MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
______________________


lunes, 30 de noviembre de 2020

LAS ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA Clase 2: La Mente Es Buda Charla Dharma 29/NOV/2020

 

LAS ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA

Clase 2: La Mente Es Buda

Charla Dharma 29/NOV/2020

Ven. Dr. Hyoenjin Prajna

 

Este primer sermón de Bodhidharma se llama El Sermón del Torrente Sanguíneo, un título que implica que este capítulo contiene la sangre esencial, lo que da vida, a todo lo que Bodhidharma va a enseñar. Nos está sugiriendo que prestemos mucha atención a lo que va a decir, porque en pocas palabras puede liberarnos de la vida y la muerte.

TODO lo que aparece en los tres reinos proviene de la mente.

Los tres reinos se llaman Triloka en sanscrito, lo que significa los tres mundos de samsara de deseo, forma y sin forma. En el mundo de deseo hay seres con cuerpos predominados por el deseo para sexo, comida y placer sensual y del cual pertenecen todos los seres humanos, animales, seres del infierno, devas y asuras. En el segundo mundo de forma hay todavía un cuerpo pero sin deseo para sexo y comida y del cual viven los dioses en cielos elevados y refinados. En el tercer mundo de sin forma los seres espirituales viven sin cuerpos y por consecuencia son libres de deseos. Sin embargo, siguen sujetos al karma de samsara y así hay todavía duhkha y sufrimiento. En la práctica del zen, no practicamos para renacer en ninguno de estos tres mundos, sino más bien para liberarnos por completo del karma, el sufrimiento y el renacimiento, lo cual sería Nirvana. Pues, ¿cómo lograr Nirvana según Bodhidharma?    

Por lo tanto, los Budas del pasado y del futuro enseñan mente a mente sin preocuparse por las definiciones.

Desde el principio, Bodhidharma toma una postura radical. Uno aprende no por medio de palabras o ideas, sino por contacto directo con Buda que tiene una mente libre que transmite la verdad directa y experiencialmente a otra mente. Tal contacto es lo que implica nuestras sesiones de dokusan, pláticas privadas y personales entre un maestro y una alumna. Sin este contacto directo, hay poca posibilidad de liberación por parte de la alumna.

Sin embargo, si no lo definen, ¿qué quieren decir con mente? Esa es tu mente, respondo. Esa es mi mente. Si no tuviera mente, ¿cómo podría responder? Si no tuvieras mente, ¿cómo podrías preguntar? Lo que pide es tu mente.

No ayudan las definiciones intelectuales de las cosas, por ejemplo, con el concepto de “mente”. Es simplemente un concepto. Hay que invertir la atención hacia adentro y percibir lo que percibe. Eso es la mente, antes del pensar. Si puedes percibir lo que pregunta y lo que contesta, eso es la mente, o sea, la atención en sí, la consciencia misma. 

A través de interminables kalpas sin comienzo, hagas lo que hagas, dondequiera que estés, esa es tu verdadera mente, ese es tu verdadero Buda. Esta mente es el Buda dice lo mismo.

La verdad en budismo es lo que no tiene comienzo o fin, lo que no nace y no muere, lo que no causa karma. Es antes del pensamiento discriminativo. Ideas de yo, mí y mío son dualistas. Crean la sensación de “yo quiero”, “me gusta” y “no me gusta”. Así, estamos definiéndonos aparte del resto de mundo. Reducimos nuestras necesidades a lo que pertenece a este cuerpo y la identidad del yo identificándose con él. Sin embargo, nuestra verdadera mente es libre de estas ideas discriminativas. Siempre esta mente original es presente justo aquí y ahora. En todo momento, en todo lugar, hay sólo esta mente consciente, atenta y lúcida.  Esta mente original en sí ya presente es Buda. La frase “Esta mente es el Buda” es el resumen de todo el budismo Mahayana: todo es la mente y todo es Buda.

Más allá de esta mente, nunca encontrarás a otro Buda. Buscar la liberación o el nirvana más allá de esta mente es imposible. La realidad de tu propia naturaleza original, la ausencia de causa y efecto, es lo que se entiende por mente. Tu mente es el nirvana. Podrías pensar que puedes encontrar un Buda o la liberación en algún lugar más allá de la mente, pero ese lugar no existe.

No se puede encontrar la mente fuera de uno mismo. Por lo tanto, no se puede encontrar al Buda fuera de uno mismo tampoco. Buda es sinónimo con mente, lo cual es sinónimo con nirvana. Al darte cuenta de que tu propia mente original es Buda y que todo es Buda y que esta mente original es libre de karma y condiciones, es despertarse a nirvana. Estar libre de karma y condiciones es ser consciente a lo que es antes del pensamiento aquí y ahora y operar desde la libertad y compasión de esta mente original.

