LAS ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA
Clase 8
La Esencia Del Dao Es El Desapego
Charla Dharma 10/ENE/2021
Ven. Dr. Hyoenjin Prajna
Sermón Para Despertar
La
esencia del Dao es el desapego. Además, el objetivo de quienes practican es
liberarse de las apariencias. Los antiguos decían: El desapego es liberación
porque niega las apariencias.
Las
apariencias dan la impresión de que los fenómenos son permanentes, que las
personas tienen un yo real, que las cosas y otras personas son separadas de mí,
que la satisfacción es resultado de conseguir cosas deseadas o eliminar las
cosas no deseadas, que la enfermedad, la vejez y la muerte es algo que no me
toca, y que otra persona puede hacerme feliz para siempre. Todo esto es ilusión
y un engaño. Mientras que ignoramos la verdad, estamos sujetos a altibajos
emocionales, estrés extremo, depresión, frustración y ansiedad. Sin embargo, la
práctica del zen se basa en el Dao, la Vía Espiritual, o sea, fluir con la vida
de una forma natural y sencillo y experimentar un bienestar constante. Como
dice en la primera línea, la esencia del Dao es el desapego. Así que nos
desapegamos a estas ideas ilusorias que nos causan tanto problema y así podemos
experimentar nuestra verdadera esencia fundamental, nuestra naturaleza búdica.
La budeidad significa estar atento. Los seres mundanos cuyas mentes están atentas alcanzan el Dao de la Liberación y, por lo tanto, se les llama Budas. Los antiguos decían: "Aquellos que se liberan de todas las apariencias se llaman Budas". La apariencia de apariencia como no apariencia no puede verse visualmente y solo se puede realizar por medio de la sabiduría.
Nuestra práctica y meditación tiene que ver con estar atento a la atención en sí. Kokyo Henkel describe eso como la práctica fundamental de meditación de Zen:
Existe un tercer tipo de meditación, que propongo es el sello distintivo del Zen tradicional. Los antepasados Zen de China y Japón solían enseñar un zazen que podríamos llamar prestar atención a la atención, o simplemente estar atento a la atención en sí. La atención que generalmente se dirige hacia un objeto de experiencia, ya sea un solo objeto específico o todo el campo de objetos, en cambio se dirige hacia sí misma, donde siempre está brillando. Dado que la atención misma es lo único que no es un objeto de la atención, esto es el fin de la dualidad sujeto-objeto, el cese de la división de la mente y la experiencia. Esta es la plena atención de ningún objeto, atención no dual, y cuando se sumerge en ella, esta es, por tanto, el cese del sufrimiento, el fin del descontento, el apego y el miedo, y la fuente del verdadero amor y la compasión.
Cuando prestamos atención a la atención en sí, estamos ubicándonos en nuestra verdadera mente calma lúcida original y desde allí podemos cortar nuestras ilusiones desde sus raíces para que se eliminan para siempre, lo cual se considera la liberación. Bodhidharma está diciendo que todos tenemos la capacidad de ser budas si simplemente nos damos cuenta de la mente original que no está sujeta al karma ni al condicionamiento. Esta mente original es anterior a los pensamientos. En este mundo de ilusiones, cuando surge la idea de algo que no es una idea, nuestra naturaleza búdica iluminada, aunque sea todavía una ilusión, es una ilusión muy especial, porque nos indica que estamos al borde de experimentar la verdad de lo que no es una idea. Como dice un refrán que se pone encima de las puertas del salón de meditación en los monasterios coreanos:
HAY
ALGO AQUÍ TAN BRILLANTE Y DIVINO,
NUNCA
NACE, NUNCA MUERE
NO
NOMBRE, NO FORMA
¿Qué es esto?
Puesto
que no se puede ver la mente original como un objeto de la atención, hay que
intuirla con una pregunta abierta como ¿Qué es esto? para ayudarnos en invertir
la atención hacia adentro, o tomar un paso atrás, para experimentar
directamente lo que no es una cosa pero sí es real y presente. No es
simplemente una vacuidad vacía de contenido, sino más bien la mente original,
la sustancia fundamental que tiene dos cualidades inherentes, sabiduría y
compasión. En vez de buscar Buda fuera de nosotros, sabiendo que somos Buda, o
sea, sustancia fundamental, podemos experimentar nuestra esencia que es
idéntica a la esencia de todo el universo. No tiene comienzo, no tiene límites
ni bordes, pero sí es real. Al darnos cuenta de este “algo brillante”, nos
liberamos de la tiranía del yo chico de la mente condicionada. Somos así libres
a elegir el camino espiritual conocido como el Vehículo Supremo de Mahayana.
