SUTRA
DEL ESTRADO
Clase
2
Shunyata,
Prajna, y Meditación
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
23/AGO/2020
Volvamos
ahora a la historia del Sutra del Estrado en que Hui-neng, un analfabeto, contaba
al maestro cómo llegó a despertar al oír unas estrofas recitadas del Sutra del
Diamante por un monje. A pesar de que el maestro estaba muy impresionado con
Hui-neng, decidió fingir que no le importara. Lo envió a la cocina para
realizar labores manuales de poca importancia. De hecho, el maestro reconoció la
gran capacidad de Hui-neng, pero temió que otros pudieran hacerle daño por
celos. Así que decidió mantenerlo lejos de observación para protegerlo.
Se nota aquí un tema constante en el
Sutra del Estrado: el despertarse no depende de dónde vienes, ni de tu nombre,
familia, títulos, o si tienes dones intelectuales puesto que todos tenemos
Naturaleza Búdica. Todos somos igualmente capaces liberarnos de la
insatisfacción y el sufrimiento en esta misma vida. Sin embargo, muchos dudan
que tengan la capacidad para lograr la Iluminación debido a que no tenemos el
tiempo ni la energía. Nuestros trabajos
y familias nos mantienen muy ocupados todo el tiempo. Además, tendemos a compararnos
a otros. Nos sentimos inferiores por una u otra razón. No obstante, el Sutra
del Estrado nos anima a no rendirnos. Cada uno de nosotros se siente como
Hui-neng. Estamos luchando para simplemente sobrevivir durante tiempos
inseguros. Pero no se desanimen. Si Hui-neng, un huérfano, avergonzado, pobre,
y analfabeto puede lograr la Iluminación, entonces todos podemos lograrla
también. Hui-neng es extraordinario justo porque es tan ordinario. Lo que se destaca
en él es su determinación incansable para lograr la Iluminación a pesar de
todos los obstáculos. No fue sólo una cuestión de destino ni de buen karma. Al
momento de despertar, cuando oyó el Sutra del Diamante, sabía lo que tenía que
hacer. Fue su capacidad para seguir este impulso que le llevó al monasterio en
busca de un maestro capacitado para ayudarle en integrar este descubrimiento en
su vida cotidiana. Esto es lo asombroso y especial de Hui-neng, su
determinación. Muchos comienzan una práctica de meditación, pero pocos tienen
la determinación para integrarla en sus vidas, hacerla la base existencia.
Todos tenemos esta misma potencia. Cuando nos sentamos a meditar, nos abrimos a
nuestra esencia búdica, la Iluminación Súbita. Al darte cuenta de esta esencia,
no hay vuelta atrás. Hay que comenzar el proceso arduo y extendido del cultivo
gradual. Hay que contemplar nuestra mente y ver los patrones y tendencias
egoicas para liberarnos de sus influencias negativas. Nuestra tradición pone mucho
énfasis en el despertar inicial, en la directa percepción de nuestra naturaleza.
Pero, sin la gran determinación de Hui-neng, no se logra la liberación final
que se realiza por medio del cultivo gradual. Y si tenemos los dos, el
despertar inicial y la determinación para cultivarlo cada día de nuestras
vidas, así se realiza como verdaderos budas
Mientras tanto, el maestro llamó a
todos los monjes del monasterio para organizar un concurso. Consciente de su
vejez, quiere pasar el liderazgo del monasterio a uno de sus alumnos. Esto se
llama transmisión. Es algo que cada maestro hace con uno o varios alumnas y
alumnos que muestran las cualidades de un verdadero bodhisattva y maestro zen.
En nuestra tradición, tenemos lo que se llama Titulares del Dharma, un reconocimiento
del trabajo extraordinario de algunos individuos que merecen ser considerados
maestros aprendices. Es decir, ya deben comenzar trabajando como maestros y
maestras bajo la supervisión de un maestro confirmado con Inga. Tendremos este
reconocimiento para 3 individuos este 20 de septiembre al final de nuestro
retiro en la ceremonia de preceptos. Wanwu, Minmei, y Gosahn van a recibir la
certificación de maestros zen aprendices y les invitamos a todos ser testigos a
este evento importante. De hecho, necesitaré 10 personas, miembros de la
sangha, que pueden ayudarme con la ceremonia en línea. Si están interesados,
favor de escribirme y te comparto los detalles.