Tratar de encontrar a un Buda o la liberación es como intentar ganar espacio. El espacio tiene nombre pero no forma. No es algo que pueda recoger o dejar. Además, ciertamente no puedes agarrarlo. Más allá de la mente, nunca verás a un Buda. El Buda es un producto de la mente. ¿Por qué buscar a un Buda más allá de esta mente?

         Los Budas del pasado y del futuro solo hablan de esta mente. La mente es el Buda y el Buda es la mente. Más allá de la mente, no hay Buda y más allá del Buda, no hay mente. Si crees que hay un Buda más allá de la mente, ¿dónde está este Buda? No hay ningún Buda más allá de la mente, entonces, ¿por qué imaginar uno? No puedes conocer tu mente real si te engañas a ti mismo.

La mente original no es una cosa que se puede agarrar o conseguir. Esto implicaría que sea algo fuera de uno mismo, temporal, con un comienzo y fin. Si la mente original, Buda, fuera algo separado de ti mismo que se puede conseguir, implicaría que no es presente ahora y así sería limitado y condicionado en tiempo y espacio. Sin embargo, Buda, mente original, esencia, nirvana, son atemporales, no dependen en nada para existir, no son fenómenos. La mente original es el suelo sustancial del cual todo fenómeno origina. Por eso, no es una cosa que se puede conseguir. Siempre ya es presente, aquí y ahora. No lo busques fuera de este momento, ni en el futuro o el pasado o en otro lado distinto de aquí. El concepto de Buda como una cosa es producto de la mente conceptual y dualista. Como una idea no es real. Sin embargo, Buda en sí es real porque eres consciente en este momento, y esta consciencia es Buda. Tu propia mente es Buda. Tu propia mente es nirvana. No es un ser más allá. No es un cielo. Simplemente ES.

           Si una forma sin vida te cautiva, no eres libre. Si no me crees, engañarte a tí mismo no ayudará. No es culpa del Buda. La gente, sin embargo, está engañada. No es consciente de que su propia mente es el Buda. De lo contrario, no buscaría un Buda fuera de la mente.

Cuando la mente se agita por codicia, aversión, miedo o ira, nos volvemos encadenados a nuestro karma de causa y efecto. Nos convertimos en esclavos de nuestras ideas dualistas. No es consecuencia de Buda ni Buda puede aliviarlo. Tu misma tienes que liberarte de tu apego a las ideas que te causan descontento y estrés. Ni necesitas eliminar estas ideas. Eso sería aversión, lo que refuerza la misma idea que quieres eliminar. En cambio, al darte cuenta de la idea y verla como vacía, al instante no tiene relevancia y eres libre de su poder sobre ti. Por eso, usamos el huatou “¿Qué es esto?”, una pregunta que nos saca de nuestro trance y nos ayuda a soltar nuestro apego a la idea y experimentar el “no sé” de nuestra mente original. Es decir, nos damos cuenta de que somos Buda en la paz y armonía de nuestra mente original.

             Los Budas no salvan a los Budas. Si usas tu mente para buscar a un Buda, no verás al Buda. Si buscas a un Buda en otro lugar, nunca verás que tu propia mente es el Buda. No uses un Buda para adorar a un Buda. Además, no uses la mente para invocar a un Buda. Los budas no recitan sutras. Los Budas no guardan los preceptos. Además, los Budas no rompen los preceptos. Los Budas no guardan ni rompen nada. Los Budas no hacen ni el bien ni el mal.

             Para encontrar a un Buda, debes ver tu naturaleza original. Quien ve su naturaleza original es un Buda. Si no ves tu naturaleza original, es inútil invocar a los Budas, recitar sutras, hacer ofrendas y guardar los preceptos. Invocar a Budas puede resultar en un buen karma, recitar sutras puede resultar en una buena memoria; mantener los preceptos puede resultar en una buena vida y hacer ofrendas puede resultar en bendiciones futuras, pero no en Buda.

Es decir, si todo es Buda, no hay nadie a salvar ni buscar. Es inútil orar a una Buda para ayudarte, porque el Buda no existe fuera de ti. Igualmente sería inútil recitar sutras o tratar practicar los preceptos, puesto que los preceptos son como un Buda actúa sin tratar de actuar como un Buda. Ni ocurriría a un Buda actuar en una forma contraria a los preceptos, puesto que es simplemente actuar según la verdad y contexto de este momento justo como es. No es necesario pensar en bien o mal, puesto que los Budas actúan desde no sé, donde no hay dualismo ni conceptualización de yo u otro, bueno o malo. Sin embargo, la mente original es innatamente compasiva y sabia. Budas simplemente responden según la situación sin un concepto de un yo obstaculizándolo. Cuando operamos desde la mente original, somos libres del karma causado por un concepto del yo. Operamos desde “no sé” es sinónimo de actuar desde nuestra mente original, la cual es Buda.

