BRÚJULA
DEL ZEN
Parte
2: Theravada, Mahayana, y Zen
Charla Dharma
22/DIC/2019
Venerable Dr.
Hyoenjin Prajna
“Dejad que los preceptos sean
vuestra guía.” ~Buddha
(Enseñanza final del Buddha antes
de morir cuando le preguntaron
quién iba a guiarlos cuando
entrara en Nirvana.)
La primera enseñanza del Buddha después de su Iluminación fue un
reconocimiento de la experiencia existencial de todo ser humano: la vida es dukka,
o sea, insatisfacción. Esta declaración no implica el destino, como si nuestras
vidas estuvieran inevitablemente condenadas al sufrimiento y sólo después de la
muerte se puede escaparlo entrando en un cielo distante. Al contrario, el
sufrimiento e insatisfacción son innecesarias y están basadas en la ignorancia
de como son las cosas. Nosotros mismos generamos nuestra insatisfacción, y somos
nosotros mismos responsables para nuestra salvación. Es simplemente una
cuestión de entender la base de nuestra insatisfacción y luego arrancarla por
la raíz, la cual es la idea de un yo permanente que siempre está descontento
con este momento, deseando algo mejor, más interesante, más cómodo, menos
difícil, o menos desagradable. Es decir, que no estamos satisfechos con este
momento porque deseamos algo más o deseamos algo que no perdura. Todo es
impermanente, una ley inescapable del universo. Todo lo que tiene un comienzo,
todo lo que nace, va a desaparecer, cambiar, terminar o morir. Si no entendemos
este hecho, vivimos en Samsara con ocho formas de sufrimiento.
Los Ocho Sufrimientos de Samsara
Samsara es el mundo experimentado por la lente de la ignorancia. Creemos
que somos este cuerpo limitado. Si nos identificamos con el cuerpo, implica que
nacemos. El nacimiento es el primero de los sufrimientos, porque si se nace, se
experimenta una vida de lucha, estrés, e insatisfacción. Segundo sufrimiento es
que con el cuerpo, todos experimentamos enfermedad, la cual es muy incómodo
físicamente. Tercero, si hay un cuerpo, este cuerpo va a envejecer. La vejez en
sí es muy insatisfactoria debido a la disminución de nuestra facultades físicas
y mentales. Tercero, al tener un cuerpo que nace, este cuerpo va a morir, y
esto nos asusta. En vez de enfrentar este hecho, preferimos distraernos con
cirugías plásticas, implantes de cabello, maquillajes y ropa de moda. Sea lo
que sea la envoltura o intervención, el cuerpo va a envejecer y morir. Estos
previos cuatro sufrimientos se relacionan con la experiencia física del cuerpo.
Los próximos cuatro sufrimientos se relacionan con estados mentales.
Todos tenemos amigos y
familia quienes nos traen mucha alegría y felicidad. Lamentablemente, es
inevitable que se experimente separación de nuestros amados, el quinto de los
sufrimientos. Deseamos siempre estar con ellos. Estamos apegados a ellos por
nuestro bienestar, pero la realidad es que no son permanentes físicamente ni en
tiempo y espacio, no pueden siempre acompañarnos en todo momento. Al mismo
tiempo, es inevitable la experiencia de estar con gente que no nos agradan, el
sexto sufrimiento. Estamos así apegados a nuestra opinión negativa de estas
personas y deseamos que se alejen o no estén presentes molestándonos. El séptimo
sufrimiento es no conseguir las cosas que deseemos. Rezamos tener dinero,
carros, casas o parejas, y mientras no los tenemos, sufrimos. El problema
adicional, al conseguirlos no perduran, se envejecen, se rompen, o no son lo
que esperamos. El octavo sufrimiento es el desequilibrio de los cinco skandhas,
los componentes de la personalidad o ego, los que consisten en la forma
(cuerpo), sensación (los estímulos de los sentidos corporales), la percepción
(la identificación, clasificación y evaluación de las cosas según nuestras
experiencias previas), el impulso voluntario (la intención y acción generadas
para conseguir lo que deseamos o eliminar lo que no deseamos), y la conciencia
(la experiencia de un yo imaginado identificándose con el cuerpo junto con sus
memorias pasadas y proyecciones futuras). El cuerpo no perdura, el ego no
existe, nunca estamos contentos, y esperamos una vida mejor en el futuro. Pero
estas actitudes generan sufrimiento e insatisfacción. Cuando nos damos cuenta
de esto, ya estamos listos a recibir los tres tesoros de la práctica
espiritual.
