LAS ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA
Clase 5:
Una Luz Más Brillante Que El Sol
Charla Dharma 20/DIC/2020
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
Incluso si un Buda o un bodhisattva apareciera de repente ante ti, no hay necesidad de reverencia. Esta mente nuestra es transparente y no contiene tal forma. Aquellos que se aferran a las apariencias están simplemente siguiendo la vieja energía del hábito. Caen del Dao. ¿Por qué reverenciar las construcciones nacidas de la mente? Los que reverencian no saben, y los que saben no adoran. Por reverencia, caes bajo el hechizo de nuestra vieja energía de hábito. Señalo esto porque quizás no lo sepas. La naturaleza original básica de un Buda no tiene tal forma. Mantén esto en el primer plano de tu conciencia, incluso si aparece algo inusual, no lo aceptes, no lo temas y no dudes que tu Mente es esencialmente pura. ¿Dónde podría haber espacio para tal forma? Además, ante la aparición de espíritus, demonios o lo divino no concibas ni respeto ni temor. Tu mente es básicamente transparente. Todas las apariencias son ilusiones. No te aferres a las apariencias. Si visualizas a un Buda, un Dharma o a un bodhisattva y concibes respeto por ellos, se relega al reino de los seres mundanos. Si buscas comprensión directa, no te aferres a ninguna apariencia y la lograrás. No tengo otra enseñanza. Los sutras dicen: "Todas las apariencias son ilusiones". No tienen existencia fija ni forma constante. Son impermanentes. No te aferres a las apariencias y serás una sola mente con el Buda. Los sutras dicen: "Lo que está libre de toda forma es el Buda".
Sin
embargo, ¿por qué no deberíamos venerar a los Budas y Bodhisattvas?
Los
seres mundanos y la gente común poseen el poder de manifestación. Pueden crear
la apariencia de bodhisattvas en todo tipo de formas. Sin embargo, son falsas. Ninguno
de ellos es buda. El Buda es tu propia mente. No desvíes tu adoración.
Buda
es sánscrito para lo que podría etiquetarse como consciencia, asombrosamente
consciente. Responder, arquear las cejas, parpadear los ojos, mover las manos y
los pies, es toda tu naturaleza original asombrosamente consciente. Además,
esta naturaleza original es la mente. Además, la mente es el Buda. Además, el
Buda es el camino y el camino es Chán. Sin embargo, la palabra Chán sigue
siendo un enigma tanto para los seres mundanos como para los sabios. Ver tu naturaleza original es Chán. A menos que veas tu
naturaleza original, no es Chán.
No
vamos a liberarnos de una vida insatisfactoria si seguimos adorando a los budas
y bodhisattvas como ángeles en el cielo. Tenemos que despertarnos al verdadero
Buda aquí en nuestro mente-corazón, lo que es la consciencia dentro de nosotros
en este momento que mueve este cuerpo y realiza toda acción. La palabra “Buda”
en sanscrito significa “el despierto”. Implica uno que se ha
liberado de karma, renacimiento y samsara. Entonces, Bodhidharma está
sugiriendo que cuando nos despertamos a nuestra verdadera Mente, somos
conscientes, presentes y libres a responder al mundo con amor, ética y
sabiduría, cualidades de nuestra verdadera naturaleza búdica. Cuando nuestras
acciones corresponden a los preceptos éticos de no matar, no mentir, no robar,
no cometer actos inapropiados y no intoxicarnos, entonces somos conscientes y
expresando nuestra verdadera esencia, la mente-corazón. En el Oriente, la
verdadera “mente” no refiere sólo al proceso mental de ideas y
conceptos, sino más bien lo que es una combinación de ser consciente, atento,
compasivo y bondadoso. Es decir, es el punto
medio entre la cabeza y el corazón, la mente espiritual de amor, compasión,
empatía y sabiduría. Chan (Zen) es vivir esta vida despiertos a nuestra
verdadera esencia que entiende que todos somos esta Mente búdica y vivir en
consideración al bienestar de los demás y trabajar para nuestra liberación
colectiva en el mundo.
