LAS
ENSEÑANZAS DE BODHIDHARMA
Clase
9
Ilusión
Charla
Dharma 17/ENE/2021
Ven.
Dr. Hyoenjin Prajna
La ilusión significa mundanalidad. Además, la atención significa la Budeidad. Ellos no son los mismos. Además, no son diferentes. Es solo que la gente distingue la ilusión de la atención. Cuando nos engañamos, hay un mundo del que escapar. Cuando estamos atentos, no hay nada de qué escapar.
Al creer que el mundo cotidiano consiste en cosas y seres permanentes separados de nosotros mismos, vivimos así en un mundo ilusorio de insatisfacción, inconsideración, aislamiento, estrés y sufrimiento. Cuando aplicamos el huatou “¿Qué es esto?, nos basamos en el mundo real de aquí y ahora percibido a través de los sentidos de ver, oír, oler, gustar, y tocar. Así que, se puede prestar atención a lo que percibe, o sea, la atención en sí. Esta atención es Buda y cada uno de nosotros tiene la capacidad de darnos cuenta de nuestra propia Budeidad. Nuestra ignorancia es resultado de condicionamiento mental con ideas dualistas y discriminativas como bueno/malo, puro/impuro, me gusta/no me gusta o cualquier otra dualidad para comparar y categorizar a los demás según nuestros prejuicios. Sin embargo, estas ideas no son reales: son trasparentes. Por eso, la ilusión y la atención no son diferentes porque son las dos fundamentalmente esencia, o como dice Jack Kornfield, “…el terreno fértil de energía que da lugar a todas las formas de vida.” Pero parecen diferentes debido a nuestra ignorancia que crea la ilusión de diferencia. Al entender la verdad, que todo está conectado e interdependiente, una proyección de imágenes sobre una pantalla verde de fondo, podemos experimentar lo que no nace y no muere, la realidad subyacente a todo fenómeno impermanente.
A
la luz del Dharma imparcial, los seres mundanos no se diferencian de los
sabios. Los antiguos decían que el Dharma imparcial es algo que los seres
mundanos no pueden penetrar, y los sabios no pueden practicar, los grandes
bodhisattvas y Budas solo experimentan el Dharma imparcial.
El Dharma imparcial es este momento tal y como es, sin distorsiones mentales. Los seres mundanos son ignorantes. No se dan cuenta de su verdadera naturaleza esencial. En cambio, los bodhisattvas son los que se dan cuenta. No se puede practicar para lograrlo, puesto que siempre es presente aquí y ahora. Por lo tanto, los bodhisattvas no puede practicar para lograrla porque ya está. Simplemente se dan cuenta de la verdad y la experimentan directamente. Los seres mundanos siguen aferrados a sus ideas discriminativas e insatisfactorias. Es como estos dibujos de ilusiones ópticas en que a primera vista se ve una imagen pero luego se ve otra completamente diferente. Por ejemplo, en la siguiente imagen, ¿se ve una mujer vieja o joven?
Las
dos imágenes siempre están presentes, pero dependiendo de tu punto de vista, se
ve una u otra. Nuestras mentes son condicionadas para ver sólo una imagen. Nuestra
karma y condicionamiento nos hace dispuestos a ver el mundo de una forma
insatisfactoria o satisfactoria. Es el mismo mundo. Es sólo tu filtro de la
mente que lo cambia. No es una cuestión de conseguir una u otra por práctica.
Se puede seguir la sugerencia de que hay otra forma de ver la imagen. Pero es
más una manera de permitirse a verla de otra forma, y no de forzarlo. Por eso,
es imparcial.
Ver la vida como
diferente de la muerte o el movimiento como diferente de la quietud es ser
parcial, ser imparcial significa considerar la insatisfacción como algo no
diferente del nirvana, porque la naturaleza de ambos es lo absoluto. Al
imaginar que están poniendo fin a la insatisfacción y entrando en el nirvana,
los Seres Despiertos terminan atrapados tanto por la insatisfacción como por el
nirvana. Sin embargo, los bodhisattvas saben que la insatisfacción es
esencialmente transparente. Además, al permanecer en lo absoluto permanecen en
el nirvana. Nirvana significa no nacer y no morir. Está más allá de nacer y
morir y más allá del nirvana. Cuando cesa el apego a las construcciones, entras
en el nirvana. Nirvana es una mente espaciosa. Cuando las ilusiones no existen,
los Budas alcanzan el nirvana.
La
vida y la muerte son dos lados de la misma moneda. Si te das cuenta de que la
esencia ni existe ni no existe, puedes liberarte del miedo de morir. No hay nada
temer, porque lo que eres nunca nació, por lo tanto, no puede morir. El huatou
“¿Qué es esto?” nos libera de la preocupación, porque la respuesta “No sé”
revela lo no condicionado en este momento preciso, lo que es antes del
pensamiento, o sea, nuestra naturaleza búdica. No debemos preocuparnos por algo
que es transparente, un concepto de yo basado en ideas ilusorias. Eres Buda. Es
simplemente abrirte y recibir el amor inherente que transforma tu vida en una
expresión de lo absoluto con compasión y sabiduría. Vivir consciente de este
hecho es entrar en Nirvana.
Donde
no existen las aflicciones, los bodhisattvas entran al lugar de la liberación.