Quien
oye y cree en esta enseñanza practica el Vehículo Supremo y abandona los tres
reinos. Los tres reinos son la codicia, la ira y la ilusión. Abandonar los tres
reinos significa trascender la codicia, la ira y la ilusión y volver a la
moralidad, la meditación y la sabiduría. La codicia, la ira y la ilusión no
tienen naturaleza propia. Dependen de los seres mundanos. Además, cualquiera
que sea capaz de reflexionar seguramente verá que la naturaleza de la codicia,
la ira y la ilusión es la naturaleza búdica. Más allá de la codicia, la ira y la
ilusión, no hay otra naturaleza búdica. Los antiguos decían: "Los budas
solo se han convertido en budas mientras viven con los tres venenos y se nutren
del Dharma puro". Los tres venenos son la codicia, la ira y la ilusión.
El Vehículo Supremo es el
más grande de todos los vehículos. Es el transporte de Bodhisattvas, que usan
todo sin usar nada y que viajan todo el día sin viajar. Ese es el vehículo de
los Budas.
En el budismo tradicional, los tres
mundos tienen que ver con el mundo del deseo, el mundo de forma y el mundo de
no forma, o sea, el mundo de los seres humanos, el mundo de los dioses y el
mundo de los espíritus. Estos tres mundos están sujetos al karma y experimentan
todavía duhkha, es decir, la insatisfacción y descontento de samsara. Pero
Bodhidharma está explicando que de hecho estos tres mundos pueden entenderse
como las tres kleshas de deseo, ira e ilusión. De cierta forma, ideas que
pertenecen a estas tres kleshas nos crean la experiencia de vivir como dioses,
animales, seres del infierno, fantasmas hambrientos o como humanos iracundos e
insatisfechos. Sin embargo, nada de esto está fuera de esencia. Es sólo
nuestras ideas que crean la lente a través del cual se percibe el mundo distorsionado.
Pero el hecho de que estas ideas no son reales, al desapegarnos de ellas,
instantáneamente se experimenta el nirvana de paz y satisfacción. Pasar por la
vida en este gran vehículo es viajar sin viajar, o sea, no moverse de nuestra
mente verdadera y seguir desapegados de nuestras ideas dualistas. Entonces, se
puede atender a todo en la vida según correcta situación, correcta relación y
correcta función, ayudando a otros liberarse de sus ilusiones y fantasías
también.
Los
antiguos decían: "No vehículo es el vehículo de los Budas".
Quien
se dé cuenta de que los seis sentidos no tienen sustancia, que los cinco
agregados son ficciones, que tales cosas no se pueden ubicar en ninguna parte
del cuerpo, comprende el lenguaje de los Budas. Los antiguos decían: “La cueva
de los cinco agregados es el salón de Chán. La apertura del ojo interior es la
puerta del Vehículo Supremo." ¿Qué podría ser más claro?
No
apegarse al pensamiento es Chán. Una vez que te das cuenta de esto, caminar,
estar de pie, sentado o acostado, todo es Chán. Saber que la mente es ilusoria
es ver tu naturaleza original. Los Budas de las diez direcciones tienen no
mente. Ver no mente es ver tu naturaleza original.
Aunque
practicamos inicialmente con los conceptos de samsara, nirvana, mente,
ignorancia, iluminación, todos estos conceptos todavía son ideas. Cuando ya se
logra cierto nivel de equilibrio libre de drama y crisis, se puede soltar estos
conceptos también y simplemente vivir tranquilamente y en paz. No mente es la
mente libre de pensamientos dualistas. Se puede usar los pensamientos para
ayudar a otros sin estar apegado a estos pensamientos. Por eso, vivimos desde
no mente, lo cual quiere decir, vivir en el corazón-mente de nuestra verdadera
naturaleza
búdica original.