Los Tres Tesoros
Hay tres tesoros invaluables que nos liberan de samsara: el Buddha, el
Dharma, y la Sangha. Podemos considerar estos tesoros de tres perspectivas: la
forma original (literal), la forma simbólica (ideal), y la forma verdadera
(según zen). Buddha originalmente era un hombre como tú y yo que se despertó y
se liberó de su insatisfacción y sufrimiento por su propio esfuerzo, no debido
a la intervención de un ser sagrado o mágico. Este evento nos sirve como un
símbolo de potencia y perfección de cada ser humano. Todos podemos seguir su
ejemplo y liberarnos del sufrimiento e insatisfacción. Cuando ponemos en
práctica siguiendo su ejemplo, descubrimos la verdad: la mente pura y lúcida de
nuestra propia naturaleza búdica esencial, la Fuente de todo.
Buddha descubrió y enseñó
la Verdad de cómo son las cosas y por qué sufrimos, o sea, el Dharma. Se dio
cuenta de que la vida es insatisfacción, la causa de la insatisfacción es
deseo, y al eliminar el deseo, se libera del sufrimiento. Esta comprensión de
la verdad, que todo es impermanente, que no hay un yo, y que hay una práctica
llevándonos a la liberación del sufrimiento e la insatisfacción, es lo que se
expresan en las enseñanzas del Buddha transmitidas a través de los textos,
sutras e historias del Buddha y su vida. Pero la forma más profunda de estas
enseñanzas es que esta misma luz de la mente, la conciencia en sí es algo que
nunca ha nacido y nunca muere, no tiene nombre ni forma y, por tanto, no está
sujeta a las causas y condiciones de samsara experimentada como insatisfacción
y sufrimiento. Esta luz de conciencia no está limitada al cuerpo, sino es
intemporal y una con todo el universo expresándose por medio del cuerpo
temporal. Al despertarnos a esta mente verdadera, somos libres.
El tercer tesoro es la
sangha, originalmente la comunidad de seguidores practicando con el Buddha. Pasando
el tiempo, la sangha llegó a representar todo practicante del budismo, la
comunidad mundial de los que practican meditación y ponen en práctica las
enseñanzas del Buddha. Cuando consideramos la comunidad, tenemos que tomar en
cuenta la ética. Entonces, la sangha representa sila, o sea, los
preceptos éticos de no matar, no mentir, no robar, no llevar una conducta
sexual inapropiada, y no intoxicar la mente. Pero el verdadero significado de
la sangha es la mente del bodhi, la mente despierta, nuestra propia mente libre
de ideas egoicas, activamente trabajando en el mundo como un bodhisattva
salvando a todos los seres sintientes con compasión y sabiduría. Esta es
nuestra verdadera función. Vivir así, nuestra vida tiene sentido, y vivimos en
paz y ecuanimidad.
Así que los tres tesoros
son la base de toda nuestra práctica espiritual. Son tres regalos que recibimos
en nuestras vidas que a su vez son regaladas a otros por nuestro esfuerzo y acciones
benevolentes. Ponemos en práctica estos tres tesoros por medio de las
tradiciones y enseñanzas conservadas en tres escuelas de budismo.
