SOLEDAD
Charla Dharma
01/06/2014
Rev. Hyonjin
Sunim
EN ESTE
MOMENTO TRANSITORIO
"En
la presencia de la Sangha, en la luz del Dharma, en la unidad con Buddha – ¡que
mi camino a la completa iluminación beneficie a todos!"
"En este momento
transitorio karma madura y todas las cosas comienzan a existir.
Juro elegir lo que
existe:
Si hay costo, elijo
pagar.
Si hay falta, elijo
dar.
Si hay dolor, elijo
sentir.
Si hay pena, elijo
llorar.
Cuando se arde –
elijo calor.
Cuando se calma –
elijo paz.
Cuando se priva de
comida – elijo hambre.
Cuando se alegra –
elijo felicidad.
El que encuentro,
elijo conocer.
Lo que asumo, elijo
cargar.
Cuando llega la hora
de mi muerte, elijo morir.
Donde esto me lleva –
elijo acudir.
Estar atento a lo que
existe – atiendo a lo que existe.
Esta vida es tan real
como un sueño; él que lo sabe no se puede encontrar; y, la verdad no es una
cosa – Por tanto, ¡prometo elegir ESTA puerta de entrada al Dharma!
Que todos Los Buddhas
y Sabios me ayuden a cumplir este voto solemne." (Hogen
Bays: Abad del Monasterio del Gran Voto de Oregón, USA)
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La lección
de hoy se basa en una reflexión de Rev. Maestra Meiten McGuire. Tiene que ver
con una experiencia que nos pasa a todos de vez en cuando. Al llegar a casa
después de un largo día de trabajo, a veces no hay nadie y se siente solo. Prendemos la tele sin pensar para llenar el silencio
con sonidos y estímulos, un intento de distraerse de la soledad. Seguimos
mirando a la pantalla a pesar de que no
se encuentra nada interesante ni entretenido. Este hábito forma un patrón que
nos mantiene en dukka, o sea, una sensación de descontento en el fondo de
nuestras mentes. El problema es que este patrón no alivia la soledad ni el
sufrir que nos causa, sino se empuja debajo de la consciencia donde se añade a
otras sensaciones negativas y molestas. Sin
embargo, este patrón puede servir como enfoque por nuestra práctica espiritual,
dándonos la oportunidad de limpiarlo de su fuerza y efectos negativos.
Para
comenzar, entiendan que no hay nada mal, desagradable, o vergonzoso en lo que
estamos sintiendo. Aceptando como nos sentimos nos permite cambiar lo que nos
causa sufrimiento. En cambio, si nos sentimos molestos con nosotros mismos por
la situación, nos obstaculizamos de mirarla puesto que es demasiado doloroso. Así que comenzamos donde estamos, con una creciente
fe en nuestra disciplina espiritual, confiando en que nos puede liberar donde
estamos estancados. Esto suaviza todo el
asunto, sea lo que sea el patrón de sensaciones o pensamientos. Es lógico,
después de un largo día de interacción intensiva con otros, se sintiera algún
tipo de ausencia al pasar de repente a un período de descanso libre de gente y
estructura. Hay un cambio de condiciones exteriores, desde la actividad agitada
interactuando con mucha gente, trabajando duro para ganar nuestro pan, que se
solidifica de repente en apego. Es decir que hay cierta realidad en torno a
esta gente y acontecimientos que se solidifica, volviéndose ya un deliro al que
nos apegamos. Perdimos contacto con la Realidad Verdadera, lo que no cambia, no
muere, no nace, en fin, la Esencia. Está aquí, la Fuente de todo, y tenemos
dentro de nosotros mismos la oportunidad de tocarla, reconocerla como el
sentido y la función de nuestras vidas, y nuestra práctica es la manera de
encontrarla. Simplemente recordando esta verdad básica, nos da la fortaleza de
no colapsar debajo del peso de cualquier sentimiento que surgiera.
Entonces el
primer paso de transformación es reconocer un patrón interior causando una
acción que ya no nos sirve. Poco a poco,
percatamos el patrón. No tenemos que reparar la soledad ni eliminarla ni
tomarla como real. Esto es importante a recordar. La práctica es abstenernos de
actuar en lo habitual, pausar un momento, dispuestos a ver lo que está pasando
en nuestra vida interior, atentos a la sensación de soledad, sabiendo que lo
que está percibiendo la soledad no es la soledad: así soltamos la
sensación a la que estábamos tan apegados hace un rato. Debilitando su poder
sobre nosotros es simplemente una parte natural de este proceso – a pesar de
que no podemos hacerla desaparecer, no obstante desvanece. ¿Por qué? Pues,
debido a que nunca estaba algo fijo, no era nada permanente, por tanto no era nada
real. Era simplemente una forma condicionada del pasado provocando ciertas
reacciones.
Nuestra capacidad
de pausar un momento, atentos a lo que está pasando dentro de nosotros, sin
hacer nada, es el segundo paso. El desvanecer ocurre por sí mismo. No tenemos
que hacer nada para que ocurriera. Sin embargo, es parte del proceso que hemos
puesto en marcha por estar dispuestos a no reaccionar a la molestia de una
sensación desagradable. Mientras que el desvanecer está ocurriendo, se
re-emplaza con el sentido de que todo lo que existe está bien simplemente tal
como es en este instante. Puede tardar un rato reconocer que este bienestar es
nuestra Esencia, la Mente Búdica. Muchas veces, lo que sigue es sentir un gran
alivio acompañado con una gratitud natural por la práctica y por Esto que
surge, lo que puede revelar una enseñanza espiritual.
Estamos ya
abiertos a aprender. Quizás la pregunta se presenta ¿por qué se ha percibido
soledad hoy y no en días anteriores? Seguimos abiertos a la enseñanza con plena
atención. La clave es nuestra capacidad de seguir atentos a cualquier estado
mental que se puede observar. Como decía mi maestra R.M. Meiten, lo que oía de
su maestra R.M. Jiyu-Kennett, “Toda aceptación es la llave que abre la Puerta
Sin Puerta.” Es como decir, nuestra resistencia
bloquea nuestro derecho natural para una existencia equilibrada y en
armonía: captamos un destello de que no tenemos que ser extraordinarios. Somos
suficientes justo como somos. Desde la seguridad de este Lugar, podemos ver con más claridad lo que es
bueno hacer. Por ejemplo, quizás alguien o nosotros mismos hicimos algo molesto
durante el día, y no queríamos responder en aquel momento porque no había
tiempo adecuado o quizás reaccionamos de una forma agresiva basada en patrones
viejos y ya nos arrepentimos. De todos
modos, tuvimos que seguir adelante en aquel momento. Pero luego, si no ignoramos
la sensación desagradable de soledad prendiendo la tele o abriendo un libro,
tenemos una maravillosa oportunidad reflexionar sobre aquel incidente cuando
llegamos a casa, considerando ya lo que es bueno hacer o no hacer, porque ya
tenemos la libertad de decidir. El poder de nuestras elecciones nos permite
tomar más y más control de nuestras vidas. Esto nos pasa poco a poco por tener
la voluntad de hacer nuestra práctica espiritual.
Bibliografía
McGuire,
R.M. Meiten. “Loneliness” from her unpublished book Reflections on the Path.
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