Ahora, regresamos al monasterio
donde Hui-neng estaba pelando papas en la cocina mientras el maestro buscaba un
heredero del Dharma. Para evitar conflictos o peleas, decidió crear una
competencia de poesía en el cual el ganador recibiría la completa transmisión
del Dharma, y así convertirse en el próximo abad y líder del monasterio. Entonces,
al reunir a todos los monjes, comenzó a regañarlos por sólo practicar
benevolencia, caridad, recitar sutras y rezar todo el día, puesto que, a pesar
de ser actos admirables, no era suficiente para liberarse del nacimiento y la muerte,
es decir, la liberación de samsara y su sufrimiento. Así que pidió a los monjes
que volvieran a sus cuartos para meditar, contemplar, y purificar sus mentes
hasta que despertaran a la prajña, la sabiduría innata de su naturaleza búdica.
Prajña significa literalmente
“sabiduría” o “consciencia,” la que se experimenta al percibir shunyata, la
vacuidad, lo que es la verdadera naturaleza de la realidad. Prajña se asocia
con la intuitiva e inmediata experiencia de Iluminación, a pesar de que no se
puede expresarla por conceptos o términos intelectuales. No obstante, es la
marca esencial de budeidad, además de ser una de las seis perfecciones de un
bodhisattva en el cultivo de su Naturaleza Búdica. (Kohn, 2010:171) En el Sutra
del Estrado, prajña es sinónimo con la meditación misma puesto que la
meditación funciona para revelar la sustancia innata de shunyata, la vacuidad.
Sin embargo, la meditación no causa la percepción de shunyata: son más bien dos
aspectos de la misma cosa. Un aspecto de shunyata es la esencia misma, el otro
aspecto es la esencia expresándose en el mundo de samsara, el mundo de
dualidad. Efectivamente, esa esencia es la mente verdadera, entendida como
consciencia, la que funciona expresándose como meditación. Buda no se sientan
para lograr la iluminación. Budas se sientan como expresión de iluminación,
esencia expresándose en el mundo de samsara y dualidad.
¿Por qué el maestro regañó a los
monjes por sus actos de benevolencia, caridad, recitación y oraciones? ¿No
somos todos intentando a ser buenos, mejorándonos mediante trabajos de caridad
y benevolencia? ¿No deberíamos todos ofrecer oraciones continuamente por el
beneficio de otros? ¿No es esto la marca de un practicante espiritualmente avanzado?
Pues, sí y no. Estos actos buenos y oraciones son de beneficios kármicos a
todos conectados. Lo que hacemos y decimos tiene consecuencias buenas y malas,
según la intención. Cuando hacemos bueno, recibimos buen karma. Cuando oramos
por otros, ellos y nosotros mismos recibimos bendiciones. No obstante, eso no
es suficiente para la liberación. El problema es que nuestra expectativa, ya
sea recibir algún beneficio o deseo secreto, obstaculiza la plena realización
espiritual. Si hacemos lo bueno con expectativas de recompensas, entonces
estamos al nivel de principiantes nuevos. Si rezamos para sentir bien, o para
que otros reciban algo, es dualista, es egoísmo. Shunyata se basa en la
comprensión de que no hay nadie haciendo nada. De igual forma, no hay nadie
recibiendo nada. Y a pesar de esto, hacemos, oramos y ayudamos mientras que nos
desapegamos a los beneficios o las expectativas de que algo debería ser
diferente de lo que es. Simplemente actuamos basados en la esencia funcionando
en cualquier momento según lo que es apropiado a la situación en la que nos
encontramos. Es decir, correcta situación, correcta relación, y correcta
función. Renunciamos que nuestro yo chico, le mente condicionada de la
personalidad, está haciendo algo. En cambio, estamos operando desde el “no sé”
de nuestra esencia, la que intuye y actúa según lo que se necesita en cualquier
momento. Si hay hambre, dale a comer. Simplemente así. Hay hambre y hay satisfacción
del hambre. Los dos, el sujeto y el
objeto son dos partes de la misma unicidad funcionando en armonía, sin
obstáculo. Esto es el universo que funciona en este momento tal como es. No es
bueno ni malo, simplemente es. No hay nada que obstruye el fluir natural de
consciencia. Cuando no hay crítica, juicio, resistencia o separación, todo es
Nirvana. Todo es shunyata, la esencia innata expresándose en el mundo de
samsara.
Bibliografía
Park, Sung Bae. (1983). Buddhist Faith and Sudden Enlightenment. State University of New York Press: Albany, N.Y.
Kohn, Michael H. (2010). The Concise Dictionary of Buddhism and Zen. Shambhala: Boston.
Yampolski, Philip B. tras. (2012). The Platform Sutra of the Sixth Patriarch.
Columbia
University Press: New York.
INFORMACIÓN
meditacionbudistazen.org
CLASES EN LÍNEA
academiabuddhadharama.org
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