EL
SUTRA DEL ESTRADO
Clase
11
El
Paraíso Occidental
Charla
Dharma 08/NOV/2020
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
Érase una vez una ciudad maravillosa con seis portones protegiéndola.
En medio de esta ciudad vivía un rey con varios ministros sabios apoyándole. Un
día el rey recibió noticias desde más allá de la montaña de unos enormes
dragones y demonios que iban a atacar el reino, causando mucha destrucción,
muertes, y sufrimiento. El rey se dio cuenta de que todo su reino estaba en
peligro. Por tanto, decidió emprender un viaje peligroso para enfrentar
aquellos monstruos, destruirlos y liberar a sus gentes de la maldad amenazándolas
y así restaurar la paz a su reino. Pero no iba a ser fácil, puesto que tendría
que cruzar un océano tormentoso, superar muchos peligros, y hasta entrar al
mismo infierno. Si lograra esta hazaña, se le garantizaría un tesoro inmenso y
su entrada al Paraíso.
Shambhala
En la literatura del Oriente, el
paraíso puede llamarse Shambhala, una ciudad mítica ubicada supuestamente en
algún valle escondido en los Himalayas. Una clave central de esta mita es que
un salvador saldrá de este valle en un tiempo de gran necesidad cuando el mundo
está amenazado por guerras y destrucción. Aunque algunos afirman que es un
lugar verdadero, otros dicen que es un lugar intangible al que sólo se puede
llegar a través de la mente. “Se
dice que cuando el mundo entre en una era de guerra y odio, y todo esté
perdido, el rey de Shambhala saldrá de su ciudad secreta con un gran ejército
para eliminar el odio y comenzar una nueva era dorada.” (Wikepedia)
Así que este mito refleja la actitud del héroe que supera
todo obstáculo para salvar a su pueblo. En el Sutra del Estrado, el maestro Huineng
usa este mismo mito para explicar la verdadera práctica zen. Se llama el
paraíso en su versión el Paraíso Occidental de la Tierra Pura:
35. El prefecto se
inclinó profundamente y preguntó: “Me doy cuenta de que algunos monjes y laicos
siempre invocan al Buda Amitābha y desean renacer en Occidente. Te ruego que me
expliques si uno puede nacer allí o no, y así resolver mis dudas”. (Yompolsky,
pos. 4434)
Se cree que el Paraíso
Occidental es un lugar perfecto creado por Amitabha Buddha, el Buda de la Luz,
que anteriormente fue un rey llamado Dharmakara. Al escuchar un
discurso del Buda, se sintió tan conmovido que juró renunciar a su corona,
convertirse al budismo y alcanzar la budeidad. Hizo cuarenta y
ocho votos, incluido el voto de crear una tierra pura en la que todos los que
se volvieran a él con completa fe renacerían en un paraíso perfecto y llevarían
una vida de paz y felicidad hasta su entrada final en el nirvana. Prometió
aparecer a los creyentes en el momento de su muerte y dirigirlos a una tierra
pura libre de miedo, un paraíso de perfectas condiciones en el que solo tenían
que pasar una vida más para entrar en el nirvana. (Kohn, 2010: 212)
La
mente envenenada es un dragón malvado.
Es muy común en sutras y
textos zen hacer referencia al Paraíso Occidental como un ideal de perfección y
suprema recompensa. Todos quieren renacer allí puesto que garantiza la entrada
final al nirvana, eliminando el renacimiento en samsara otra vez, o sea, el
mundo de dukka del estrés, la irritación, la insatisfacción y el sufrimiento.