Theravada, Mahayana, Zen: Distintas perspectivas
de la sandía
Aunque hay tres tradiciones de enseñanzas del Buddha, de hecho hay sólo un
Dharma. Todos contribuyen a la transmisión de la sabiduría de Buddha a través
de los siglos hasta nosotros hoy en día. Sin embargo, cada escuela es
especialista en ciertos aspectos del Dharma. Se puede apreciar cómo cada
escuela es distinta mientras que cada una trata el mismo Dharma como si
estuviéramos describiendo una sandía a alguien que nunca ha visto ni conocido
una.
La escuela Theravada daría
una explicación descriptiva y detallada sobre el desarrollo cíclico de la
sandía, comenzando con las semillas, luego su eclosión, su desarrollo como una planta,
su crecimiento como enredadera, sus flores y fruto y luego cómo se la come y terminando
con las semillas que regresan a la tierra para comenzar de nuevo el ciclo de
vida de la sandía.
La escuela Mahayana describiría
la verdad de la sandía mediante su forma, describiendo su textura, color, peso,
las partes del fruto que consisten en semillas negras y una parte roja dulce y
otra parte blanca no tan dulce. Luego declararía que todas las partes de la
sandía son vacías de cualquier permanencia en sí.
Finalmente Zen nos
dirigiría experimentar la sandía con nuestros sentidos, verla, olerla, y por
fin, morderla, saboreando su dulzura directamente. Es una enseñanza basada en
la experiencia directa antes de las palabras, textos, descripciones, e ideas
mentales. Aunque podemos leer muchos libros sobre lo que es la sandía, todos
verídicos, no es lo mismo como saborearla directamente. Entonces, ¿cómo se
aplica esta metáfora al Dharma de cada escuela?
Theravada: Visión Interior de la Verdad
Theravada es la escuela de los sabios antiguos, la que da una visión
interior de la Realidad por medio de las Cuatro Verdades Nobles, la
impermanencia, y el origen dependiente. Básicamente está describiendo que
cuando aparecen los pensamientos, así aparece la idea de un yo. Cuando aparece
un yo, la dualidad aparece, la cual implica comparación, insatisfacción, y
sufrimiento. Así que samsara es nuestra
experiencia del mundo percibido como insatisfactorio debido a nuestros
pensamientos. En cambio, Nirvana es nuestra experiencia directa del mundo como
es, sin obstáculo de pensamiento, sin dualidad. Es el mundo experimentado como
completo, sereno, y perfecto como es.
Mahayana: Vacío, Forma, y Bodhisattvas
Mahayana enfoca en shunyata, el vacío, y cómo el vacío no es
distinto de la forma y fenómenos. Por medio de comprender el vacío, se puede
experimentar el mundo verdadero, el mundo completo. Descubrimos que somos el
universo, y el universo es nosotros.
Todo es el Absoluto y es completo. No faltamos nada. Cuando podemos
experimentar la mente libre de los pensamientos, se percibe el mundo justo como
es en este momento: la planta es verde, el cielo es azul. Cuando estamos
ubicados en la verdad del universo, nuestra verdadera esencia, entonces podemos
descubrir nuestra verdadera función en este mundo ayudando a otros liberarse
también. Esta función es el Camino del Bodhisattva, la vía llegando al Nirvana
por medio de nuestro servicio en el mundo de samsara.
Zen: Este Momento es Todo
Zen es el reconocimiento de que este momento es todo. No hay nada más. Zen
no explica nada. Simplemente señala directamente la mente verdadera, la
naturaleza búdica. Al percatar esta mente original, se despierta y se libera de
la insatisfacción. Al darse cuenta de esta verdad, se realiza como un
bodhisattva en el mundo, ayudando a otros despertar y liberándose del sufrir.
Todos somos Buddha, todos somos libres, este momento es lo único importante.
Simplemente se practica la meditación en cada momento de la vida, viendo la
mente en este momento preciso. Así que salvamos al mundo, salvamos a nosotros
mismos, y vivimos en Nirvana de la paz y la ecuanimidad.
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