Un lugar deshabitado es uno sin codicia, ira o ilusión. La codicia es el reino
del deseo; la ira el reino de la forma e ilusión el reino sin forma. Cuando
comienza un pensamiento, entras en los tres reinos. Cuando un pensamiento
termina, abandonas los tres reinos. El comienzo o el final de los tres reinos,
la existencia o inexistencia de algo, depende de que entres en la
conceptualización. Esto se aplica a todo, incluso a objetos inanimados como
rocas y palos.
Es decir que el mundo del sufrimiento
es simplemente una idea errónea. No tiene realidad absoluta. Cuando la mente
está agitada con codicia, deseo, aversión, miedo, enojo o confusión, vives en
samsara, un mundo ilusorio. El momento que sueltas las ideas egoicas, te vuelves
a la mente calma lúcida, la mente no sé de nuestra naturaleza búdica. Si crees
que ves un conejo, experimentas un conejo. Se crees que ves un pato,
experimentas un pato. Sin embargo, si te das cuenta de que los dos son
simplemente dibujos transparentes, te liberas de la ilusión y te conviertes al
momento en un Buda y bodhisattva. No necesitamos eliminar la ilusión, porque no
es real desde el principio. La ilusión, como un espejismo en el desierto, puede
seguir como aparenta, pero no nos perturba ni nos obstaculiza.
Quien
sabe que sus construcciones son ficción y están desprovistas de algo real, sabe
que su propia mente ni existe ni no existe. Los seres mundanos siguen creando
construcciones, afirmando que existen, mientras que los Seres Despiertos siguen
negando construcciones, afirmando que no existen. Sin embargo, los bodhisattvas
y los budas no crean ni niegan la conceptualización. Esto es lo que significa
la mente que ni existe ni no existe. La mente que ni existe ni no existe se
llama el Camino Medio.
Si no nos aferramos a ningún extremo de la dualidad, a ningún punto de vista, nos liberamos. No tenemos que afirmar que somos budas, bodhisattvas, liberados, despiertos o iluminados puesto que todas estas afirmaciones son igualmente ideas ilusorias. Simplemente abrirte a este momento y enfocarte en nuestra función, ¿Cómo puedo ayudarte?”. Esta pregunta nos ubica en la compasión que ayuda a otros sabiendo que no hay nadie ayudar. Pero incluso es una idea de que no hay nadie ayudar, por tanto, nos rendimos a correcta situación, correcta relación y correcta situación.
El
Camino Medio es la mente que ni existe ni no existe y actúa desde el no actuar,
es decir, la motivación para ayudar no viene del ego, sino de nuestra
naturaleza búdica inherente. En otras palabras, seguimos el Noble Sendero
Óctuple de habla considerada, acción considerada, sustento considerado,
esfuerzo no conceptual, atención no conceptual, concentración no conceptual, vista
clara e intención clara. La vista clara es no apegarse a ningún punto de vista.
Si usas tu mente para
estudiar la realidad, no comprenderás ni tu mente ni la realidad. Si estudias
la realidad sin usar tu mente, comprenderás ambas. Los que no comprenden, no
comprenden la comprensión. Además, quien comprende, comprende la no
comprensión. Las personas capaces de una verdadera visión saben que la mente es
transparente. Trascienden tanto la comprensión como la no comprensión. La
ausencia tanto de comprensión como de no comprensión es verdadera comprensión
vista con verdadera visión; la forma no es simplemente forma, porque la forma
depende de la mente. Además, la mente no es simplemente mente, porque la mente
depende de la forma. La mente y la forma se crean y se niegan mutuamente. Lo
que existe también existe en relación con lo que no existe. Además, lo que no
existe no existe en relación con lo que existe. Esta es la verdadera visión.
Por medio de tal visión, no se ve nada y no hay nada que no se ve. Tal visión
se extiende a lo largo de las diez direcciones sin ver: porque no se ve nada;
porque no ver se ve; porque ver no es ver. Lo que ven los seres mundanos son
ilusiones. La verdadera visión está separada del ver. La mente y el mundo son
opuestos y la visión surge donde se encuentran. Cuando tu mente no se mueve por
dentro, el mundo no surge por fuera. Cuando el mundo y la mente son transparentes,
esta es la verdadera visión. Además, tal comprensión es verdadera comprensión.
Es entender la importancia de vivir la vida conforme a la ética de los 5 preceptos de no matar, no robar, no mentir, no involucrarse en sexo inapropiado, y no nublar la mente con intoxicantes físicas o mentales. La vista clara es la vista que ve la transparencia de las formas e ideas. Es una vida de armonía y bienestar, sin drama, libre de preocupaciones, descontento y estrés. Es decir, la mente de no sé es la mente libre de discriminaciones, dualidad y pensamientos. Entender que puedes disfrutar tu vida en toda su plenitud y ayudar a otros a través de tu ejemplo de armonía y bienestar. Entender que no hay nada obstaculizándote y que Nirvana es justo aquí.
Bibliografía
Dharma, Wonji (Traductor). (2010). The Bodhidharma Lectures. Buddha
Dharma University Press: Oneida,
N.Y.
Pine, Red (Traductor). (1987). The Zen Teaching of Bodhidharma.
North Point Press: N.Y.
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