
de hielo o el conocimiento del derretir del hielo. La inexistencia de un yo y la percepción de un yo son
exactamente como esto. Buenos hijos, cuando se ve con la iluminación de la
mente, todas estas percepciones no son nada más que impurezas. Como aquello del cual las percepciones perciben no está separado de
la impureza, se llama la ‘huella de duración de vida.' "
"Buenos hijos, seres sintientes de la
edad degenerada no perciben las cuatro huellas, y a pesar de que luchen por
muchas kalpas con difícil práctica mientras cultiven la Vía, es todavía
simplemente existencia condicionada. Ellos finalmente no pueden lograr los
frutos de la sabiduría suprema.”
¿Por qué? Porque consideran estas huellas
de ego como nirvana y consideran su observación y percepción como lograr la
iluminación. Es como un hombre que confunde a un ladrón por su propio hijo. Los
bienes de su familia siempre se quedarán cortos. ¿Por qué? Porque el que ama el
yo también ama el nirvana, y toma la supresión del yo como la característica
del nirvana. El que odia el yo también odia samsara. Sin saber que el amor
apegado en sí es en realidad samsara, él odia samsara, denominándolo como
"no liberación".
"¿Cómo se puede entender este dharma
como ‘no-liberación?' Buenos hijos, estos seres sentientes de la edad
degenerada quienes practican bodhi consideran que la percepción infinitesimal
del yo como su propia pureza, y por lo tanto no pueden penetrar a la raíz de la
huella de yo. Si alguien elogia su dharma [errónea], entonces se sentirá muy
contento e inmediatamente tratará de salvarlo. Pero si alguien critica sus
logros, se llenará de ira y resentimiento."
"Así que, puedes entender que se está
apegado fuertemente a la huella de yo; se oculta en el almacén de la conciencia
y está jugando libremente por todas las facultades sin interrupción."
"Buenos hijos, si estos aspirantes no
eliminan la huella de yo, no podrán entrar en la iluminación pura. Buenos hijos, si se conoce el vacío del yo, no puede ser
ningún 'eliminador del yo.' Si, apegado al yo, se expone este dharma, es
porque aún no se ha eliminado el yo. Es lo mismo con 'ser sintiente’ y ‘duración
de la vida.’ "
"Buenos hijos, seres sintientes de la
edad degenerada entienden equivocadamente estas enfermedades como dharma. Por
lo tanto, se les llaman los ‘lastimosos.’ A pesar de que luchan con gran
esfuerzo, simplemente empeoran sus diversas enfermedades, y por lo tanto no
pueden entrar en la iluminación pura. "
"Buenos hijos, seres sintientes de la
edad degenerada no disciernen las cuatro huellas, y al tomar erróneamente la
comprensión y la práctica del Tathagata como su propia práctica, finalmente no
logran la iluminación. Así, hay seres sintientes que entienden el no-logro como
logro y la no-realización como realización. Cuando ven un verdadero practicante
experto, están llenos de celos. Efectivamente es porque estos seres sintientes
no cortan su amor al yo que no pueden entrar en la iluminación pura ".
"Buenos hijos, seres sintientes de la
edad degenerada esperan lograr la Budeidad, pero no se esfuerzan para lograr el
despertar; simplemente amplían su conocimiento intelectual y fortalecen aún más
la idea del yo. Lo que deben hacer es esforzarse en eliminar el sufrimiento y
despertar gran valor: lograr lo que no han logrado, cortar lo que no han
cortado. Al no permitir surgir la codicia, la ira, el amor egoísta, el orgullo,
la adulación, la perversión, los celos y la envidia que son dirigidos al ámbito
objetivo, y al eliminar todo amor y apego al yo y al otro, se llaman a estas
personas 'realizados graduales.’ Al encontrar a un Maestro genuino, no se caerá
en opiniones equivocadas. Por lo tanto, se llama el ‘verdadero dharma en la era
degenerada.’"
"Pero si discriminas, y tienes una
sensación especial de deseo o aversión en relación con el [tipo de maestro]
que estás buscando, no podrás entrar en el océano de la iluminación
pura."
Entonces, el Honrado del Mundo, deseando
reiterar la esencia de esto, habló en verso. Él dijo:
Purificador de Karma, debes saber
Que debido al apego y amor al yo
Todos los seres sintientes
Transmigran en delirio sin principio.
Al no eliminar los cuatro tipos de huellas
No pueden lograr bodhi.
Dado que el amor y el odio surgen en la
mente
Y la adulación y la perversión permanecen
en todos los pensamientos
Hay mucho engaño y dolor;
No se puede entrar en la ciudadela de la
iluminación.
Si deseas volver al reino iluminado,
Primero deja ir todo deseo, odio e
ignorancia.
Cuando el dharma de amor egoísta no
permanece en la mente
Puedes lograr gradualmente la Iluminación
Perfecta.
El yo originalmente no existe:
¿Cómo pueden surgir el amor egoísta y el
odio?
Si esta persona encuentra a un Maestro
verdadero
Nunca caerá en malas opiniones.
Pero si surge en su mente que "hay algo
separado buscar"
Al final, no logrará la iluminación.