Incluso si puedes explicar miles de sutras y shastras, a menos que veas tu propia naturaleza original, la tuya es la enseñanza de un ser mundano, no de un Buda. El verdadero Dao es sublime. No se puede expresar en lenguaje. ¿De qué sirven las escrituras? Sin embargo, alguien que ve su propia naturaleza original encuentra el Dao, incluso si no puede leer una palabra. Alguien que ve su naturaleza original es un Buda. Además, dado que el cuerpo de un Buda es intrínsecamente puro e inmaculado, y todo lo que un Buda dice es una expresión de que la mente es transparente, no se puede encontrar a un Buda en palabras ni en ninguna parte del Canon Doce.
El
Dao es un término del Daoísmo que significa la Vía, o sea, la práctica de vivir
en armonía con la naturaleza y fluir como un río con todo, sin apego a nada,
como el agua de un río que fluye alrededor de las rocas sin problema ninguna. Nuestra
verdadera naturaleza es como agua espiritual, siempre pura, libre y presente. El
momento que nos aferramos a las rocas, creamos agitación mental y perdemos
nuestra libertad. La mente no conceptual, la consciencia atenta y presente que
percibe las ideas sin identificarse con las ideas es Buda. No puedes encontrar
al Buda en palabras o ideas, textos o escritos.
El Dao es básicamente perfecto. No requiere perfeccionamiento. El Dao no tiene forma ni sonido. Es sutil y difícil de percibir. Es como cuando bebes agua: sabes lo caliente o fría que está, pero no puedes decírselo a los demás. De aquello que sólo un Tathagata conoce, los seres mundanos y los santos no se dan cuenta. El conocimiento de los seres mundanos es incompleto. Si están apegados a las apariencias, no se dan cuenta de que sus mentes son transparentes.
El
Dao, la verdad de lo que somos, no puede transmitirse de una persona a otra por
magia. Nadie puede entenderlo sólo escuchando las palabras e indicaciones de
otra persona. No puedes conocer el sabor de una galleta hasta que la comas,
hasta que experimentes directamente su sabor. Por eso, no es una cuestión de
creer en Buda. Hay que despertarse directamente a lo que es realmente buda en
uno mismo, la consciencia de la mente verdadera. Esta consciencia no está
limitada a este cuerpo o persona. Es la misma consciencia del universo entero
manifestándose a través de este cuerpo-mente.
Además, al aferrarse por error a la apariencia de los fenómenos, pierden el Dao. Si sabes que todo viene de la mente, no te apegues. Una vez apegado, eres inconsciente. Sin embargo, una vez que ves tu propia naturaleza original, todo el Canon se convierte en prosa. Sus miles de sutras y shastras sólo equivalen a una mente clara. La comprensión llega a mitad de la oración. ¿De qué sirven las doctrinas? La Verdad suprema está más allá de las palabras. Las doctrinas son palabras.
Al
darte cuenta de que todo es una construcción de la mente, no tienes que
apegarte a nada. La única cosa diferenciándote de un Buda es tu tendencia
apegarte a tus ideas y creencias. Simplemente vivir tu vida en paz y equilibrio,
ser considerado de los demás y ayudarlos a vivir en paz y armonía también.
No son el Dao. El Dao no tiene palabras. Las palabras son ilusiones. No son diferentes de las cosas que aparecen en tus sueños por la noche, ya sean palacios o carruajes, parques boscosos o leones junto al lago. No concibas ningún deleite en tales cosas. Todos son cunas del samsara. Ten esto en cuenta cuando te acerques a la muerte. No te aferres a las apariencias y romperás todas las barreras. Un momento de vacilación y estarás bajo el hechizo de tu vieja energía de hábito. Tu cuerpo real es puro e impermeable. Sin embargo, debido a la ilusión, no te das cuenta de ello. Además, por eso sufres karma en vano. Dondequiera que encuentres deleite, encontrarás esclavitud. Sin embargo, una vez que despiertas a tu cuerpo y mente originales, ya no estás atado por los apegos.
