MEDITACIÓN BUDISTA ZEN

VEN. DR. JINSIM HYOENJIN: arzobispo y maestro guía de la sangha Meditación Budista Zen, recibió Transmisión el 27 de marzo 2021 e Inga el 16 de julio 2017, y recibió los 250 votos del Bhikshu (monje) el 22 de julio 2016 por el Ven. Dr. Wonji Dharma.

Ven. Jinsim Hyoenjin es originalmente de Kansas City, Missouri, USA y ha vivido en Guadalajara, México desde 2000. Tiene más de 45 años experiencia en meditación, dos maestrías (psicología y estudios budistas), y un doctorado de Psicología Oriente-Occidente investigando métodos de meditación en las tradiciones espirituales del Oriente.

Ven. Jinsim Hyoenjin imparte clases, conferencias universitarias, charlas Dharma, retiros y talleres sobre el buda-dharma además de citas individuales para orientación y estudio personalizado.

Un arzobispo (maestro zen superior) es un obispo que, habiendo recibido Inga y Transmision de Dharma, preside varias diócesis en una gran región. Este puesto incluye algunas responsabilidades de supervisión tanto de las diócesis como de los obispos de esa región. Un arzobispo sirve como guía o instructor en asuntos religiosos; y a menudo es el fundador o líder dentro de una Orden. Además, el Colegio de Arzobispos actúa como un Consejo Rector igualitario para la Orden Zen de las Cinco Montañas.
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domingo, 22 de diciembre de 2019

BRÚJULA DEL ZEN Parte 2: Theravada, Mahayana, y Zen Charla Dharma 22/DIC/2019


                                       

        BRÚJULA DEL ZEN
        Parte 2: Theravada, Mahayana, y Zen
          Charla Dharma 22/DIC/2019
         Venerable Dr. Hyoenjin Prajna


“Dejad que los preceptos sean vuestra guía.” ~Buddha

(Enseñanza final del Buddha antes de morir cuando le preguntaron
quién iba a guiarlos cuando entrara en Nirvana.)


La primera enseñanza del Buddha después de su Iluminación fue un reconocimiento de la experiencia existencial de todo ser humano: la vida es dukka, o sea, insatisfacción. Esta declaración no implica el destino, como si nuestras vidas estuvieran inevitablemente condenadas al sufrimiento y sólo después de la muerte se puede escaparlo entrando en un cielo distante. Al contrario, el sufrimiento e insatisfacción son innecesarias y están basadas en la ignorancia de como son las cosas. Nosotros mismos generamos nuestra insatisfacción, y somos nosotros mismos responsables para nuestra salvación. Es simplemente una cuestión de entender la base de nuestra insatisfacción y luego arrancarla por la raíz, la cual es la idea de un yo permanente que siempre está descontento con este momento, deseando algo mejor, más interesante, más cómodo, menos difícil, o menos desagradable. Es decir, que no estamos satisfechos con este momento porque deseamos algo más o deseamos algo que no perdura. Todo es impermanente, una ley inescapable del universo. Todo lo que tiene un comienzo, todo lo que nace, va a desaparecer, cambiar, terminar o morir. Si no entendemos este hecho, vivimos en Samsara con ocho formas de sufrimiento.

Los Ocho Sufrimientos de Samsara

Samsara es el mundo experimentado por la lente de la ignorancia. Creemos que somos este cuerpo limitado. Si nos identificamos con el cuerpo, implica que nacemos. El nacimiento es el primero de los sufrimientos, porque si se nace, se experimenta una vida de lucha, estrés, e insatisfacción. Segundo sufrimiento es que con el cuerpo, todos experimentamos enfermedad, la cual es muy incómodo físicamente. Tercero, si hay un cuerpo, este cuerpo va a envejecer. La vejez en sí es muy insatisfactoria debido a la disminución de nuestra facultades físicas y mentales. Tercero, al tener un cuerpo que nace, este cuerpo va a morir, y esto nos asusta. En vez de enfrentar este hecho, preferimos distraernos con cirugías plásticas, implantes de cabello, maquillajes y ropa de moda. Sea lo que sea la envoltura o intervención, el cuerpo va a envejecer y morir. Estos previos cuatro sufrimientos se relacionan con la experiencia física del cuerpo. Los próximos cuatro sufrimientos se relacionan con estados mentales.