Comentario
"Buenos hijos, si estos aspirantes no
eliminan la huella de yo, no podrán entrar en la iluminación pura. Buenos hijos, si se conoce el vacío del yo, no puede
ser ningún 'eliminador del yo.'
¿Qué es el ego exactamente y cómo afecta a nuestra felicidad? Desde el punto de vista budista el ego es una actividad, la tendencia recurrente a identificarnos con cualquier cosa que mantenga esa representación que creemos ser. Esta identificación puede mantenernos separados del mundo y aportarnos insatisfacción y sufrimiento, como se ve en esta historia zen:
Joel
había llegado hacía ya tres años a una de las más antiguas comunidades budistas
en el país y allí ansiaba ser ordenado para convertirse en un monje ejemplar.
Todos
los días, a la hora de la cena, le preguntaba a su maestro si al día siguiente
se celebraría la ceremonia de su ordenación. “Todavía no estás preparado,
primero debes trabajar la humildad y dominar tu ego”, le respondió su mentor.
¿Ego?
El joven no entendía por qué el maestro se refería a su ego. Pensaba que
merecía ascender en su camino espiritual ya que meditaba sin descanso y leía a
diario las enseñanzas del Buda.
Un
día, al maestro se le ocurrió una manera de demostrarle a su discípulo que
todavía no estaba preparado. Antes de dar comienzo a la sesión de meditación
anunció: “Quién medite mejor tendrá como premio un helado”. “De chocolate”,
añadió el anciano.
Tras
un breve alboroto, los jóvenes de la comunidad comenzaron a meditar. Joel se
propuso ser el que mejor meditara de todos sus compañeros. “De esta forma, le
demostraré al maestro que estoy preparado para la ordenación. Y me comeré el
helado”, concluyó el discípulo.
Joel
consiguió centrarse en su respiración, pero al mismo tiempo visualizaba un gran
helado de chocolate que iba y venía como subido en un columpio. “No puede ser,
tengo que dejar de pensar en el helado u otro lo ganará”, se repetía.
Con
mucho esfuerzo, Joel lograba meditar por varios minutos en los que simplemente
seguía el compás de su respiración, pero enseguida se imaginaba a uno de los
monjes chuperreteando el helado de chocolate. “¡Maldición!, ¡debo ser yo quién
lo consiga!”, pensaba el joven angustiado.
Cuando
la sesión finalizó, el maestro explicó que todos lo habían hecho bien, salvo
alguien que había pensado demasiado en el helado, es decir, en el futuro. Joel
se incorporó antes de decir:
-Maestro,
yo pensé en el helado. Lo admito. ¿Pero cómo puede saber fui yo quien pensó
demasiado?
-No
puedo saberlo. Pero sí puedo ver que te has sentido tan aludido como para
levantarte e intentar situarte por encima de tus compañeros. Así, querido Joel,
es como actúa el ego: se siente atacado, cuestionado, ofendido…y pretende tener
razón en el juego de ser superior a los demás.
Aquel
día, Joel aprendió que todavía le quedaba mucho camino por recorrer. Trabajó su
humildad y los impulsos del ego. Vivió en el presente y no intentó quedar por
encima de los demás. También entendió que no le convenía identificarse con sus
logros.
Así,
con trabajo y paciencia, llegó el gran día. Fue aquel en el que el maestro
llamó a su puerta para anunciarle que por fin estaba preparado para lo que
tanto había ansiado.
Cuando
llegó al templo no encontró a nadie allí. Solo una pequeña tarima y sobre
ella…un helado de chocolate. Joel consiguió disfrutar del helado agradecido,
sin sentirse decepcionado. Y a continuación, le ordenaron.
Cada
persona tiene su particular helado de chocolate: aquello que anhela conseguir.
El problema reside en tener la mente puesta en él, impidiéndonos disfrutar del
presente.
Tendemos
a confundir nuestros logros con nuestra valía e identificarnos con ellos. El
ego se encarga de empujarnos a desear quedar por encima de los demás y
ofendernos si alguien nos señala algún fallo.
Si
logramos detectar nuestro ego y desactivarlo, automáticamente abandonamos la
necesidad de criticar, discutir, competir o juzgar. Así, nos deshacemos del
papel de víctima, del sufrimiento que conlleva no cumplir con las demandas del
ego… ¡Y conseguimos disfrutar de los helados![i]
El Buda nos demuestra en el sutra
cómo desactivar este ego ilusorio al revelar cuatro huellas o evidencias
erróneas de gente ordinaria y su forma de pensar. La primera huella es nuestra
identificación con el cuerpo, particularmente en tiempos de enfermedad:
“…Buenos hijos, cuando se encuentra en un buen estado de
salud, naturalmente se olvida del cuerpo. Pero cuando el cuerpo se enferma, y
se hace un esfuerzo corregir la enfermedad, con la menor dosis de medicina y
tratamientos, de inmediato se vuelve consciente de su propia existencia como un
yo. Así que, es sólo en referencia a esta acción de "observar" que se
percibe y se apega a una aparente esencia propia…"
Así
que, no somos este cuerpo. Es sólo una idea que surge al observar el cuerpo que
crea la ilusión errónea de que el cuerpo es lo que somos. Luego, reforzamos
esta observación con la percepción de que si hay un yo, entonces hay otro:
"Buenos hijos, ¿cuál es la ‘huella de persona?’