El Prefecto está preguntando a Huineng si es cierto que se puede renacer en
este Paraíso Occidental. El maestro afirma que sí, citando al Buda que predicó
que ese Paraíso del Occidente no está lejos, aunque precisó lo que el Buda
quería decir:
La persona engañada se
concentra en Buda y desea nacer en la otra tierra; la
persona despierta purifica su propia mente. Por
lo tanto, el Buda dijo: "De acuerdo con la pureza de la mente, la tierra
de Buda es pura…si practicas con la mente calma y sencilla, llegarás ahí en un
instante.” (Yompolsky, pos. 4450)
Entonces, simplemente al mantener
la mente calma, sencilla, lúcida y quieta, sin complicaciones, puedes llegar al
paraíso ahora mismo. Sin embargo, no hay ningún lugar llegar. Hui-neng explica
que la mente en sí es el paraíso cuando está libre de los diez males que
consisten de matar, robar, adulterio, mentir, engaño, lenguaje vulgar, codicia,
enojo, y vistas pervertidas; además de las ocho prácticas inapropiadas de
delirio y apego que incluyen nacimiento, destrucción, identidad,
diferenciación, pasado, futuro, y cesación. Para llegar justo en este momento
al paraíso occidental, Huineng sugiere que simplemente se practique las diez
virtudes: 1. proteger la vida de otros; 2. ser generosos; 3. honrar el cuerpo
con disciplina y sexualidad apropiada; 4. decir la verdad; 5. usar palabras
respetuosas y consideradas; 6. hablar bien de los demás; 7. guardar silencio y
sólo hablar cuando sea necesario; 8. practicar alegría altruista; 9. ayudar a
otros; 10. establecerse en vistas correctas del Dharma. Luego, Hui-neng declara
que puede manifestar el paraíso occidental justo aquí y ahora en este mismo
instante, y pregunta al Prefecto si quiere verlo. El Prefecto respondió “Claro que
sí,” y Huineng dice:
El cuerpo físico del
hombre en este mundo es en sí mismo una ciudad. Los ojos, los oídos, la nariz,
la lengua y el cuerpo son las puertas de la ciudad. Afuera hay cinco puertas;
adentro está la puerta de la conciencia. La mente es la base; la naturaleza
propia es el rey ... Ya que Buda está hecho por tu propia naturaleza, no lo
busques fuera de tu cuerpo. Si estás engañado en tu propia naturaleza, Buda es
entonces un ser sensible. Si estás despierto en tu propia naturaleza, los seres
sintientes son entonces Budas. La compasión es Avalokiteshvara; el dar alegre
es Mahasthamaprapta; la capacidad de pureza es Shakyamuni; la franqueza es
Maitreya. La visión falsa del yo es el monte Sumeru; la mente pervertida es el
gran mar, y las pasiones son las olas. La mente envenenada es un dragón
malvado, los problemas son los peces y las tortugas marinas, los engaños son
demonios sobrenaturales, los tres venenos son el infierno; la ignorancia forma
el reino de las bestias, y las diez virtudes son el cielo. Si no hay una visión
falsa del yo, entonces el monte Sumeru caerá por sí mismo. Si se deja a un lado
la mente pervertida, el océano se secará, y cuando las pasiones desaparezcan,
las olas se calmarán. Si se eliminan las pasiones y el daño, los dragones y los
peces desaparecerán. Deja que el Tathagata de la iluminación dentro de tu
propia base mental libere la luminosidad de la gran sabiduría, brille sobre las
seis puertas (de los sentidos) y con su pureza destruya los seis cielos del
mundo del deseo (kamadhatu). Si tu propia naturaleza se ilumina interiormente,
los tres venenos serán desechados y el infierno será destruido de inmediato. Si
el interior y el exterior están despejados, esto no será diferente de la Tierra
Occidental. Si no realizas esta práctica, ¿cómo podrás llegar hasta allí?
El Buda enseñó que
nuestra salvación y liberación del sufrimiento se basan en la práctica
espiritual y la purificación de la mente. Pero no deberíamos practicar para
ganar alguna recompensa futura en el cielo, o para renacer en una vida mejor, o
para recibir cosas materiales. Buda dijo que la gente ignorante practica para
que ganen algo, como por ejemplo el Paraíso o para renacer en mejores
condiciones, mientras la gente iluminada practica purificando su mente de los
10 males y los 8 delirios. Pero de hecho, ya estamos en el paraíso. Simplemente
invertir la luz de tu propia mente hacia adentro y descubre que el paraíso
reside dentro de ti y en todos lados. Así se mata el dragón de tu ego y se salva
de todas las bestias de ignorancia y agresión. Toma tu trono en la corte del
castillo verdadero en el reino del paraíso occidental: tu mente sincera,
sencilla, y serena.
Si buscan el tesoro
lejos, nunca lo encontrarán.
Dejen los dragones
delirantes, o siempre sufrirán.
Conviértanse en
Shambhala,
La ciudad perfecta,
La Fuente de nuestro afán.
-Hyoenjin
Prajna
Bibliografía
Kohn, Michael H. trans. (2010) A Concise Dictionary of Buddhism and Zen.
Shambhala:
Boston.
Wikepedia: La
Enciclopedia Libre.
http://es.wikipedia.org/wiki/Shambhala
Accesado
18/MAY/2014
Yampolsky, Philip. (2012). El Sutra de la plataforma del Sexto Patriarca (Traducciones de los
clásicos
asiáticos). Prensa de la Universidad de Columbia: N.Y. Edición de Kindle.
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