      Todos tenemos amigos y familia quienes nos traen mucha alegría y felicidad. Lamentablemente, es inevitable que se experimente separación de nuestros amados, el quinto de los sufrimientos. Deseamos siempre estar con ellos. Estamos apegados a ellos por nuestro bienestar, pero la realidad es que no son permanentes físicamente ni en tiempo y espacio, no pueden siempre acompañarnos en todo momento. Al mismo tiempo, es inevitable la experiencia de estar con gente que no nos agradan, el sexto sufrimiento. Estamos así apegados a nuestra opinión negativa de estas personas y deseamos que se alejen o no estén presentes molestándonos. El séptimo sufrimiento es no conseguir las cosas que deseemos. Rezamos tener dinero, carros, casas o parejas, y mientras no los tenemos, sufrimos. El problema adicional, al conseguirlos no perduran, se envejecen, se rompen, o no son lo que esperamos. El octavo sufrimiento es el desequilibrio de los cinco skandhas, los componentes de la personalidad o ego, los que consisten en la forma (cuerpo), sensación (los estímulos de los sentidos corporales), la percepción (la identificación, clasificación y evaluación de las cosas según nuestras experiencias previas), el impulso voluntario (la intención y acción generadas para conseguir lo que deseamos o eliminar lo que no deseamos), y la conciencia (la experiencia de un yo imaginado identificándose con el cuerpo junto con sus memorias pasadas y proyecciones futuras). El cuerpo no perdura, el ego no existe, nunca estamos contentos, y esperamos una vida mejor en el futuro. Pero estas actitudes generan sufrimiento e insatisfacción. Cuando nos damos cuenta de esto, ya estamos listos a recibir los tres tesoros de la práctica espiritual.

Los Tres Tesoros

Hay tres tesoros invaluables que nos liberan de samsara: el Buddha, el Dharma, y la Sangha. Podemos considerar estos tesoros de tres perspectivas: la forma original (literal), la forma simbólica (ideal), y la forma verdadera (según zen). Buddha originalmente era un hombre como tú y yo que se despertó y se liberó de su insatisfacción y sufrimiento por su propio esfuerzo, no debido a la intervención de un ser sagrado o mágico. Este evento nos sirve como un símbolo de potencia y perfección de cada ser humano. Todos podemos seguir su ejemplo y liberarnos del sufrimiento e insatisfacción. Cuando ponemos en práctica siguiendo su ejemplo, descubrimos la verdad: la mente pura y lúcida de nuestra propia naturaleza búdica esencial, la Fuente de todo.

     Buddha descubrió y enseñó la Verdad de cómo son las cosas y por qué sufrimos, o sea, el Dharma. Se dio cuenta de que la vida es insatisfacción, la causa de la insatisfacción es deseo, y al eliminar el deseo, se libera del sufrimiento. Esta comprensión de la verdad, que todo es impermanente, que no hay un yo, y que hay una práctica llevándonos a la liberación del sufrimiento e la insatisfacción, es lo que se expresan en las enseñanzas del Buddha transmitidas a través de los textos, sutras e historias del Buddha y su vida. Pero la forma más profunda de estas enseñanzas es que esta misma luz de la mente, la conciencia en sí es algo que nunca ha nacido y nunca muere, no tiene nombre ni forma y, por tanto, no está sujeta a las causas y condiciones de samsara experimentada como insatisfacción y sufrimiento. Esta luz de conciencia no está limitada al cuerpo, sino es intemporal y una con todo el universo expresándose por medio del cuerpo temporal. Al despertarnos a esta mente verdadera, somos libres.

    El tercer tesoro es la sangha, originalmente la comunidad de seguidores practicando con el Buddha. Pasando el tiempo, la sangha llegó a representar todo practicante del budismo, la comunidad mundial de los que practican meditación y ponen en práctica las enseñanzas del Buddha. Cuando consideramos la comunidad, tenemos que tomar en cuenta la ética. Entonces, la sangha representa sila, o sea, los preceptos éticos de no matar, no mentir, no robar, no llevar una conducta sexual inapropiada, y no intoxicar la mente. Pero el verdadero significado de la sangha es la mente del bodhi, la mente despierta, nuestra propia mente libre de ideas egoicas, activamente trabajando en el mundo como un bodhisattva salvando a todos los seres sintientes con compasión y sabiduría. Esta es nuestra verdadera función. Vivir así, nuestra vida tiene sentido, y vivimos en paz y ecuanimidad.