Todos
tienen sueños en la noche. Algunos son placenteros y otros son desagradables.
Sean lo que sean, al despertarte en la mañana, desaparecen. No son reales.
Tratar a apegarte al sueño es sufrir. Igualmente, tenemos ilusiones y sueños de
lo que queremos en la vida. Queremos tener éxito, dinero y poder o queremos
casarnos, tener hijos y vivir en comodidad y lujo. No hay nada malo en estas
cosas. Simplemente no pueden sostenerte como algo satisfactorio. Las cosas son
impermanentes: vienen y van, igual a las personas. Cuántas mamás y papás han
dedicado sus vidas a sus hijos, que tengan todo lo que necesiten para que
crezcan bien. Sus hijos les trae deleite. Pero tarde o temprano, los hijos se
van para establecer sus propias familias. La mamá o el papá que se aferra a sus
hijos ya adultos, crea problemas para ellos y para sí mismos con dependencias y
enfermedades emocionales. Si las mamás y los papás no han despiertos a sus
verdaderas mentes, sufren. En cambio, mamás y papás que son seguros en sí
mismos, producen hijos equilibrados y sanos.
Cualquiera
que abandone lo trascendente por lo mundano, con cualquiera de sus innumerables
formas, es un ser mundano. Un Buda es alguien que encuentra la libertad tanto
en una buena situación como en una mala. Tal es el poder de un Buda que causa y
efecto no interfieren con su dirección en la vida. No importa qué tipo de karma
aparezca, Buda lo transforma. El cielo y el infierno no son nada. Sin embargo,
la consciencia de un ser mundano es tenue en comparación con la de un Buda que
penetra todo por dentro y por fuera. Si no estás seguro, no actúes. Una vez que
actúas, deambulas por el samsara y te arrepientes de no tener refugio, la
pobreza y las dificultades son creadas por pensamientos falsos. Para comprender
esta mente, debes actuar sin actuar. Solo entonces verás las cosas desde la
perspectiva de un Tathagata.
Es
decir, el cielo y el infierno no existen aparte de nuestras mentes. El infierno
y el cielo es proyección de tus propias ideas internas. En la noche de bodhi,
algunos estaban sentados sobre sus cojines durante muchas horas con una ligera
sonrisa en su cara. Estaban en el cielo. Otros estaban agitados continuamente
sufriendo un calvario de tormentas físicas y mentales. Ellos estaban en el
infierno. No queremos apegarnos ni a uno ni al otro. Intentar sentarte en
meditación más allá de la noche de bodhi sería quietismo: el apego al silencio
y la quietud. Apegarse a las ideas de incomodidad y lo desagradable es seguir
perpetuando el infierno. Ni uno ni el otro. Simplemente sentarse cuando es
apropiado y levantarse cuando es apropiado y ya acostarse cuando es el momento
y levantarse cuando suena la alarma, es vivir la vida Zen.
Sin embargo, cuando te embarcas por primera vez en el Camino, tu consciencia no estará enfocada. Sin embargo, no debes dudar de que todas estas escenas provienen de tu propia mente y de ninguna otra parte.
Si,
como en un sueño, ves una luz más brillante que el sol, tus apegos restantes de
repente serán transparentes y se revelará la naturaleza original de la
realidad. Tal suceso sirve como base para la liberación. Sin embargo, esto es
algo que solo tú sabes. No se lo puedes explicar a otros. Alternativamente, si,
mientras caminas, estás de pie, sentado o acostado en una arboleda tranquila,
ves una luz, independientemente de si es brillante o tenue, no se lo digas a
los demás y no te enfoques en ella. Es la luz de tu propia naturaleza original.
Por
otro lado, si, mientras caminas, estás de pie, sentado o acostado en la quietud
y oscuridad de la noche, todo parece como si estuviera a la luz del día, no te
asustes. Es tu propia mente a punto de revelarse.
