BRÚJULA DEL ZEN
Parte 1
Nirvana: Una Buena Apuesta
Charla Dharma 15/DEC/2019
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
La Brújula de Zen es una colección maravillosa de enseñanzas señalándonos
el camino a nuestra propia naturaleza. Para comenzar, hay que establecerse en
una disciplina basada en meditación, estudio, y consulta con un maestro
calificado, alguien que ha caminado este mismo camino y puede mostrarte donde
están los baches para evitar. En nuestras contemplaciones, debemos mantener
siempre una pregunta con gran intensidad: ¿Quién soy? La respuesta no reside en
una palabra o idea que afirmes o sepas, sino en el no-saber antes del pensar, o
sea, “no-mente.” No mente no significa un estado catatónico en el cual ninguna
idea o pensamiento surgiera. El cerebro es un órgano que tiene la función
natural de producir pensamientos e ideas continuamente. Si el cerebro deja de
generar pensamientos, significa que ya estás muerto. En cambio, cuando
decimos “no-mente” o “no-saber” estamos
indicando que lo que verdaderamente eres no es una cosa que tiene un comienzo o
fin, no es un estado mental o emocional que cambia de un momento a otro, no se
basa en un ego imaginario que nunca está satisfecho con lo que tiene,
continuamente proyectando afuera sus deseos para adquirir más, o sus aversiones
para evitar o escapar algo, y nunca está contento.
Lo que tú eres nunca nació
y por tanto nunca muere. Todos los fenómenos de este mundo que percibes tienen
un comienzo y fin, mientras que siempre están cambiando y transformándose de
momento a momento. Así que, no son confiables para traernos paz y satisfacción.
Hay que buscar algo más confiable, estable y constante. Este algo sin nombre o
forma es nuestro Origen verdadero, nuestro ser original, nuestra Esencia, la
base y origen de todo en el universo, la Fuente de la que surge todo el
Universo, el punto primario de nuestra unicidad, equilibrio y bienestar.
Tenemos que redescubrir nuestra verdadera cara antes del nacimiento de nuestros
abuelos, la cara de Buda.
Para hacer esto, hay que
mantener una gran pregunta con mucha fuerza día y noche: “Quién soy?” Al
mantener esta pregunta con mucha determinación y disciplina constante, surge el
“no-saber” donde no hay pensamiento, palabra o habla. La pregunta, o Huatou,
corta todo pensamiento revelando nuestro verdadero sí mismo libre de nombre y
forma. Cuando te das cuenta de esto, se llama kensho, satori, iluminación, o
como prefiero llamarlo, te despiertas. Cuando Siddhartha Gautama se iluminó, se
convirtió en Buda. Buda en sanscrito significa “despierto”. Entonces, cuando
practicamos, estamos despertándonos igual a Buda. Así, nos convertimos en Buda.
Ya no estás perdido en la ilusión de samsara, el Matrix de nuestras ilusiones y
descontento. Ya redescubres lo que siempre ha estado aquí, en este momento
preciso, simplemente Esto del no-saber. Este libro Brújula del Zen te señala la
vía para encontrarte a ti mismo. El propósito de todo el budismo es alcanzar la
iluminación en que te das cuenta de quién eres de verdad. No obstante, la
iluminación no es el fin, sino el comienzo, porque al despertarte a la verdad,
ya te pones en el trabajo de instruir a otros para que se liberen de su
descontento e insatisfacción, puesto que nuestro verdadero ser es uno con el
universo, y el sufrimiento de otros es nuestro sufrir. Al mismo tiempo, la
liberación de otros es nuestra liberación una y otra vez. Aunque en el zen,
desde la perspectiva suprema, no hay nadie para salvar y nadie salvándoles y
nada hacer. Pero, practicando el no apego, soltamos esta idea de nada, y
ponemos en práctica, en acción, y esfuerzo, operando desde “no-saber” para
salvar a todos los seres sintientes. Es decir, donde hay el sufrimiento, a
pesar de que sea ilusorio, simplemente respondemos desde nuestros corazones y ayudamos
a los demás dentro del contexto apropiado del momento. Ser un budista es ser
muy activo en el mundo practicando compasión, paciencia, y ahimsa, la
no-violencia, pero con una actitud de que no estamos haciendo nada especial, es
simplemente ayudar por ayudar, sin esperar nada como recompensa. El acto en sí
es suficiente. Ver a otros despertarse es el regalo más grande que puedes
recibir. Además, si te das cuenta de que todo es uno en el universo justo en
este momento, cómo no podrías ayudar a otros. Como dice Seung Sahn, al
despertarte, aparecen claramente correcta situación, correcta relación, y
correcta función, o sea, ayudar a otros es la función correcta de la
iluminación, el verdadero propósito del budismo.
Pero para comenzar este
camino a la liberación, puede ser que el principiante tiene dudas si todo esto
es verídico. Por eso, Buda hizo cuatro garantías en cuanto a la práctica:
Primero, asumiendo que el Paraíso existe, si practicas el Dharma, puedes
experimentar el paraíso después de la muerte. Segundo, aunque el Paraíso no
exista, por lo menos en esta vida puedes vivir en paz, libre de hostilidades y
aflicciones. Tercero, asumiendo que el karma es real, la gente que no causa mal
no sufrirá. Cuarto, aunque el karma no sea real, por lo menos llevarás una vida
pura, equilibrada, y llena de elogios de los demás, y por tanto, estarás
contento con ellos en esta misma vida.
Para un budista, el
Paraíso es Nirvana. Nirvana significa “apagado”, así que cuando se han apagado
las pasiones que crean la insatisfacción y descontento en esta vida, se
experimenta la paz y bienestar. Es muy sencillo y pragmático. Cortar las ideas
que causan las pasiones, y te ubicas en tu verdadero ser o esencia, libre de la
insatisfacción. Poco importa si haya algo después de la muerte, en esta misma
vida puedes vivir contento y libre del sufrir. Si hay otra vida o cielo o
Paraíso, has hecho lo mejor posible en esta vida para garantizar el renacimiento
en una vida mejor (ley de karma) o la entrada al Paraíso. Sin embargo, incluso
si todo es una mentira, por lo menos esta misma vida habrás vivido en paz y
contento. Esto en sí valdría la pena comenzar practicando y descubrir como
vivir una vida plena, equilibrada, lleno de amor, compasión, y benevolencia.
Esto es lo que budismo puede garantizar, que esta misma vida estarás contento.
Y si hay otra vida o cielos, estarás en perfecta forma para entrarlos. No
puedes perder. ¿Cuántas vidas infinitas has pasado para llegar a este momento
en el cual el Dharma se ha surgido. ¿Cuántos vidas más tendrás que esperar para
liberarte si pierdes esta oportunidad presentándose ahora? Hay mucha gente en
el mundo obstaculizada por hambre, guerra, vejez y enfermedad. Cuando las
condiciones son severas, es muy difícil practicar. Pero nosotros tenemos el
buen karma de recibir el Dharma en esta vida, junto con el esfuerzo, tiempo, y
recursos necesarios para practicar en serio. No desperdicies esta oportunidad. No hay garantía
que las condiciones sean adecuadas en la próxima vida para practicar.
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