Es la percepción por los seres sintientes basada en el anterior
"observar". Buenos hijos, una vez que el yo se ha percibido a sí
mismo así, entonces no se vuelve a verse de otra forma más. Lo mismo sucede
en el caso en lo que se percibe al otro como no-yo. Esta 'percepción' que ha
ido más allá de toda clase de 'observación,' es la ‘huella de la persona.
Este
proceso es lo que crea la creencia en “personas” distintas de uno mismo,
manifestando la segunda huella errónea. Con la observación del cuerpo, se
identifica como una persona distinta de otras personas. Luego, se conceptualiza
como un ser sintiente:
Buenos hijos, de lo que los seres sintientes se dan cuenta al observarse y al
percibir, no es más que las huellas de yo y persona.
Al
conceptualizarnos como seres sintientes, estamos elaborando un gran concepto egoísta
de la persona como algo con consciencia propia, sentimientos propios, y
emociones personales. La idea de una
esencia propia sólida y continua se refuerza más y más, y lo tomamos por dado
como una realidad. Lo que la gente conceptualiza como un “ser sentiente,” de
hecho, se basa en la observación de un cuerpo, la percepción que este cuerpo es
diferente de otros cuerpos, y finalmente la ilusión que somos creaturas
especiales, con habilidades basadas en las facultades de ser consciente, sentir
emociones y discriminar entre me gusta y no me gusta. Este se vuelve la tercera
huella errónea de un ser sintiente. Añadir a esto una expectativa de duración
de vida, y tenemos la cuarta huella. El Buda compara esta expectativa a lo que
pasa con agua caliente sobre hielo:
Es como agua caliente derritiendo hielo: no hay discriminación de la
existencia de hielo o el conocimiento del derretir del hielo. La inexistencia de un yo y la percepción de un yo son
exactamente como esto.
El hielo simplemente derrite mientras se hace más y más chico debido al
agua caliente pasando sobre el. Somos iguales a este proceso. El cuerpo está
degenerándose poco a poco por las fuerzas dinámicas a nuestro alrededor. Hay
envejecimiento de células y eventualmente el cuerpo se descompone. No hay nadie
haciéndolo. Es lo que es, impermanencia de toda cosa que surge, perdura un
rato, cambia, y se transforma en otras cosas. Somos polvo de estrellas tomando
forma de personas con sentimientos y conciencia, para luego volver a ser polvo
de estrellas en un baile continuo de vida.
Sin embargo, el Buda nos advierte el peligro en tomar estos procesos
cósmicos como nuestra esencia propia:
Porque el que ama el yo también ama el nirvana, y toma la supresión del yo
como la característica del nirvana. El que odia el yo también odia samsara. Sin
saber que el amor apegado en sí es en realidad samsara, él odia samsara,
denominándolo como "no liberación".
Es decir, si crees en un yo como persona y ser sintiente, entonces te
esfuerzas en liberarte del yo para lograr nirvana y escapar samsara. Pero todo
eso es una ilusión. Si soltamos la idea del yo, no hay nada eliminar, nada
lograr, y podemos vivir en paz y bienestar, expresiones de algo fundamental
basado en vacío y nada, algo anterior a nuestras ideas, algo que no tiene
nacimiento y por lo tanto nunca muere. Es puro del principio y nunca no somos
esto.
La clave aquí es entender que todo lo que se conceptualiza como yo, otro,
persona, seres sintientes, duración de vida, iluminación, Nirvana, samsara,
ignorancia, todos son obstáculos a la liberación completa. Hay que soltar todos
estos conceptos limitantes para realizar la Verdad, el no-saber, o como lo dice
en este sutra, la pura iluminación perfecta, sinónimo de esencia. Buda nos
señala que, si se entiende el vacío del yo, no puede haber ningún “eliminador
del yo.” Así que, no hay nada eliminar,
nada lograr. Además, sería arrogancia presumir que la percepción limitada de la
mente racional y conceptual pudiera expresar y comprender el Misterio de lo Infinito.
Por eso, Buda dice que los que predican Iluminación como un estado mental a
conseguir, están equivocados, puesto que la percepción infinitesimal del yo
siempre sería limitada en su percepción y comprensión de la Verdad Absoluta.
Además, Buda dice que el que no elimina las cuatro huellas del ego, no puede
lograr bodhi, o sea, la mente búdica. Entonces, ¿cómo eliminarlas? Simplemente
deja ir el deseo, el odio, e la ignorancia basados en el concepto de un yo
personal. Al soltar nuestras ideas egoicas, nos damos cuenta de que todo está
bien, todo ya es la Perfecta Iluminación.
[i] Lamenteesmaravillosa. “El monje y el helado de chocolate.” 30 mayo,
2019. https://lamenteesmaravillosa.com/monje-helado-chocolate-cuento-budista-ego/
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