FILOSOFÍA ZEN, PRÁCTICA ZEN
Capítulo 10.1. El No Apego
Charla Dharma 22/SEP/2022
Ven. Dr. Jinsim Hyoenjin
Una de las enseñanzas más importante del Budismo Zen es el no-apego. La enseñanza de no-apego puede ser fácil entender, pero no es fácil practicar. Sin embargo, es muy esencial cultivar el no-apego si vamos a vivir un vida serena y contenta en un mundo de cambio constante; por esta razón se lo presenta aquí.
Nuestro mundo es un mundo de deseo. Cada ser viviente viene desde el deseo y perdura como una combinación de deseos. Nacemos del deseo entre nuestros padres y madres. Luego, cuando emergemos en este mundo, nos infatuamos con muchas cosas, y nos convertimos en manantiales de deseo. A través del deseo los apegos surgen. Por cada deseo hay un apego correspondiente, a saber, al objeto del deseo. Por ejemplo, estamos muy unidos a nuestros cuerpos. Cuando alguien nos amenaza el cuerpo, comenzamos a sentir ansiedad e intentamos a protegerlo. Nos encantan las comodidades físicas y los placeres de los sentidos. Así que, estamos fuertemente apegados al cuerpo.
Pero si consideramos este apego, veremos que es una fuente potencial de sufrimiento, puesto que el cuerpo está cambiándose constantemente. Deseamos seguir viviendo para siempre, pero momento tras momento el cuerpo está pasando de la juventud a la vejez, de la vida a la muerte. Podemos estar contentos mientras de que estamos fuertes y jóvenes, pero cuando contemplamos la enfermedad, la vejez y el siempre presente amenaza de la muerte, la ansiedad nos abruma. Así que, buscamos eludir lo inevitable al evadir el pensamiento de él. La pasión por la vida y el miedo a la muerte son formas de apego.
Estamos apegados no sólo a nuestros cuerpos, sino también a nuestras posesiones. Continuamente tejemos una red de aferrarse a nuestras ropas, nuestros carros, nuestra casa y nuestro dinero. Odiamos estar separados de estas cosas y siempre intentamos acumular más de ellas. Nos apegamos además a las memorias relativas al pasado o anticipaciones al futuro. Muchas personas escriben diarios porque no pueden separarse de sus experiencias, sino desean conservarlas en tal forma que siempre pueden recordarlas.
Cuando los exploradores escalan una alta montaña, ¿qué hacen? Dejan sus nombres escritos sobre una roca o un árbol. Cuando los astronautas aterrizaron en la luna, dejaron sus huellas y la bandera americana. Estos apegos se basan en el punto de vista egóica, con su descendencia, las nociones de “mí” y “mío”.
Incluso las experiencias espirituales pueden volverse objetos de apego. A través de la meditación podemos ganar alguna experiencia extraordinaria o hasta satori; luego nos volvemos apegados a estos logros. Esto es otra forma de apego.
Budismo Zen nos enseña extinguir el apego para que descubriéramos el estado de libertad absoluta, el cual es nuestro derecho. El camino a la libertad es difícil seguir, pero si tenemos suficiente determinación, podemos hacerlo.
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