FILOSOFÍA ZEN, PRÁCTICA ZEN
Capítulo 2.6. BODHIDHARMA: El Patriarca del Occidente
Charla Dharma 08/AGO/2021
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
No hay necesidad de esperar hasta que muramos para obtenerla. En el cristianismo, la creencia es que si un hombre es bueno ahora, cuando muera, su alma irá al cielo y disfrutará de la felicidad allí. Pero según el Zen, Nirvana se debe lograr no sólo después de la muerte, sino aquí y ahora. ¿Para qué es el Nirvana? El Nirvana es un estado de la mente. Cuando la mente está iluminada, podemos experimentar la dicha de Nirvana dondequiera que estemos, en cualquier momento. Considera el Buda: ¿no experimentó Nirvana durante su vida? Y, sin embargo, sus compatriotas no estaban en Nirvana. Para el Buda, todo, en este mundo es Nirvana, todo es perfecto.
Cuando la mente se cambia de la ignorancia a la iluminación, Samsara se transforma en Nirvana. Cuando estamos iluminados, nos damos cuenta de que el Buda y todo son uno: esto es Talidad, Unidad, o Tathata. Darse cuenta de la unidad de todo es kensho, "ver su propia naturaleza". La mente no discriminatoria no tiene distinciones entre sujeto y objeto, alto y bajo, bueno y malo, Buda y uno mismo, Samsara y Nirvana. En el Budismo Zen, el kensho suele considerarse como el primer paso en el camino de la Iluminación, pero quizás sea el paso más importante porque abre el ojo de la mente a una nueva dimensión de la existencia y nos brinda una experiencia directa de la unidad con el universo.
El mensaje que Bodhidharma trajo a China fue el método de meditación con el fin de alcanzar la iluminación o la autorrealización. Él enseñó que la práctica de la meditación debe ser fusionada con la vida diaria. Es mejor dedicar diez o veinte minutos después de despertarse por la mañana para practicar la meditación, y nuevamente diez o veinte minutos antes de retirarse por la noche. Es cierto que sentarse en meditación puede no ser la única manera de obtener la autorrealización, pero sin la disciplina de la meditación diaria es muy difícil iluminarse.
Método de práctica.
Después de la experiencia de meditación y el proceso de respiración descrito en el capítulo uno, el estudiante puede introducir una variante en su práctica. Después de asumir la postura corporal correcta para la meditación, la mente se establece en un estado de tranquilidad, el meditador comienza a respirar suave, ligera y naturalmente, contando las respiraciones de uno a diez y de diez a uno. Durante la meditación, los ojos se cierran ligeramente, pero el ojo de la mente trata de visualizar la respiración que entra y sale. No se ve nada más que la respiración, no se piensa en nada más que la respiración. El meditador debe visualizar las respiraciones lo más claramente posible. Tal práctica intensifica la experiencia de meditación y ayuda a cortar la discriminación.
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