Abandonar
tu idea de yo sin arrepentimientos es la mayor caridad. Trascender el
movimiento y la inmovilidad es la meditación más elevada. Los seres mundanos
siguen moviéndose, y los Seres Despiertos permanecen inmóviles. Sin embargo, la
meditación más elevada sobrepasa tanto a la de los seres mundanos como a la de
los Seres Despiertos. Las personas que alcanzan tal entendimiento se liberan de
todas las apariencias sin esfuerzo y curan todas las enfermedades sin
tratamiento. Tal es el poder del gran Chán.
Vivir la vida libre del pasado, el
futuro y del condicionamiento es ser libre de vivir la vida con paz, sencillez,
y tranquilidad. Se puede curarse de la enfermedad más común, la enfermedad de
yo, mí, mío y la ilusión de que soy yo el centro del universo. En vez de sentirse
aislado y separado, podemos considerar el bienestar de todos nosotros como uno.
Nosotros somos todos un cuerpo de amor y sabiduría. Nosotros todos
experimentamos la enfermedad de egoísmo y descontento. Nosotros todos podemos
liberarnos conjuntamente porque si uno está sufriendo, todos sutilmente estamos
sufriendo. Todo está conectado. No hay nadie separado o solo. Cuando nos
sentimos perdidos y abandonados, podemos implorar a Kwanseum a salvarnos.
Kwanseum tiene miles de ojos, oídos y brazos porque nosotros como uno tenemos
miles de ojos que ven el sufrimiento, miles de oídos que perciben las palabras
de tristeza y dolor, y miles de brazos que ofrecen apoyo y ayuda cuando estamos
ubicados en nuestra verdadera naturaleza búdica. Kwanseum es la compasión en
acción junto con la sabiduría que entiende cómo ayudar en el momento justo y
preciso. El ego individual no está involucrado en estas decisiones. Por eso es
no hacer. Sin embargo, nuestra identificación con la unicidad de amor y
consideración es Kwanseum presente. Podemos ser Kwanseum y recibir cada uno
este amor incondicional y sabia. Todos merecemos amor. Todos merecemos respeto
y consideración. No debemos olvidar incluirnos como beneficiarios de estas
plegarias de compasión, mérito y ayuda.
Usar
el intelecto para buscar la verdad es una ilusión. No usar el intelecto para
buscar la verdad es estar atento. Liberarse de las construcciones es la
liberación. Permanecer inmaculado por el polvo de la sensación es proteger el Dharma.
Trascender la vida y la muerte es salir de casa.
No
imaginar otra existencia es practicar el Dao. No crear ilusiones es liberación.
No participar en la ignorancia es sabiduría. No aflicción es nirvana. Además,
no aparición de construcciones es la otra orilla.
Cuando tienes ilusión, esta orilla existe. Cuando despiertas, no existe. Los seres mundanos permanecen en esta orilla. Sin embargo, aquellos que descubren el mejor de todos los vehículos no se quedan ni en esta orilla ni en la otra orilla. Pueden dejar ambas orillas. Aquellos que ven la otra orilla como diferente de esta orilla no entienden a Chán.
Practicar
Chan (Zen) es estar desapegado del polvo de los pensamientos dualistas de me
gusta y no me gusta. Es no criticar a otros. Es estar libre del mundo ilusorio
de samsara y vivir en nirvana. La práctica es la iluminación. Pero de hecho, no
hay dos orillas, no hay dos mundos, no hay samsara, nirvana o iluminación. Hay
sólo ESTO brillante, sagrado y presente en este momento tal como es actuando
sin moverse en el beneficio de todos los seres del universo mientras se da
cuenta de que nunca nadie ha predicado ni una palabra ni ha hecho nada jamás.
Bibliografía
Dharma, Wonji (Traductor). (2010). The Bodhidharma Lectures. Buddha
Dharma University Press: Oneida,
N.Y.
https://kokyohenkel.weebly.com/uploads/1/2/7/4/127410773/three_types_of_zazen.pdf?
fbclid=IwAR0v7INLx6uEE2nwcDZRbfPmR57AhK6Zavtwt8KEgeoRO3M4F3dZsLHgtU
Pine, Red (Traductor). (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma.
North Point Press: N.Y.
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