Si no lo comprendes por tí mismo, tendrás que buscar a un maestro para encontrar la causa subyacente de la vida y la muerte. Sin embargo, a menos que esa persona vea su propia naturaleza original, esa persona no es un maestro. Incluso si esa persona puede recitar el Canon Doce, no puede escapar del ciclo interminable de nacimiento y muerte; además, sufre en los tres reinos sin esperanza de ser liberada. Hace mucho tiempo, el monje Buena Estrella pudo recitar todo el Canon. Sin embargo, no escapó del samsara porque no vio su propia naturaleza original. Si este fue el caso de Buena Estrella, entonces la gente de hoy en día, que recita algunos sutras o shastras y piensa que este es el Dharma, es tonta. A menos que vea su mente, recitar tanta prosa es inútil.

No te engañes ni dejar que otros te engañen. A menos que te hayas liberado de toda agitación mental, necesitas una maestra o maestro.  ¿Cómo reconocer un verdadero maestro? Si la persona no es congruente con lo que dice y lo que vive, revela su ignorancia. Hay muchos charlatanes en el mundo. Hay gente que predican una cosa, pero cometan todo tipo de tontería causando más y más sufrimiento y descontento a su alrededor. No todo lo que brilla es oro. No todos los que se presentan como maestros son de verdad despiertos ni conscientes. 

       Para encontrar un Buda, todo lo que debes hacer es ver tu naturaleza original. Tu naturaleza original es el Buda. Además, el Buda es la persona libre, libre de planes, libre de preocupaciones. Si no ves tu naturaleza original y corres todo el día buscando en otro lado, nunca encontrarás a un Buda. La verdad es que no hay nada que encontrar. Sin embargo, para llegar a tal comprensión, necesitan un maestro y deben luchar para superar sus propias limitaciones. La vida y la muerte son importantes. No los sufran en vano.

El verdadero Buda que buscas ya has encontrado. Es simplemente este momento y este mundo tal como es. Libérate de esperanza para un futuro mejor. Libérate de preocupaciones y miedos de lo que pudiera pasar. Vivir la plenitud de este momento es encontrar tu verdadera naturaleza. Así que no hay nada encontrar o buscar puesto que ya eres lo que buscas. No esperes hacerlo el próximo año cuándo ya se a terminado la pandemia. Mañana sería demasiado tarde. ¿Cuántas innumerables vidas has pasado posponiendo para mañana u otro momento y mueres sin haberte liberado de samsara. La vida y la muerte son importantes. No seas como los tontos que desperdicien sus vidas y cuerpos en placeres sensuales y terminan con su última respiración diciendo, “Oh, si sólo pudiera tener más tiempo, haría diferente.” En cambio, aprovecha la oportunidad que el Dharma te ha provisto. Es Buda apareciendo justo aquí y ahora en la forma de la palabra, en la idea de nirvana, en la mente despierta a sí misma. No ores a Buda. No estudies para purificarte. No tomes preceptos para lograr la iluminación. Más bien, sé Buda, sé libre de karma, sé libre de dukka, sé Buda mismo de tu verdadera mente original.

        No hay ninguna ventaja en engañarte a tí mismo. Incluso si tienes montañas de joyas y tantos sirvientes como granos de arena hay a lo largo del Ganges, los ves cuando tienes los ojos abiertos. Sin embargo, ¿qué pasa cuando tienes los ojos cerrados? Entonces debes darte cuenta de que todo lo que ves es como un sueño o una ilusión.

Todo lo que ves con los ojos físicos es una ilusión puesto que es impermanente y no es para siempre. Las cosas no traen verdadera felicidad. En cambio, si puedes ver con el ojo de Buda, con la mente original, vivirás en paz y bienestar. Puedes ser la persona más rica del planeta, pero toda esta riqueza no te sirve nada al momento de morir. Como dice en el Sutra del Diamante, para liberarte de la vida y la muerte, hay que ver todo…

Como un lucero del alba, una gota de rocío; un relámpago en una nube estival; una vela parpadeante, una fantasía, un sueño. Así se debe meditar en ellas, así se debe observar todas las cosas de este mundo fugaz.

 

 

Bibliografía

Dharma, Wonji (Traductor). (2010). The Bodhidharma Lectures. Buddha Dharma University Press:             Oneida, N.Y.

Pine, Red (Traductor). (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma. North Point Press: N.Y.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.