     Así que los tres tesoros son la base de toda nuestra práctica espiritual. Son tres regalos que recibimos en nuestras vidas que a su vez son regaladas a otros por nuestro esfuerzo y acciones benevolentes. Ponemos en práctica estos tres tesoros por medio de las tradiciones y enseñanzas conservadas en tres escuelas de budismo.

Theravada, Mahayana, Zen: Distintas perspectivas de la sandía

Aunque hay tres tradiciones de enseñanzas del Buddha, de hecho hay sólo un Dharma. Todos contribuyen a la transmisión de la sabiduría de Buddha a través de los siglos hasta nosotros hoy en día. Sin embargo, cada escuela es especialista en ciertos aspectos del Dharma. Se puede apreciar cómo cada escuela es distinta mientras que cada una trata el mismo Dharma como si estuviéramos describiendo una sandía a alguien que nunca ha visto ni conocido una.

         La escuela Theravada daría una explicación descriptiva y detallada sobre el desarrollo cíclico de la sandía, comenzando con las semillas, luego su eclosión, su desarrollo como una planta, su crecimiento como enredadera, sus flores y fruto y luego cómo se la come y terminando con las semillas que regresan a la tierra para comenzar de nuevo el ciclo de vida de la sandía.

      La escuela Mahayana describiría la verdad de la sandía mediante su forma, describiendo su textura, color, peso, las partes del fruto que consisten en semillas negras y una parte roja dulce y otra parte blanca no tan dulce. Luego declararía que todas las partes de la sandía son vacías de cualquier permanencia en sí.

        Finalmente Zen nos dirigiría experimentar la sandía con nuestros sentidos, verla, olerla, y por fin, morderla, saboreando su dulzura directamente. Es una enseñanza basada en la experiencia directa antes de las palabras, textos, descripciones, e ideas mentales. Aunque podemos leer muchos libros sobre lo que es la sandía, todos verídicos, no es lo mismo como saborearla directamente. Entonces, ¿cómo se aplica esta metáfora al Dharma de cada escuela?


Theravada: Visión Interior de la Verdad

Theravada es la escuela de los sabios antiguos, la que da una visión interior de la Realidad por medio de las Cuatro Verdades Nobles, la impermanencia, y el origen dependiente. Básicamente está describiendo que cuando aparecen los pensamientos, así aparece la idea de un yo. Cuando aparece un yo, la dualidad aparece, la cual implica comparación, insatisfacción, y sufrimiento.  Así que samsara es nuestra experiencia del mundo percibido como insatisfactorio debido a nuestros pensamientos. En cambio, Nirvana es nuestra experiencia directa del mundo como es, sin obstáculo de pensamiento, sin dualidad. Es el mundo experimentado como completo, sereno, y perfecto como es.

Mahayana: Vacío, Forma, y Bodhisattvas

Mahayana enfoca en shunyata, el vacío, y cómo el vacío no es distinto de la forma y fenómenos. Por medio de comprender el vacío, se puede experimentar el mundo verdadero, el mundo completo. Descubrimos que somos el universo, y el universo es nosotros.  Todo es el Absoluto y es completo. No faltamos nada. Cuando podemos experimentar la mente libre de los pensamientos, se percibe el mundo justo como es en este momento: la planta es verde, el cielo es azul. Cuando estamos ubicados en la verdad del universo, nuestra verdadera esencia, entonces podemos descubrir nuestra verdadera función en este mundo ayudando a otros liberarse también. Esta función es el Camino del Bodhisattva, la vía llegando al Nirvana por medio de nuestro servicio en el mundo de samsara.

Zen: Este Momento es Todo

Zen es el reconocimiento de que este momento es todo. No hay nada más. Zen no explica nada. Simplemente señala directamente la mente verdadera, la naturaleza búdica. Al percatar esta mente original, se despierta y se libera de la insatisfacción. Al darse cuenta de esta verdad, se realiza como un bodhisattva en el mundo, ayudando a otros despertar y liberándose del sufrir. Todos somos Buddha, todos somos libres, este momento es lo único importante. Simplemente se practica la meditación en cada momento de la vida, viendo la mente en este momento preciso. Así que salvamos al mundo, salvamos a nosotros mismos, y vivimos en Nirvana de la paz y la ecuanimidad.





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