Kyōjukaimon
Entrega y Recepción de La Enseñanza de Los
Preceptos[1]
Gran Maestro Eihei Dogen
Preceptor: -
Los Gran Preceptos de los Budas se quedan guardados
con cuidado por los Budas; los Budas se los dan a los Budas, Los Ancestros se
los dan a los Ancestros. La Transmisión de los
Preceptos va más allá las tres existencias del pasado, el presente y el futuro;
la iluminación se extiende desde la eternidad y es hasta ahora. Shakyamuni Buda, nuestro Señor,
Transmitió Los Preceptos a Makakashyo y
él los Transmitió a Ananda; así Los Preceptos se me han Transmitido a mi en la octogésima-quinta generación.[2] Ya se los voy a entregar a ustedes, para
mostrar mi gratitud por la compasión de
Los Budas, y así hacerlos los ojos de todos los seres sencientes; éste es el
significado de la Transmisión de la Sabiduría Viviente
de los Budas. Voy a rezar por el consejo
del Buda y ustedes deberían confesarse y recibir Los Preceptos. Favor de recitar este verso conmigo:-
Preceptor seguido por la congregación:-
Todas
las acciones, comportamientos, y karmas, los cuales son equivocados y perpetuados
por mi desde los tiempos inmemorables, han sido, y son, causados por codicia,
enojo, e ignorancia, lo que no tiene comienzo, nacido de mi cuerpo, boca y voluntad; ahora confieso con plena y abierta voluntad.
Preceptor solo: -
Ya,
guiado por los Budas y Ancestros, podemos
descartar y purificar toda nuestra karma de cuerpo, boca, y voluntad y obtener
gran pureza; este se debe al poder de confesión.
Deberían
estar convertidos ya al Buda, el Dharma, y la Sangha. En Los Tres Tesoros hay tres méritos; el
primero es el origen verdadero de Los Tres Tesoros; el segundo es la presencia
en el pasado del Buda; el tercero es Su presencia en el presente. La Verdad más suprema se llama El Tesoro del
Buda; la pureza inmaculada se llama El Tesoro del Dharma; la armonía se llama
El Tesoro de la Sangha. La persona que ha
entendido La Verdad verdadera se llama El Tesoro de Buda. La Verdad comprendida por el Buda se llama El
Tesoro del Dharma; la gente que estudia
El Tesoro del Dharma se llama El Tesoro de la Sangha. Él que enseña a los dioses y a los humanos,
revelándose en el cielo y en el mundo, se llama El Tesoro del Buda; lo que se
manifiesta en el mundo, en Las Escrituras, y se vuelve bueno para los demás, se
llama El Tesoro del Dharma, él que se libera de todo sufrimiento, y es más allá
del mundo, se llama El Tesoro de la Sangha. Esto
significa que, cuando alguien se convierte a Los Tres Tesoros, puede tener Los
Preceptos de los Budas por completo: hagan el Buda su maestro y no persigan
modos equivocados.
Los Tres Puros Preceptos
Dejen de cometer actos dañosos.
Este
es la casa de todas las leyes del Buda; este es el origen de todas las leyes de
Buda.
Hagan solo el bien.
El Dharma del Samyaku Sambodai[3]
es el Dharma de toda la existencia.
Hagan el bien para otros.
Sean más allá del sagrado y el profano; rescatémonos y
los demás.
Los Diez Gran Preceptos
No Maten
Ninguna
vida puede ser terminada; la Vida del Buda se va aumentando; continúen La Vida
del Buda; no maten El Buda.
No Roben.
La
mente y sus objetos son uno; la puerta a la iluminación se abre por completo.
No codicien.
El
hacedor, la acción y el objeto de la acción son inmaculados por tanto no hay
deseo; es la misma acción como la de los Budas.
No digan lo que no es
verdad.
La
rueda del Dharma gira sin parar, falta nada y requiere algo; el rocío fresco
cubre el mundo entero y adentro se encuentra La Verdad.
No vendan el vino de la
ignorancia.
No
hay nada por que engañarse; si entendemos esto somos la iluminación en sí.
No hablen en contra de los
demás.
En
el Budismo la Verdad ,
y todo, son lo mismo; la misma ley, la misma iluminación y el mismo
comportamiento. No dejen que nadie
critique las faltas de otros. No
permitan que nadie cometa un error en el Budismo.
No se envanezcan ni
desprecien a los demás.
Cada
Buda y cada Ancestro comprende que es igual al cielo ilimitado y tan grande
como el universo: cuando comprenden su cuerpo verdadero, no hay nada ni adentro
ni afuera; cuando comprenden su cuerpo verdadero, no están sobre la
tierra.
No sean mezquinos al
entregar o Dharma o riqueza.
No
hay nada codiciar; una frase, un verso, las cien hierbas, el Dharma único, la Iluminación
única, cada Buda, cada Ancestro.
No se enojen.
No
hay retiro, no partida, no Verdad, no mentira.
Hay un resplandeciente mar de nubes, hay un noble mar de nubes.
No calumnien Los Tres
Tesoros.
Producir
algo por nosotros mismos, sin copiar a otros, es volverse un ejemplo al mundo y
el mérito por hacer tal cosa se vuelve el origen de toda sabiduría: no
critiquen; acepten todo.
Estos dieciséis Preceptos así
son.
Sigan la enseñanza y su entrega; acéptenla con gasshōs[4] de
reverencia.
[1] Traducido del inglés al español por Dr. Ozmo
Piedmont, en An Introduction to the
Tradition of Serene Reflection Meditation, Shasta Abbey Press: Mt. Shasta,
California, 1997, p. 32-36.
[2] Tradicionalmente, llegando a este punto del texto,
el sacerdote confiriendo Los Preceptos da el número de su generación; siguiendo
esta tradición, El Reverendo Maestro Jiyu-Kennet ha incluido el número de su
generación aquí.
[3] La
Iluminación de Shakyamuni Buda.
[4] Un gasshō es una muestra de respeto budista hecha con las
manos puestas juntos, las palmas tocándose, frente al pecho, mientras que se
inclina el cuerpo al frente desde el cinturón, bajando la cabeza ligeramente.
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