Alternativamente,
si, mientras sueñas por la noche, ves la luna y las estrellas con toda su
claridad, significa que las acciones de tu mente están a punto de terminar. Sin
embargo, no se lo digas a los demás. Además, si tus sueños no son claros, como
si caminaras en la oscuridad, es porque tu mente está enmascarada por
preocupaciones. Esto también es algo de lo que sabes, si eres consciente de tu
naturaleza original, no necesitas leer los sutras o invocar a los Budas. La
erudición y el conocimiento no solo son inútiles, sino que también nublan tu
consciencia. Las doctrinas son solo para señalar a la mente. Una vez que veas
tu mente, ¿por qué prestar atención a las doctrinas?
Aquí Bodhidharma hace referencia a la
luz más brillante que el sol, la cual es la luz de tu Mente, la consciencia en
sí. La luz de todas las estrellas y los soles del universo no pueden comparar
con la luz de la Mente verdadera, porque sin la luz de la consciencia, el universo
es pura tiniebla. Tampoco es limitarla a una experiencia sensorial. La luz de
amor, compasión y benevolencia es Buda en acción como un bodhisattva. Pero
puesto que esta luz no depende de un ego para funcionar, entonces es hacer sin
hacer, o sea, funcionar desde la Mente verdadera y no desde los impulsos
egoicos.
Para pasar de ser mundano a Buda, debes ver a través del karma como transparente, nutrir tu consciencia y aceptar lo que trae la vida. Si siempre te enojas, volverás tu naturaleza original contra el Dao. No hay ninguna ventaja en engañarte a tí mismo. Los Budas se mueven libremente a través del nacimiento y la muerte, apareciendo y desapareciendo por procesos naturales. No pueden ser reprimidos por el karma ni superados por ilusión hecha a sí misma. Una vez que los seres mundanos ven su naturaleza original, todo apego al pensamiento termina. La consciencia no está oculta. Sin embargo, solo puedes encontrarla ahora. Es solo ahora. Si realmente quieres encontrar el Dao, no te aferres a nada. Una vez que veas a través del karma como transparente y nutras tu consciencia, cualquier apego que quede llegará a su fin. La comprensión es algo natural. No tienes que hacer ningún esfuerzo. Sin embargo, los fanáticos no comprenden lo que quiso decir el Buda. Además, cuanto más se esfuerzan, más se alejan del significado del sabio. Durante todo el día, invocan a los budas y leen los sutras. Sin embargo, permanecen ciegos a su propia naturaleza original divina y no escapan del samsara.
Debemos aceptar lo que la
vida nos trae. ¿Qué sentido hay en enojarse constantemente con la vida? Esto
incluye las irritaciones, el estrés, el descontento, y la insatisfacción con la
vida. Hay gente que se enoja por cualquier detalle simplemente porque se
frustra que las cosas no salen como quiera. Esto es vivir una vida agitada
constantemente. Es bloquear el libre fluir del Dao y crear todo tipo de
problemas innecesarios por ti mismo y otros a tu alrededor. Claro, cosas pasan.
Hay mucho tráfico en la carretera. Tu pareja te habla de una forma grosera. Tu
jefe te regaña severamente. Tus hijos se comportan de una forma irrespetuosa.
Eso es la vida. Pero si funcionas desde la verdadera Mente-corazón, estos
desafíos se transforman en nuestro trabajo espiritual. Transformamos estas experiencias
en oportunidades de aprendizaje para nosotros y otros. Son parte de nuestra
práctica diaria cuando nos despertamos de nuevo a lo que ha sido un karma
obstaculizándonos de nuestra verdadera función, a lo que es la liberación de
nuestra energía y fuerza vital fluyendo con el corriente del Dao. Vivir así es
brillar con la luz de la Mente verdadera, la consciencia despierta y presente
actuando de maneras responsables, consideradas, éticas y dispuestas a ayudar en
todo momento por el bien de todos y libres de karma y sufrimiento.
Bibliografía
Dharma, Wonji (Traductor). (2010). The Bodhidharma Lectures.
Buddha Dharma University Press:
Oneida, N.Y.
Pine, Red (Traductor). (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma.
North Point Press: N.Y.
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